jueves, 18 de septiembre de 2008

Capítulo 13. Múltiples Formas de Misión


Seminario Teológico Bautista Mexicano. Campus “Horeb”
Materia: Naturaleza y misión de la iglesia II
Profesor: Pastor Rafael Pola Baca
Alumno: Hno. César Roberto Ramos Gutiérrez
Reporte de lectura
Libro: “Misión en transformación”
Autor: David J. Bosch
Editorial: Libros de desafío

¿Todo es misión?
Misión en transformación quiere decir, por un lado, que la misión se entiende como una actividad que transforma la realidad, y por el otro lado, que hay una constante necesidad de que la misión misma siga siendo transformada.
La misión es un ministerio multifacético respecto al testimonio, el servicio, la justicia, la sanidad, la reconciliación, la liberación, la paz, la evangelización, el compañerismo, el establecimiento de nuevas iglesias, la contextualización y mucho más.

Rostros de la Iglesia-en-misión
Para dar alguna idea de la naturaleza y calidad de esta misión multidimensional, podríamos utilizar imágenes, metáforas, eventos y cuadros en vez de la lógica o el análisis.
1. La encarnación. En años recientes, sin embargo, la teología de la liberación, de manera mucho más explícita que en casos anteriores, ha concebido la misión cristiana en términos del Cristo encarnado, el Jesús de Nazaret humano que transitaba cansado por los caminos polvorientos de Palestina, donde se compadeció de los marginados. En este modelo uno no se interesa en un Cristo que se limita a ofrecer la salvación eterna, sino en un Cristo que agoniza y suda y sangra con las víctimas de la opresión.
2. La cruz. Para muchos en la Iglesia primitiva Cristo era el nuevo «lugar de expiación» que reemplazó al templo. La cruz de Cristo constituye, de manera singular, el sello de distinción de la fe cristiana. Las cicatrices del Señor resucitado no sólo comprueban la identidad de Jesús: constituyen, además, un modelo que todos los que han sido comisionados por él están llamados a emular. Las iglesias que no se arrepienten niegan su realidad y rechazan al Señor que también tuvo que morir por ellas. Se niegan a colocarse bajo la cruz, donde todos nuestros pecados salen a la luz y donde nosotros en nuestra humanidad somos crucificados juntamente con él.
3. La resurrección. La muerte de Jesús en la cruz no tiene sentido sin la resurrección. La resurrección tiene ascendencia y victoria sobre la cruz. El resumen más común del mensaje misionero de la Iglesia primitiva se daba en términos de testificar acerca de la resurrección de Cristo. Era un mensaje de gozo, esperanza y victoria, las primicias del triunfo último de Dios sobre el enemigo. El resumen más común del mensaje misionero de la Iglesia primitiva se daba en términos de testificar acerca de la resurrección de Cristo. Era un mensaje de gozo, esperanza y victoria, las primicias del triunfo último de Dios sobre el enemigo. La promesa de Dios y nuestra esperanza ya son una realidad plena en Cristo, antes de realizarse de manera completa en la historia humana; en Cristo la eternidad ha entrado en el tiempo, la vida ha conquistado la muerte. Misionológicamente esto significa, primero, que el tema central de nuestro mensaje misionero es que Cristo ha resucitado y que, segundo, como consecuencia de ello, la Iglesia está llamada a vivir la resurrección en la vida aquí y ahora y ser señal de contradicción frente a las fuerzas de la muerte y la destrucción; está llamada a desenmascarar los ídolos modernos y los falsos absolutos.
4. La ascensión. La ascensión es, primordialmente, el símbolo de la entronización del Cristo crucificado y resucitado, quien ahora reina como Rey. Y a partir de la perspectiva del reinado presente de Cristo, miramos hacia atrás a la cruz y la tumba vacía, y hacia adelante a la consumación de todas las cosas. Desde ese ángulo, la misión significa que debería ser natural para los cristianos estar comprometidos con la justicia y la paz en la esfera social. En este mundo de injusticia, somos llamados a ser la comunidad de los que están comprometidos con los valores del reinado de Dios, preocupados por las víctimas de la sociedad y proclamando el juicio de Dios sobre quienes insisten en adorar a los dioses del poder y el amor propio. El Señor que proclamamos en la misión sigue siendo el Siervo sufriente. «El principio de amor sacrificial es… entronizado en el mismo centro de la realidad del universo». Nuestro quehacer misionero ha de mostrar con toda transparencia este principio.
5. Pentecostés. Desde un punto de vista misionológico hay mucho que decir. Primero, cuando los discípulos le preguntaron al Cristo resucitado qué sería de la restauración del reino de Israel, él les respondió prometiéndoles el Espíritu que los haría testigos. Es así como «la Iglesia continúa la misión de Cristo en el poder de su Espíritu».
6. La parusía. Siempre ha habido, desde el primer siglo, grupos adventistas con su lente enfocada primordialmente en la segunda venida de Cristo. Su tendencia ha sido considerar el reinado de Dios como una realidad exclusivamente futura y este mundo como un valle de lágrimas en las garras del maligno. En este modelo la Iglesia no es más que una sala de espera para la eternidad. Los ojos de los fieles están fijos en el horizonte distante y en las nubes, de donde vendrá Cristo como Señor para cambiarlo todo en una abrir y cerrar de ojos. La misión es entendible solamente en tanto el mismo Cristo resucitado tenga todavía un futuro, un futuro universal para las naciones. la Iglesia no es el reinado de Dios. La Iglesia no goza del monopolio de dicho reinado, ni puede tampoco pretender que lo posee, ni presentarse ella misma como el Reino de Dios realizado en contraste con el mundo. El Reino nunca estará presente totalmente en la Iglesia. Sin embargo, es en la Iglesia donde comienza la renovación de la comunidad humana.

