lunes, 8 de septiembre de 2008

MISIÓN EN TRANSFORMACIÓN



EXPOSICIÓN DEL HERMANO FRANCISCO NAVES
12 c
Elementos de un nuevo paradigma misionero ecuménico.
La misión como ministerio de todo el pueblo de Dios.

La evolución del ministerio ordenado.Uno de los cambios más gama chicos es el desplazamiento desde el ministerio concebido como monopolio de varones ordenados hacia el ministerio concebido como la responsabilidad de todo el pueblo de Dios. La fe y la política se encuentran ante una rotunda presión. Los cambios de última hora después de 19 siglos en todas las tradiciones eclesiásticas. Desde que Jesucristo seleccionó a los 12 de entre pescadores, cobradores de impuestos, etc. En lugar de hacerlo con los sacerdotes judíos, lo que fue parte de su ministerio rompe-odres. Episcopos, presbiterios y diakonos son términos que no se usaron antes de esa época en los oficios judíos eclesiásticos. Los líderes de la iglesia primitiva son carismáticos y naturales. La Iglesia tenía que lidiar con la herejía por fuera y con un proceso de disolución de la fe por dentro. El ministerio ordenado (sacerdotes, obispos, papas), son los que se encargan de esta tarea y de Iglesia gira alrededor de él. La pregunta es si los protestantes han hecho algo mejor. Lutero rompió con el paradigma existente. Los tres oficios de Cristo, rey, profeta y sacerdote; se cristalizaron claramente los tres oficios de pastor, anciano y diácono. Muchas congregaciones luchan por evitar los extremos peligrosos que son, que el ministro se convierta en una especie de miní-papa o un empleado que tiene que bailar al son de la música. La Iglesia siguió siendo estrictamente clericalista manejada por personal de adentro. Siendo el sacerdote-clérigo en su posición privilegiada y central el corazón de la Iglesia. Tanto las misiones católicas como protestantes, exportaron un modelo de un clero dominante hasta los “campos misioneros”. Hicieron así imposible que la joven Iglesia ejecutará su ministerio particular o sobreviviera sin la ayuda de afuera. Se considera poco probable que ocurriera un cambio en este modelo dominante, ni en la sociedad ni en la Iglesia. Esto empieza darse en nuestra época con el redescubrimiento del “apostolado del laicado” o el “sacerdocio de todos los creyentes”.El apostolado de laicado.Los católicos simples han caracterizado por involucrar a los laicos, en las misiones, como auxiliares y bajo control del clero. Los protestantes las posibilidades formas claras. Normalmente hubo clérigos involucrados en la fundación de las sociedades misioneras. Estados Unidos las sociedades atraían gran número de mujeres. Y en algunas instancias, las mujeres fundaron sus propias sociedades misioneras, sus propios periódicos y hasta levantaron su propio sostenimiento, haciéndolo que los hombres solían hacer incluso la predicación. Después de la Segunda Guerra Mundial las cosas cambiaron, principalmente en cuanto a la misión, se dieron cuenta tanto la Iglesia católica como la protestante de que la apostolicidad de la Iglesia es un atributo de la Iglesia entera y que el ministerio ordenado podría ser entendido únicamente como algo existente entre la comunidad de fe. El concilio Vaticano II yo entrara una nota sección del papel del laicado en la Iglesia, sobre todo en el llamado misionero. Se acentuó el plan divino de la salvación para todo el pueblo, en todo el mundo y en toda época, este laicado trabaja al lado de la jerarquía y el derecho a ser apóstoles. Sin embargo el hecho de que el laicado no participe en la toma de decisiones, separando la base de la cúspide, lo que ha traído más tensión entre ambos extremos, por el temor al elemento “congregacionalista” dentro del catolicismo. Lo mismo sucede en el protestantismo, el espíritu se ha derramado sobre el pueblo de Dios, no sólo sobre algunas personas seleccionadas, “el clero, entonces, surge de la comunidad, la guía, y actúa en nombre de Cristo”. La asamblea del CMI en nueva Delhi (1961); la comunidad es portadora primaria de la misión, “la estructura misionera de la congregación”. La misión ya no surge ni del Papa ni de una orden misionera, ni de ninguna sociedad o sínodo, sino de una comunidad reunida alrededor de la palabra y de los sacramentos. El modelo vertical desde el Papa diera obispos y sacerdotes hasta los feligreses, se ha estado modificando por otro en el cual todos están involucrados directamente. Surge el debate sobre la ordenación de mujeres y que los laicos se involucren directamente en la celebración de la Santa Cena. El problema con este debate, es que sugiere que algunas formas de ministerio ordenado y algunas formas de autoridad para la celebración de los sacramentos son principios y de lo que la Iglesia es en realidad.Formas de ministerio.Moltmann, su tesis de la teología del futuro ya no será sólo para sacerdotes o el pastor sino también para laicos. En la actualidad el ministerio conjunto del clero y el laicado, hasta el punto en el que no poder distinguir quién está siendo que. Comunidades “pequeñas” o “de base”, que habiendo comenzado en América Latina hoy están surgiendo a través del mundo en pero, hasta en occidente. Tomando forma como grupos eclesiales hogareños en occidente, iglesias independientes en África, reuniones clandestinas en países donde el cristianismo está prohibido, etc.Alguna forma de ministerio ordenado es absolutamente esencial y constructiva, no como garante o dispensadora de la gracia de Dios, sino como un guardián que ayuda a la comunidad a mantenerse fiel a las enseñanzas y las prácticas del cristianismo apostólico, el clero no hace esto sólo, sino conjuntamente con todo el pueblo de Dios, ya que todos han recibido es el Espíritu Santo que guía la Iglesia a toda la verdad. Luego entonces necesitamos una eclesiología más orgánica y menos clerical, de todo el pueblo de Dios.La misión como testimonio a personas de otras religiones vivas.Una escena movediza.A partir de 1960 surgió la teología de las religiones y provocó en algunos cristianos se preguntaran “quiénes son estos católicos romanos, anglicanos, metodistas, ortodoxos” y por otro lado “quien son esas personas de otras religiones, hindúes, budistas y musulmanes”. Surgiendo una relación entre el ecumenismo y la teología de la religiones. A través de los años la porción católica insistía que “fuera de la Iglesia no hay salvación”, el modelo protestante afirmaba que “fuera de la palabra no hay salvación”. En ambos modelos la misión significaba conquista y desplazamiento. Durante la mayor parte de la media el enemigo 1 del cristianismo fue el Islam, surgiendo las cruzadas para aplastar esta amenaza, antes de que este aplastara a la Iglesia. Esta actitud cristiana hacia el Islam permanece. Nicolás de Cusa , nunca dudó ni por un instante la superioridad absoluta del cristianismo frente al Islam, Bartolomé de las casas siempre consideró como irrebatible, que las “supersticiones” de los indios americanos eran infinitamente inferiores a la fe cristiana.La certidumbre inmutable, vacía de colectiva del medioevo, que persistió hasta el siglo XVIII, ha desaparecido. El cristianismo dice Kramer (1961) , es cuestionado severamente, repudiado o ignorado de manera condescendiente. Un factor principal en esta desintegración fue, por supuesto, la ilustración. En lo que se refiere al mundo de los valores (al cual fue relegada la religión), las certidumbres cristianas inmutables sufrirían erosión y, la Iglesia reconocería la existencia de un dilema que no haber tenido necesidad de enfrentar. Hoy en día tiene que competir por la lealtad en el mercado de las religiones e ideologías. En los países occidentales, cristianos, musulmanes, hindúes, sikhs y budistas caminan juntos por las calles. Los cristianos han descubierto que aquellas “otras” religiones, paradójicamente, se diferencian más y a la vez se asemejan más al cristianismo de lo que harían pensado. En el paradigma de la ilustración se esperaba que la religión iría desapareciendo paulatinamente, mientras avanza el proceso descubrir que todo lo sale para la supervivencia gran los hechos, y que el mundo de los valores, perdería su influencia sobre las personas, en efecto muchas cosas parecían apuntar en esa dirección. El marxismo anuló la religión considerándola como “el opio del pueblo” y propagó un mundo libre de ella, la religión y en particular el cristianismo, parecía estar declinando. Irónicamente, sin embargo la religión no pereció. ¡Al contrario! “Hay religión después de la ilustración”. La resurrección de la religión, sin embargo, no es un fenómeno netamente cristiano. Al contrario, parece que son otras religiones en particular los que están experimentando una revitalización. En algunas instancias (en particular el caso del Islam) la revitalización de las religiones tradicionales se atribuye al flamante nacionalismo, proyectos de independencia nacional y cosas similares. Estas religiones evangelizan de manera mucho más agresiva que las iglesias cristianas. El hinduismo no sólo se afirma con más fuerza en su lugar de origen: sus sectas también ganan prosélitos con éxito en occidente. El budismo se ha vuelto militante en Sri Lanka y otras partes. Los cristianos se han triplicado en este siglo sin embargo los musulmanes se han cuadruplicado. Los musulmanes prohíben la propagación de la fe cristiana, a diferencia de los países occidentales, los que permiten que toda él pueda propagarse. No estamos preparados para enfrentar los desafíos que tenemos por delante.