jueves, 18 de septiembre de 2008

Capítulo 12D. Elementos de un nuevo paradigma misionero ecunémico


Seminario Teológico Bautista Mexicano. Campus “Horeb”
Materia: Naturaleza y misión de la iglesia II
Profesor: Pastor Rafael Pola Baca
Alumno: Hno. César Roberto Ramos Gutiérrez
Reporte de lectura
Libro: “Misión en transformación”
Autor: David J. Bosch
Editorial: Libros de desafío

La misión como acción en esperanza

La oficina de escatología cerrada
Una de las características más sobresalientes de la teología del siglo veinte es el redescubrimiento de la escatología, primero en el protestantismo, luego en el catolicismo.
La escatología representa el elemento de esperanza en la religión.
La Ilustración prácticamente destruyó la categoría de la esperanza.

El horizonte de la escatología se nubla
Durante los siglos subsecuentes las expectativas escatológicas fueron canalizadas por dos vías (las cuales no eran mutuamente excluyentes). En primer lugar, existía una tendencia hacia lo que, muy inadecuadamente, podríamos denominar mística. En segundo lugar, existía una tendencia hacia el eclesiocentrismo.
Los dos modelos predominaron en cada una de las tres ramas principales del cristianismo: ortodoxa, católica y protestante.

La oficina de escatología reabre sus puertas
El trauma de dos guerras mundiales creó un clima en el cual el pensamiento escatológico volvió a tener sentido en las iglesias y los círculos teológicos históricos.
La «nueva escatología» distingue cuatro «escuelas» escatológicas principales en el protestantismo alemán:
La escatología dialéctica. Se enfatiza la absoluta trascendencia de Dios y su ser totalmente separado del mundo.
La escatología existencial. Tiene ciertas afinidades con el primero y surge de la misma raíz. Radicalizando la declaración luterana que «la Palabra sola lo hará».
La escatología actualizada. tiene cierta similitud con la «escatología realizada».
La escatología de la historia de la salvación. Primero, pone énfasis en el reinado de Dios
como una clave hermenéutica La nueva era ha empezado; la antigua aún no termina. Estamos viviendo entre dos tiempos, entre la primera y la segunda venidas de Cristo

La «escatologización» extrema de la misión
La ortodoxia protestante, el pietismo y muchos de sus descendientes espirituales compartían
un mismo sentimiento: el pesimismo sin límite respecto al mundo actual.
El propósito fundamental de la misión es preparar a las personas para la vida después de la muerte y asegurar su llegada segura al cielo.
El reinado de Dios sigue siendo en esencia un regalo: no podemos identificarlo con una estructura empírica.
Podemos llegar a ser culpables del pecado de la temeridad, confundiendo el reinado de Dios con lo que nosotros hemos logrado en este mundo; o bien podemos ser culpables del pecado de timidez, esperando menos de lo prometido.

La historia como salvación
La escuela de la historia de la salvación no sólo provocó el surgimiento de una «escatologización » extrema de la misión, sino también una interpretación completamente intramundana del carácter escatológico de la misión.
La historia necesita una «base espiritual»
Nuestra tendencia incurable a arruinar todo lo que tocamos y nuestro impulso incontrolable a la autorrealización llegan luego a ser los árbitros absolutos para determinar qué acción es apropiada.
Es este enfoque en el reinado de Dios, tanto presente como futuro, el que puede otorgarnos una perspectiva apropiada respecto a nuestra misión en el mundo. Sin esta dimensión escatológica nuestro «evangelio» se reduce a ética.

Escatología y misión en tensión creativa
En cada tradición cristiana y en cada continente estamos aún en medio de un movimiento para reformular una teología de la misión a la luz de una escatología auténtica.
Tiene que ser una escatología que mantenga en tensión creativa y redimida el «ya» y el «todavía no», el mundo de pecado y rebelión y el mundo amado por Dios, la nueva era que ya comenzó y la antigua que aún no ha terminado, la justicia y la justificación, el evangelio de liberación y el evangelio de salvación.
La escatología cristiana, entonces, se mueve en los tres tiempos: pasado, presente y futuro. El reinado de Dios ya vino, está viniendo y vendrá en toda su plenitud. Porque Dios ya reina y porque esperamos la manifestación pública de su reinado podemos ser embajadores, aquí y ahora, de su Reino.
La transformación de Dios es diferente de las innovaciones humanas. Dios nos toma por sorpresa. Dios siempre va adelante nuestro, y su triunfo venidero nos invita a seguir.
Es Dios quien hace todas las cosas nuevas.
El mensaje transcendente del triunfo asegurado de Dios nos da la necesaria distancia y sobriedad en cuanto a este mundo como también la motivación para involucrarnos en la transformación del statu quo. Precisamente la visión de la victoria de Dios hace imposible buscar refugio en el quietismo, la neutralidad o el repliegue del campo de acción.

The end

6 comentarios:

carlos monjaras m dijo...

