viernes, 29 de agosto de 2008
jueves, 28 de agosto de 2008
ELEMENTOS DE UN NUEVO PARADIGMA MISIONERO ECUMÉNICO
LA MISIÓN COMO LIBERACIÓN
Explorar la teología de la liberación como una de las más dramáticas ilustraciones del cambio fundamental de paradigma que actualmente está ocurriendo en el pensamiento y la práctica de la misión.
DEL DESARROLLO A LA LIBERACIÓN.
La teología de la liberación es un fenómeno multifacético.
En la práctica, todas las teologías de liberación y de inculturación (proceso de integración de una cultura en otra), son teologías originarias del Tercer Mundo o teologías del Tercer mundo dentro del Primer Mundo.
El concepto de desarrollo dio expresión al desafío contemporáneo.
El desarrollo implicaba una comunidad evolutiva con el pasado; la liberación implicaba una ruptura con el pasado y un nuevo comienzo.
LA OPCIÓN PREFERENCIAL DE DIOS POR LOS POBRES
Los pobres son los primeros, aunque no los únicos, sobre los cuales se enfoca la atención de Dios y que, por lo tanto, la iglesia no tiene otra opción sino la de demostrar su solidaridad con ellos.
TEOLOGÍA LIBERAL Y TEOLOGÍA DE LA LIBERACIÓN
La teología de la liberación, o liberal, tiene una preocupación social y rechaza la tendencia a interpretar la fe cristiana con base a los hechos humanos.
La teología de la liberación, es teología “desde abajo”. Cree que el desarrollo de la historia no es l desarrollo sino la revolución.
LA CONEXIÓN MARXISTA
Las teologías de la liberación como las contextuales son acusadas de haber rendido el evangelio cristiano a una ideología marxista.
Es utilizada como una herramienta de crítica y no de manera prescriptiva.
La liberación no ha adoptado la ideología marxista porque:
1. El marxismo comparte con el capitalismo las presuposiciones del paradigma de la ilustración.
2. El cristianismo como religión procede de la premisa que existe una realidad detrás y por encima de la realidad tangible y visible alrededor de nosotros; su marco de referencia no es solamente este mundo.
3. Apoyar la violencia es la sustancia del marxismo.
LIBERACIÓN INTEGRAL
La teología de la liberación ha ayudado a la iglesia a redescubrir su antigua fe en Dios; estaba fundamentada en su involucramiento en la historia como Dios de la rectitud y la justicia, defensor de la causa del débil y el oprimido.
LA MISIÓN COMO INCULTURACIÓN
Después de Constantino, la religión ilícita se convirtió en la religión de la clase gobernante, convirtiéndose la iglesia en la portadora de cultura.
Su alcance misionero significó, un movimiento desde los civilizados hacia los salvajes, de una cultura superior hacia culturas inferiores.
DESARROLOS EN EL SIGLO VEINTE
El surgimiento Tercer Mundo y del pensamiento antropológico que lentamente iba revelando la relatividad y el carácter contextual de todas de las culturas.
Otro factor fue la maduración de las iglesias más jóvenes, fenómeno ligado a la aparición de iglesias independientes totalmente libres de cualquier control misionero.
HACIA EN LA INCULTURACIÓN
Una pluralidad de culturas presupone una pluralidad de teologías.
Se recompensa la fe cristiana, se reformula y se vive de nuevo en cada cultura humana.
LOS LÍMITES DE LA INCULTURACIÓN
La inculturación no implica la destrucción de una cultura para edificar algo nuevo sobre ruinas; tampoco sugiere la afirmación total de la forma actual de una determinada cultura.
Según Walls, hay dos principios que funcionan:
1. El principio de la indigenización, afirma que el evangelio está en casa en cada cultura y cada cultura está en casa con el evangelio.
2. El principio peregrino, previene que el evangelio también nos va a poner en conflicto con la sociedad.
INCULTURACIÓN
Siempre será un proceso tentativo y continuo porque la iglesia puede ser guiada a descubrir misterios de la fe desconocidos previamente. Todas las teologías se desafían, se enriquecen, se vitalizan las unas a las otras.
LA MISIÓN COMO TESTIMONIO COMÚN
El (re) nacimiento de la idea ecuménica (universal) en la misión.