¿Respuestas posmodernas?El cristianismo en general ha experimentado poco éxito, entre los pueblos adherentes. El budismo en Asia, tan pronto salió de su tierra natal, se convirtió en un budismo chino, un budismo tailandés, un budismo japonés, intrínseco a la tierra y el pueblo de estos países. Lo que constituye una verdadera misión encarnanacional. La misión cristiana en cambio, ha sido una moción descorporalizada. No se rompió la maceta en que venía plantado el cristianismo en otras naciones, por lo que no pudieron echar raíces, convirtiéndose en bonsái. El cristianismo llegó tarde al escenario asiático, excepto tal vez en las Filipinas. Ahora su única esperanza radica en tratar de crear (por ejemplo) apenas un cristianismo indio (de la india), sino, como un cristianismo hindú (M. Amalados, R.Panikkar)en todas partes existe hoy una nueva preocupación por lograr una teología religión cristiana, y un intento desesperado de compensar la miopía del pasado. La confusa diversidad de intentos, cada uno de estos abarcan elementos tanto el paradigma moderno como del posmoderno. El autor de cierre tres posiciones:1 exclusivismo. La actitud católica y protestante, en relación a otras religiones fue premoderna o en algunas manifestaciones moderna. Nosotros podemos referirnos al cristianismo en términos de estar en proceso de convertirse en “religión verdadera” lo decimos porque Dios la crea, elige, justifica y santifica. Igual que el ser humano justificado, la religión verdadera es una criatura de la gracia.2 Cumplimiento: el cristianismo como el cumplimiento de otras religiones estaba ya presente en los conceptos de adaptación, acomodación e indigenización. Hacer comparaciones con otras regiones en el mundo occidental, no había duda de cuál religión estaba en la cima. En el informe estadounidense (1932) su énfasis fue “todos estamos en la misma ruta hace una sola cultura mundial y necesitamos una sola religión, sin duda basada en gran parte en las presuposiciones cristianas de occidente. El amor cristiano, sugirió Hocking, era el elemento preciso para el rejuvenecimiento espiritual del mundo. Por otro lado hubo presiones para cambiar el acercamiento de la teología desde un acercamiento Eclesiocéntrico a otro Cristocéntrico. Rahner al analizar otras religiones y su posible valor sádico es la cristología. Nunca abandona la idea del cristianismo como la región absoluta ni la idea de Cristo como único medio de salvación, pero reconoce elementos sobre naturales de la gracia en otras religiones, que, según él, han sido otorgados a seres humanos por medio de Cristo. Existe una gracia sádica dentro de otras religiones, examinará si es Cristo. Esto convierte a otras personas en “cristianos anónimos” y otorga a sus religiones o lugar positivo dentro del plan salvífico de Dios.3 Relativismo: este se manifiesta en algunos modelos son claramente premodernos y modernos y otros que revelan rasgos de un paradigma posmoderno (al igual que en el exclusivismo y el cumplimiento). Las religiones resultan ser más complementarias que contradictorias (el ejemplo del elefante y los indios ciegos, según la parte que tocaban, serpiente, espada, abanico, pared, columna o cuerda.) Esté extremo relativismo de la ilustración casi nunca se encuentra hoy en círculos cristianos. Todas las religiones consisten en distintas respuestas humanas frente a una sola realidad divina y afirma que todas en carga diferentes percepciones que han tomado forma en medio distintas circunstancias históricas y culturales. (Ernest Troeltsch 1865-1923). Todas las religiones tienen igual validez y otros reveladores y salvadores pueden ser tan importantes como Jesucristo (Hick).John Macquarrie, aboga por un “ecumenismo global” y sugiere que la misión cristiana debe restringirse aspectos humanitarios como la salud, la educación y cosas semejantes. En particular, nunca debe buscar la conversión de los adherentes de las denominadas actas religiones, en las cuales la gracia sádica de Dios ya está operando de manera visible. Las pretensiones legales de verdad son simplemente parte de todo el mosaico religioso y deben ser vistas como tal.Diálogo y misión.Un compromiso definitivo con la religión de uno, como una genuina perturba a la del otro, de vacilar constantemente entre la certidumbre y la duda. En todos estos acercamientos cada vez se quiebra la atención. Klaus Klostermainer si esta ruta: el diálogo y la misión tienen su encuentro a nivel más de corazón que de mente. Estamos frente a un misterio.La primera perspectiva necesaria, es aceptar la coexistencia de distintas religiones y hacerlo con gusto (no ha regañadientes). Macquarrie (1977) ha identificado seis factores formativos en la teología: la experiencia, la revelación, la escritura, la tradición, la cultura y la razón y R. Pape añade 1/7 factor formativo: otra religión. En Sri Lanka, el tema se convirtió “los cristianos en diálogo con los hombres de otras religiones”. En 1977 en Tailandia el tema fue “diálogo en comunidad”.En segundo lugar, el verdadero diálogo presupone compromiso. Sin un compromiso con el Evangelio, el diálogo se convierte en algo arrogante y sin valor.En tercer lugar, el diálogo (y, por ende, la misión) es posible únicamente si partimos de la convicción que, no estamos avanzando hacia el vacío, sino que procedemos esperando encontrarnos con Dios que nos ha precedido preparando las personas dentro del contexto su propia cultura y convicciones. Dios ya ha derribado las barreras; su espíritu obra constantemente de manera que sobrepasan el entendimiento.En cuarto lugar, tanto el diálogo como la misión pueden conducirse únicamente con una actitud de humildad. Esa actitud de humildad es intrínseca de la fe cristiana auténtica. “Nadie niega que Jesús hizo mucho bien, pero esto de ninguna manera lo salvó de ser crucificado. La humildad también significa mostrar respeto por nuestros precursores en la fe, que tuvieron sus prejuicios racistas, machistas e imperialistas. El punto es que tampoco hay garantía que resultaremos mejores que ellos.El quinto lugar, tanto el diálogo como la misión deben reconocer que las religiones son mundos en sí mismos, con sus propios ejes y estructuras; se orientan en diferentes direcciones y plantean preguntas diferentes. Esto implica, entre otras cosas, que el evangelio cristiano no tiene la misma relación con el hinduismo que con el budismo, etc. El paradigma moderno, que tiende a pasar por alto las diferencias. Lo que pasa generalmente es que se toma como punto de partida al cristianismo, generalizando los elementos de la religión cristiana hasta adecuarlos al fenómeno de otras religiones y entonces producir una especie de copia reducida del cristianismo. Esto convierte a otras religiones en poco más que un eco de la misma voz del cristianismo y demuestra poca sensibilidad ante el hecho de que ellas plantean sus propias preguntas al cristianismo.Pablo VI (1964) crea la impresión de concebir otras regiones como círculos concéntricos alrededor de la Iglesia Católica, es el centro, según este modelo, marca la distancia en relación con el cristianismo en particular con la Iglesia Católica. El “pluralismo punitivo” de Knitter afirma que las religiones del mundo son “más complementarias que contradictorias” (1985) que saldría cabo igual a la perspectiva de los filósofos de la ilustración. La religión auténtica es, sin embargo demasiado difícil de manejar como para caber en semejante constelación.En sexto lugar, el diálogo no es un sustituto ni un subterfugio para la misión. No pueden verse como idénticos o como opuestos el uno del otro. La reunión de la CMME en San Antonio lo expresó “afirmamos que el testimonio no incluye el diálogo sino que invita al diálogo, y que éste no excluye el testimonio sino que invita a testimonio y lo profundiza”.La correspondencia entre el diálogo y la misión es llamativa. El diálogo y la visión viajan por una calle de una sola vía; ninguno de los dos es tercamente dogmático, intolerante o manipulador..Las disimilitudes entre el diálogo y el testimonio. Knitter (1985) dice que la meta de la misión es que un cristiano se convierte en un mejor se han y el budista en un mejor budista, lo que apoya el diálogo pero no a la misión. Gómez (1986) dice la Iglesia proclama y sus deberes hacerlo, sin tregua al Cristo que es el camino, la verdad y la vida. CMI no escatimar esfuerzos para establecer de una vez por toda la legitimidad y algo, pero aquí hay duda sobre el llamado de la Iglesia a testificar de la vida de Cristo. La asamblea de Nairobi (1975)declara: con valentía confesamos a Cristo sólo como El Salvador y el señor y expresa confianza segura en el poder del Evangelio. En ME6 leemos: en el caso de la vocación de la Iglesia en el mundo está la proclamación del reino de Dios inaugurados en Jesús el señor, crucificado y resucitado. Agrega: los cristianos adeudan el mensaje de la salvación de Dios en Cristo Jesús a todas las personas y a todos los pueblos. En la conferencia de San Antonio: el Dios felino, padre hijo y espíritu Santo, es un dios en misión, la fuente y el sustentador de la misión de la Iglesia. Y dice: no podemos apuntar a ningún otro camino de salvación a parte de Jesucristo. Éstos elementos no negociables de la misión llegaron ser abundantemente claros en esos capítulos sobre el carácter misionero de la iglesia primitiva.En séptimo lugar: la pregunta ¿las otras religiones también pueden “salvar”? ¿Que sucede un individuo después de la muerte? Las religiones crecen y aseguran tal salvación. ¿Será esta la única razón por la que las personas deben llegar a ser cristiana? Y para eso hay que aceptar un sistema fijo de dogmas, ritos e instrucciones. Sin embargo, la conversión no significa un inicio una comunidad con el fin de asegurar la “salvación eterna”; más bien, es un cambio de lealtades en el que la persona acepta Cristo como señor y centro de su vida. Más que ser salvo la persona abraza su responsable resentido de servir a Dios en esta vida y promover el reino de Dios en todas sus manifestaciones. La conversión incluye una limpieza personal, el perdón, la reconciliación y la renovación, con el fin de llegar a ser partícipe de las asombrosas obras de Dios.