Materia: Naturaleza y Misión de la iglesia
Profesor: Rafael Pola Baca
Alumno: Carlos Monjaras Mirón
Tarea: Resumen del libro la iglesia el cuerpo de Cristo hoy

CAPÍTULO 12D

La misión como acción en esperanza
Una de las características más sobresalientes de la teología del siglo veinte es el redescubrimiento de la escatología, primero en el protestantismo, luego en el catolicismo. En efecto, en nuestro siglo la “oficina de escatología” ha estado trabajando horas extras.
La recuperación de la escatología como un ingrediente de la religión es un fenómeno totalmente contrario al punto de vista newtoniano del tiempo y el espacio como fueron concebidos en el clásico método histórico-crítico del “paradigma mecánico”

El horizonte de la escatología se nubla
la iglesia cristiana encontró imposible mantener el carácter histórico escatológico de la fe. La proclamación cristiana cambió de posición: pasó de ser el anuncio del reinado de Dios a ser la introducción del pueblo a la única religión verdadera y universal.
Esto se debió en gran parte a la helenización de la fe cristiana. En la cultura griega, aun historiadores como Heródoto y Tucídides concebían la historia en términos de un círculo continuo.
Mejor que la mayoría de las otras ramas del protestantismo, el puritanismo logró mantener viva una forma de esperanza escatológica que sobrepasa lops límites meramente individuales y eclesiales.

La “oficina de escatología” reabre sus puertas
Al iniciar el siglo veinte, estudiosos del Nuevo Testamento como Johanes Weiss y Albert Schweitzer argumentaban que, en contraste con los dogmas de la teología liberal, la escatología no era una cáscara desechable ni para Jesús ni para la Iglesia primitiva, sino parte integral de la totalidad de su vida y ministerio. Únicamente el trauma de dos guerras mundiales creó un clima en el cual el pensamiento escatológico volvió a tener sentido en las iglesias y los círculos teológicos históricos

La “escatologización” extrema de la misión
A lo largo de su historia ha habido períodos en los que el cristianismo claramente ha padecido de una fiebre escatológica muy alta. Nuestra propia era parece ser uno de ellos. En el pasado la preocupación por el final ha llevado a una parálisis respecto a la misión, a una ausencia de involucramiento misionero. Esto era cierto de mucho de la ortodoxia protestante del siglo diecisiete. Su filosofía parece haber sido no que todos deben ser salvos, sino que todos han de ser condenados.
Sin embargo, la ortodoxia protestante, el pietismo y muchos de sus descendientes espirituales compartían un mismo sentimiento: el pesimismo sin límite respecto al mundo actual. El Nuevo Testamento no conoce otro progreso en la historia parte de que el fin está acercándose. La historia humana, mientras tanto, ha estado debajo del signo del avance de lo demoníaco. Nuestra tarea no consiste en edificar sus estructuras. Hay límites a lo que podemos y debemos hacer, y no debemos anticipar ahora lo que se tornará visible únicamente con la llegada de la nueva creación.

La historia como salvación
La escuela de la historia de la salvación no sólo provocó el surgimiento de una “escatologización” extrema de la misión, sino también una interpretación completamente intramundana del carácter escatológico de la misión. No hay alternativa, entonces, entre involucrarse en la historia de la salvación o en la historia profana. La historia de la salvación no es una historia aparte, un hilo separado que se desenrolla dentro de la historia secular. No existen dos historias sino dos maneras de entender la historia.

eleazzar gonzalez garcia dijo...

SEMINARIO TEOLOGICO BAUTISTA CAMPUS HOREB

MATERIA: Naturaleza y Misión de la Iglesia
TAREA: Resumen del libro MISIÓN EN TRANSFOMACIÓN
PROFESOR: Rafael Pola Baca
ALUMNO: Eleazar González García

LECCIÓN DOCE “D”

LA MISIÓN COMO UNA ACCIÓN EN ESPERANZA.
La Ilustración prácticamente destruyó la categoría de la esperanza. Desechó la teología y funcionó únicamente en términos de causa y efecto, no de propósito.
Durante los siglos subsecuentes las expectativas escatológicas fueron canalizadas por dos vías. En primer lugar, existía una tendencia hacia lo que, muy inadecuadamente, podríamos denominar mística. En segundo lugar, existía una tendencia hacia el eclesiocentrismo. Los dos modelos predominaron en cada una de las tres ramas principales del cristianismo: ortodoxa, católica y protestante. El ataque por parte de la Ilustración contra la Iglesia occidental meramente reforzó las tendencias prevalecientes. La religión, al verse desechada de la esfera pública de los hechos y relegada a la esfera privada de los valores y la opinión, buscó refugio en el misticismo metahistórico.
La escatología no era una cáscara desechable ni para Jesús ni para la Iglesia primitiva, sino parte integral de la totalidad de su vida y ministerio. Pero ni Weiss ni Schweitzer supieron qué hacer con su descubrimiento.
Wiedenmann (1965:26-49; 55-91; 131-178) distingue cuatro escuelas escatológicas principales en el protestantismo alemán: La escatología dialéctica del joven Barth, la escatología existencial de R. Bultmann, la escatología actualizada de Paul Althaus y la escatología de la historia de la salvación de Oscar Cullmann.
En el primer modelo se enfatiza la absoluta trascendencia de Dios y su ser totalmente separado del mundo. El segundo modelo tiene ciertas afinidades con el primero y surge de la misma raíz. El tercer modelo la escatología actualizada, tiene cierta similitud con la escatología realizada. El cuarto modelo, la escuela de la historia de la salvación, toma en serio la historia. Culmann interpreta la misión en términos radicalmente histórico-salvíficos.