En cuanto al protestantismo, la idea ecuménica fue el resultado directo de los varios despertares y el subsecuente involucramiento de las iglesias de Occidente en la empresa misionera a nivel global.
La idea ecuménica floreció especialmente en el movimiento misionero.
La palabra ecuménica fue usada para describir toda la tarea de la iglesia en llevar el evangelio a todo el mundo.
CATÓLICO-ROMANOS, MISIÓN Y ECUMENISMO
El desarrollo de los acontecimientos en el catolicismo ha sido aún más dramático que en el protestantismo. La restauración del catolicismo se manifestó en términos de contrarreforma. La misma palabra misión sonaba antiprotestante.
UNIDAD EN MISIÓN; MISIÓN EN UNIDAD
Todas las uniones de iglesias ocurridas en 1920, tiene sentido únicamente si existen para servir a la misión de Dios.
Lineamientos del nuevo paradigma:
1. La coordinación mutua de la misión y la unidad no es negociable. El don de Dios es la unidad en el cuerpo de Cristo.
2. Mantener juntas tanto la misión y la unidad como la verdad y la unidad presupone tensión.
3. Una iglesia unida-en-misión es esencial a la luz del hecho que la misión de la iglesia nunca llegará a su final.
4. La misión en unidad implica el final de la distinción entre iglesias enviadoras e iglesias receptoras.
5. Al aceptar la validez de la misión-en-unidad, toman una posición en contra de la multiplicación de nuevas iglesias.
6. La unidad en la misión y la misión en unidad están para servir a la humanidad a través de la iglesia y buscan manifestar el dominio universal de Cristo.
7. La pérdida de la unidad eclesial no es solo una molestia sino un pecado. En Cristo es dada la unidad y es un mandamiento.
jueves, 21 de agosto de 2008
CAPITULO 12 Elementos de un Nuevo Paradigma Misionero
Profesor: Pastor Rafael Pola Baca
Seminarista: Edgar Samuel Bonilla Munive
Reporte de lectura
Misión en transformación
David J. Bosch
CAPITULO 12
Elementos de un nuevo
paradigma misionero ecuménico
La idea principal del capitulo es analizar el lugar que ocupa la iglesia en la misión y los elementos que componen el nuevo paradigma misionero.
La misión como la Iglesia-con-otros
1.- Iglesia y misión
Avery Dulles sugiere cinco prototipos que se pueden considerar a la iglesia, como :
- Institución
- Cuerpo místico de Cristo
- Sacramento
- Heraldo
- Siervo
2.- Cambios en el pensamiento misionero
En los congresos misioneros 1910-1963 se destacó la ausencia de entusiasmo en las iglesias de occidente sobre la relación iglesia-misión
3.- Misionera por naturaleza
En la iglesia naciente se concibe a la iglesia como esencialmente misionera.
En 1ª de Pedro 2.9 la iglesia es enviada.
4.- El pueblo peregrino de Dios.
La iglesia peregrina idea propuesta por:
a.- Dietrich Bonhoeffer en el protestantismo
b.- Yves Congar en el catolicismo (1937)
5.- Sacramento, señal e instrumento
Terminología utilizada más en la iglesia católica que en la protestante.
6.- Iglesia y mundo
En la relación iglesia mundo Se percibe a la misión como “Dios dirigiéndose al mundo.”
7.- El redescubrimiento de la iglesia local
8.- Tensión creativa
La misión como missio Dei
En los siglos anteriores la misión se entendió como:
- Salvar a los individuos de la condenación eterna
- Introducir a las personas de Oriente o del Sur a las bendiciones y privilegios del Occidente.
- Expansión de la iglesia
- El mundo se transformaría de manera evolutiva o por evento cataclísmico en el reino de Dios
La misión como mediadora de la salvación
Interpretaciones tradicionales de la salvación
La salvación el paradigma moderno
Crisis en el entendimiento moderno de la salvación
Hacia una salvación integral
La misión como la búsqueda de la justicia
El legado de la historia
La tensión entre la justicia y el amor
Los dos mandatos
a.- Espiritual hace referencia a la comisión de anunciar la nueva buenas de salvación por medio de Jesucristo.
b.- Social, llama al cristiano a participar responsablemente dentro de la sociedad humana.
Henry concluye “no hay espacio para…. Un evangelio que sea diferente a las necesidades del hombre integral y a las del hombre global.