¿Hacia dónde va la misión?
Uno nunca jamás debe ver los seis eventos cristológicos de la salvación aislados los unos de los otros. En nuestra misión proclamamos al Cristo encarnado, crucificado, resucitado, ascendido, presente en el Espíritu, llevándonos a su futuro como «cautivos en su procesión de victoria». Cada uno de estos eventos afecta a todos los demás. A menos que mantengamos esta visión, seguiremos comunicando al mundo un evangelio parcial. La sombra del hombre de Nazaret, crucificado bajo Poncio Pilato, cae sobre la gloria de su resurrección y ascensión, sobre la llegada de su Espíritu y su parusía. El que consumará la historia es el Jesús que caminó con sus discípulos, que vive como Espíritu en su Iglesia; es aquel crucificado que se levantó de la muerte; es Aquel que fue levantado sobre la cruz, quien fue levantado al cielo; es el Cordero inmolado pero viviente. La misión de la Iglesia necesita una renovación y reconceptualización continua. La misión no es competencia con otras religiones, ni una actividad conversionista, ni expansión de la fe, ni edificación del Reino de Dios; tampoco es actividad social, económica y política. La cruz es el lugar de la humillación y del juicio, pero también un lugar de refrigerio y nuevo nacimiento. Visto desde esta perspectiva la misión es simplemente la participación de los cristianos en la misión de Jesús, apostando a favor de un futuro que la experiencia verificable parece negar. Es las buenas nuevas del amor de Dios, encarnado en el testimonio de una comunidad, para beneficio del mundo.

The End

5 comentarios:

carlos monjaras m dijo...

CAPÍTULO 13
Múltiples formas de misión
¿Todo es misión?
Los intentos por definir la misión con un fenómeno reciente. La Iglesia primitiva nunca emprendió semejante tarea, por lo menos no de manera consciente. No obstante, nuestro análisis de la “teología de la misión” de Mateo, Lucas y Pablo demostró que es posible interpretar sus escritos como proyectos cuyo propósito era definir y redefinir el llamado de la Iglesia en su época. Más recientemente, sin embargo, ha surgido la necesidad de diseñar definiciones de la misión de una manera más consciente y explícita. Desde el siglo 19 ha habido una multitud de intentos en ese sentido.
Debemos estar prevenidos frente a cualquier intento de delimitar demasiado precisamente la misión. Y quizás no se pueda lograrlo por mediop de teoría (que requiere, “observación, informe interpretación, y evaluación crítica”) sino sólo por medio de poiesis (que requiere “creación imaginativa o representación de imágenes evocadoras”).