LA ESCATOLOGIZACIÓN EXTREMA DE LA MISIÓN.
A lo largo de su historia ha habido períodos en los que el cristianismo claramente ha padecido de una fiebre escatológica muy alta, el pietismo y muchos de sus descendientes espirituales.
El mundo necesita de la Iglesia si requiere salvarse, pero la Iglesia no requiere del mundo para ser Iglesia.
Freytag fue definitivamente posmoderno y muy diferente de los que hoy día, juzgando muy en la superficie, están diciendo más o menos lo mismo que él. Criticó a los misioneros y a las agencias misioneras que estaban cegados frente al servicio en este mundo y por causa de este mundo, para quienes el reinado de Dios consistía en una entidad totalmente ultramundana.
La validez de las perspectivas de Freytag y Cullmann radica en su firme insistencia en que no existe misión auténtica sin una disposición fundamentalmente escatológica.
Dondequiera que ocurra una liberación orientada a una verdadera humanidad podemos concluir que la missio Dei ha alcanzado su meta.
Es claro que ni la escatologización ni la historización de la misión resultan satisfactorias. La primera ha olvidado los problemas de este mundo y ha paralizado la misión cristiana. La segunda ha robado a las personas un sentido último y una dimensión teleológica, sin la cual nadie puede sobrevivir.
En la muerte y resurrección de Cristo ha comenzado de manera irreversible la nueva era, y la futura está garantizada; viviendo en la atmósfera de confianza de una salvación ya otorgada y victoria final ya asegurada. Cristo ha resucitado y nada queda igual. Fue una victoria estupenda del maligno el habernos hecho creer que las estructuras y condiciones en este mundo no cambiarán ni necesitan realmente de un cambio.
Sabemos que nuestra misión, al igual que la Iglesia misma, pertenece solamente a esta era y no a la venidera. Puede ser correcto calificar nuestra misión entera y comprehensiva, en el contexto de nuestra expectativa escatológica, como acción en esperanza.

omar martinez dijo...

LA MISIÓN COMO ACCIÓN EN ESPERANZA
La oficina de escatología cerrada

Una de las características más sobresalientes de la teología del siglo veinte es el redescubrimiento de la escatología, primero en el protestantismo, luego en el catolicismo.
La religión tiene dos respuestas. Una respuesta ha sido formulada clásicamente por Mircea Eliade como el mito del eterno retorno: lo que esperamos es lo que ya fue pero ha perdido.

El horizonte de la escatología se nubla
La Iglesia cristiana encontró imposible mantener el carácter histórico escatológico de la fe. La proclamación cristiana cambió de posición: pasó de ser el anuncio del reinado de Dios a ser la introducción del pueblo a la única religión verdadera y universal.
Para la teología liberal la escatología del Nuevo Testamento era una cáscara desechable, y en todo caso resultó embarazosa.

La oficina de escatología reabre sus puertas
La nueva escatología: En el primer modelo se enfatiza la absoluta trascendencia de Dios y su ser totalmente separado del mundo. Dios está en el cielo; nosotros en la tierra.
El segundo modelo, asociado primordialmente con el nombre de Bultmann, tiene ciertas afinidades con el primero y surge de la misma raíz. Radicalizando la declaración luterana que la Palabra sola lo hará, Bultmann considera la escatología como el evento que se desarrolla entre la palabra proclamada —kerygma— y el individuo.
El tercer modelo, la escatología actualizada de Althaus, tiene cierta similitud con la escatología realizada de C.H. Dodd. Dado que el mundo encuentra en principio su fin en el juicio del Reino en Cristo, cada momento en la historia, como la historia entera, es tiempo final, siempre igualmente cerca del final.
El cuarto acercamiento se distingue de los otros tres en varios aspectos. Primero, pone énfasis en el reinado de Dios como una clave hermenéutica.
La nueva era ha empezado; la antigua aún no termina. La misión es una preparación para el final y, en los escritos tempranos de Cullmann, hasta una precondición. Cullmann interpreta la misión en términos radicalmente histórico-salvíficos.

La escatologización extrema de la misión
En el pasado la preocupación por el final ha llevado a una parálisis respecto a la misión, a una ausencia de involucramiento misionero. El propósito fundamental de la misión es preparar a las personas para la vida después de la muerte y asegurar su llegada segura al cielo.

La historia como salvación
Como sugerimos arriba, la escuela de la historia de la salvación no sólo provocó el surgimiento de una escatologización extrema de la misión, sino también una interpretación completamente intramundana del carácter escatológico de la misión. Misión y misionero se convierten en formas abreviadas de llevar a cabo las responsabilidades sociales, porque no hay una actividad humana a favor del mundo que no sea misión en sí.

Escatología y misión en tensión creativa
En los círculos misioneros de Europa continental regía la perspectiva escatológica más estricta, con los norteamericanos enfatizando el involucramiento social. A partir de allí la escena se volvió tan borrosa que ya no es posible distinguir de esta manera.
La escatología cristiana, entonces, se mueve en los tres tiempos: pasado, presente y futuro. El reinado de Dios ya vino, está viniendo y vendrá en toda su plenitud.
Al asumir una posición crítica frente a las autoridades, las prescripciones, las tradiciones, las instituciones y las predilecciones ideológicas del orden del mundo existente llegamos a ser un fermento del nuevo mundo de Dios.

