viernes, 27 de junio de 2008

Capítulo 4. La Misión en Pablo: una invitación a unirse a la comunidad escatológica

Fecha: 27 de junio de 2008.
Materia: NATURALEZA Y MISIÓN DE LA IGLESIA II

Maestro: Pastor Rafael Pola Baca
Alumno: Agustín Alberto Ceballos Hernández

Misión en Transformación. David J. Bosch
Capítulo 4. La Misión en Pablo:

una Invitación a unirse a la Comunidad Escatológica

PRIMER MISIONERO Y PRIMER TEÓLOGO
El interés de muchos misionólogos ha estado centrado en los métodos misioneros de Pablo, y las lecciones que de ellos se pueden extraer. Este no es el enfoque primordial en este capítulo.
Además, este capítulo se concentrará casi exclusivamente en las cartas paulinas sin entrar en el análisis de Hechos, debido a que Hechos sigue siendo una fuente secundaria respecto a Pablo. Se analizarán únicamente las cartas consideradas indiscutiblemente paulinas por la mayoría de los expertos: Romanos, 1 y 2 Corintios, Gálatas, Filipenses, 1 Tesalonicenses y Filemón. Todas estas cartas se escribieron durante los años de servicio misionero activo de Pablo después de salir de Antioquia, un período de siete u ocho años que va aproximadamente del 49 al 56 d.C. Esto significa que Pablo escribió sus cartas quince o veinte años antes que Marcos escribiera su Evangelio, y treinta o más antes que Mateo y Lucas escribieran los suyos.
Solo de manera gradual los investigadores se han dado cuenta de que a Pablo se le tiene que entender, ante todo, como un misionero apostólico también en sus cartas. Todas las cartas de Pablo, según Paul Wernle, dan una sola respuesta al interrogante de quién era y quién quería ser Pablo: un apóstol de Jesucristo, un misionero. “El sabía... que Dios lo había enviado al mundo para proclamar el evangelio, no para contemplar y especular”.
Hoy día se acepta que Pablo fue el primer teólogo cristiano precisamente porque fue el primer misionero, y que su “teología de la misión es prácticamente un sinónimo de las impresionantes reflexiones paulinas sobre la vida cristiana” (Senior y Stuhlmueller 1985) y “coincide prácticamente con toda su concepción cristiana”, de modo que “algo anda mal si se hace una distinción entre la misión de Pablo y su teología” (Dal 1977; Hahn 1965). Su teología es una teología misionera, y la misión se relaciona integralmente con su identidad y pensamiento como tal. La comprensión de la misión de Pablo es “un análisis de la realidad desencadenado por una experiencia inicial que proporcionó a san Pablo una nueva visión del mundo” (Senior y Stuhlmueller 1985).

PABLO: SU CONVERSIÓN Y LLAMADO
¿Qué fue lo que convirtió a un perseguidor del movimiento cristiano en su mayor protagonista, abrazándolo como el centro de su vida y aun del universo? Fue su encuentro con el Cristo resucitado.
Algunos eruditos argumentan a favor de dejar de lado la palabra “conversión” para describir la experiencia de Pablo por dos razones:
Una conversión implica un cambio de religión, y Pablo nunca cambio la suya.
No es justificable caracterizar a Pablo como una persona atormentada y llena de culpa por sus pecados, lo que provocó su conversión. El fenómeno de la “conciencia introspectiva” es típicamente occidental. Una experiencia así no era del interés de Pablo, quién tampoco esperaba encontrarla como respuesta en las personas a quienes les proclamaba el evangelio.

Se sugiere hablar de “llamado”, en lugar de “conversión” de Pablo. El mismo Pablo habla teológicamente de recibir el llamado a ser el apóstol a los gentiles, aludiendo sin duda a los llamados de Isaías y Jeremías a ser profetas. Como en el caso de ellos, su vocación parte de un acto decisivo de Dios, comunicado a través de una revelación y una visión (Gá 1:15).
Sin embargo Gaventa distingue:
· Alternación. Una forma limitada de cambio que se desarrolla sobre la base del pasado del individuo.
· Transformación. Un cambio de perspectiva radical que no exige un rechazo o negación del pasado o de valores previos, pero si una nueva percepción, una reinterpretación del pasado.
· Conversión. Un cambio en el cual ocurre una ruptura entre pasado y presente, de tal manera que el pasado se concibe en términos relativamente negativos.

Stendahl parece considerar lo ocurrido a Pablo en términos de una alternación. Pablo sigue básicamente en continuidad con su pasado, al cual se añade un llamado a la misión gentil.
Sin embargo lo que Pablo mismo describe en Gálatas 1:11-17 no parece adaptarse a dicha categoría. Pablo experimentó un cambio radical de valores, de definición propia y de compromiso, y es preferible usar el término “conversión” o por lo menos “transformación” para describir su experiencia. Fue una experiencia primordial que Pablo percibió como paradigmática para cada cristiano. El que quiere seguir a Cristo tiene que morir a la ley, entre otras cosas, lo cual significa abandonar o renunciar a algo, y esto sí es lenguaje de conversión.
El hecho de que Jesús fuera el Mesías podía significar una sola cosa para un judío: el comienzo del fin de la historia. Así lo entiende Pablo al percibir que había llegado la hora de pregonar la salvación en Cristo al mundo gentil. Según su propio testimonio coinciden su conversión y su llamado a los gentiles. Dios, dice Pablo, “tuvo a bien revelarme a su Hijo para que yo lo predicara entre los gentiles” (Gá. 1:15,16).
De la misma comunidad que había perseguido, Pablo heredó el evangelio que habría de proclamar.
Es posible que Pablo abrazara el significado pleno de su llamado sólo paulatinamente. La etapa más vital de su misión a los gentiles empezó realmente algunos años después de su experiencia en el camino a Damasco.
Asimismo Pablo demuestra claramente su deseo apasionado de mantenerse en plena comunión con la iglesia de Jerusalén, particularmente con los tres “columnas” (Jacobo, Cefas y Juan) que la representan. Expuso su evangelio a “los que eran reconocidos como dirigentes”, para “que todo su esfuerzo no fuera en vano” (Gá.2:2) y no poner en riesgo el éxito de su trabajo entre los gentiles, y para mantener la unidad indestructible de una iglesia compuesta por judíos y gentiles.
Pero Pablo no está interesado en la unidad como un fin en sí, ni a cualquier costo, pues está dispuesto a expresar su desacuerdo con Pedro por su “comportamiento condenable”, o a pronunciar una maldición sobre los judaizantes en Galacia (Gá. 1:7-9) o sobre el “otro evangelio” en Corinto (2 Co. 11:4), aún cuando tales acciones puedan comprometer la unidad de la iglesia.
Pablo a su vez, defiende apasionadamente su apostolado, a la par con cualquiera de los que habían caminado al lado de Jesús. Su apostolado no se origina en la tradición, sino en un encuentro con el Señor resucitado, quién lo comisionó como su embajador y representante.
Al contrario de lo que sucede con los otros apóstoles, para Pablo “las palabras “evangelio” y “apóstol” son conceptos correlativos, siendo ambos términos misioneros”.
Por eso en Pablo encontramos la visión misionera más sistemática y profunda elaborada en un marco cristiano y universal.