¿Cómo combinar la fe en Dios revelada de manera única en Cristo Jesús con la confesión de que Dios nos ha quedado sin testimonio? ¿Cómo mantener esta tensión entre ser, a la vez, misionero y dialógico? Esta tensión surge por cualquier camino que escojamos. “Aceptamos esta tensión y no buscamos resolverla”. No tenemos todas las respuestas. Démosle su compromiso en el diálogo y la misión como una aventura. No como soldados, sino que, mensajeros de la paz; no como vendedores que presionan, sino con embajadores del Señor siervo.La misión como teología.Visión marginada.El no testamento se escribió dentro de un contexto misionero. Se encontraba la Iglesia-en-misión. Así la misión se convirtió en la “madre de la teología”. La teología perdió su dimensión misionera. En el periodo posmoderno se entendió a la teología primordialmente en dos sentidos. En primer lugar, fue el término para describir un conocimiento real e individual de Dios y de las cosas relacionadas con él. En segundo lugar, fue el testimonio utilizado para disciplinar, una empresa auto consciente y escatológico. Durante muchos siglos había una sola disciplina denominada “teología”. Bajo el impacto de la ilustración aquella disciplina se dividió en 2 areas: la teología como el conocimiento práctico necesario para llevar a cabo el trabajo clerical, y la teología como una empresa técnica y académica entre tantas otras. La teología se desarrolló a lo que Farley denomina “modelo cuádruple”: las intrigas de Biblia (texto), la historia de la Iglesia (historia), la teología sistemática (verdad) y la teología práctica (aplicación).La teología “práctica” se convirtió un mecanismo para mantener la Iglesia en marcha, entre las otras disciplinas resultaron ser ejemplos de ciencia “pura”. La teología en gran parte estaba desprovista de una dimensión misionera, aún después de siglo 15. Voetius fue el primero en desarrollar una “teología de la misión”. La misión estaba relegada totalmente a la periferia de la Iglesia sin despertar ningún interés. La teología permaneció como algo netamente parroquial y doméstico. La teología práctica tiene que ver con el pastoral o de la Iglesia y la misiología con el apostolado de la Iglesia.Una segunda estrategia la de abogar por la introducción de la misiología con una disciplina teológica por derecho propio. Warneck su contribución provocó respuestas no solamente los círculos protestantes sino católicos. Existen muchas cátedras y departamentos de misiología hoy más que nunca. Un tercer acercamiento, era abandonar la enseñanza de la misiología como una materia aparte y esperar que las otras disciplinas teológicas incorporen la dimensión misionera a todo el campo teológico.De una teología de la misión y a una teología misionera.El problema básico, por supuesto, no el concepto de misiología, sino con el concepto de misión, donde ésta se define exclusivamente en términos de la salvación de almas o la extensión de la Iglesia, la misionología no podría sino ser la ciencia del misionero y para el misionero, una materia práctica (sino pragmática): “¿cómo implementamos la tarea? ..Illich define la misión como la continuación social de la Encarnación. O el amanecer social del ministerio, o el florecer social de la palabra en medio de un presente siempre cambiante (1974). El movimiento misionero de la Iglesia es únicamente una de las formas de la naturaleza extrovertido del amor de Dios. (Haight 1976). La misión significa servil, sanar y reconciliar a la humanidad dividida y herida. La misionología está para permear sus toda las disciplinas; no es sólo un sector de la enciclopedia teológica (Linz 1964). En términos de su aspecto dimensionar la misión no ya desafía responde a los desafíos de disciplinas específicas.La Iglesia tiene una historia sólo porque Dios dio el privilegio de participar en la” missio Dei”. La hemos convertido en una sede de historias denominacionales, donde cada denominación simplemente escribe sus propias crónicas, es cumpliendo los rostros de sus fundadores en un “postre o térmico privado” (Hoekendijk 1967). M. Austin “una Iglesia de clase media del siglo XIX, que se esfuerza por asumir los desafíos del siglo XX cuando el siglo XXI ya está a la puerta”.Considerando la dimensión misionera de la teología práctica, ésta se vuelve miope, y se preocupa sólo por la autorrealización de la Iglesia en torno a su predicación, catequesis, liturgia, ministerio docente pastoral y diaconado, en lugar de voltear sus ojos hacia el ministerio del mundo, analizando la actividad misionera, de alertar a una teología ya una Iglesia domesticada respecto a la realidad en el mundo exterior que está herido y al cual Dios ama. La iglesia debe advertir a su clientela sobre las realidades del tercer mundo. Para la comunidad cristiana entera –Iglesia del primer, segundo y tercer mundo-la misionología implica globalización. Y para lograr esta globalización, necesita especificidad y concretización.Lo que puede y lo que no puede hacer la misionología.Ésta tiene una tarea doble, una respecto a la teología y otras respecto a la praxis misionera.Frente a primera la visión desempeñó una función crítica desafiando continuamente a la teología, por medio de la reflexión sobre la fe, y ha de acompañar al Evangelio en su peregrinaje en medio de las naciones y a través del tiempo. Rompiendo con las actitudes cómodas, y oponiéndose acá en pulso eclesiástico de auto preservación cada deseo de permanecer igual cada inclinación al provincialismo y el parroquialismo. Es además acompañar críticamente a la empresa misionera, fiscales a sus fundamentos, sus metas, sus actitudes, sus mensajes y sus métodos.La praxis misionera permanece en tensión creativa con los orígenes de la misión, con el texto bíblico y con la historia del involucramiento misionero de la Iglesia. La teología (incluyendo naturalmente la misionología) es una reflexión sobre mensaje y su proclamación, la examina críticamente y no pueden involucrarse en la misión. Éstas se capta, no se enseña. Se debe concentrar en la naturaleza inter subjetiva de la empresa misionera y de la reflexión mencionó lógica en torno a ella. Cada rama de la teología, incluyendo la misionología, aún se encuentra en estado incompleto, frágil y preliminar.La misión como acción de esperanza.La “oficina de escatología” cerrada.Erne Troeltsch fue el que dijo “la oficina de escatología se encuentra cerrada a mayor parte del tiempo” sin embargo con el redescubrimiento del escatología, primero en el protestantismo, luego el catolicismo. En efecto, en nuestro siglo la “oficina de escatología” a estado trabajando horas extras”. Únicamente nuestra época, hemos emperador descubrir la naturaleza histórica fundamental de la fe y la escatología bíblica. La pregunta ¿quién es Dios?, se contestaba con la referencia a la historia: El dios Abraham, de Isaac y de Jacob. Y la historia de Jesús de Nazaret es parte integrante de aquella historia y carece de sentido si ella. Ernest Bloch afirma: “donde hay esperanza, hay religión”. La ilustración prácticamente destruyó la categoría de la esperanza. Desechó la teología y funcionó únicamente en términos de causa y este, no de propósito” “el Dios de la física nos da lo que anhelamos; pero nos dice lo que debemos anhelar” (George Santayana). La religión tiene dos respuestas. Una respuesta sido formulada por Mircea Eliade como “el mito del eterno retorno” : lo que esperamos es lo que ya fue pero ha perdido. En el principio de un paraíso, un estado de felicidad libre tensiones, el cual perdimos; la salvación significa recuperar el paraíso. La respuesta judeo-cristiana destierre esto. El futuro anhelado lo es una simple repetición o un retorno al origen. Más bien, el futuro está abierto hacia un nuevo comienzo que superará el primero. El pasado constituye la promesa del futuro. El dios del futuro se coloca en costa de los dioses del origen, del ciclo de la naturaleza, del “eterno retorno”