Francisco Naves dijo...

12(d) Elementos de un nuevo paradigma misionero ecuménico.

El horizonte de la escatología se nubla.

En esto tuvo gran influencia la helenización de la fe cristiana. Durante siglos las expectativas escatológicas fueron canalizadas por dos vías (mutuamente excluyentes). En primer lugar existe una tendencia hacerlo que, inadecuadamente, podríamos denominar mística. En segundo lugar, existe una tendencia hacia el Eclesiocentrismo. Estos dos modelos predominaron en Cardona de las tres ramas principales peticiones: ortodoxa, católica y protestante. La expansión y dispersión misionera de Estados Unidos, se expandió por todo el globo.

La “oficina de escatología” reabre sus puertas.

Para cristo la escatología era parte integral de la totalidad de su vida y ministerio. No se podía desechar como una cáscara. Fue el trauma de dos guerras mundiales que creó un clima en el cual el pensamiento escatológico volvió a tener sentido en las iglesias y los círculos teológicos históricos. Fue en la conferencia de Willingen del IMC (1952), donde se empieza hablar en términos generales de la “entrada del fundamento escatológico la misión en la discusión ecuménica”.Widenmann (1965) distingue cuatro escuelas escatológicas principales en el protestantismo alemán, las que tuvieron gran impacto en el pensamiento misionero. En el primer modelo se analizará absoluta trascendencia de Dios y de su ser totalmente separado del mundo. El segundo modelo se desarrolla el evento entre la palabra proclamada-kerygma-y el individuo. El tercer modelo, el mundo encuentra en principio su fin en el juicio del reino en Cristo. El cuarto modelo, primero pone énfasis en el reinado de Dios como una clave hermenéutica. Cullmann, menciona el acercamiento de la historia de la salvación, hablando en términos generales, constituye la base más en activo por encima de las posiciones anteriores, tanto católicas como protestantes.

La “escatologización” extrema de la misión.

Abundan los pronósticos sobre el futuro y, en la medida en que nos acercamos al fin del segundo milenio cristiano, podemos esperar de la fiebre alcanzar niveles aún más altos. En la consulta del CLEM en Pataya (Tailandia), en 1980, la noción clave fue oportunidades: el mundo estaba esperando el Evangelio de redención externa y la gente estaba lista para responder positivamente a la invitación de hacerse cristianos. Festschrift llevará el título de basileia. Él revelado Dios sigue siendo en esencia un regalo: no podemos identificarlo como la estructura empírica.

La historia como salvación.

No sólo provocó el surgimiento de una “escatológización” extrema de la misión, sino también una interpretación completamente intramundana del carácter escatológico . 100 rechazar la escatologización extrema de la misión.

Escatología y misión en tensión creativa.

En todas las misiones cristianas en todos los continentes estamos aún en medio de un movimiento para reformular una teología de la misión a la luz una escatología auténtica.

Ésa quiere ser una teología que mantenga una tensión creativa y redimida a él ya y a él todavía no, entre el mundo del pecado y rebelión y el mundo amado por Dios, la nueva era ya comenzó aún que la antigua aún no ha terminado, la justicia de la justificación, entre el Evangelio de liberación y el Evangelio de salvación.la escatología cristiana aún se mueve entre los tres tiempos: presente, pasado y futuro, es decir el reinado Dios ya vino, está en este momento viniendo y vendrá en toda su plenitud. Yo siempre va delante nuestro, y su triunfo venidero nos invita a seguir.


13. Múltiples formas de misión.

¿Todo es misión?

Ésta se entiende como una actividad que transforma la realidad, con una constante necesidad de que la misma misión siga siendo transformada.

Rutti(1972), requerimos una hermenéutica más radical y comprensiva de la misión. Seamos quienes seamos, estamos tentados a encarcelar la missio Dei en otras predilecciones, que caen en la parcialidad y reduccionismo.

Rastros de la Iglesia-en-misión.

Los servicios debe ser multidimensional para tener credibilidad y ser fiel a sus orígenes y su carácter. Podemos ver de nuevo testamento seis “eventos salvíficos”principales: la encarnación de Cristo, su muerte en la Cruz, su resurrección al tercer día, su ascensión, el derramamiento del espíritu Santo en Pentecostés y la parusía.
1. La encarnación. La misión cristiana ha concebido a Cristo reencarnado, al ser humano que transitaba en todo Palestina, él se compareció de los pobres de los limitados, a quienes ofrece la vida eterna, vemos a un Cristo que agoniza, suda y sangra.

2. La Cruz. Cristo murió en la cruz por mis pecados, él era “el nuevo lugar de expiación”, éste reemplazó al templo. Y se representa por la Cruz que es la fe cristiana. Esta constituye el sello de distinción de la fe cristiana. Esto es un modelo que todos han sido llamados a emular. Por eso las iglesias que no se repinten niegan su realidad y rechazan a Cristo, quien tuvo que morir por ellas, no debe negarse a colaborar bajo la Cruz, recordemos que no superen vamos a ser sacrificados juntamente con él.

3. La resurrección tiene ascendencia y victoria sobre la Cruz. Testificar acerca de la resurrección de Cristo es darle significado a la resurrección. Ese tubo con un mensaje el gozo, esperanza y victoria, sobre la muerte.