LA ESTRATEGIA MISIONERA DE PABLO
Misión a las metrópolis
En las primeras décadas del movimiento cristiano existían tres tipos de iniciativas misioneras:
1) Los predicadores itinerantes.
2) Los cristianos judíos de habla griega que emprendieron una misión a los gentiles, primero desde Jerusalén y luego desde Antioquia.
3) Los misioneros cristianos judaizantes, quiénes según 2 Cor. y Gálatas, frecuentaban iglesias cristianas existentes con el fin de “corregir” las “falsas” interpretaciones del evangelio.

Para su plan misionero, Pablo incorpora elementos de los primeros dos tipos mencionados, implementándoles modificaciones. Su concepción de la misión se encuentra expresada en Romanos 15:15-21.
Pablo estaba involucrado en la Zentrumsmission, es decir, una misión con base en ciertos centros estratégicos.
Pablo concentra sus esfuerzos en las capitales de distritos o provincias , cada una de las cuales representa una región entera: Filipos por Macedonia, Tesalónica por Macedonia y Acaya, Corinto por Acaya, y Efeso por Asia.
Estas “metrópolis” eran los centros principales de comunicación, cultura, comercio, política y religión. Pablo piensa regionalmente, no étnicamente. En estas ciudades Pablo echa el fundamento para construir una comunidad cristiana, con la esperanza de ver el evangelio esparcido a los pueblos y campos aledaños.
La visión de Pablo es global en términos del mundo conocido por él. Pablo está en el proceso de fundar iglesias, a las cuales busca nutrir a través de ocasionales visitas pastorales y largas cartas, y enviándoles sus colaboradores. Intercede a favor de sus congregaciones y les aconseja respecto a una gran variedad de asuntos bien prácticos y terrenales; espera que crezcan en madurez espiritual y mayordomía, y que lleguen a ser faros en su medio ambiente. Todo esto se va dando en el marco de una ferviente expectativa escatológica. No hay conflicto entre apostolado y Apocalipsis en Pablo, sino solamente una tensión creativa. Fervor apocalíptico y estrategia misionera van asidos de la mano.

Pablo y sus colegas
Ollrog distingue tres categorías de asociados:
1. El círculo más íntimo, incluyendo a Bernabé, Silvano y especialmente Timoteo.
2. Los compañeros de trabajo independientes, como Priscila, Aquila y Tito.
3. Los representantes de iglesias locales, como Epafrodito, Epafras, Aristarco, Gayo y Jasón.

Las iglesias ponen a estas personas a disposición de Pablo por períodos limitados; así las iglesias tienen una representación en la misión paulina y llegan a ser corresponsables de la obra. Cuando varios miembros de una comunidad son elegidos para esa tarea, ponen su carisma a disposición de la misión durante un período determinado. Este ministerio demuestra que las iglesias han alcanzado su mayoría de edad. Pablo concibe su misión siempre en función de la iglesia.

La conciencia apostólica de Pablo
Es de especial importancia la conciencia apostólica que Pablo tiene de sí mismo, y la manera en que se presenta como un modelo a ser imitado por todo cristiano. Como en el caso de los filósofos serios, no hay contradicción alguna entre su vida y lo que predica: su vida autentica su evangelio.
La confianza de Pablo en ofrecerse a sí mismo como arquetipo no reside ni en su ser ni en sus logros; más bien, se refiere continuamente a la iniciativa y el poder de Dios en su vida. La actitud de Pablo no se fundamenta, como en el caso de los filósofos, en una libertad moral lograda a través de la razón y el ejercicio de la voluntad; más bien, es dádiva de Dios. Está convencido de que, a través de su vida y ministerio, Dios está llamando a personas al Reino divino y a su gloria.
La obediencia incondicional exigida por Pablo y la autoridad a la cual apela no apuntan a él sino al evangelio, es decir, a Cristo. Y las demandas que pone sobre sí mismo van más allá de lo que exige de otros. Un imperativo pesa sobre sus hombros: “¡ay de mí si no predico el evangelio!” (1 Co. 9:16).

LA MOTIVACIÓN MISIONERA DE PABLO
Michael Green sugiere tres motivos misioneros principales en la Iglesia primitiva, visibles en Pablo: un sentido de gratitud, un sentido de responsabilidad y un sentido de preocupación.

Un sentido de preocupación
Lo más reprensible para Pablo es la idolatría. Los ídolos toman control de individuos, quienes se dejan arrastrar ciegamente, siendo esclavos de dioses que en realidad no los son, sometidos a esos débiles y pobres poderes. La esclavitud del gentil a los ídolos, no se debe a su ignorancia sino a su obstinación
En contraposición a la idolatría, Pablo proclama el mensaje de un solo Dios que exige lealtad absoluta del individuo. Dios es vivo y verdadero, y se reveló a sí mismo a nosotros a través de su Hijo.
Aquí es donde entra la preocupación de Pablo. El percibe a la humanidad sin Cristo como totalmente extraviada, en camino a la perdición, en urgente necesidad de la salvación. La idea del juicio inminente sobre los que “no obedecen la verdad” es un tema reiterativo en Pablo. Por eso no descansa. Pablo es embajador de Cristo; Dios apela a los perdidos a través del apóstol y sus colaboradores.
Pero el castigo de Dios es el oscuro contraste del mensaje positivo que él proclama: la salvación en Cristo y el inminente triunfo de Dios. El propósito de la misión de Pablo, entonces, es llevar a las personas a la salvación en Cristo. Con esto, Pablo está preparando al mundo para la gloria venidera de Dios y para el día cuando todo el universo lo adorará.