4 comentarios:

omar martinez dijo...

LA MISIÓN COMO MINISTERIO DE TODO EL PUEBLO DE DIOS
La evolución del ministerio ordenado
La crisis que enfrentamos respecto al ministerio es parte integral de la crisis que enfrentan Iglesia y misión en esta época de cambio paradigmático. El sacerdote tenía poder activo para consagrar, perdonar pecados y bendecir; los cristianos comunes y corrientes facultados para serlo a raíz de su bautismo desempeñaban un papel pasivo, a saber, el de recibir la gracia. Al igual que las misiones católicas, las misiones protestantes, como era de esperar, exportaron su modelo de un clero dominante hasta los campos misioneros, imponiéndolo sobre otros como el único legítimo y apropiado.

El apostolado del laicado
Las misiones católicas siempre se han caracterizado por un involucramiento laico significativo. En realidad, desde el principio, las misiones protestantes fueron en gran parte un acontecimiento laico. Por medio del bautismo y la confirmación todos son comisionados a este apostolado por el Señor mismo. El Concilio Vaticano II todavía se refiere a los laicos como auxiliares de los ministerios sagrados. Los laicos ya no son solamente scouts que ellos mismos son la base operacional desde la cual procede la missio Dei. La misión no procede primordialmente del Papa, ni de una orden de misioneros ni de alguna sociedad o sínodo, sino de una comunidad reunida alrededor de la Palabra y los sacramentos, y enviada al mundo.

Formas de ministerio
El laicado, algo de lo cual ya empieza a surgir. A la vez, tal teología se hace posible de nuevo sólo ahora que vamos dejando atrás la sombra de la Ilustración. Una teología del laicado no significa que los laicos deberían ser capacitados para ser minipastores. Su ministerio se ofrece en la forma de la vida común y corriente de la comunidad cristiana.
Un ejemplo extraordinario del ministerio laico se encuentra en el fenómeno de las comunidades cristianas pequeñas o de base. Ellas toman muchas formas: grupos eclesiales hogareños en Occidente, iglesias independientes africanas, reuniones clandestinas en países donde el cristianismo está prohibido, etc. El sacerdocio del ministerio ordenado existe para facilitar, no para remover, el sacerdocio de toda la Iglesia.

La misión como testimonio a personas de otras religiones vivas24
Una escena movediza
La «teología de las religiones», es una disciplina que surgió únicamente a partir de la década de 1960. El mismo estímulo que hizo se preguntaran quiénes son estos católicos romanos, anglicanos, metodistas, ortodoxos, también hizo que se preguntaran quiénes son estas personas de otras religiones. En este sentido formal existe una relación entre el
ecumenismo y la teología de las religiones. Mientras el modelo católico insistía que fuera de la Iglesia no hay salvación, el modelo protestante afirmaba que «fuera de la Palabra no hay salvación. Bajo ambos modelos la misión significaba conquista y desplazamiento. Los cristianos serios han descubierto que aquellas otras religiones, paradójicamente, se diferencian más y a la vez se asemejan más al cristianismo de lo que habían pensado.
Los dos problemas principales no resueltos para la Iglesia cristiana son su relación con (1) las cosmovisiones que ofrecen una salvación aquí y ahora, y (2) otras religiones.