Rostros de la Iglesia-en-misión
Lo que es y lo que abarca la misión, podría ser echar un vistazo al Nuevo Testamento en términos de seis “eventos salvíficos” principales: la encarnación de Cristo, su muerte en la cruz, su resurrección al tercer día, su ascensión, el derramamiento del Espíritu Santo en Pentecostés y la parusía.
1. La encarnación: Las iglesias protestantes en general poseen una teología subdesarrollada de la encarnación. Las iglesias de Oriente, La católica Romana y la anglicana siempre han tomado mucho más en serio la encarnación (aunque la iglesia oriental tiende a concentrarse en la encarnación dentro del contexto de la preexistencia, del “origen” de Cristo)
2. La cruz: “Que Cristo murió en la cruz por mis pecados. Sin entablar toda una discusión en torno de la doctrina de la expiación, basta decir que tal punto de vista tiene de hecho su base bíblica. En la Iglesia primitiva Cristo era el nuevo “lugar de expiación” que reemplazó al templo. Las cicatrices del Señor resucitado no sólo comprueban la identidad de Jesús, constituyen además, un modelo que todos los que han sido comisionados por él están llamados a emular: “Como el Padre me envió a mí, así yo los envío a ustedes (Jn. 20.21). Es una misión donde uno se despoja a sí mismo y sirve humildemente.
3. La resurrección: En las iglesias orientales la resurrección de Cristo es el evento salvífico de Dios por encéllense. La muerte de Jesús en la cruz no tiene sentido sin la resurrección. Los primeros cristianos consideraban el evento de Pascua como la reivindicación de Jesús. La cruz y la resurrección no están en equilibrio; la resurrección tiene ascendencia y victoria sobre la cruz.
4. La ascensión: es primordialmente, el símbolo de la entronización del Cristo crucificado y resucitado. Quien ahora reina como Rey. Y a partir de la perspectiva del reinado presente de Cristo, miramos hacia atrás a la cruz y la tumba vacía, y hacia delante a la consumación de todas las cosas. La fe cristiana está marcada por la escatología inaugurada.
5. Pentecostés: Los movimientos pentecostales y carismáticos tienden a ver el evento de Pentecostés como la obra de Dios por excelencia. La era del Espíritu es ante todo la era de la Iglesia. Y la Iglesia en el poder del Espíritu es ella misma parte del mensaje que proclama. La Iglesia es una comunidad, una koinoníia, que realiza el amor de Dios en su vida diaria, y donde la justicia y la rectitud se hacen presentes y activos
6. La parusía. Los ojos de los fieles están fijos en el horizonte distante y en las nubes, de donde vendrá Cristo como Señor para cambiarlo todo en un abrir y cerrar de ojos. La validez de esta perspectiva es que, en la fe cristiana, el futuro en verdad tiene la primacía. La misión es entendible solamente en tanto el mismo Cristo resucitado tenga todavía un futuro, un futuro universal para las naciones.

¿Hacia donde va la misión?
La misión es simplemente la participación de los cristianos en la misión de Jesús, apostando a favor de un futuro que la experiencia verificable parece negar. Es las buenas nuevas del amor de Dios, encarnado en el testimonio de una comunidad, para beneficio del mundo.

eleazzar gonzalez garcia dijo...

