viernes, 13 de junio de 2008

MATEO LA MISION DE HACER DISCIPULOS


La idea principal del capítulo es un análisis del carácter misionero de Mateo
¿Una gran comisión?
El sorprendente pasaje de La gran Comisión de Mateo crea una tensión.
Mateo y la comunidad
El objetivo principal del Evangelio no era narrar la vida de Jesús
· Era una guía a una comunidad en crisis sobre como debía comprender su llamado y su Misión.
· Mateo perteneció a una comunidad Judeo Cristiana que huyo de Judea antes de la guerra en el año 70 d.c.
· Los Cristianos no se consideraban de otra religión que no fuera la judía habían oído de la expansión del evangelio entre los Gentiles pero tal acontecimiento rebasaba su visión.
· En el año 85 d.c. se formula la Gran bendición (Que los Nazarenos y los Herejes sean destruidos en un instante… que sus nombres sean expulsados del libro de la vida; que no sean inscritos con los Justos.
· Mateo desea que su comunidad ya no perciba a si misma como un grupo sectario, si no valiente y consciente.
Las Contradicciones de Mateo
- Mateo es el mas Judío de todos nuestros Evangelios
- “ No fui enviado si no a las ovejas perdidas del Pueblo de Isrtael” v24
- “No esta bien quitarles el pan a los hijos y echárselos a los perros” v26
- La Misión de Israel y la Misión de los Gentiles no se excluye, se sirven mutuamente
- El autor Bosh cree en los Reyes Magos
- Mateo nutre el Universalismo y condiciona una Misión dirigida a los Gentiles
Mateo e Israel
Mateo Incluía la muerte de Jesús , el fracaso de la Misión Cristiana con Israel y la Intransigencia de los Cristianos en su propia Iglesia que se oponía a admitir Gentiles.
Pero nace la apertura hacia los Gentiles
Mateo y las Naciones
Los judíos si están incluidos en todas las Naciones pero ya no como un pueblo privilegiado.
La misión de los Gentiles se hace posible solamente después de de la muerte y la resurrección del Mesías de los Judíos.
La parábola de los viñadores ilustra gráficamente que la viña no pasa a otros hasta la muerte del hijo
Los 2 endemoniados de la región de gadarenos tenían razón desquejarse de Jesús de torturarlos antes de tiempo, antes de la muerte y resurrección de Jesús.
El Jesús resucitado envía a sus seguidores, sin embargo, valientemente y sin reservas a discipular a todas las Naciones. El reino de Dios ha sido confiado al pueblo de Dios

Enseñándoles que guarden todas estas cosas

Jesús nunca predica a sus Discípulos les enseña.
El discipulado esta determinado por la relación con Cristo mismo. No por la conformidad de algún reglamento, y ni siquiera la Iglesia si no el mundo.
El discipulado es directo con Jesús vivo.
El Sermón del Monte
La misión cristiana Este sermón expresan como ningún otro pasaje del Nuevo Testamento la esencia de la ética de Jesús.
Y muy pocos han podido cumplir esta expectativas. Haced Discípulos
Mateo quiere ver un discipulado que cuesta, sin importar que ahuyente a los convertidos en potencia.
La iglesia se encuentra únicamente donde los discípulos viven en comunidad los unos con los otros y con su señor. Y donde buscan vivir según la voluntad del padre

4 comentarios:

omar martinez dijo...