Una convergencia de convicciones
La misión como evangelismo
Evangelismo una plétora de definiciones
Hacia un entendimiento constructivo del evangelismo
1.- Percibo la misión como un concepto más amplio que evangelismo
2.- El evangelismo por tanto no debe equipararse a la misión
3.- El evangelismo puede considerarse como una esencial dimensión de la totalidad de la actividad de la iglesia.
4.- El evangelismo implica dar testimonio de lo que Dios ha hecho, esta haciendo y hará.
5.- Aun así, el evangelismo busca una respuesta
6.- El evangelismo es siempre una invitación
7.- el que evangeliza es testigo no juez
8.- Aunque debemos ser humildes acerca del carácter y la eficacia de nuestro testimonio, el evangelismo permanece como un ministerio indispensable.
9.- El evangelismo sólo es posible cuando la comunidad que evangeliza, la iglesia, es una manifestación radiante de la fe cristiana y exhibe un estilo de vida atrayente.
10.- El evangelismo ofrece salvación a las personas como un don presente, y con ella una promesa de felicidad eterna.
11.- El evangelismo no es proselitismo.
12.- EL evangelismo no es lo mismo que la extensión de la iglesia
13.- Distinguir entre evangelismo y reclutamiento de miembros, sin embargo, no implica que están desconectados.
14.- El evangelismo se dirige únicamente a personas y las personas son las únicas capaces de responder.
15.- EL evangelismo autentico es siempre contextual.
16.- por eso el evangelismo no puede ser divorciado de la proclamación y la práctica de la justicia.
17.- El evangelismo no es un mecanismo para adelantar el retorno de Cristo.
18.- El evangelismo no sólo es la proclamación verbal.
La misión como contextualización
Génesis de la teología contextual
La ruptura epistemológica
Las ambigüedades de la contextualización
1.- La misión como contextualización es una afirmación que Dios se ha vuelto hacia el mundo
2.- La misión como contextualización implica la construcción de una variedad de teologías locales.
3.- No sólo se presenta el peligro del relativismo, en el cual cada contexto se forja su propia teología, hecha a mediada para ese contexto especifico, sino también el peligro de absolutizar el contextualismo.
4.- Tenemos que mirar todo este asunto desde otro angulomás, el de leer las señales de los tiempos. expresión que ha invadido el lenguaje eclesiástico contemporáneo.
5.- A pesar de la naturaleza y el lugar innegablemente cruciales que tiene el contexto entonces, este no debe ser tomado coma la única y fundamental autoridad para la reflexión teologica.
6.- Distorsión del debate de la contextualización si lo interpretamos únicamente como un problema referente a la relación entre praxis y teoría
7.- Los mejores modelos de la teología contextual lograron mantener unidas en tensión creativa, teoría, praxis y poiesis, o, si preferimos, la fe, la esperanza y el amor.
viernes, 15 de agosto de 2008
Capítulo 11. Misión en tiempos de prueba
Materia: Naturaleza y misión de la iglesia II
Profesor: Pastor Rafael Pola Baca
Alumno: Hno. César Roberto Ramos Gutiérrez
Reporte de lectura
Libro: “Misión en transformación”
Autor: David J. Bosch
Editorial: Libros de desafío
Resumen del Capítulo 11. “Misión en tiempos de prueba”
Los elementos teológicos que durante siglos habían estado ausentes de las iglesias o se habían instalado en los movimientos marginales de la cristiandad han vuelto a surgir en el cristianismo establecido y, en cierto sentido, han efectuado un retorno a una posición preconstantina. La Iglesia también ha perdido su posición de privilegio. En muchas partes del mundo, aun en regiones donde la Iglesia se había instalado como un factor de poder por más de un milenio, ser cristiano es más un impedimento que una ventaja. En los tradicionales campos misioneros la posición de las agencias misioneras del mundo occidental y sus misioneros ha sufrido una profunda revisión. Ya no salen los misioneros como embajadores o representantes del poderoso Occidente a territorios sujetos a naciones blancas y cristianas. Además, hay que tener en cuenta las relaciones incipientes con las iglesias jóvenes. Donde aún se les da la bienvenida (o se los tolera), los misioneros occidentales van como obreros fraternales al servicio de una Iglesia autónoma ya establecida. Los valientes héroes de la fe de la era pasada, que llevaron el evangelio a los confines de la tierra y edificaron nuevas comunidades de fe casi solos (o por lo menos así lo veían ellos), evolucionaron para convertirse en colaboradores, a veces considerados tan reemplazables como una llanta de repuesto. En el transcurso del