Un sentido de responsabilidad
Pablo es deudor a Cristo, lo cual se traduce en una deuda a quienes Cristo quiere traer a la salvación. La obligación ante quien murió produce una obligación ante aquellos por quienes murió. El creyente tiene una deuda tan grande con los no creyentes como su deuda con Cristo.
La manera de predicar el evangelio que tiene Pablo se da en un marco de flexibilidad, sensibilidad y empatía. Pero la libertad de su servicio no es opción suya: es cuestión de obediencia al evangelio, en tal grado que su propia salvación está en juego. En esencia Pablo afirma dos cosas: el evangelio de Jesucristo es para todos, sin distinción; y él, Pablo, está bajo obligación de tratar de “ganar” a tantos como sea posible.
Pablo enfatiza el hecho de que sus lectores son una comunidad de un género especial, con un sentido de pertenencia, con cohesión interna y solidaridad de grupo, y con un sentido de separación, distinguiéndose de los que no pertenecen a la comunidad. Los cristianos deben comportarse de una manera ejemplar porque son “santos”, “elegidos” de Dios, “llamados” y “conocidos” por Dios. Pero Pablo dice que se requiere también de este comportamiento ejemplar a causa del testimonio cristiano ante los de afuera.
Los cristianos no deben poner en riesgo sus relaciones con los de afuera, viviendo vidas irresponsables y desordenadas. Los cristianos, además, han de amar a todos. Su estilo de vida debe ser atractivo, atrayendo a los de afuera e invitándolos a unirse a la comunidad. Debe ser un estilo de vida misionero.

Un sentido de gratitud
Pablo va hasta los confines de la tierra debido a la experiencia abrumadora del amor de Dios que ha recibido por medio de Jesucristo. Para Pablo la razón más elemental por la cual proclama el evangelio a todos es el sentido de privilegio.
Privilegio, gracia, gratitud son las expresiones que Pablo emplea al describir su tarea misionera. La deuda u obligación que él siente no representa una carga pesada; más bien, reconocer su deuda es sinónimo de acción de gracias.
Los cristianos tienen una forma de latreia: su conducta ejemplar, que busca la salvación de otros, es un “sacrificio vivo, santo agradable a Dios”, su “adoración espiritual” ofrecida en su diario vivir. Esto sustituye todas sus prácticas cúlticas.

LA MISIÓN Y EL TRIUNFO DE DIOS
El Pablo apocalíptico
Algunos de los elementos asociados con la concepción de Pablo acerca de la misión son: su interpretación de la ley; de la justificación por la fe; de la interdependencia entre la misión a los judíos y a los gentiles; de la prioridad absoluta de la misión a los gentiles para el tiempo presente; del significado universal o, más bien, cósmico del evangelio; de la innegable centralidad de Cristo y del significado de su muerte y resurrección, y de la importancia de su misión como precursora del triunfo venidero de Dios.
Analizaremos este último motivo.
Los eruditos afirman que es necesario entender a Pablo en continuidad con su trasfondo judío. Saulo venía de la tradición apocalíptica judía que inició con Daniel, una tradición que influyo decisivamente en la teología de Pablo el cristiano. Pablo pertenece al judaísmo de antes de la guerra de los judíos y debe ser leído y entendido en este contexto de ambiente apocalíptico. Pablo maneja los temas comunes y corrientes del judaísmo apocalíptico, y dentro de ellos están los cuatro temas básicos: la “reivindicación”, el “universalismo”, el “dualismo” y la “inminencia”. La corriente principal del cristianismo ha rehusado, a través de la historia , aceptar un Pablo apocalíptico.

La iglesia cristiana y el enfoque apocalíptico
No debe sorprendernos que la iglesia cristiana, a través de la historia, ha reaccionado muchas veces negativamente, si no violentamente, ante cualquier manifestación de un enfoque apocalíptico. Como resultado, la escatología futura en gran medida ha ido expulsada de la corriente principal del cristianismo, confinándola al terreno de las aberraciones heréticas.
La resurrección de Cristo llegó a ser percibida como un evento consumado y divorciado de la esperanza de una futura resurrección de los creyentes.
La teología liberal del siglo 19, por ejemplo, simplemente anuló la expectativa escatológica de Pablo referente al futuro como si fuera un mero adorno. También en el protestantismo (especialmente en su rama luterana) a habido la tendencia a declarar que el tema básico de Pablo, con la exclusión de todos los demás , “se encuentra en su comprensión de la ley y la gracia, es decir, en su mensaje de justificación”.
Pablo, sugirió Dodd, reemplazó su enfoque apocalíptico por uno eclesiológico . la propuesta de Oscar Cullmann de entender a Pablo (y todo el Nuevo Testamento) desde la perspectiva de la historia de la salvación, según la cual ya ha sido ganada la batalla decisiva para el Reino de Dios (una especie de día “D”, como en la invasión de Normandía al final de la Segunda Guerra Mundial), aún cuando la ratificación de la victoria (el día “V” de la victoria) todavía está lejano, parece constituirse a primera vista, en una alternativa a las soluciones de Bultmann, Dodd y otros. El énfasis de Cullmann en el evento de Cristo como el eje de la teología cristiana efectivamente desplazó el evento de la gloria venidera de Dios, y, en palabras propias de Cullmann, destronó la escatología.
Beker aboga por la rehabilitación del término “apocalíptico” en oposición al de “escatología”, que se ha convertido simplemente en una palabra hermenéutica para referirse a “lo final”, y cuyo uso es “multivalente y muchas veces caótico”. Por el contrario, “apocalíptico” clarifica el carácter futuro-temporal del evangelio de Pablo y denota un suceso cósmico-universal a la vez que definitivo, al final del tiempo.