¿Respuestas posmodernas?
Desde la década de 1960 pocos temas han dominado la literatura misionológica de la manera en que lo ha hecho la teología de las religiones. Lo que se requiere, sin embargo, es no sólo inculturación sino una inreligionización. La misión cristiana, en cambio, ha sido una misión descorporalizada.

Diálogo y misión
La primera perspectiva necesaria y ésta ya es una decisión del corazón más que del intelecto. Hoy día pocos cristianos en el mundo se encuentran en una situación en la que el coexistir con otras religiones no forme parte de su vida diaria. En segundo lugar, el verdadero diálogo presupone compromiso. No implica sacrificar la posición propia; resultaría superfluo. En tercer lugar, el diálogo es posible únicamente si partimos de la convicción que, como insisten, que procedemos esperando encontrarnos con el Dios que nos ha precedido preparando a las personas dentro del contexto de su propia cultura y convicciones. En cuarto lugar, que tanto el diálogo como la misión pueden conducirse
únicamente con una actitud de humildad. Para los cristianos esto debe darse por sentado por dos razones: la fe cristiana es una religión de gracia y encuentra su centro, en gran medida, en la cruz. En quinto lugar, tanto el diálogo como la misión deben reconocer que las religiones son mundos en sí mismos, con sus propios ejes y estructuras; se orientan en diferentes direcciones y plantean preguntas diferentes. En sexto lugar, el diálogo no es un sustituto ni un subterfugio para la misión. No pueden ser vistos como idénticos ni como irrevocablemente opuestos el uno al otro. La correspondencia entre el diálogo y la misión es llamativa. Ambos han registrado, con el transcurso del tiempo, un cambio desde la indiferencia, pasando por la arrogancia, hasta llegar a la tolerancia. Las disimilitudes entre el diálogo y el testimonio son, sin embargo, igualmente fundamentales.
En séptimo lugar, sin embargo, lo que acabo de sugerir no debe distorsionarse para justificar una actitud de normalidad, como si todo lo que hay que hacer es seguir adelante con la predicación de «la antigua historia» como siempre.
La conversión no significa unirse a una comunidad con el fin de asegurar la salvación eterna; más bien, es un cambio de lealtades en el que la persona acepta a Cristo como Señor y centro de su vida. La conversión incluye una limpieza personal, el perdón, la reconciliación y la renovación, con el fin de llegar a ser partícipe de las asombrosas obras
de Dios.

La misión como teología
Misión marginada
La cristianización de Europa y la instalación del cristianismo como la religión establecida en el Imperio Romano y más allá, la teología perdió su dimensión misionera.
Se entendió la teología primordialmente en dos sentidos. En primer lugar, fue el término para describir un conocimiento real e individual de Dios y de las cosas relacionadas con él.
En segundo lugar, fue el término utilizado para la disciplina, una empresa autoconsciente y escolástica. La teología práctica se convirtió en un mecanismo para mantener la Iglesia en marcha, mientras las otras disciplinas resultaron ser ejemplos de ciencia pura. La misión estaba relegada totalmente a la periferia de la Iglesia y no suscitaba interés alguno digno de mencionar. Una segunda estrategia era la de abogar por la introducción de la misionología como una disciplina teológica por derecho propio. Un tercer acercamiento, seguido principalmente en Gran Bretaña y usualmente llamado integración, era abandonar la
enseñanza de la misionología como una materia aparte y esperar que las otras disciplinas teológicas incorporaran la dimensión misionera a todo el campo teológico.


De una teología de la misión a una teología misionera
El problema básico, por supuesto, no era con el concepto de misionología, sino con el concepto de misión. Donde se definía la misión exclusivamente en términos de la salvación de almas o la extensión de la Iglesia, la misionología no podría sino ser la ciencia del misionero y para el misionero, una materia práctica que no se concebía a la Iglesia como misionera por su misma naturaleza, la misión y, por implicación, la misionología permanecieron como una añadidura sacrificable. La iglesia fue elegida por causa de la misión; por causa de su llamado la Iglesia se convirtió en el propio pueblo de Dios. La Iglesia deja de ser Iglesia si no es misionera, la teología deja de ser teología si pierde su carácter misionero. Dentro del marco amplio de la teología, la misionología tiene una doble función. La primera se relaciona con lo que Newbigin y Gensichen denominan el aspecto dimensional. La misionología está para permear todas las disciplinas; no es sólo un sector de la enciclopedia teológica.

Lo que puede y lo que no puede hacer la misionología
La misionología entonces tiene una tarea doble, una respecto a la teología y otra respecto a la praxis misionera. Primera, en el contexto de las disciplinas teológicas la misionología desempeña una función crítica al desafiar continuamente a la teología a que sea una theologia viatorum; es decir, por medio de su reflexión sobre la fe, la teología ha de acompañar al evangelio en su peregrinaje en medio de las naciones y de las épocas. Segundo lugar, a la responsabilidad de la misionología de interactuar con la praxis misionera. La misión es una realidad intersubjetiva en la cual los misionólogos, los misioneros y las personas entre las cuales éstos sirven colaboran. Esta realidad de la praxis misionera permanece en tensión creativa con los orígenes de la misión, con el texto bíblico y con la historia del involucramiento misionero de la Iglesia.

carlos monjaras m dijo...

MATERIA: Naturaleza y Misión de la Iglesia II
TAREA: Resumen del libro La misión en transformación CAP. 12c
PROFESOR: Rafael Pola Baca
ALUMNO: Carlos Monjaras Mirón

La misión como ministerio de todo el pueblo de Dios
La evolución del ministerio ordenado.
Uno de los cambios más dramáticos que tienen lugar en la iglesia hoy es el desplazamiento desde el ministerio concebido como monopolio de varones ordenados hacia el ministerio concebido como monopolio de varones ordenados hacia el ministerio concebido como la responsabilidad de todo pueblo de Dios. de personas ordenadas o no. ha identificado la “institucionalización de los ritos de la Iglesia” como una de las características de la dispensación de Constantino, y la “laicización” contemporánea de la Iglesia como indicativo del fin del constantinismo.
La teología cristiana… ya no será simplemente una teología para sacerdotes y pastores, sino también una teología para el laicado con sus vocaciones en el mundo.
No hay duda de que Jesús de Nazaret rompió con la totalidad de la tradición judía al escoger a sus discípulos entre pescadores, cobradores de impuestos, etc.,en ves de hacerlo entre la clase sacerdotal. Esto constituyó parte de su “ministerio rompe-odres”, el aspecto “reverso” de la enseñanza de Jesús que puso cabeza abajo lo apropiado para ese tiempo yendo en contra de las expectativas humanas normales.
Los creyentes simplemente “se reúnen”, casi siempre en algún hogar. De hecho el hogar puede considerarse como la unidad básica en el establecimiento del cristianismo en cualquier ciudad. Era inevitable, bajo este arreglo, que se creyera que la única incumbencia de la Iglesia era lo sagrado (aunque el clero, en particular los obispos, muchas veces detentara un poder secular). En realidad conciben a la Iglesia casi exclusivamente como medio de comunicar la gracia, reforzando el cuadro sacerdotal de la Iglesia.
En este caso la Iglesia Católica se veía a sí misma como un almacén repleto de gracias celestiales que los gerentes clericales podían distribuir a los clientes. La pregunta es si los protestantes han hecho algo mejor. Es cierto que hay que dar crédito a Lutero por haber rescatado la noción del “sacerdocio de todos los creyentes”. En su tesis que “la congregación… cristiana tiene el derecho y el poder para juzgar toda enseñanza y llamado, para instalar y despedir a sus maestros”.
Los otros reformadores y sus herederos siguieron a Lutero en este punto. Por cierto, rechazaron la forma del sacerdocio sancionada por la Iglesia Católica como había existido a finales del siglo cuatro y optaron más bien por la forma de oficios vigente al cierre de la reformación del Nuevo Testamento.