4. La ascensión. Para Juan Calvino, los cristianos habitan entre la ascensión y la parusia. Y así busca comprender su misión. La gloria de la ascensión sigue bien jurada estrechamente con la agonía de la Cruz.

5. Pentecostés. Es la obra de Dios por excelencia, se puede decir que hemos estado desde comienzos del siglo XX, en la era del espíritu Santo. La Iglesia existe únicamente como una parte orgánica e integral de toda la comunidad humana “cuando trata de entender su propia vida como significativa sin relación con la comunidad humana total, traiciona el único propósito que puede justificar su existencia” (Beker 1986).

6. La parusía: los grupos adventistas en pocas su lente hacia la segunda venida de Cristo, consideran el reinado Dios como una realidad exclusivamente futura y este mundo con un valle de lágrimas en las garras del maldito, considerando a la Iglesia como una sala de espera para la eternidad. Sus ojos se ponen en el horizonte de donde vendrá Cristo como señor para cambiarlo todo en un instante. La Iglesia no goza del monopolio de dicho reinado, ni puede tampoco pretender que lo posee, ni presentarse ella misma como el reino de Dios realizado contraste con el mundo el reino de Dios nunca estará presente totalmente de Iglesia.

¿Hacia dónde va la misión?

Uno no debe jamás ver los seis eventos cristológicos de la salvación a grados uno del otro. En nuestra misión programamos al Cristo encarnado, crucificado, resucitado, ascendido, presente en el espíritu, llevándonos a su futuro como “cautivos en su posesión de victoria”. Cada evento afecta a los otros. Así seguiremos comunicando al mundo un evangelio principal. La sombra del hombre crucificado de Nazaret, bajo Poncio Pilatos, cae sobre la gloria de su resurrección y ascensión, sólo le llegara de su espíritu y su parusia. El que consumará la historia es el Jesús que caminó con sus discípulos, que vive como espíritu de su iglesia; es aquel crucificado que se levantó de la muerte; fue llevado sobre la Cruz, quien fue levantado al cielo, es el Cordero inmolado pero viviente. La misión de la Iglesia necesita una real renovación y reconceptualización continua. La misión no es competencia con otras religiones, ni una actividad convencionistas, ni expansión de la Fed, mi edificación del reino de Dios; tampoco es actividad social, económica y política. La Cruz es el lugar de la humillación y el juicio, pero también lugar de refrigerio y nuevo nacimiento.

Francisco Naves dijo...

12(d) Elementos de un nuevo paradigma misionero ecuménico.

El horizonte de la escatología se nubla.

En esto tuvo gran influencia la helenización de la fe cristiana. Durante siglos las expectativas escatológicas fueron canalizadas por dos vías (mutuamente excluyentes). En primer lugar existe una tendencia hacerlo que, inadecuadamente, podríamos denominar mística. En segundo lugar, existe una tendencia hacia el Eclesiocentrismo. Estos dos modelos predominaron en Cardona de las tres ramas principales peticiones: ortodoxa, católica y protestante. La expansión y dispersión misionera de Estados Unidos, se expandió por todo el globo.

La “oficina de escatología” reabre sus puertas.

Para cristo la escatología era parte integral de la totalidad de su vida y ministerio. No se podía desechar como una cáscara. Fue el trauma de dos guerras mundiales que creó un clima en el cual el pensamiento escatológico volvió a tener sentido en las iglesias y los círculos teológicos históricos. Fue en la conferencia de Willingen del IMC (1952), donde se empieza hablar en términos generales de la “entrada del fundamento escatológico la misión en la discusión ecuménica”.Widenmann (1965) distingue cuatro escuelas escatológicas principales en el protestantismo alemán, las que tuvieron gran impacto en el pensamiento misionero. En el primer modelo se analizará absoluta trascendencia de Dios y de su ser totalmente separado del mundo. El segundo modelo se desarrolla el evento entre la palabra proclamada-kerygma-y el individuo. El tercer modelo, el mundo encuentra en principio su fin en el juicio del reino en Cristo. El cuarto modelo, primero pone énfasis en el reinado de Dios como una clave hermenéutica. Cullmann, menciona el acercamiento de la historia de la salvación, hablando en términos generales, constituye la base más en activo por encima de las posiciones anteriores, tanto católicas como protestantes.

La “escatologización” extrema de la misión.

Abundan los pronósticos sobre el futuro y, en la medida en que nos acercamos al fin del segundo milenio cristiano, podemos esperar de la fiebre alcanzar niveles aún más altos. En la consulta del CLEM en Pataya (Tailandia), en 1980, la noción clave fue oportunidades: el mundo estaba esperando el Evangelio de redención externa y la gente estaba lista para responder positivamente a la invitación de hacerse cristianos. Festschrift llevará el título de basileia. Él revelado Dios sigue siendo en esencia un regalo: no podemos identificarlo como la estructura empírica.

La historia como salvación.

No sólo provocó el surgimiento de una “escatológización” extrema de la misión, sino también una interpretación completamente intramundana del carácter escatológico . 100 rechazar la escatologización extrema de la misión.

Escatología y misión en tensión creativa.