Un nuevo centro de gravedad para el enfoque apocalíptico
Pablo, el cristiano, aún formula su espiritualidad en los términos de su herencia apocalíptica (judía), pero le otorga un “nuevo centro de gravedad”, es decir, Jesucristo. El lugar que ocupa la Ley en el judaísmo, ahora lo ocupa el evento de Cristo. La proclamación de la muerte y la resurrección de Cristo forma el meollo del mensaje misionero de Pablo.
La muerte de Cristo significa el juicio apocalíptico sobre toda la humanidad, mientras la resurrección significa el don gratuito de la nueva vida en Cristo para todos.
Pablo se encuentra luchando con un problema: mientras el Mesías ha arribado su Reino no. La muerte y resurrección de Cristo significan la inauguración y anticipación del triunfo venidero de Dios, su introducción y garantía.
La resurrección de Cristo necesariamente apunta hacia la futura gloria de Dios y su consumación. Esto significa que la teología de Pablo no es unifocal sino bifocal: surge del histórico acto de Dios en Cristo y fluye hacia el futuro acto de Dios. Los creyentes, por lo tanto, oran: “¡Marana ta!”: “Ven Señor”

Nueva vida en Cristo
La esperanza de la cual Pablo habla es esperanza únicamente a raíz de lo que Dios ya ha hecho. Los cristianos son santos ahora mismo y reciben el desafío a una santificación mayor; disfrutan ya del don escatológico de la justificación, aun mientras viven en la época presente. Toda la dirección y el contenido de su existencia ha experimentado una metamorfosis. Se han convertido y han pasado de muerte a vida, de las tinieblas a la luz. El Espíritu mora en el creyente, sellándolo como posesión de Cristo. El Espíritu vive y genera vida, porque es el Espíritu de aquel que levantó a Jesús de entre los muertos. De hecho, el Espíritu es el agente de la gloria venidera en el tiempo presente. La incorporación al evento de Cristo traslada al creyente individual a la comunidad de los creyentes. La iglesia es el lugar donde ellos celebran su nueva vida en el presente y se proyecta hacia el porvenir. La iglesia tiene un horizonte escatológico y se constituye en la vanguardia del nuevo mundo de Dios y la señal del amanecer de la nueva era en medio de la antigua. Pero no parece haber mucho más aparte de las “primicias” y “garantía”. Como Abraham, los cristianos creen “contra toda esperanza” (Ro. 4:18), aceptan por fe el testimonio del Espíritu en términos de ser hijos y herederos de Dios y, por lo tato, coherederos con Cristo con una condición, dice Pablo: “si ahora sufrimos con él, también tendremos parte con él en su gloria” (Ro. 8:17).
“Pero tenemos este tesoro en vasijas de barro para que se vea que tan sublime poder viene de Dios y no de nosotros. Nos vemos atribulados en todo, pero no abatidos; perplejos, pero no desesperados; perseguidos, pero no abandonados; derribados, pero no destruidos. Dondequiera que vamos siempre llevamos en nuestro cuerpo la muerte de Jesús, para que también su vida se manifieste en nuestro cuerpo” (2 Cor.4:7-10).
Este pasaje, caracteriza claramente la misión paulina en términos de un evento escatológico: la tensión entre el sufrimiento y la gloria logra sostenerse únicamente dentro del horizonte de la expectativa del fin. Nuestra vida en este mundo tiene que ser cruciforme: Pablo lleva en su cuerpo “las cicatrices de Jesús”, dondequiera carga siempre en su cuerpo la muerte de Jesús, y afirma que siempre es entregado a muerte por causa de Jesús.
Las comunidades paulinas, aunque exclusivas, no son ni introvertidas ni sectarias. Tienen, puertas de entrada en sus fronteras. Tampoco hay evidencia de que la expectativa de la parusía paralice el celo por la misión.
Pablo sólo puede proclamar el señorío de Cristo, no inaugurarlo; la prerrogativa de la inauguración del fin pertenece a Dios. Pablo sólo sabe que es el tiempo asignado a él como apóstol de los gentiles.

El peregrinaje de las naciones a Jerusalén
Pablo tiene la convicción de que por el momento la misión a los gentiles tiene una mayor prioridad que la misión a los judíos. Sin embargo, dice que Dios todavía va a salvar a Israel auque por una ruta tortuosa: ¡la misión a los gentiles! Pablo enfatiza claramente la unidad de la iglesia compuesta por judíos y gentiles. No los judíos de la diáspora, sino los representantes de todos los gentiles serán recogidos desde los extremos de la tierra y llevados a Jerusalén. Únicamente cuando la más distante de las naciones mencionadas en Isaías 66:19 también mande a sus representantes a Jerusalén “la totalidad de los gentiles” (Ro. 11:25) habrá llegado, como también el tiempo de la parusía.
Los gentiles que van a Jerusalén son las primicias de la humanidad redimida. En ellos está representada toda la cosecha y por medio de ellos todos los demás tienen parte en la bendición divina.
El alcanzar “la totalidad de los gentiles” entonces está relacionado íntimamente con la salvación de Israel. Con la “cosecha” de los gentiles Pablo provocará el arrepentimiento de Israel y así precipitara el acto final en el drama de la salvación; la restitución de Israel llevará la historia a su culminación.
La motivación apocalíptica incluye la extensión cósmica de la majestad y la gloria de Dios, que implica una ruptura con la soteriología judía tradicional. Sin embargo, la intervención de Dios en Cristo ha modificado profundamente el marco apocalíptico judío: el Mesías crucificado reemplaza a la Ley, la justicia de Dios se ha manifestado aparte de la ley, a través de la fe en Jesucristo. Ya no hay distinción alguna entre judío y gentil.