El apostolado del laicado
Las misiones católicas siempre se han caracterizado por un involucramiento laico significativo. Su participación en la empresa católica, sin embargo, fue de índole claramente auxiliar y bajo el control y jurisdicción del clero. En las misiones protestantes las posibilidades eran más promisorias, especialmente cuando el “principio del voluntariado”.
Las iglesias, tanto la católica como la protestante, se dieron cuenta de que los modelos monolíticos tradicionales de los oficios eclesiásticos ya no cuadraban con la realidad. El agio ornamento teológico en ambas confesiones occidentales descubrió de nuevo que la apostolicidad de la Iglesia es un atributo de la Iglesia entera y que el ministerio ordenado podría ser entendido únicamente como algo existente dentro de la comunidad de fe. El Concilio Vaticano II dio expresión al nuevo ámbito teológico y social, y a una nueva percepción del papel central del laicado en la Iglesia, especialmente en cuanto a su llamado misionero.
Los laicos ya no son solamente Scout que, al regresar del “mundo de afuera” con testimonios acerca de lo que vieron allí y quizás con un racimo de uvas, rinden su informe a la “base operacional” ellos mismos son la base operacional desde la cual procede la missio Dei. Ya no son ellos “acompañan” a los que tienen los “oficios especiales” en la misión de éstos en el mundo. Más bien, son quienes ocupan los “oficios especiales” los que deben acompañar al laicado, el pueblo de Dios.

Formas de ministerio
Un ejemplo extraordinario del ministerio laico se encuentra en el fenómeno de las comunidades cristianas “pequeñas” o “de base”, que, habiendo comenzado en América Latina, hoy están surgiendo a través del mundo entero.
Llevó mucho tiempo para que la Iglesia cristiana descubriera que Cristo, que trastornó las formas sagradas de ministerio de las instituciones judías de su época, tal vez podría desafiar la tradicional “teología del ministerio” de la Iglesia cristiana actual.

La misión como testimonio a personas de otras religiones vivas
La teología de las religiones, es una disciplina que surgió únicamente a partir de la década de 1960. El mismo estímulo que hizo que los cristianos de una determinada denominación se preguntaran “quienes son estos católicos romanos, anglicanos, metodist6as, ortodoxos, también hizo que se preguntaran “quienes son estas personas de otras religiones, hindúes, budistas y musulmanes.” Por lo menos en este sentido formal existe una relación entre el ecumenismo y la teología de las religiones.
Bajo ambos modelos la misión significaba conquista y desplazamiento. Se consideraba al cristianismo como único, exclusivo, superior, definitivo, normativo y absoluto, la única religión con derecho divino a existir y extenderse. Durante la mayor parte de la Edad Media, el archienemigo del cristianismo fue el Islam. El resultado de este conjunto de circunstancias es que la Iglesia se enfrenta hoy a una serie de desafios sin precedentes.

¿Respuestas posmodernas?
1. Exclusivismo. La tradicional actitud exclusivista occidental, católica y protestante, respecto a otras religiones fue definitivamente premoderna o (en algunas de sus manifestaciones) moderna. Lo mismo podría decirse, en general, de la posición evangélica contemporánea.

2. Cumplimiento: Uno podría argumentar que la idea del cristianismo como el cumplimiento de otras religiones estaba ya presente en los conceptos de adaptación, acomodación e indigenización.

3. Relativismo. He argumentado que tanto el exclusivismo como el cumplimiento se manifiestan en algunos modelos que son claramente premodernos y modernos y otros que revelan rasgos de un paradigma posmoderno. Lo mismo es cierto del relativismo.

Diálogo y misión
El diálogo y la misión tienen su encuentro a nivel más de corazón que de mente.
La primera perspectiva necesaria y ésta ya es una decisión del corazón más que del intelecto- es aceptar la coexistencia de distintas religiones y no acceder a esto a regañadientes, sino con gusto.
En segundo lugar, el verdadero diálogo presupone compromiso. No implica sacrificar la posición propia; resultaría superfluo. Un acercamiento “sin prejuicios” no sólo resulta imposible sino en realidad subvertiría el diálogo mismo.
En tercer lugar, el diálogo es posible únicamente si partimos de la convicción de que, no estamos avanzando hacia el vacío, que procedemos esperando encontrarnos con el Dios que nos ha precedido preparando a las personas dentro del contexto de su propia cultura y convicciones.
Cuarto lugar, que tanto el diálogo como la misión pueden conducirse únicamente con una actitud de humildad.
En quinto lugar, tanto el diálogo como la misión deben reconocer que las religiones son mundos en sí mismos, con sus propios ejes y estructuras; se orientan en diferentes direcciones y plantean preguntas diferentes.
En sexto lugar, el diálogo no es un sustituto ni un subterfugio para la misión. No pueden ser vistos como idénticos ni como irrevocablemente opuestos el uno al otro.
Las disimilitudes entre el diálogo y el testimonio son, sin embargo, igualmente fundamentales.

La misión como teología
Durante muchos siglos había una sola disciplina denominada “teología”, sin subdivisiones. Existían, por supuesto, distinciones, pero todas se referían a un solo “hábito”. la teología, el conocimiento de Dios y de las cosas de Dios. La “teología” práctica se convirtió en un mecanismo para mantener la Iglesia en marcha, mientras las otras disciplinas resultaron ser ejemplos de ciencia “pura”. La teología práctica tiene que ver con el pastorado de la Iglesia y la misionología con el apostolado de la Iglesia.

Lo que puede y lo que no puede hacer la misionología
La tarea de la misionología es, además, acompañar críticamente a la empresa misionera, fiscalizar sus fundamentos, sus metas, su actitud, su mensaje y sus métodos: no desde la distancia, como un espectador, sino en un espíritu de co-responsabilidad y de servicio a la Iglesia de Cristo.
La perspectiva de la fe no implica que el misionólogo pueda, a través de una exégesis cuidadosa de la Palabra, lograr acceso a las leyes bíblicas que rigen la misión y determinan en detalle cómo se debe llevar a cabo. No es correcto tratar el presente y el futuro como simples extensiones de lo que, una vez y para siempre, las “leyes” de la misión reveladas en la Escritura o en la tradición decretaron que la misión debe ser. Una preocupación de la misionología contemporánea será esclarecer de manera contextualizada la relación entre Dios, su mundo y su Iglesia.

eleazzar gonzalez garcia dijo...