CAPITULO 2
Mateo: La misión es hacer discípulos

El primer Evangelio es, en esencia, un texto misionero. La visión misionera fue lo que impulsó a Mateo a escribir su Evangelio. Mateo incluye con frecuencia citas explícitas del Antiguo Testamento y aún con más frecuencia referencias indirectas al mismo. El uso que Mateo hace del Antiguo Testamento a través de todo el libro no es solamente polémico, para contrarrestar los supuestos derechos rabínicos sobre el Antiguo Testamento, sino profundamente pastoral y misionero. Mateo es el evangelista que más enfáticamente destaca las actividades de Jesús entre los gentiles. Muchos han intentado resolver las contradicciones de Mateo. La mejor posición parece ser la de asumir que Mateo incluyó ambos tipos de dichos contradictorios y los puso al servicio del propósito general de su Evangelio. La respuesta de fe de los gentiles, comparada con la falta de ella en los judíos, es un tema reiterativo en Mateo. A pesar de esto, Mateo nunca retrata a Jesús tomando la iniciativa para buscar a los gentiles, ellos se acercan a Él, no Él a ellos. Mateo aborda el tema de la sustitución de Israel por el nuevo pueblo del pacto. Bajo el antiguo pacto, el Reino de Dios fue confiado a un pueblo; ahora una vez más su Reino es confiado a un pueblo.
Los judíos si están incluidos dentro de todas las naciones, pero ya no como un pueblo privilegiado. Israel como un ente teológico, pertenece al pasado. Israel ya no es la iglesia. Jesús no ha sido enviado solamente a Israel sino que, de hecho, es el Salvador de toda la humanidad.
La parte final de la gran comisión dice así: enseñándoles a obedecer todo lo que les he mandado a ustedes. Superficialmente, este enseñándoles, juntamente con su antecedente bautizándolos, constituye en apariencia el contenido real del proceso de hacer discípulos y, por consiguiente, de hacer misión según Mateo. Hay tres términos en la gran comisión que resumen la esencia de la misión para Mateo: hacer discípulos, bautizar y enseñar. Los conceptos de creer, seguir a Jesús y comprender contienen todos un elemento de compromiso activo que los impulsa hacia la acción.
Este sermón ha fascinado a cristianos como a personas de otras creencias. El Evangelio de Mateo contiene cinco sermones o discursos principales que cubren los temas de: 1) Discipulado, 2) La misión de los apóstoles, 3) Como viene el Reino de Dios, 4) La disciplina eclesial, y 5) Los maestros falsos y el fin de la historia. La frase enseñándoles a obedecer todo lo que he mandado a ustedes se remonta al primero de estos discursos, el Sermón del monte.
Dentro de la perspectiva de Mateo, encontrar el Reino es encontrar a Jesucristo. En Jesús el Reino de Dios se ha acercado a la humanidad. Esta es la dimensión constitutiva: Dios nos justifica, nos hace rectos y santos a sus ojos. Una vez constituidos en la justicia de Dios, Dios nos utiliza para que hagamos brotar justicia y alabanza delante de todas las naciones.

El objetivo global de la misión es convertir a todas las personas en verdaderos cristianaos. El discípulo es el único nombre dado a los seguidores de Cristo en los Evangelios. Los discípulos de la época de Mateo, siguieron el modelo de los primeros discípulos de Jesús, así como aquellos primeros discípulos siguieron el modelo de Jesús mismo.
Su preocupación es tanto pastoral como misionera; pastoral en el sentido de presentar a los discípulos como modelos a emular, misionera en el sentido de instar a su comunidad a hacer discípulos parecidos a los primeros.
Si Jesús en realidad, es Señor de todo, esta realidad tiene que ser proclamada. La misión es una consecuencia lógica de la instalación de Jesús como soberano Señor del universo. El perdón de pecados es un tema central del Evangelio de Mateo.

Hno. César Ramos dijo...

Seminario Teológico Bautista Mexicano. Campus “Horeb”
Materia: Naturaleza y misión de la iglesia II
Profesor: Pastor Rafael Pola Baca
Alumno: Hno. César Roberto Ramos Gutiérrez

Reporte de lectura
Libro: “Misión en transformación (Cambios de paradigma en la teología de la misión)”
Autor: David J. Bosh
Editorial: Libros de desafío

Resumen del Capítulo 02. “Mateo: La misión es hacer discípulos”

Ninguna exégesis de la gran comisión divorciada de sus raíces en el evangelio puede ser valida. No es sorprendente, entonces, descubrir en la Gran comisión formas lingüísticas sumamente características de Mateo. Cada palabra o expresión utilizada en estos versículos es peculiar del autor del primer Evangelio.