En todas las misiones cristianas en todos los continentes estamos aún en medio de un movimiento para reformular una teología de la misión a la luz una escatología auténtica.

Ésa quiere ser una teología que mantenga una tensión creativa y redimida a él ya y a él todavía no, entre el mundo del pecado y rebelión y el mundo amado por Dios, la nueva era ya comenzó aún que la antigua aún no ha terminado, la justicia de la justificación, entre el Evangelio de liberación y el Evangelio de salvación.la escatología cristiana aún se mueve entre los tres tiempos: presente, pasado y futuro, es decir el reinado Dios ya vino, está en este momento viniendo y vendrá en toda su plenitud. Yo siempre va delante nuestro, y su triunfo venidero nos invita a seguir.


13. Múltiples formas de misión.

¿Todo es misión?

Ésta se entiende como una actividad que transforma la realidad, con una constante necesidad de que la misma misión siga siendo transformada.

Rutti(1972), requerimos una hermenéutica más radical y comprensiva de la misión. Seamos quienes seamos, estamos tentados a encarcelar la missio Dei en otras predilecciones, que caen en la parcialidad y reduccionismo.

Rastros de la Iglesia-en-misión.

Los servicios debe ser multidimensional para tener credibilidad y ser fiel a sus orígenes y su carácter. Podemos ver de nuevo testamento seis “eventos salvíficos”principales: la encarnación de Cristo, su muerte en la Cruz, su resurrección al tercer día, su ascensión, el derramamiento del espíritu Santo en Pentecostés y la parusía.
1. La encarnación. La misión cristiana ha concebido a Cristo reencarnado, al ser humano que transitaba en todo Palestina, él se compareció de los pobres de los limitados, a quienes ofrece la vida eterna, vemos a un Cristo que agoniza, suda y sangra.

2. La Cruz. Cristo murió en la cruz por mis pecados, él era “el nuevo lugar de expiación”, éste reemplazó al templo. Y se representa por la Cruz que es la fe cristiana. Esta constituye el sello de distinción de la fe cristiana. Esto es un modelo que todos han sido llamados a emular. Por eso las iglesias que no se repinten niegan su realidad y rechazan a Cristo, quien tuvo que morir por ellas, no debe negarse a colaborar bajo la Cruz, recordemos que no superen vamos a ser sacrificados juntamente con él.

3. La resurrección tiene ascendencia y victoria sobre la Cruz. Testificar acerca de la resurrección de Cristo es darle significado a la resurrección. Ese tubo con un mensaje el gozo, esperanza y victoria, sobre la muerte.

4. La ascensión. Para Juan Calvino, los cristianos habitan entre la ascensión y la parusia. Y así busca comprender su misión. La gloria de la ascensión sigue bien jurada estrechamente con la agonía de la Cruz.

5. Pentecostés. Es la obra de Dios por excelencia, se puede decir que hemos estado desde comienzos del siglo XX, en la era del espíritu Santo. La Iglesia existe únicamente como una parte orgánica e integral de toda la comunidad humana “cuando trata de entender su propia vida como significativa sin relación con la comunidad humana total, traiciona el único propósito que puede justificar su existencia” (Beker 1986).

6. La parusía: los grupos adventistas en pocas su lente hacia la segunda venida de Cristo, consideran el reinado Dios como una realidad exclusivamente futura y este mundo con un valle de lágrimas en las garras del maldito, considerando a la Iglesia como una sala de espera para la eternidad. Sus ojos se ponen en el horizonte de donde vendrá Cristo como señor para cambiarlo todo en un instante. La Iglesia no goza del monopolio de dicho reinado, ni puede tampoco pretender que lo posee, ni presentarse ella misma como el reino de Dios realizado contraste con el mundo el reino de Dios nunca estará presente totalmente de Iglesia.

¿Hacia dónde va la misión?

Uno no debe jamás ver los seis eventos cristológicos de la salvación a grados uno del otro. En nuestra misión programamos al Cristo encarnado, crucificado, resucitado, ascendido, presente en el espíritu, llevándonos a su futuro como “cautivos en su posesión de victoria”. Cada evento afecta a los otros. Así seguiremos comunicando al mundo un evangelio principal. La sombra del hombre crucificado de Nazaret, bajo Poncio Pilatos, cae sobre la gloria de su resurrección y ascensión, sólo le llegara de su espíritu y su parusia. El que consumará la historia es el Jesús que caminó con sus discípulos, que vive como espíritu de su iglesia; es aquel crucificado que se levantó de la muerte; fue llevado sobre la Cruz, quien fue levantado al cielo, es el Cordero inmolado pero viviente. La misión de la Iglesia necesita una real renovación y reconceptualización continua. La misión no es competencia con otras religiones, ni una actividad convencionistas, ni expansión de la Fed, mi edificación del reino de Dios; tampoco es actividad social, económica y política. La Cruz es el lugar de la humillación y el juicio, pero también lugar de refrigerio y nuevo nacimiento.

FERNANDO RODRIGUEZ dijo...