El universalismo de Pablo
Pablo proclama la ira de Dios, pero como telón de fondo para un mensaje eminentemente positivo: Dios ya ha venido a nosotros en su Hijo y vendrá otra vez en su gloria. La misión significa la proclamación del señorío de Cristo sobre toda la realidad y una invitación a someterse a dicho señorío. Por tanto, la comisión del apóstol es de ampliar ya, en este mundo, el dominio del mundo venidero de Dios.
Debemos entender a Pablo como un pensador coherente pero no sistemático. Pablo opera con dos imágenes aparentemente opuestas. En los llamados pasajes “particularistas” la imagen dominante es la de Dios-el juez. En esta imagen hay “ganadores” (los que se salvan) y “perdedores” (los perdidos) aunque ni siquiera aquí Pablo elabora el destino de los condenados; Pablo carece de una doctrina del infierno. En los pasajes “universalistas”, por otro lado, la imagen dominante es la de Dios-el rey, que reúne todo bajo su reinado. Los poderes que antes eran hostiles han sido vencidos y ahora rinden homenaje al vencedor. “Toda rodilla”lo confiesa y se dobla voluntariamente ante él. Este es el lenguaje de señorío, no de “salvación”.
Pablo se abstiene de hacer cualquier afirmación inequívoca de una salvación universal. La tendencia hacia tal noción encuentra su equilibrio en el énfasis en la responsabilidad y la obediencia de los que han oído el evangelio. Pablo matiza sus afirmaciones sobre la salvación, añadiendo expresiones como “para los que creen”, “para los que están en Cristo”, “para los llamados”. No hay indicio de que él ceda frente al mandato misionero.
Pablo solamente puede anunciar el señorío de Cristo; no tiene facultad para inaugurarlo. Y los que responden positivamente no lo hacen puramente por voluntad propia. Visto retrospectivamente, su respuesta es un don de Dios: de allí el lenguaje de elección, llamado y predestinación.

Enfoque apocalíptico y ética
El conservadurismo social y el entusiasmo apocalíptico van de la mano. Esperando el Reino inminente de Dios, la gente sale de la sociedad para refugiarse en la iglesia, la cual no es más que un bote salvavidas dando vueltas en un mar embravecido, tratando de rescatar a los sobrevivientes de un naufragio. Además, los aficionados a lo apocalíptico, por lo general, revelan un egoísmo muy particular. Se ven a sí mismos como una especie de elite favorecida. Si llegara a existir un compromiso con otros, por lo general suele adquirir un aire condescendiente. Se practica una “ética de exceso”, donde los que no tienen nada vienen a ser el blanco de la caridad de los que tienen todo.
La perspectiva apocalíptica de Pablo es muy distinta. La iglesia ya pertenece al mundo redimido: es el segmento del mundo que ya obedece a Dios. Como tal, se esfuerza en todas sus actividades con el fin de preparar al mundo para su destino final, sirve al mundo con la firme esperanza de la transformación del mismo en el momento del triunfo final de Dios. La pasión por el Reino venidero va de la mano con la compasión por un mudo necesitado.
En tanto la creación gime, los cristianos también gimen; mientras haya una parte de la creación de Dios gimiendo, no es posible participar de la gloria escatológica. La perspectiva apocalíptica de Pablo no es una invitación a la pasividad ética sino a la participación activa en la voluntad redentora de Dios. Es imposible creer en el inminente triunfo de Dios sin ser agitadores a favor del Reino de Dios aquí y ahora, y sin una ética que se esfuerza y trabaja para mover la creación de Dios hacia la realización de la promesa de Dios en Cristo.
El interés primordial de Pablo es lo que acontece dentro de la comunidad de fe. Su base es la iglesia: apela a los que se han incorporado a Cristo por medio del bautismo. Al mismo tiempo, ve a la iglesia en términos de “reductos” donde rige un estilo de vida alternativo que va influyendo las costumbres de la sociedad que les rodea. La revolución que se está llevando a cabo dentro de la iglesia lleva en sí misma semillas importantes de revolución para las estructuras de la sociedad, constituyen una comunidad de esperanza que gime y trabaja a favor de la redención del mundo entero.
Pablo puede simultáneamente mantener juntas dos realidades aparentemente contradictorias: un anhelo ferviente de ver la irrupción del reinado futuro de Dios; y una preocupación por la extensión misionera, la edificación de comunidades de fe en un mundo hostil y la implementación de una nueva ética social.
Debemos proveer una respuesta, en el espíritu apocalíptico de Pablo, a por lo menos cuatro objeciones fundamentales a mucho del enfoque apocalíptico común: el carácter obsoleto de la cosmovisión apocalíptica; el literalismo del lenguaje apocalíptico, que desorienta a la espiritualidad cristiana; el argumento que sostiene que el enfoque apocalíptico se limita a un significado puramente simbólico, y la refutación de una visión apocalíptica futura por el proceso progresivo de la historia.
Pablo, respondiendo al poder invitador de la hora apocalíptica de justicia y paz, se prepara para este momento yendo “a los extremos de la tierra” e invitando a gente de todas las naciones a convertirse en miembros de la comunidad del fin de la historia.

LA LEY, ISRAEL Y LOS GENTILES
Pablo y el judaísmo
En la actualidad se reconoce en Pablo una actitud mucho más positiva hacia los judíos y el judaísmo en general, y hacia la Ley en particular.
Una relectura tanto de Pablo como de la literatura judía ha contribuido a una nueva percepción del “apóstol de los gentiles”; es claro, especialmente sobre la base de Romanos, que Pablo no concibe a sus semejantes como quienes mataron a Jesús y, por lo tanto, merecedores de la ira de Dios “para siempre”. Pablo comparte muchas convicciones religiosas con sus contemporáneos judíos, tales como su opinión contra la idolatría y su actitud hacia las escrituras hebraicas (en las cuales se basa su propio pensamiento). El no es el “fundador” de una nueva religión sino el intérprete más autorizado de la antigua.

La función de la ley
No es fácil establecer con precisión la naturaleza del problema de Pablo con la Ley; con frecuencia la actitud de Pablo hacia la ley es muy positiva.
Por otro lado, existen dichos en los cuales Pablo parece expresar una actitud extremadamente negativa hacia la Ley, y aún más particularmente respecto a los ritos judíos, sobre todo la circuncisión exigida por los judaizantes a los creyentes gentiles en Galacia.
¿Por qué este ataque tan vehemente contra la Ley?
Pablo ve lo que ningún otro judío ortodoxo había podido ver, aunque quisiera. Intencionalmente o no, para los judíos la Ley había llegado a representar una señal de distinción y, por lo tanto, de falta de solidaridad entre judío y gentil. La Ley separa y por ello aísla un grupo de otro grupo. Los judíos malentendieron sus propias escrituras y su papel como pueblo de Dios. Era esta característica divisiva de la Ley la que rechazaba Pablo. Pablo repudiaba cualquier indicio de “judaización” de los convertidos gentiles.
El encuentro con Cristo de Pablo lo obligó repensar absolutamente todo desde el principio. La “solución” (Cristo) le reveló precisamente cuál era su “aprieto”: la insuficiencia de la Ley para lograr la salvación.