CAPITULO 13
MÚLTIPLES FORMAS DE MISIÓN.
Uno de los resultados negativos ha sido la tendencia a definir la misión en términos demasiado amplios, lo cual llevó a Nelly a formular su famoso refrán: “Si todo es misión, nada es misión.
Los intentos por definir la misión son un fenómeno reciente. La Iglesia primitiva nunca emprendió semejante tarea, por lo menos no de manera consciente.
La reunión de Whitby utilizó los términos kerygma y koinonia para resumir su entendimiento de la misión.
Nuestra misión debe ser multidimencional para tener credibilidad y ser fiel a sus orígenes y su carácter.
Echemos un vistaza al Nuevo Testamento en términos de seis eventos salvíficos principales: la encarnación de Cristo, su muerte en la cruz, su resurrección al tercer día, su ascensión, el derramamiento del Espíritu Santo en Pentecostés y la parusía.
1. La encarnación: Las iglesias protestantes en general poseen una teología subdesarrollada de la encarnación. Uno no se interesa en un Cristo que se limita a ofrecer la salvación eterna, sino en un Cristo que agoniza y suda y sangra con las víctimas de la opresión. El reciente énfasis en el significado de la encarnación, que el movimiento ecuménico ha aceptado por lo menos a partir de la Conferencia de Melbourne de la CMME (1980). Melbourne se concentró en gran parte en el Jesús terrenal, el judío, el nazareno que vivió como un hombre galileo sencillo, que sufrió y fue ejecutado, muriendo en la cruz.
2. La cruz. ¿Qué es la esencia del evangelio?, la mayoría de los cristianos occidentales probablemente responderían que Cristo murió en la cruz por mis pecados.
Sin la cruz, el cristianismo sería una religión de gracia barata. La cruz va en dirección opuesta a la fibra del ser humano. No es natural. Las cicatrices del Señor resucitado no sólo comprueban la identidad de Jesús. La cruz también significa reconciliación entre individuos y grupos separados, entre los opresores y los oprimidos. La cruz es también una categoría crítica; nos dice que la misión no puede realizarse cuando nos consideramos poderosos y confiados, sino sólo cuando somos débiles y sin saber qué hacer.
3. La resurrección: En las iglesias orientales la resurrección de Cristo es el evento salvífico de Dios por excelencia. La muerte de Jesús en la cruz no tiene sentido sin la resurrección. La cruz y la resurrección no están en equilibrio; la resurrección tiene ascendencia y victoria sobre la cruz. En la resurrección de Cristo las fuerzas del futuro ya fluyen en el presente transformándolo. Nuestro mensaje misionero es que Cristo ha resucitado y la Iglesia está llamada a vivir la resurrección en la vida aquí y ahora.
4. La ascensión: La ascensión es, primordialmente, el símbolo de la entronización del Cristo crucificado y resucitado, quien ahora reina como Rey.
La gloria de la ascensión sigue vinculada estrechamente con la agonía de la cruz. La imagen más impactante de un cordero sacrificado, matado pero aún así viviente, compartiendo el trono con el mismo Dios vivo. El Señor que proclamamos en la misión sigue siendo el Siervo sufriente. El principio de amor sacrificial es entronizado en el mismo centro de la realidad del universo.
5. Pentecostés: Los movimientos pentecostales y carismáticos tienden a ver el evento de Pentecostés como la obra de Dios por excelencia. Cuando los discípulos le preguntaron al Cristo resucitado qué sería de la restauración del reino de Israel (Hechos 1:6), Él les respondió prometiéndoles el Espíritu que los haría testigos. Es así como la Iglesia continúa la misión de Cristo en el poder de su Espíritu.
6. La parusía: Siempre ha habido, desde el primer siglo, grupos adventistas con su lente enfocada primordialmente en la segunda venida de Cristo. La misión es entendible solamente en tanto el mismo Cristo resucitado tenga todavía un futuro, un futuro universal para las naciones.

¿HACIA DÓNDE VA LA MISIÓN?
En nuestra misión proclamamos al Cristo encarnado, crucificado, resucitado, ascendido, presente en el Espíritu. Al menos que mantengamos esta visión, seguiremos comunicando al mundo un evangelio parcial.
Aquel crucificado que se levantó de la muerte, es aquél que fue levantado sobre la cruz, quien fue levantado al cielo; es el Cordero inmolado pero viviente.
Los críticos de la misión se basan en general en la presuposición que la misión consistía únicamente en lo que hacían los misioneros occidentales para salvar almas, plantar iglesias e imponer sus costumbres y su voluntad sobre los demás. No es la Iglesia quien emprende la misión, es la missio Dei la que constituye a la Iglesia. La misión de la Iglesia necesita una renovación y reconceptualización continua. La misión no es competencia con otras religiones. La misión es simplemente la participación de los cristianos en la misión de Jesús. Es las buenas nuevas del amor de Dios.