Mateo y su comunidad

El primer Evangelio es, en esencia, un texto misionero. La visión misionera fue lo que impulsó a Mateo a escribir su Evangelio. Mateo incluye con frecuencia citas explícitas del Antiguo Testamento y aún con más frecuencia referencias indirectas al mismo. Él es el evangelista que más a menudo emplea ambas clases de referencias. El propósito de estas llamadas citas de fórmula es comprobar que Jesús es el Mesías y que como tal cumple las profecías del Antiguo Testamento como testimonio contra los teólogos de su época y contra su manera de manejar las Escrituras. Lo logra creando el aura de cumplimiento sobre todo el retrato que hace de Jesús y aplicando la etiqueta de cumplimiento prácticamente a todas las dimensiones de la vida de Jesús. El uso que Mateo hace del Antiguo Testamento a través de todo el libro no es solamente polémico, para contrarrestar los supuestos derechos rabínicos sobre el Antiguo Testamento, sino profundamente pastoral y misionero.

Las contradicciones en Mateo

Mateo es el más judío de todos nuestros Evangelios. Hay quienes argumentan que su Evangelio revela coherente y sistemáticamente su carácter polémico frente a los judíos y sus líderes. Mateo es el evangelista que más enfáticamente destaca las actividades de Jesús entre los gentiles. Muchos han intentado resolver las contradicciones de Mateo. La mejor posición parece ser la de asumir que Mateo incluyó ambos tipos de dichos contradictorios y los puso al servicio del propósito general de su Evangelio. Al mismo tiempo se percibe su posición teológica: la misión a Israel y la misión a los gentiles no se excluyen necesariamente; al contrario, se sirven mutuamente. Mateo nutre el universalismo y condiciona hábilmente a sus lectores hacia una misión dirigida a los gentiles. La respuesta de fe de los gentiles, comparada con la falta de ella en los judíos, es un tema reiterativo en Mateo. A pesar de esto, Mateo nunca retrata a Jesús tomando la iniciativa para buscar a los gentiles, ellos se acercan a Él, no Él a ellos.

Mateo e Israel

Desde el principio hasta fin de su Evangelio, Mateo fustiga duramente a los judíos. Mateo aborda el tema de la sustitución de Israel por el nuevo pueblo del pacto. Bajo el antiguo pacto, el Reino de Dios fue confiado a un pueblo; ahora una vez más su Reino es confiado a un pueblo. Para Mateo, el verdadero castigo radica en que a israel se le quita el Reino y no tanto en un juicio físico sobre los judíos, como, por ejemplo, la destrucción del templo. Seguramente el retrato que Mateo pinta de los judíos y de su liderazgo contiene un potencial antisemítico, el cual nosotros, después del holocausto, no debemos tomar ligeramente. Sin embargo, Mateo no es ningún antisemita, después de todo, probablemente él mismo era judío. De la muerte de Jesús procede el nacimiento de una comunidad de resurrección; del fracaso de la misión con Israel nace la apertura hacia los gentiles.

Mateo y las naciones

Siguiendo en la presuposición de Mateo según la cual los judíos por su conducta han perdido el derecho a oír la predicación. Los judíos si están incluidos dentro de todas las naciones, pero ya no como un pueblo privilegiado. Israel como un ente teológico, pertenece al pasado. Israel ya no es la iglesia. Jesús no ha sido enviado solamente a Israel sino que, de hecho, es el Salvador de toda la humanidad. A pesar de sus fuertes convicciones en cuanto a la dureza de corazón de los judíos, Mateo nunca duda de la validez continua de la misión hacia sus compatriotas. Al mismo tiempo, Mateo sigue igualmente comprometido con la misión a los gentiles. La misión a los gentiles se hace posible únicamente después de la muerte y resurrección del Mesías de los judíos. El Jesús resucitado, sin embargo, valientemente y sin reservas envía a sus seguidores a discipular a todas las naciones.

Nociones clave en el Evangelio de Mateo

Sería injusto deducir, con base en lo dicho hasta este punto, que el Evangelio entero de Mateo se agota en el dilema de tratar de resolver el enigma de la relación entre judíos y gentiles. Hay varios conceptos clave en su Evangelio, todos ellos íntimamente relacionados entre sí y sumamente significativos en cuanto a su consistencia misionera. Los más importantes son: El Reino, los mandamientos, el desafío a ser perfectos, sobresalir o superar, observar o guardar, dar fruto y enseñar.