Aceptación incondicional
La muerte sustitutiva de Jesús en la cruz , y sólo ella, abre el camino a la reconciliación con Dios. Dios mismo acepta a cada uno incondicionalmente. Esta es la piedra angular de la teología paulina de la misión.
A partir de esta percepción Pablo llega a una conclusión que realmente constituye una afirmación asombrosa: no hay diferencia entre judío y gentil, “todos han pecado y están privados de la gloria de Dios, pero por su gracia son justificados gratuitamente, mediante la redención que Cristo Jesús efectúo”. Esto es así porque Dios es Dios no sólo de los judíos sino también de los gentiles, “porque no hay más que un solo Dios” y su misericordia es para con todos. Judíos y gentiles, juntos, constituyen “el Israel de Dios”.

El problema de un Israel impenitente
La misión a los gentiles avanzó rápidamente en la época de Pablo. Sin embargo, no sucedió así con la misión entre los judíos.
Pablo es entre todos los autores neotestamentarios, quien más apasionadamente se preocupa por Israel. Su convicción fundamental es que el destino de toda la humanidad se decidirá según lo que le suceda a Israel. A él le duele profundamente que los judíos no estén participando del peregrinaje al monte de Dios en Jerusalén.
El evangelio proclamado por Pablo no es ninguna religión nueva, sino la respuesta al anhelo de Israel por la era mesiánica.
Pero Pablo trata de mantener dos convicciones incompatibles: 1) Dios ha hecho con Israel un pacto irrevocable y le ha dado a Israel su Ley, que invita al pueblo a un cierto tipo de vida recta, y 2) esta rectitud no es la verdadera ya que no se fundamenta en la fe en Jesús.
Pablo busca desesperadamente una fórmula que mantenga intactas las promesas de Dios a Israel y al mismo tiempo insiste en la fe en Cristo.

Romanos 9-11
Estos tres capítulos, los más difíciles, aparecen en la parte intermedia de la carta a los Romanos, cuyo tema dominante se enuncia en 1:16 “el evangelio... es poder de Dios para la salvación de todos los que creen: de los judíos primeramente, pero también de los gentiles”.
Esta sección es un importante “documento de historia de las misiones que apunta hacia el futuro”; y, en este contexto, la sección en discusión “dilucida en particular el propósito y trasfondo de la misión de Pablo a los gentiles”.
La sección del capítulo 11:25-27, constituye la esencia de lo que Pablo quiere comunicar, la culminación, si se quiere, del argumento de los tres capítulos: “Hermanos quiero que entiendan este misterio para que no se vuelvan presuntuosos. Parte de Israel se ha endurecido, así permanecerá hasta que haya entrado la totalidad de los gentiles. De esta manera todo Israel será salvo, como está escrito: “vendrá de Sión El redentor y apartará de Jacob la impiedad. Y este será mi pacto con ellos cuando perdone sus pecados””.
El párrafo 11:25-27 es el clímax. Pablo delinea allí la “estrategia” salvífica de Dios siguiendo una “sorprendente dinámica ondulante en tres actos”: a) el endurecimiento de Israel y la oposición a Cristo llevan hacia b) el surgimiento de la misión gentil, la cual finalmente desemboca en c) la salvación de Israel.
¿Cómo concibe Pablo la “salvación” de “todo Israel”? Según propone Sanders, la llegada de Israel a la fe no será el resultado de una misión apostólica. Dios, no los embajadores humanos, logrará la salvación de Israel. Dios salvará a Israel no antes sino después de que los gentiles hayan entrado, pero siempre bajo la misma condición que en el caso de los gentiles: la fe en Cristo.
Estrictamente hablando Romanos 9-11 no contiene una acusación contra Israel sino “un discurso para la defensa”.

LA IGLESIA: LA COMUNIDAD ESCATOLÓGICA DEL INTERIN
Ekklesia según Pablo
Las iglesias paulinas de los años cincuenta del primer siglo eran todo menos estables cuando Pablo las dejaba, “relativamente desorganizadas, angustiadas, con una instrucción apenas rudimentaria en la fe y en un estado de tensión con la sociedad en general”.
En el concepto de Pablo, la “justicia de Dios”(Ro. 3:21-31) se interpreta como un don a la comunidad, no al individuo, por la sencilla razón de que no existe el creyente individual en aislamiento.
La ekklesia local claramente llega a ser el grupo de pertenencia primario para sus miembros.

El bautismo y la superación de las barreras
La unidad entre los creyentes tiene su base en el hecho de que todos han sido incorporados a Cristo por medio del bautismo. Los creyentes son bautizados en la muerte de Cristo y así mismo levantados de entre los muertos; son crucificados con Cristo, han muerto con él, pero ahora viven con él y están vivos para Dios. Han sido “revestidos” de Cristo crucificado y resucitado, y han sido adoptados como hijos de Dios.
El bautismo es “el sello de pertenencia como miembro del pueblo escatológico de Dios”.
La unidad de la iglesia –más bien la iglesia misma– se pone en tela de juicio cuando los grupos de cristianos se segregan entre sí basándose en distinciones dudosas como raza, etnia, sexo o clase social. Dios nos ha aceptado incondicionalmente en Cristo; tenemos que hacer lo mismo los unos con los otros.

Por causa del mundo
La iglesia esta llamada a ser la comunidad de los que glorifican a Dios demostrando la naturaleza y las obras de él y manifestando la reconciliación y la redención efectuadas por Dios en la muerte, la resurrección y el reinado de Cristo.
En la concepción de Pablo, la iglesia es “el mundo en obediencia a Dios”, la “creación....redimida”.
La iglesia se involucra con el mundo, lo que significa que es misionera. Pablo ubica a todo ser humano en el contexto del mundo y sus estructuras de poder, y enfatiza una solidaridad e interdependencia fuertes entre la iglesia y el mundo. La iglesia es la iglesia en el mundo y para el mundo, lo cual significa que tiene una vocación activa y una misión al orden creado y sus instituciones.
La iglesia es santa, es el cuerpo de Cristo mismo en la tierra. Por lo tanto, cuado los creyentes son insensibles a las necesidades y circunstancias de los demás “menosprecian a la iglesia de Dios”.
La iglesia es la señal del amanecer de la nueva era en medio de la antigua y, como tal, la vanguardia del nuevo mundo de Dios. La iglesia sabe, después de todo, que “este mundo, en su forma actual, está por desaparecer” y que “nos queda poco tiempo”.