FERNANDO RODRIGUEZ dijo...

Trece
Múltiples formas de misión
¿Todo es misión?

A estas alturas el autor todavía no determina lo que es Misión, viaja en una serie de conceptos:
La reunión de Whitby, convocada por la misma
entidad (1947), utilizó luego los términos kerygma y koinonia para resumir su entendimiento de la misión
En un célebre
trabajo, publicado por primera vez en 1950, Hoekendijk (1967b:23) añadió un tercer elemento: diakonia. La conferencia de
Willingen (1952) hizo de la fórmula expandida algo propio, añadiendo la noción de «testimonio», martyria, como el concepto
abarcador: «Este testimonio se da por medio de la proclamación, la comunión y el servicio» (citado en Margull
1962:175).

Conclusión

La misión es un ministerio multifacético respecto al testimonio, el servicio,
la justicia, la sanidad, la reconciliación, la liberación, la paz, la evangelización, el compañerismo, el establecimiento
de nuevas iglesias, la contextualización y mucho más.
Después de un rollo mareador llego a esta conclusión sin dejar de perder de vista lo peligroso que es depender de la mente del hombre por que se puede perder la esencia de la Mision Dei.

Rostros de la Iglesia-en-misión


1. La encarnación: Las iglesias protestantes en general poseen una teología subdesarrollada de la encarnación. Las iglesias
de Oriente, la Católica Romanas y la Anglicana siempre han tomado mucho más en serio la encarnación (aunque la Iglesia
oriental tiende a concentrarse en la encarnación dentro del contexto de la preexistencia, del «origen» de Cristo).

2. La cruz: La frase de Kähler, citada arriba, revela la preocupación de la Iglesia de Occidente —católica y protestante— por
la pasión y la crucifixión de Jesús. A la pregunta: ¿Qué es la esencia del evangelio?, la mayoría de cristianos occidentales
probablemente responderían: «Que Cristo murió en la cruz por mis pecados».
la muerte de Jesús en la cruz no debe aislarse de su vida. Las «extensas introducciones» a los Evangelios

son en sí historias de la pasión. La kenosis de Jesús, su autovaciarse, empezó con su nacimiento. Debido a su identificación
con los que vivían en la periferia y su negación a atenerse a las costumbres de la época, lo crucificaron. Pero hay
más: la cruz de Cristo constituye, de manera singular, el sello de distinción de la fe cristiana (cf. Moltmann 1975:4).

La cruz también significa reconciliación entre individuos y grupos separados, entre los opresores y los oprimidos.

3. La resurrección: En las iglesias orientales la resurrección de Cristo es el evento salvífico de Dios par excellence.

4. La ascensión: La tradición calvinista, uno podría afirmar, tiene su enfoque en la ascensión. Para Juan Calvino, los
cristianos habitan entre la ascensión y la parusía;

5. Pentecostés: Los movimientos pentecostales y carismáticos tienden a ver el evento de Pentecostés como la obra de Dios
por excelencia. Algunos incluso dirían que, después de una era de historia eclesiástica en la cual el énfasis recayó en Dios
el Padre, seguida por la era del Hijo, hemos entrado ahora, particularmente desde los comienzos del siglo 20, en la era del
Espíritu. En esta [página 628] nueva dispensación buscamos ahora la riqueza total del cielo y el éxtasis sin fin. Así, pues,
uno se encuentra en estos círculos con testimonios que dan fe de la ocurrencia de eventos milagrosos y la maravilla de
una cadena continua de experiencias incomparables.

6. La parusía: Siempre ha habido, desde el primer siglo, grupos adventistas con su lente enfocada primordialmente en la
segunda venida de Cristo.

¿Hacia dónde va la misión?