Enseñándoles que guarden todas las cosas

La parte final de la gran comisión dice así: enseñándoles a obedecer todo lo que les he mandado a ustedes. Superficialmente, este enseñándoles, juntamente con su antecedente bautizándolos, constituye en apariencia el contenido real del proceso de hacer discípulos y, por consiguiente, de hacer misión según Mateo. Hay tres términos en la gran comisión que resumen la esencia de la misión para Mateo: hacer discípulos, bautizar y enseñar. Lo que los apóstoles han de enseñar a los nuevos discípulos, es a someterse a la voluntad de Dios revelada en el ministerio y la enseñanza de Jesús. Los discípulos, forjados y bautizados por los mensajeros de Cristo, han de seguir a Jesús de igual modo como lo hicieron los primeros once. Jesús mismo es el contenido de su propia enseñanza, la encarnación del Reino de Dios, el evangelio. Mateo subraya la centralidad de la voluntad de Dios para Jesús y los discípulos. El criterio para cada acción y actitud es el amor a Dios y al prójimo. Los conceptos de creer, seguir a Jesús y comprender contienen todos un elemento de compromiso activo que los impulsa hacia la acción. Esta expresión, los hechos del Cristo, tiene una connotación claramente misionera se podría colocar como un subtítulo de la primera mitad del evangelio. Tenemos que apreciar la comprensión que Mateo tiene del pecado o el fracaso o, más específicamente, de la hipocresía. El contexto revela su significado: es la ausencia de buenas obras (hechos) o de fruto, no importa si el discurso es correcto.

El sermón del monte

Este sermón ha fascinado a cristianos como a personas de otras creencias. El Evangelio de Mateo contiene cinco sermones o discursos principales que cubren los temas de: 1) Discipulado, 2) La misión de los apóstoles, 3) Como viene el Reino de Dios, 4) La disciplina eclesial, y 5) Los maestros falsos y el fin de la historia. La frase enseñándoles a obedecer todo lo que he mandado a ustedes se remonta al primero de estos discursos, el Sermón del monte. Este expresa como ningún otro pasaje del Nuevo Testamento, la esencia de la ética de Jesús. Jesús esperaba realmente que sus seguidores vivieran según las normas en cualquier circunstancia. El fracaso de los cristianos en vivir según las experiencias del Sermón del Monte no los absuelve del desafío de hacerlo. Su obra máxima de amor abnegada fue, por supuesto, su muerte en la cruz. Sin esta obra, la enseñanza en el monte quedaría como un sermón elocuente pero hueco. Obtiene su fuerza comprometedora sólo por la vida ejemplar, el sufrimiento la muerte del Nazareno que selló su validez con su propia sangre.

El Reino de Dios y la justicia-rectitud

Dentro de la perspectiva de Mateo, encontrar el Reino es encontrar a Jesucristo. En Jesús el Reino de Dios se ha acercado a la humanidad. Esta es la dimensión constitutiva: Dios nos justifica, nos hace rectos y santos a sus ojos. Un vez constituidos en la justicia de Dios, Dios nos utiliza para que hagamos brotar justicia y alabanza delante de todas las naciones. La justicia de Dios, es su acción salvífica a favor de su pueblo. La justicia humana es el esfuerzo nuestro por responder a la bondad de Dios, cumpliendo su voluntad. Hay que entender el llamado de Mateo a una justicia que supera la de los fariseos y a ser perfectos. La perfección para Mateo es un concepto netamente teocéntrico que deja muy atrás cualquier entendimiento tradicional de la Ley. El ser perfecto se manifiesta en el discipulado.

Haced discípulos

El objetivo global de la misión es convertir a todas las personas en verdaderos cristianaos. El discípulo es el único nombre dado a los seguidores de Cristo en los Evangelios. La relación pasada entre el Maestro sus primeros discípulos se está transformando en algo más que historia: busca nutrir y desafiar el tiempo actual. La fe cobra efecto en la repetición irreversible e incesante de la historia básica y ejemplar del Maestro y los discípulos. Es precisamente esta dialéctica indispensable entre la historia de Jesús y la vida de la iglesia de su época lo que justifica, para Mateo, escribir un Evangelio.