EL PARADIGMA MISIONERO PAULINO
¿No es verdad, que el apostolado de Pablo es tan excepcional que no es posible emularlo como tal? Leyendo las cartas de Pablo es posible tener esta impresión. Casi como un hombre orquesta, se enfrenta a todo el imperio Romano. Carga una “necesidad impuesta” o irrevocable.
Las características del paradigma misionero de Pablo son las siguientes:
1. La iglesia como la nueva comunidad
2. ¿Una misión a los judíos?
Algunas observaciones en cuanto a este punto:
Primero. Los cristianos gentiles nunca deben perder de vista que Israel es la matriz del pueblo escatológico de Dios; por ende, tampoco pueden poner en duda la continuidad de la historia de Dios con Israel.
Segundo. Los cristianos gentiles nunca se han portado como huéspedes en la casa de Israel. Al contrario, la iglesia invirtió el orden por el cual las dos comunidades llegaron a unirse: se les cerró la puerta de la casa a los judíos y se tiró la llave.
Tercero. Entablar un diálogo entre judíos y cristianos reviste suma importancia, pero no vamos a dialogar en un vacío sino bajo la sombra de una trágica historia, especialmente la del Holocausto.
Cuarto. Cualquier diálogo teológico y cualquier discusión acerca de Israel deben establecer una distinción entre el lugar de Israel dentro del pacto de Dios y el moderno Estado empírico o nación de Israel.
Quinto. El asunto de la continuación de la misión evangelizadora a los judíos permanece como un punto inconcluso en la agenda de la iglesia.

3. La misión en el contexto del triunfo inminente de Dios.
4. La misión y la transformación de la sociedad.
5. La misión en debilidad.
6. El objetivo de la misión.

Pablo ha sido “apartado para anunciar su evangelio” por Jesucristo, por medio de quien ha recibido el privilegio de una comisión en su nombre “para persuadir a todas las naciones que obedezcan a la fe”. Ha sido enviado a anunciar que Dios ha efectuado la reconciliación consigo y también entre las naciones.
La vida y la labor de la comunidad cristiana están íntimamente ligadas con el plan histórico-cósmico de Dios para la redención del mundo. La salvación de la humanidad, entonces, resulta en alabanza por boca de todas las naciones; en efecto, de toda la creación.
La raíz primaria de la comprensión cósmica que tiene Pablo de la misión es su creencia personal en Jesucristo, crucificado y resucitado, como Salvador del mundo. La misión de Pablo se lleva a cabo, sobre la base de la “solución” y no sobre la base de la “situación”. Sólo retrospectivamente Pablo podía entender lo que significaba una vida sin Cristo. Únicamente a la luz de la experiencia del amor incondicional de Dios podía reconocer el abismo de oscuridad tan terrible en el cual habría caído sin Cristo. Pablo no enfatiza el estado de los de afuera del redil cristiano. Esto sería empezar con “la situación”. Más bien, sabe, sobre la base de la “solución” que ha encontrado, o por la cual él ha sido encontrado, que el evangelio que tiene para predicar es un evangelio de amor incondicional y gracia inmerecida. Su evangelio misionero, por lo tanto, es un evangelio positivo.

LA MISIÓN DE PABLO


Pongan aquí su tarea en caso de que Agustín no suba su exposición. Saludos. Mañana nos vemos

jueves, 19 de junio de 2008

LUCAS-HECHOS:


Seminario Teológico Bautista Mexicano. Campus “Horeb”
Materia: Naturaleza y misión de la iglesia II
Profesor: Pastor Rafael Pola Baca
Alumno: Hno. Edgar Samuel Bonilla Munive
Reporte de Lectura

Misión en transformación
David J. Bosch
Libros Desafío 2005
Michigan, E.U.

LUCAS-HECHOS:
LA PRÁCTICA DEL PERDÓN Y
LA SOLIDARIDAD CON EL POBRE

La idea principal de este capitulo es trazar los perfiles del paradigma misionero de Lucas.

La importancia de Lucas
El lugar prominente en el debate sobre la misión lo ocupa el texto 4:17 de Lucas donde Jesús se aplica a sí mismo y a su ministerio la profecía de Isaías 61:1s.
El texto nos ayuda a comprender no sólo la misión de Jesús sino también la de la iglesia. Algunos elementos que nos ayudan a
comprender la importancia de Lucas:
· Lucas no sólo escribió el evangelio sino que también escribió el libro de los Hechos
· Es un autor gentil que escribió para cristianos de origen gentil y tuvo en cuenta muchas comunidades en vez de una sola.

Judíos, Samaritanos y gentiles en Lucas-Hechos

La diferencia del evangelio de Lucas y el Libro de los Hechos
Lucas posee un entendimiento teológico general de la misión a judíos y gentiles.
Algunos erudito creen que el libros de los hechos no es una añadidura, sino la intención original de Lucas de escribir dos volúmenes.
Lucas concibe la misión de Jesús como universal en su intención pero incompleta en su implementación. La misión a los gentiles será una tarea de la iglesía.
La descripción geográfica en Lucas nos muestra la estrategia para describir la misión de Jesús y de la iglesia de Galilea a Jerusalén y de Jerusalén a Roma.

La Misión de los gentiles en Lucas 4:16-30
Encuentros con Samaritanos
La Gran Comisión de Lucas
La naturaleza Judía de Lucas
Jerusalén
Primero al Judío luego al gentil
La división de Israel
Una Historia Trágica

Un evangelio para los pobres... y para los ricos
Los pobres en el Evangelio de Lucas
¿Y los ricos?
Jesús en Nazaret
¿Un evangelista para ricos?
Arrepentimiento una necesidad para todos

La salvación en Lucas-Hechos
Las palabras soteria y soterion (salvación) figuran seis veces en Lucas y otras
tantas en Hechos. Lucas enmarca la totalidad de su obra en la idea de la salvación.