SEMINARIO TEOLOGICO BAUTISTA CAMPUS HOREB

MATERIA: Naturaleza y Misión de la Iglesia
TAREA: Resumen del libro MISIÓN EN TRANSFOMACIÓN
PROFESOR: Rafael Pola Baca
ALUMNO: Eleazar González García

CAPITULO DOCE C
LA MISION COMO MINISTERIO DE TODO EL PUEBLO DE DIOS

Uno de los cambios más dramáticos que tienen lugar en la Iglesia de hoy es el desplazamiento desde el ministerio concebido como monopolio de varones ordenados hacia el ministerio concebido como la responsabilidad de todo pueblo de Dios, de personas ordenadas o no.
La teología cristiana ya no será simplemente una teología para sacerdotes, sino también una teología para el laicado con sus vocaciones en el mundo.
La mayoría de los líderes en la Iglesia primitiva son figuras carismáticas, líderes naturales, tanto hombres como mujeres.
La clericalización de la Iglesia iba de la mano con la sacerdotalización del clero. El sacerdote tenía poder activo para consagrar, perdonar pecados y bendecir. La Iglesia incluía dos categorías distintas de personas: el clero y el laico, éste último percibido como inmaduro. En este caso la Iglesia Católica se veía a sí misma como un almacén repleto de gracias celestiales que los gerentes clericales podían distribuir a los clientes. Cuando en el siglo dieciséis la Reforma protestante desafió su supremacía, su reacción (en el Concilio de Trento) fue descartar completamente los reclamos. Al mismo tiempo emprendió una misión, una actividad realizada por un cuerpo de especialistas, sacerdotes y religiosos autorizados por el Papa, para extender la hegemonía de la Iglesia a otras partes del mundo.
Lutero rompió ciertamente con el paradigma predominante. Los otros reformadores y sus herederos siguieron a Lutero en este punto. Rechazaron la forma del sacerdocio sancionada por la Iglesia Católica. La clave de todo esto era “los tres oficios de Cristo” rey, profeta y sacerdote.

El apostolado del laicado
De varias maneras el Concilio Vaticano II dio expresión al nuevo ámbito teológico y social, y a una nueva percepción del papel central del laicado en la Iglesia especialmente en cuanto a su llamado misionero. El Concilio Vaticano II todavía se refiere a los laicos como “auxiliares” de los “ministerios sagrados”. Además en otros aspectos la antigua dicotomía entre clero y laicado parece estar firmemente en su lugar. Los laicos ya no son solamente scouts que, al regresar del mundo de afuera con testimonios acerca de lo que vieron allí y quizás con un racimo de uvas, rinden su informe a la “base operacional”: ellos mismos son la base operacional desde la cual procede la Missio Dei. Ya no son ellos los que acompañan a los que tienen los oficios especiales en la misión de éstos en el mundo. Más bien, son quienes ocupan los oficios especiales los que deben acompañar al laicado.
En algunas partes del Tercer Mundo, en particular, el ministerio tanto de pastores como de laicos será mucho más extenso que en Occidente. Esto tal vez se deba a que en un país en desarrollo los esfuerzos de la Iglesia pueden ser más abarcativos que los del gobierno.
Los protestantes, es cierto, no tenían armas comparables a las encíclicas papales. Sin embargo, su mentalidad muchas veces casi no se diferenciaba de la de Roma; mientras el modelo católico insistía que fuera de la Iglesia no hay salvación, el modelo protestante afirmaba que fuera de la Palabra no hay salvación.
El marxismo anuló la religión considerándola como el opio del pueblo y propagó un mundo libre de ella. Aún fuera del ámbito comunista, la religión, y en particular el cristianismo, parecía estar declinando.
Con la llegada de los seculares años 60, o por lo menos así parecía, había llegado el final de la religión; la única manera de asegurar la sobrevivencia del cristianismo era convertirlo en una religión totalmente secular.
La resurrección de la religión, no es un fenómeno netamente cristiano. Al contrario, parece que son las otras religiones en particular los que están experimentando una revitalización. La pregunta es si la Iglesia y la misión cristianas están preparadas para responder al desafío proveniente de las religiones.
Kart Hartenstein declaró: “No tenemos ni siquiera una teología que sirva para empezar a responder al desafío presentado al cristianismo por el budismo y el hinduismo.
Exclusivismo, cumplimiento y relativismo. Cada uno de éstos abarca elementos tanto del paradigma moderno como del posmoderno.
1. Exclusivismo. La tradicional actitud exclusivista occidental, católica y protestante, respecto a otras religiones fue definitivamente premoderna o moderna.
Dice Barth, citando a Calvino, es un idolorum fabrica, una fábrica de ídolos, y el ídolo que fabrica es la religión, sea la cristiana u otra.
2. Cumplimiento: Uno podría argumentar que la idea del cristianismo como el cumplimiento de otras religiones estaba ya presente en los conceptos de adaptación, acomodación e indigenización.
La teología liberal de esos días aceptaba la validez de otras religiones, pero creía que el cristianismo aún era la mejor y sobreviviría a las demás.
Un acercamiento más explícitamente posmoderno empezó a surgir al cambiar del eclesiocentrismo al cristocentrismo.
3. Relativismo: Se ha argumentado que tanto el exclusivismo como el cumplimiento se manifiestan en algunos modelos que son claramente premodernos y modernos y otros que revelan rasgos de un paradigma posmoderno.
Los varios modelos parecen no dar lugar para abrazar la persistente paradoja de afirmar tanto un compromiso definitivo con la religión de uno, como una genuina apertura a la del otro.
La primera perspectiva necesaria es aceptar la coexistencia de distintas religiones y no acceder a esto a regañadientes, sino con gusto. Seis factores formativos en la teología: la experiencia, la revelación, la Escritura, la tradición, la cultura y la razón, se puede añadir un séptimo factor formativo: otra religión.
La Conferencia de la CMME en la Ciudad de México (1963) utilizó la frase “El testimonio de los cristianos a los hombres de otras religiones”. Un año más tarde.
En Bangkok, el tema era: El encuentro cristiano con los hombres de otras creencias.
Tres años más tarde, en Sri Lanka, la palabra diálogo hizo su aparición. Los cristianos en diálogo con los hombres de otras religiones.
En segundo lugar, el verdadero diálogo presupone compromiso. El diáologo implica dar testimonio de nuestras convicciones más profundas mientras prestamos oído a las de nuestro prójimo.
En tercer lugar, el diálogo es posible únicamente si partimos de la convicción que no estamos avanzando hacia el vacío, que procedemos esperando encontrarnos con el Dios que nos ha precedido preparando a las personas dentro del contexto de su propia cultura y convicciones.
En cuarto lugar, que tanto el diálogo como la misión pueden conducirse únicamente con una actitud de humildad. El punto de nuestra humildad y nuestro arrepentimiento no implica emprender una autoflagelación de manera masoquista. El arrepentimiento y la humildad verdaderos son experiencias de purificación que llevan a una renovación y a un compromiso renovado. La humildad también significa mostrar respeto por nuestros precursores en la fe.
En quinto lugar, tanto el diálogo como la misión deben reconocer que las religiones son mundos en sí mismos, con sus propios ejes y estructuras; se orientan en diferentes direcciones y plantean preguntas diferentes.
En sexto lugar, el diálogo no es un sustituto ni una evasiva escapatoria para la misión. Ni el diálogo ni la misión viajan por una calle de una sola vía; ninguno de los dos es tercamente dogmático, intolerante o manipuladora. En ambos, el compromiso con la fe va de la mano con el respeto hacia los demás.
Si Knitter dice que se ha logrado la meta de la misión cuando el anuncio del evangelio hace que el cristiano se convierta en un mejor cristiano y el budista en un mejor budista.
La Conferencia de San Antonio se apoyó en estas declaraciones para afirmar que “El Dios trino, Padre, Hijo y Espíritu Santo, es un Dios en misión, la fuente y el sustentador de la misión de la Iglesia.
En séptimo lugar, Misión como la Iglesia con otros y Misión como mediación de la salvación.
Un cristiano no es alguien que simplemente tiene más posibilidades de ser salvos, sino una persona que abraza su responsabilidad en el sentido de servir a Dios en esta vida y promover el Reino de Dios en todas sus manifestaciones.