siglo veinte la empresa misionera y la misma idea misionera han sufrido profundas modificaciones, en parte como respuesta al reconocimiento de que la Iglesia, en efecto, es recipiente no solamente de la misericordia de Dios sino también de su ira; que las buenas intenciones no son suficientes, y que cada uno de nosotros es, según el famoso dicho de Lutero, siempre simul justus et peccator (al mismo tiempo justificado y pecador). ¿Cómo puede la Iglesia arrepentirse de sus errores pasados? ¿Cómo puede redescubrir la esencia de su naturaleza y llamado? ¿Tiene que estar siempre a la defensiva? ¿Le toca rendirse ante las presiones de un mundo radicalmente distinto al que al principio fue enviada con su misión? ¿No podrá responder creativamente a los desafíos presentados actualmente? El arrepentimiento tiene que empezar por reconocer osadamente que la Iglesia-en-misión enfrenta actualmente un mundo fundamentalmente diferente de todos los anteriores. Durante los años formativos de la Iglesia primitiva la primera respuesta se manifestó, inter alia, en el movimiento conocido como el ebionismo, en el que se consideraba a Jesús solamente como un profeta más; la segunda respuesta se vio en el gnosticismo, una herejía que despreciaba el Antiguo Testamento juntamente con gran parte de la historia de Jesús. De igual modo, durante la era de la Reforma gran parte de la respuesta oficial por parte de la Iglesia Católica a los esfuerzos de Martín Lutero se expresó más en términos contrarreformistas que reformistas; por otro lado, algunas sectas radicales intentaron desechar quince siglos de historia cristiana, hacer borrón y cuenta nueva y reinaugurar el Reino de Dios sin más tardanza. En el caso de cada cambio paradigmático, siempre ha quedado una tensión creativa entre lo nuevo y lo viejo. las fuerzas centrífugas como las centrípetas en el paradigma emergente —diversidad versus unidad, divergencia versus integración, pluralismo versus holismo— tendrán que ser tomadas en cuenta en todo el proceso. Una noción crítica en ese sentido será la de tensión creativa: únicamente en el marco de este campo de fuerzas de aparentes opuestos empezaremos a aproximarnos a una manera de hacer teología que sea significativa para nuestra propia época.
The end
Capítulo 10. El surgimiento de un paradigma posmoderno
Materia: Naturaleza y misión de la iglesia II
Profesor: Pastor Rafael Pola Baca
Alumno: Hno. César Roberto Ramos Gutiérrez
Reporte de lectura
Libro: “Misión en transformación”
Autor: David J. Bosch
Editorial: Libros de desafío
Resumen del Capítulo 10. “El surgimiento de un paradigma posmoderno”
El fin de la era moderna
Surgiría un paradigma más, al cual denominaremos, por el momento, el paradigma posmoderno. La situación respecto al paradigma posmoderno es fundamentalmente diferente. El nuevo paradigma, todavía se encuentra en el proceso de formación y aún no es del todo claro qué forma adoptará al fin. El período de transición entre paradigmas se caracteriza por un profundo sentido de incertidumbre, y de hecho la incertidumbre parece ser uno de las pocas constantes de la era contemporánea y uno de los factores que engendra fuertes reacciones a favor de la continuidad del paradigma de la Ilustración, aunque desde todo ángulo es innegable su declive. Descartes, apeló al principio de la duda radical como el meollo de su método. Marcó la pauta prácticamente para todo el desarrollo subsecuente de la ciencia, la filosofía, la teología, etc. Enfatizó una metodología racional y deductiva (o matemática) para la ciencia. El positivismo lógico del siglo veinte, tendía a reflejar la moda inductiva, mientras la teoría de falsificación propuesta puede ser considerada como una continuación de la tradición deductiva. La ciencia llegó a significar conocimiento preciso, datos absolutamente confiables, etc. Los teólogos y otros eruditos en las ciencias sociales abrazaron esta visión y la aplicaron meticulosamente a sus disciplinas, como atestigua gran parte de la teología (incluyendo sus subdisciplinas) del siglo diecinueve y la primera parte del siglo veinte. A todas luces, había en el ambiente la exigencia de una crítica más profunda al paradigma de la Ilustración. La historia, vista como algo más que un recipiente de anécdota y cronología, pudo producir una transformación decisiva de la imagen de la ciencia de la cual hoy estamos poseídos. Bajo todas estas perspectivas la teoría científica, la historia, la sociología y la hermenéutica van de la mano. Está surgiendo una visión nueva que afecta a todas las ciencias, tanto a las humanas como a las naturales.