Jesús es el modelo, pero…

Los discípulos de la época de Mateo, siguieron el modelo de los primeros discípulos de Jesús, así como aquellos primeros discípulos siguieron el modelo de Jesús mismo. El discípulo no es superior a su maestro, ni su siervo superior a su amo. Basta que el discípulo sea como su maestro, y el siervo como su amo. Este compartir se revela en dos aspectos aparentemente contradictorios: Jesús y sus discípulos comparten el sufrimiento y la autoridad misionera. Mateo está extendiendo la lógica del ministerio de Jesús hasta su propia época y circunstancias. Su preocupación es tanto pastoral como misionera; pastoral en el sentido de presentar a los discípulos como modelos a emular, misionera en el sentido de instar a su comunidad a hacer discípulos parecidos a los primeros. Sin embargo, Mateo se refiere a ellos a veces como los de poca fe o temerosos o llenos de duda. Ser discípulo de Jesús no implica, por así decirlo, haber llegado. Mateo incluye varias parábolas acerca de la necesidad de velar hasta el último momento. Los creyentes de Mateo, como los primeros discípulos, viven la tensión dialéctica entre adoración y duda, entre fe y temor. Las expresiones con ustedes y hasta el fin del mundo son típicas de Mateo. Al iniciar el evangelio, la presencia de Jesús fue prometida principalmente a Israel; aquí, al final, pertenece a todos los discípulos dondequiera que se encuentren. La presencia permanente de Jesús, está relacionada íntimamente con el involucramiento de sus seguidores en la misión. El segundo aspecto que Mateo utiliza es: se me ha dado autoridad en el cielo y en la tierra. Justamente después de la resurrección, Jesús recibe toda autoridad no sólo en la tierra sino también en el cielo. El elemento nuevo es la extensión universal de su autoridad. Si Jesús en realidad, es Señor de todo, esta realidad tiene que ser proclamada. Es imposible quedarse callado ante semejante realidad. Y precisamente esto significa la misión: la proclamación del señorío de Cristo. La misión es una consecuencia lógica de la instalación de Jesús como soberano Señor del universo. La frase bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo se debe ver desde el mismo punto de vista. El perdón de pecados es un tema central del Evangelio de Mateo.

Paradigma de Mateo: el discipulado misionero.

Muchos han sido los cambios desde la época del ministerio terrenal de Jesús y desde finales de la década de los cuarenta en el primer siglo. La comunidad experimenta un período de transición. Es una comunidad dividida, por un grupo de entusiastas y otro de legalistas.
1. Con la gran comisión. Virtualmente, cada frase de esta comisión se remonta a la historia de Jesús relatada del Evangelio: el hecho de convocar la reunión sobre un monte en Galilea; la vacilación de los discípulos entre la adoración y la duda; las referencias a la autoridad de Jesús, a hacer discípulos y enseñar, y otras expresiones tales como: vayan, por tanto, obedecer, todo lo que les he mandado, estaré con ustedes y el fin del mundo.
2. La experiencia de la presencia de Cristo es tan asombrosa que abarca el futuro. El Jesús resucitado está presente entre los misioneros. En toda la gran comisión, el Maestro sigue siendo Jesús, el que habían conocido en carne y hueso, el que sirve de modelo para su ministerio entero y que está con ellos para siempre.
3. Ser discípulos quiere decir vivir las enseñanzas de Jesús. Sería inconcebible divorciar la vida cristiana de amor y justicia de la de ser discípulo. Requiere un compromiso con el Reino de Dios, con su justicia, amor y obediencia a toda voluntad de Dios.
4. Mateo por un lado afirma y promueve la misión a los gentiles entre los miembros de su propia comunidad, por el otro lado enfatiza a un Jesús enviado únicamente a Israel. No articula toda una teología para acomodar estas posiciones contradictorias; simplemente afirma y retiene ambas.
5. Cada miembro de la iglesia debe ser un verdadero discípulo. En el concepto Mateano, la iglesia se encuentra únicamente donde los discípulos viven en comunidad los unos con los otros son su Señor, y donde buscan vivir según la voluntad del Padre.