Entonces la preocupación de la Iglesia es
la conversión, el crecimiento de iglesias, el Reino de Dios, economía, sociedad y política —¡pero de una manera distinta!
(cf. Kohler 1974:472). La missio Dei purifica a la Iglesia. La coloca bajo la cruz, el único lugar donde siempre está segura.
La cruz es el lugar de la humillación y del juicio, pero también un lugar de refrigerio y nuevo nacimiento (cf. Neill 1960:223).
Como la comunidad de la cruz, la Iglesia entonces constituye la comunidad del Reino, no sólo «miembros de la Iglesia»;
como la comunidad del éxodo, no como «institución religiosa», invita a las personas al banquete sin fin (Moltmann
1977:75).
la misión es simplemente la participación de los cristianos en la misión de Jesús (Hering
1980:78), apostando a favor de un futuro que la experiencia verificable parece negar. Es las buenas nuevas del amor de
Dios, encarnado en el testimonio de una comunidad, para beneficio del mundo.

omar martinez dijo...

13
MÚLTIPLES FORMAS DE MISIÓN

¿TODO ES TENSIÓN?
Misión en transformación quiere decir, por un lado, que la misión se entiende como una
actividad que transforma la realidad, y por el otro lado, que hay una constante necesidad de que la misión misma siga siendo transformada.
La misión es un ministerio multifacético respecto al testimonio, el servicio, la justicia, la sanidad, la reconciliación, la liberación, la paz, la evangelización, el compañerismo, el establecimiento de nuevas iglesias, la contextualización y mucho más.

Rostros de la Iglesia-en-misión
Nuestra misión debe ser multidimensional para tener credibilidad y ser fiel a sus orígenes y su carácter. Lo que es y lo que abarca la misión, seis eventos salvíficos principales:
1. La encarnación: Las iglesias protestantes en general poseen una teología subdesarrollada de la encarnación.
2. La cruz: Significa reconciliación entre individuos y grupos separados, entre los opresores y los oprimidos.
3. La resurrección: En las iglesias orientales la resurrección de Cristo es el evento salvífico de Dios par excellence.
4. La ascensión: La ascensión es, primordialmente, el símbolo de la entronización del Cristo crucificado y resucitado, quien ahora reina como Rey. La gloria de la ascensión sigue vinculada estrechamente con la agonía de la cruz.
5. Pentecostés: Los movimientos pentecostales y carismáticos tienden a ver el evento de Pentecostés como la obra de Dios por excelencia.
6. La parusía: La misión es entendible solamente en tanto el mismo Cristo resucitado tenga todavía un futuro, un futuro universal para las naciones. La Iglesia no es el mundo, porque el reinado de Dios ya está presente en él. Entonces, la unidad entre la Iglesia y el mundo sólo puede reconocerse y practicarse dialécticamente en esperanza, esto es, a la luz del reinado de Dios.

¿Hacia dónde va la misión?
Uno nunca jamás debe ver los seis eventos cristológicos de la salvación aislados los unos de los otros. En nuestra misión proclamamos al Cristo encarnado, crucificado, resucitado, ascendido, presente en el Espíritu, llevándonos a su futuro como cautivos en su procesión de victoria.
No es la Iglesia quien «emprende» la misión; es la missio Dei la que constituye a la Iglesia.
La misión de la Iglesia necesita una renovación y reconceptualización continua. La misión no es competencia con otras religiones, ni una actividad conversionista, ni expansión de la fe, ni edificación del Reino de Dios; la preocupación de la Iglesia es la conversión, el crecimiento de iglesias, el Reino de Dios, economía, sociedad y política. La misión es simplemente la participación de los cristianos en la misión de Jesús. Es las buenas nuevas del amor de Dios, encarnado en el testimonio de una comunidad, para beneficio del mundo.

Rev. César Parra dijo...

Estimado Hermanos y hermanas
Felicitaciones por estudiar este programa. Me ha parecido interesante leer sus aportes a la Misiologia. En especial siendo provocados por la lectur de D. Bosh y sus paradigmas de la Mision.

Saludos desde Ecuador de otro bautista que quiere comprender tambien el papel de la Iglesia y la Mision.

Bendiciones