El desafío a la Ilustración
La expansión del racionalismo
Durante el siglo veinte: el cristianismo se propagó en términos de una experiencia religiosa única, como algo limitado a la vida privada, como algo más racional que la ciencia misma, como la regla para toda la sociedad y como lo que podía liberar a la humanidad de toda forma de apego religioso redundante. A pesar de las muchas veces brutal supresión de la religión en la bloque soviético y la China, ahora ha llegado a ser evidente que el cristianismo está en proceso de expansión y no de declinación en esos y otros lugares similares. El resurgir de la religión, sin embargo, tiene mucha más sustancia. Una razón fundamental detrás de ello es la estrechez de la percepción característica de la Ilustración de que la racionalidad constituía una piedra angular adecuada sobre la cual uno podría edificar su vida. La racionalidad tiene que ser ampliada. Una manera de lograrlo es reconocer que el lenguaje nunca puede ser un medio de precisión absoluta; que es imposible, a la larga, definir las leyes científicas y las verdades teológicas. La metáfora, el símbolo, el rito, la señal y el mito, despreciados durante siglos por personas interesadas únicamente en las expresiones exactas, están hoy resucitando, pues crean formas que sintetizan y evocan la integración de la mente y la voluntad; no sólo tocan la mente y sus concepciones y evocan una acción dirigida, sino que obligan al corazón. Los acontecimientos posmodernos han demostrado que la ciencia no es inherentemente adversa a la fe cristiana. Esta observación no debe, sin embargo, llevarnos a postular que ya no existe tensión alguna entre la fe y la razón, entre la religión y el mundo de la ciencia.
Más allá del esquema sujeto-objeto
El dominio sobre la naturaleza y su objetivización, así como el sometimiento del mundo físico a la mente y la voluntad humanas, según el patrón de la Ilustración, tuvo consecuencias desastrosas. Resultó en un mundo cerrado, en esencia completo e inmutable… simple y superficial, y fundamentalmente sin misterio. El llamado, entonces, es a una reorientación básica. Uno debe volver al concepto de sí mismo como un hijo o una hija de la Madre Tierra, como hermana y hermano frente a otros seres humanos. El llamado es a pensar en términos integrales en vez de analíticos, enfatizando el aspecto de estar juntos antes que la distancia, rompiendo con el dualismo entre mente y cuerpo, y entre sujeto y objeto, y subrayando la simbiosis.
El redescubrimiento de la dimensión teleológica
Hacia finales del siglo diecinueve, sin embargo, y más distintivamente en el veinte, se dio un cambio radical de una teología no-escatológica a una escatológica. Esto señala una ruptura con la idea de que todo tiene que ser consecuencia predecible o determinada de alguna ley, algo dado de manera inmutable. Se reintrodujeron las categorías de contingencia e incertidumbre. Las nociones de arrepentimiento y conversión, de visión, de responsabilidad, de revisión de realidades y posiciones anteriores, sumergidas por muchos años por la lógica sofocante del rígido pensamiento causa-efecto, vuelven a surgir una vez más para inspirar a personas cuya esperanza se había desvanecido y al mismo tiempo para dar una nueva importancia a la misión cristiana.
El desafío al pensamiento progresista
Las consecuencias del modelo del desarrollo, sin embargo, fueron contrarias a lo que se había esperado. Los países ricos se volvieron más ricos y los pobres aún más pobres. En los países pobres, las clases privilegiadas parecen ser las que se han beneficiado más de los programas. Social y ecológicamente los resultados fueron a menudo casi desastrosos. los proyectos de desarrollo con frecuencia tuvieron el efecto opuesto a lo esperado: los desarrollistas de Occidente se volvían aún más poderosos que antes, y la brecha del poder entre norte y sur, en vez de cerrarse, de hecho se abrió más. Se propagó, entonces, un nuevo modelo. El problema ya no radicaba en la relación entre el atraso y la modernidad, como habían pensado las personas cuyo pensamiento estaba permeado por el marco de la Ilustración, sino en la relación entre dependencia y liberación.