Mateo, nos asegura, con base en el ministerio terrenal, muerte y resurrección de Jesús, que el camino de la misión a los gentiles está abierto. El llamado a los discípulos es a proclamar la victoria final de Jesús sobre el poder de la maldad, a testificar de su presencia permanente y a llevar al mundo hacia el reconocimiento del amor de Dios. Según el punto de vista de Mateo, el cristiano encuentra su verdadera identidad al involucrarse en la misión, comunicando a otros una nueva manera de vivir, una nueva interpretación de la realidad y de Dios, y comprometiéndose con la liberación y la salvación de otros.

THE END

Hno. César Ramos dijo...

Seminario Teológico Bautista Mexicano. Campus “Horeb”
Materia: Naturaleza y misión de la iglesia II
Profesor: Pastor Rafael Pola Baca
Alumno: Hno. César Roberto Ramos Gutiérrez

Reporte de lectura
Libro: “La misión cristiana hoy”
Autor: John R. W. Stott
Editorial: Certeza

Resumen del capítulo 1: “La misión”

En primer lugar tenemos que considerar la palabra “misión”. Antes de intentar una definición bíblica quizá resulte provechoso echar un vistazo a la polarización corriente.

Dos puntos de vista extremos

El punto de vista antiguo o tradicional consiste en considerar equivalentes los términos misión y evangelización, misioneros y evangelistas, misiones y programas de evangelización. La imagen tradicional del misionero era la del predicador paternalista. Al hacer este énfasis en la predicación evangelizadora, se dejaba poco lugar hasta para la creación de escuelas cristianas. De cualquier manera, la mayoría de los que se adhieren al punto de vista tradicional sobre la misión aceptarían que las tareas educacionales y médicas son perfectamente aceptables, sobre todo considerando que son complementos valiosos de la obra evangelizadora. En algunos lugares ha fomentado la formación de comunidades cristianas aisladas del mundo que las rodea, que se asemejan a establecimientos monásticos. El único contacto que tienen con el mundo, que ellos consideran malo, es el de sus incursiones evangelísticas. Para ellos, debido a que Jesús viene en cualquier momento, no tiene sentido ocuparse de las estructuras de la sociedad, pues ésta está condenada y a punto de ser destruida. Los hombres no regenerados no pueden edificar un mundo nuevo. Más todavía, para cumplir este objetivo Dios se vale de “hombres y mujeres tanto dentro como fuera de las iglesias”, y el papel peculiar de la iglesia en relación con la misión divina es el de “indicar que Dios está obrando en la historia del mundo”, descubrir lo que está haciendo, compenetrarnos de su sentido y comprometernos en la tarea, porque la relación primaria de Dios es hacia el mundo: “Dios-mundo-iglesia”. Siendo así, “es el mundo el que tiene que proporcionar la agenda para las iglesias”, por lo que la iglesia debe procurar servir de conformidad con las necesidades sociológicas contemporáneas. Cabe hacer cuatro críticas al respecto: Primero, el Dios que es el Señor de la historia es también el Juez de la historia, y no todos los movimientos revolucionarios son señales de renovación divina. Segundo, las categorías bíblicas de shalom, la nueva humanidad y el reino de Dios, no deben ser identificadas con la renovación social. Esta paz no se otorga a todos los hombres sino a aquellos que le pertenecen, a la comunidad redimida por él. El reino se mantiene incólume, diferenciándose de la sociedad incrédula, y el ingreso al mismo depende de un nuevo nacimiento espiritual. Tercero, la palabra “misión” no puede usarse con propiedad para abarcar todo lo que Dios está haciendo en el mundo. La providencia y la gracia común es indudable que Dios está activo en todos los hombres y en todas las sociedades, sea que lo reconozcan o no. Pero esta no es su “misión”. Su “misión “ se relaciona con el pueblo redimido. Cuarto, la preocupación por lo relativo al cambio social deja poco tiempo para tratar lo relativo a la evangelización. No existe una preocupación real en cuanto al hambre espiritual de los hombres, que, al no tener a Cristo, se pierden.

¿Una síntesis bíblica?