Capitulo 12D

La «oficina de escatología» cerrada

Una de las características más sobresalientes de la teología
del siglo veinte es el redescubrimiento de la escatología, primero en el protestantismo, luego en el catolicismo. En
efecto, en nuestro siglo la «oficina de escatología» ha estado trabajando horas extras.
su sentido primario); tampoco se refiere a revelar la voluntad de Dios antes guardada como
un secreto. Revelación es, más bien, la palabra que se refiere al Dios que se da a conocer por medio de sus actos históricos
(:23, 25). La pregunta: ¿Quién es Dios?, se contestaba con una referencia a la historia: Él es el Dios de Abraham, de
Isaac y de Jacob. Y la historia de Jesús de Nazaret es parte integrante de aquella historia y carece de sentido sin ella
(:32
La escatología representa el elemento de esperanza en la religión. Aun un filósofo
marxista como Ernst Bloch puede afirmar: «Donde hay esperanza, hay religión»
La escatología representa el elemento de esperanza en la religión. Aun un filósofo
marxista como Ernst Bloch puede afirmar: «Donde hay esperanza, hay religión»
Sin embargo, la religión tiene dos respuestas. Una respuesta ha sido formulada clásicamente por Mircea Eliade como
«el mito del eterno retorno»: lo que esperamos es lo que ya fue pero ha perdido. En el principio había un paraíso, un estado
de felicidad libre de tensiones, el cual perdimos; la salvación significa recuperar el paraíso. La respuesta
judeo-cristiana difiere de esta. El futuro anhelado no es una simple repetición o un retorno al origen. Más bien, el futuro
está abierto hacia un nuevo comienzo que superará el primero.

El horizonte de la escatología se nubla
La proclamación cristiana cambió de posición: pasó de ser el anuncio del reinado de Dios a ser la introducción
del pueblo a la única religión verdadera y universal (Rütti 1972:128). En este proceso resultó natural que el
Antiguo Testamento fuera subestimado, hasta descuidado. Comparado con el cristianismo como la religión verdadera y
universal era considerado, en el mejor de los casos, provisional pero ya en gran medida anticuado

Durante los siglos subsecuentes las expectativas escatológicas fueron canalizadas por dos vías (las cuales no eran
mutuamente excluyentes). En primer lugar, existía una tendencia hacia lo que, muy inadecuadamente, podríamos denominar
mística. Tomaba varias formas; por ejemplo la de theosis en la Iglesia oriental, y la de salvación como felicidad individual,
en la Iglesia occidental. En segundo lugar, existía una tendencia hacia el eclesiocentrismo. En este modelo la Iglesia
se convierte en la extensión de la encarnación y en el cumplimiento lógico de la predicación de Jesús sobre el reinado
venidero de Dios. Braaten (1977:50) correctamente llama a esto «el modelo más conservador posible de la escatología
Los dos modelos predominaron en cada una de las tres ramas principales del cristianismo: ortodoxa, católica y protestante.
La teología predominante, por lo menos entre la Revolución y la Guerra Civil estadounidenses, resultó ser posmilenarista
(Marsden 1980:49). Cada vez más, sin embargo, se iba convirtiendo en un posmilenarismo demasiado domesticado,
optimista al extremo, centrado en la felicidad y la prosperidad terrenales. La premisa fundamental era la inmanencia
de Dios, un concepto derivado de la influencia de la ciencia, en particular de la teoría de la evolución de Darwin, sobre la
teología protestante: el Dios que mora en el ser humano está llevando a cabo sus propósitos en el mundo de las personas
VP Versión popular de la Biblia, Dios habla hoy
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aquí y ahora. Únicamente en los círculos premilenaristas sobrevivió la idea puritana original de una sacudida
cataclísmica del orden existente; pero luego, en la última parte del siglo diecinueve y en la primera del siglo veinte, los
premilenaristas fueron marginados totalmente.

La «oficina de escatología» reabre sus puertas

En el primer modelo se enfatiza la absoluta trascendencia de Dios y su ser totalmente separado del mundo. Dios está
en el cielo; nosotros en la tierra. El único vínculo entre Dios y el ser humano es la intervención de Dios en términos de
juicio y de gracia. En la terminología de Barth, esta intervención divina es netamente escatológica.
El segundo modelo, asociado primordialmente con el nombre de Bultmann, tiene ciertas afinidades con el primero y
surge de la misma raíz. Radicalizando la declaración luterana que «la Palabra sola lo hará», Bultmann considera la escatología
como el evento que se desarrolla entre la palabra proclamada —kerygma— y el individuo.
El tercer modelo, la «escatología actualizada» de Althaus, tiene cierta similitud con la «escatología realizada» de C.H.
Dodd (aunque Althaus preferiría hablar de una «escatología en el proceso de realización»). Dado que el mundo encuentra
en principio su fin en el juicio del Reino en Cristo, cada momento en la historia, como la historia entera, es tiempo final,
siempre igualmente cerca del final (Beker 1980:361, resumiendo la posición de Althaus). La confesión temprana de los
cristianos que el Señor está a la puerta es tan aplicable hoy como en aquel entonces. No se espera la parusía como un
evento histórico, sino como la suspensión de toda la historia. Por lo tanto, es irrelevante si el final está cerca o lejos «cronológicamente
»: en «esencia», siempre está cerca. Rosenkranz, retomando el tema de Althaus, interpreta la misión como
la proclamación de un Reino ya presente pero escondido.
El cuarto acercamiento se distingue de los otros tres en varios aspectos. Primero, pone énfasis en el reinado de Dios
como una clave hermenéutica. En él tiene igual importancia la idea del reinado de Dios tanto presente como futuro. Israel
esperaba una salvación en el futuro, pero ahora dicho futuro estaba dividido en dos. La nueva era ha empezado; la antigua
aún no termina.