LA MISIÓN COMO TEOLOGÍA
La teología no fue ningún lujo de una Iglesia conquistadora del mundo, sino que fue generada por la situación de emergencia en la cual se encontraba la Iglesia en misión.
En todo el periodo premoderno se entendió la teología primordialmente en dos sentidos.
En segundo lugar, fue el término utilizado para la disciplina, una empresa autoconsciente y escolástica.

DE UNA TEOLOGÍA DE LA MISIÓN A UNA TEOLOGÍA MISIONERA
El problema básico no era con el concepto de misionología, sino con el concepto de misión. Donde se definía la misión exclusivamente en términos de la salvación de almas o la extensión de la Iglesia.
La Iglesia ya no se percibía primeramente frente al mundo sino enviada al mundo y existiendo por causa del mundo. La misión ya no era una mera actividad de la Iglesia sino una expresión del mismo ser de la Iglesia.
La misionología, por lo tanto, acompaña las otras materias teológicas en su trabajo; les plantea preguntas y recibe preguntas de ellas; requiere de este diálogo para el bien de ellas y para su propio bien. Preguntas similares pueden plantearse a la teología sistemática. En diálogo con la teología sistemática era la filosofía. ¿Cómo puede en el mundo contemporáneo hacer caso omiso de las ciencias sociales? ¿Cómo puede darse el lujo de pasar por alto las ideologías anticristianas?. En efecto ¿Cómo puede permanecer ciega frente a su propio carácter misionero innato? Si hace caso omiso de la pregunta: ¿Para qué la misión?, se olvida implícitamente de otras dos preguntas: ¿Para qué la Iglesia y para qué incluso el evangelio?
Iglesias del Primer, Segundo y Tercer Mundo. Únicamente por medio de una missiologia in loco podemos rendir servicio a la missiologia oecumenica.
La misionología entonces tiene una tarea doble, una respecto a la teología y otra respecto a la práctica en oposición misionera.

FERNANDO RODRIGUEZ dijo...

CAPITULO 12C
LA MISION COMO MINISTERIO DE TODO EL PUEBLO DE DIOS

La evolución del ministerio ordenado.
Uno de los cambios más dramáticos que tienen lugar en la iglesia hoy es el ministerio concebido como monopolio de varones ordenados hacia el ministerio O SEA TE Ordenas y ya la hiciste espantosa.
La teología cristiana… ya no será simplemente una teología para sacerdotes y pastores, sino también una teología para el laicado con sus vocaciones en el mundo.
No hay duda de que Jesús de Nazaret rompió con la totalidad de la tradición judía al escoger a sus discípulos entre pescadores, cobradores de impuestos, etc., en ves de hacerlo entre la clase sacerdotal. Nuevo Vino en nuevos odres, Los creyentes simplemente “se reúnen”, casi siempre en algún hogar. Células hablando espiritualmente guerra de guerrillas c0nttra la persecución. Y la respuesta clara y precisa sería ¿En donde puedo adorar a Dios ¿ En realidad conciben a la Iglesia casi exclusivamente como medio de comunicar la gracia, En este caso la Iglesia Católica se veía a sí misma como un almacén repleto de gracias celestiales que los gerentes clericales podían distribuir a los clientes. La pregunta es si los protestantes han hecho algo mejor. Es cierto que hay que dar crédito a Lutero por haber rescatado la noción del “sacerdocio de todos los creyentes”. En su tesis que “la congregación… cristiana tiene el derecho y el poder para juzgar toda enseñanza y llamado, para instalar y despedir a sus maestros”.

El apostolado del laicado
Las misiones católicas siempre se han caracterizado por un involucramiento laico significativo. En las misiones protestantes las posibilidades eran más promisorias, especialmente cuando el “principio del voluntariado”.
El Concilio Vaticano II dio expresión al nuevo ámbito teológico y social, y a una nueva percepción del papel central del laicado en la Iglesia, especialmente en cuanto a su llamado misionero.
Los laicos ya no son solamente Scout que, al regresar del “mundo de afuera” con testimonios acerca de lo que vieron allí y quizás con un racimo de uvas, rinden su informe a la “base operacional” ellos mismos son la base operacional desde la cual procede la misión de.

Formas de ministerio
Un ejemplo extraordinario del ministerio laico se encuentra en el fenómeno de las comunidades cristianas “pequeñas” o “de base”, que, habiendo comenzado en América Latina, hoy están surgiendo a través del mundo entero.
Llevó mucho tiempo para que la Iglesia cristiana descubriera que Cristo, que trastornó las formas sagradas de ministerio de las instituciones judías de su época, tal vez podría desafiar la tradicional “teología del ministerio” de la Iglesia cristiana actual.

La misión como testimonio a personas de otras religiones vivas
La teología de las religiones, es una disciplina que surgió únicamente a partir de la década de 1960. El mismo estímulo que hizo que los cristianos de una determinada denominación se preguntaran “quienes son estos católicos romanos, anglicanos, metodist6as, ortodoxos, también hizo que se preguntaran “quienes son estas personas de otras religiones, hindúes, budistas y musulmanes.” Por lo menos en este sentido formal existe una relación entre el ecumenismo y la teología de las religiones.
Bajo ambos modelos la misión significaba conquista y desplazamiento. Se consideraba al cristianismo como único., el archienemigo del cristianismo fue el Islam. El resultado de este conjunto de circunstancias es que la Iglesia se enfrenta hoy a una serie de desafíos sin precedentes.

¿Respuestas posmodernas?
1. Exclusivismo. La tradicional actitud exclusivista occidental, católica y protestante.
2. Cumplimiento: Uno podría argumentar que la idea del cristianismo como el cumplimiento de otras religiones estaba ya presente en los conceptos de adaptación, acomodación e indigenización.

3. Relativismo.
Diálogo y misión
El diálogo y la misión tienen su encuentro a nivel más de corazón que de mente.
La primera perspectiva aceptar la coexistencia de distintas religiones.
En segundo lugar, el verdadero diálogo presupone compromiso.
En tercer lugar, el diálogo es de Dios.
Cuarto lugar, que tanto el diálogo como la misión pueden conducirse únicamente con una actitud de humildad.

En quinto lugar, tanto el diálogo como la misión deben reconocer que las religiones son mundos en sí mismos.,
En sexto lugar, el diálogo no es sustituible.

La misión como teología
Durante muchos siglos había una sola disciplina denominada “teología”, sin subdivisiones. Existían, por supuesto, distinciones, pero todas se referían a un solo “hábito”. La teología, el conocimiento de Dios y de las cosas de Dios. La “teología” práctica se convirtió en un mecanismo para mantener la Iglesia en marcha, mientras las otras disciplinas resultaron ser ejemplos de ciencia “pura”. La teología práctica tiene que ver con el pastorado de la Iglesia y la misiono logia con el apostolado de la Iglesia.