Un marco fiduciario
La objetividad, generalmente atribuida a la ciencias exactas, ha demostrado ser una ilusión y, en efecto, un ideal falso. Mientras uno vive y piensa dentro del marco de referencia de un determinado paradigma, éste le provee a uno la estructura de plausibilidad según la cual se interpreta toda realidad. Después de la Ilustración, sería irresponsable no sujetar nuestro marco fiduciario a una severa crítica, o dejar de considerar la posibilidad de que la Verdad sea realmente distinta de lo que nosotros pensamos que es. Nos percatemos o no, los acontecimientos de los últimos tres siglos han acentuado en gran manera nuestra capacidad de crítica y es imposible retornar a nuestra inocencia anterior. El asumir una postura cristiana autocrítica puede ser en el mundo moderno la única manera de neutralizar las ideologías; el único vehículo que puede salvarnos del autoengaño y librarnos de depender de sueños utópicos.
Optimismo en disciplina
El creer que todos los problemas pueden resolverse en principio también se encuentra bajo presión creciente. El sueño de un mundo unido, donde todos disfruten de paz, libertad y justicia, se volvió una pesadilla de conflicto, esclavitud e injusticia. La decepción es de tal magnitud y tan fundamental que es imposible desconocerla o reprimirla. Una vez más estamos conscientes, igual que nuestros antecesores, de la imposibilidad de conocer más que una fracción de la realidad. Este es el momento en que la Iglesia y la misión cristianas, una vez más, podrían humilde pero firmemente presentar la visión del Reino de Dios, no como una utopía sino como una realidad escatológica que brilla, aunque de manera opaca, en medio del presente sombrío, lo ilumina y le da sentido.
Hacia la interdependencia
El credo de la Ilustración enseñaba que cada individuo está en libertad de buscar su propia felicidad, independientemente de lo que otros piensen o digan. Este acercamiento tuvo consecuencias desastrosas. Hay en los individuos demasiada autosuficiencia para reconocer sus raíces religiosas o nutrirse de ellas, demasiada sofisticación para ser engañados por el brillo de una y otra ideología irracional; todo lo que les queda al final es el abrazo del nihilismo. Libres para utilizar su poder como quieran, los seres humanos modernos no tienen punto de referencia fuera de ellos mismos, ninguna garantía de que su libertad va a ser utilizada responsablemente y para el bien común. La autonomía del individuo, tan elogiada en décadas recientes, ha terminado en la heteronomía: la libertad para creer cualquier cosa, que ha terminado en la falta de creencia alguna. El rehusar correr el riesgo de la interdependencia al fin y al cabo ha resultado en la alienación de uno mismo. Se necesitan dos cosas para romper la cadena de esta espuria doctrina de la autonomía y rescatar lo verdaderamente humano. Primero, debemos reafirmar lo indispensable de la convicción y del compromiso. Sin ellos, a largo plazo, nadie sobrevive en realidad. Lo que se demanda ahora es estar dispuestos a una postura firme aun si resulta no conformista o peligrosa. La tolerancia no es una virtud sin ambigüedad, especialmente la del tipo yo estoy bien, tu estás bien, que no deja lugar para el desafío mutuo. En segundo lugar, necesitamos recobrar el sentido de pertenencia, de interdependencia, de simbiosis. El individuo no es un mónada sino que forma parte de un organismo. Vivimos en un mundo, en el cual el rescate de unos a expensas de otros no es posible. Únicamente hay salvación y supervivencia juntos. Esto incluye no sólo una nueva relación hacia la naturaleza sino también entre las personas. La psicología de la separación tiene que abrir paso a una epistemología de la participación. La generación del ‘yo’ tiene que ceder ante la generación de ‘nosotros’. La razón instrumental de la Ilustración necesita el complemento de la razón comunicativa, porque la existencia humana es por definición una existencia intersubjetiva. En esto radica precisamente la actualidad del redescubrimiento de la Iglesia como cuerpo de Cristo y de la misión cristiana como edificación de una comunidad de quienes comparten un destino común.
The end.