La «escatologización» extrema de la misión
A lo largo de su historia ha habido períodos en los que el cristianismo claramente ha padecido de una fiebre escatológica
muy alta. Nuestra propia era parece ser uno de ellos. Abundan los pronósticos sobre el futuro y, en la medida en que
nos acercamos al final del segundo milenio cristiano, podemos esperar ver la fiebre alcanzar niveles aún más altos. La
escatología cristiana, en particular, parece prestarse para llegar a ser un parque de diversiones de curiosidad fanática,
como testifican los escritos de Hal Lindsey y otros. Al mismo tiempo, no sería simple etiquetar a todos los milenaristas
como chiflados. La validez de sus puntos de vista radica en la indignación y la protesta que levantan en contra de la complacencia
en el grueso del cristianismo establecido, y contra la historia entendida como un vaivén de impulsos al azar,
como un fluir accidental de cuerpos que se precipitan en la catarata del tiempo hacia su destrucción
rescatando
almas perdidas del «príncipe de este mundo». Más bien, debemos reclamar la totalidad de este [página 615] mundo para
Dios, como parte de su reinado. El futuro reinado de Dios impacta sobre el presente; en Cristo el futuro se ha acercado de
manera dramática al presente. La fijación en la parusía al final significa simplemente que estamos evadiendo nuestras
responsabilidades en el aquí y ahora. El sometimiento a Cristo como Salvador no puede separarse del sometimiento a
Cristo como Señor, no sólo en nuestra vida personal, sino también en medio de los sistemas políticos y económicos en la
vida corporativa de la sociedad.

La historia como salvación
Sin embargo, si uno rechaza la escatologización extrema de la misión, uno está en la obligación de rechazar también
su gemelo: la historización extrema de la misión. El mundo, una vez emancipado, no puede sino dictar las condiciones
bajo las cuales estaría preparado para aceptar un encuentro «misionero» consigo mismo

Escatología y misión en tensión creativa

No hay alternativa, entonces, entre involucrarse en la historia de la salvación o en la historia profana. La historia de la
salvación no es una historia aparte, un hilo separado que se desenrolla dentro de la historia secular. No existen dos historias
sino dos maneras de entender la historia. La distinción, por tanto, tiene una importancia abstracta y nada más. El cristiano
no se fija tanto en un conjunto distinto de datos; más bien, adopta una perspectiva diferente. El historiador secular
convertiría la historia de la salvación en una historia secular, mientras el creyente percibiría la mano de Dios en la historia
profana. No es que la historia (de la salvación o profana) sea siempre transparente para el creyente. Hay paradojas, vacíos,
discontinuidades, enigmas y misterios en toda historia (cf. Braaten 1977:95s). Por ende, la historia de la salvación es,
para el cristiano, revelada a la vez que escondida, transparente a la vez que opaca (cf. Blaser 1978:35–42).
La escatología cristiana, entonces, se mueve en los tres tiempos: pasado, presente y futuro. El reinado de Dios ya vino,
está viniendo y vendrá en toda su plenitud. Porque Dios ya reina y porque esperamos la manifestación pública de su
reinado podemos ser embajadores, aquí y ahora, de su Reino. Los cristianos no pueden ser nunca personas del statu quo.
Ellos oran: «Venga tu Reino … ¡así en la tierra como en el cielo!» e interpretan esto a la vez como petición a Dios y como
desafío dirigido a sí mismos para atacar las estructuras del mal que los rodean (Käsemann 1980:67). La plenitud del reinado
de Dios aún está viniendo, pero precisamente la visión de ese Reino que viene se traduce en una preocupación radical
por lo «penúltimo» en lugar de lo «último», por «lo que está a la mano» en lugar de «lo que será» (cf. Beker 1984:90).
En la muerte y resurrección de Cristo ha comenzado de manera irreversible la nueva era, y la futura está garantizada;
viviendo en la atmósfera de confianza de una salvación ya otorgada y victoria final ya asegurada, el creyente se involucra
en la urgencia de la tarea que está a la mano. En ese sentido, la escatología se encuentra en proceso en este mismo momento.
Distinguimos entre la esperanza para lo último y perfecto, por un lado, y la esperanza para lo penúltimo y aproximado
por el otro. Hacemos la distinción bajo protesta, con dolor, y al mismo tiempo con realismo. Sabemos que nuestra misión,
al igual que la Iglesia misma, pertenece solamente a esta era y no a la venidera. Llevamos a cabo esta misión con esperanza.
Entonces, si Margull (1962) estaba en lo cierto al referirse a la dimensión evangelizadora de nuestro llamado misionero
como «esperanza en acción», puede ser correcto calificar nuestra misión entera y comprehensiva, en el contexto de
nuestra expectativa escatológica, como «acción en esperanza» (cf. también Sundermeier 1986:60s). Pero luego tenemos
que definir nuestra misión, con toda humildad, como participación en la missio Dei. Testificando del evangelio de la salvación
presente y la esperanza futura, nos identificamos con los asombrosos dolores de parto de la nueva creación de Dios.