¡No mas vergüenza!
Un inexplicable giro total
Isaías 61 en el primer siglo
La vergüenza suplantada

El paradigma misionero de Lucas
!.- Primer Lugar, la pneumatología de Lucas
2.- Correlación entre la misión judía y la gentil
3.-Ustedes son testigos de estas cosas
4.- Arrepentimiento, perdón de pecados y salvación
5.- En Lucas podemos afirmar que la salvación abarcaba seis dimensiones
económica
social
política
física
psicológica
espiritual
6.- Anunciando las buenas nuevas de la paz por medio de Jesucristo.
7.- Otra dimensión del paradigma misional lucano (eclesiología)
8.- La misión, necesariamente, conlleva adversidad y sufrimiento.

sábado, 14 de junio de 2008

LA MISIÓN CRISTIANA HOY


Aquí suban sus reportes de lectura del libro de John Stott

viernes, 13 de junio de 2008

MATEO LA MISION DE HACER DISCIPULOS


La idea principal del capítulo es un análisis del carácter misionero de Mateo
¿Una gran comisión?
El sorprendente pasaje de La gran Comisión de Mateo crea una tensión.
Mateo y la comunidad
El objetivo principal del Evangelio no era narrar la vida de Jesús
· Era una guía a una comunidad en crisis sobre como debía comprender su llamado y su Misión.
· Mateo perteneció a una comunidad Judeo Cristiana que huyo de Judea antes de la guerra en el año 70 d.c.
· Los Cristianos no se consideraban de otra religión que no fuera la judía habían oído de la expansión del evangelio entre los Gentiles pero tal acontecimiento rebasaba su visión.
· En el año 85 d.c. se formula la Gran bendición (Que los Nazarenos y los Herejes sean destruidos en un instante… que sus nombres sean expulsados del libro de la vida; que no sean inscritos con los Justos.
· Mateo desea que su comunidad ya no perciba a si misma como un grupo sectario, si no valiente y consciente.
Las Contradicciones de Mateo
- Mateo es el mas Judío de todos nuestros Evangelios
- “ No fui enviado si no a las ovejas perdidas del Pueblo de Isrtael” v24
- “No esta bien quitarles el pan a los hijos y echárselos a los perros” v26
- La Misión de Israel y la Misión de los Gentiles no se excluye, se sirven mutuamente
- El autor Bosh cree en los Reyes Magos
- Mateo nutre el Universalismo y condiciona una Misión dirigida a los Gentiles
Mateo e Israel
Mateo Incluía la muerte de Jesús , el fracaso de la Misión Cristiana con Israel y la Intransigencia de los Cristianos en su propia Iglesia que se oponía a admitir Gentiles.
Pero nace la apertura hacia los Gentiles
Mateo y las Naciones
Los judíos si están incluidos en todas las Naciones pero ya no como un pueblo privilegiado.
La misión de los Gentiles se hace posible solamente después de de la muerte y la resurrección del Mesías de los Judíos.
La parábola de los viñadores ilustra gráficamente que la viña no pasa a otros hasta la muerte del hijo
Los 2 endemoniados de la región de gadarenos tenían razón desquejarse de Jesús de torturarlos antes de tiempo, antes de la muerte y resurrección de Jesús.
El Jesús resucitado envía a sus seguidores, sin embargo, valientemente y sin reservas a discipular a todas las Naciones. El reino de Dios ha sido confiado al pueblo de Dios

Enseñándoles que guarden todas estas cosas

Jesús nunca predica a sus Discípulos les enseña.
El discipulado esta determinado por la relación con Cristo mismo. No por la conformidad de algún reglamento, y ni siquiera la Iglesia si no el mundo.
El discipulado es directo con Jesús vivo.
El Sermón del Monte
La misión cristiana Este sermón expresan como ningún otro pasaje del Nuevo Testamento la esencia de la ética de Jesús.
Y muy pocos han podido cumplir esta expectativas. Haced Discípulos
Mateo quiere ver un discipulado que cuesta, sin importar que ahuyente a los convertidos en potencia.
La iglesia se encuentra únicamente donde los discípulos viven en comunidad los unos con los otros y con su señor. Y donde buscan vivir según la voluntad del padre

sábado, 7 de junio de 2008

Sesión 1

La situación contemporánea de la misión

Entre el peligro y la oportunidad
El significado general de la palabra misión.
i. El envío de misionero a un determinado territorio
ii. Las actividades de los misioneros
iii. El área geográfica en donde trabajan los misioneros
iv. El mundo no cristiano, la tierra de misión
v. La agencia de envía misioneros
vi. El centro de operaciones de los misioneros
El significado teológico más común
i. La propagación de la fe
ii. La expansión del reino de Dios
iii. La conversión
iv. La fundación de nuevas iglesias
El significado contemporáneo
i. Parte de una crítica al modelo imperialista
ii. Parte de la necesidad de reflexionar y justificar la misión de la iglesia
iii. Identificar la crisis de la misión es encontrar la posibilidad de la misión, en el sentido de que toda crisis es un peligro, pero es también una oportunidad, un principio
La mayor crisis. No es sólo de la misión, de la iglesia y del mundo
El avance de la ciencia y la tecnología
La descristianización de la base del impulso misionero. Europa y Norteamérica, 53 mil personas abandonan la iglesia cada domingo
Un mundo pluralista. La coexistencia con otras religiones
Un sentido de culpabilidad al justificar prácticas racistas e imperialistas
La división ricos y pobre y el asociar al cristianismo con los ricos
El abandono de la dominación occidental de la misión y de la teología
Situación irreversible pero que también es una oportunidad. Un cambio de paradigma fundamental.
El reto es ser creativos en el cambio de paradigma
La crisis de la fundamentación, el objetivo y la naturaleza de la misión
La fundamentación de la misión
i. La Escritura, la gran comisión de Mateo
ii. El monoteísmo de la fe cristiana
iii. La naturaleza del cristianismo
1. la absoluta superioridad del cristianismo frente a otras religiones
2. la adaptabilidad del cristianismo acon las condiciones de otras personas
3. los logros superiores en las tierras de misión
4. la fuerza del cristianismo frente a otras religiones
Los motivos de la misión
i. La conversión
ii. El motivo escatológico
iii. La siembra de iglesias
iv. El motivo filantrópico, mostrar justicia en el mundo
Una inadecuada fundamentación y motivos de la misión, son realmente lso que provocan la crisis de la misión.. Al inicio delsiglo XX se consideraba que el cristianismo seguiría en expansión y las otras religiones morirían. Esto no fue así, de hecho hoy el cristianismo es una religión minoritaria