Tendríamos que convenir en que la misión surge ante todo de la naturaleza de Dios mismo y no de la iglesia. El Dios vivo de la Biblia es un Dios que envía. Dios es amor, y con espíritu de sacrificado servicio se extiende incesantemente para alcanzar a otros. “Cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo”; y finalmente el Padre y el Hijo enviaron al Espíritu en el día de Pentecostés. La misión primaria corresponde a Dios, por cuanto fue él quien mandó a los profetas, a su Hijo, a su Espíritu. Todo esto constituye el trasfondo bíblico esencial para comprender lo que significa la misión. Y de todas estas misiones, la del Hijo resulta central, por cuanto fue la culminación del ministerio de los profetas, y porque comprendía en sí misma como punto culminante el envío del Espíritu. Y ahora el Hijo envía, así como él mismo fue enviado. Envío a los apóstoles, y luego a los sesenta, como una especie de extensión de s ministerio de predicación, enseñanza y curación. Y después de su muerte y resurrección, amplió los alcances de su misión a fin de incluir a todos los que lo reconocen como Señor y que se consideran sus discípulos.

La gran comisión

La mayoría de las versiones de la Gran Comisión realzan la evangelización. Pero la comisión es más que eso: incluye la responsabilidad social tanto como la evangelizadora, y no es aquélla simplemente una consecuencia de la comisión. Jesús en forma deliberada y precisa puso a su misión como modelo para la nuestra. Nuestra comprensión de la misión de la iglesia hemos de deducirla de nuestra comprensión de la misión del Hijo. El Padre mandó al Hijo a ser Salvador del mundo, pero también a servir. Nosotros también podemos servir, como Jesús lo hizo durante toda su vida, se entregó a sí mismo en servicio a los demás, y su servicio se manifestaba en una gran variedad de formas, según las necesidades de los hombres. Resultaría imposible separar en el ministerio de Jesús sus obras de sus palabras. Ahora nos envía a nosotros así como el Padre lo había enviado a él. Por ello, la nuestra, como la de él, ha de ser una misión de servicio. Es en el papel de servidores donde podemos encontrar la síntesis equilibrada de la evangelización y la acción social. Ahora nos envía al mundo a identificarnos con los demás (sin perder nuestra identidad cristiana), a volvernos vulnerables como lo hizo él. Debemos comprometernos profundamente en la vida de la gente, en su cultura y sus problemas, y compartir sus sufrimientos.

La relación entre evangelización y acción social

Se ha intentado definir esta relación de tres modos: Primero, algunos consideran que la acción social constituye un medio para la evangelización. Una atmósfera de hipocresía rodea nuestro sentido filantrópico, y esto produce “cristianos” interesados en las limosnas que puedan obtener. Segundo, considera la acción social, no como un medio para la evangelización sino como una manifestación de la evangelización, o por lo menos del evangelio que se proclama. Existe un poderoso precedente de ello en el ministerio de Jesús; sus palabras interpretaban los hechos y los hechos encarnaban las palabras. Los cristianos hemos sido llamados a articular el evangelio mediante lo que dicen (proclamación), lo que son (testimonio), y lo que hacen (servicio). Tercero, que parece constituir el modo verdaderamente cristiano. La acción social asociada a la evangelización, es decir, es compañera de la evangelización. Se pertenecen una a la otra, aunque sigan siendo independientes al mismo tiempo. Ninguna es un medio para llegar a la otra, ni tampoco una manifestación de la otra. Cada una constituye un fin en sí misma, y ambas son expresión de un amor no fingido.

El gran mandamiento

De Jesús recibimos varias instrucciones. “amarás a tu prójimo como a ti mismo”, llamándolo “el segundo” mandamiento y agregando que “no hay otro mayor” que éste y el primero, y elaborándolo más en el Sermón del Monte. Allí dijo que nuestro prójimo incluye a nuestro enemigo, y que amar significa “hacer el bien”, es decir, darnos en forma activa y constructiva para contribuir al bienestar de nuestro prójimo. La actividad humanitaria se ocupa de las víctimas de una sociedad enferma. Nosotros tendríamos que ocuparnos de la medicina preventiva o de la salud comunitaria también, lo cual significa la búsqueda de estructuras sociales mejores en las que la paz, la dignidad, la libertad y la justicia estén aseguradas para todo hombre. En síntesis, como el Señor Jesús, hemos sido enviados al mundo para servir. Porque esta es la expresión natural de nuestro amor hacia el prójimo.

Consecuencias prácticas

El Señor Jesús llama a todos sus discípulos al “ministerio”, es decir, al servicio. Si somos cristianos hemos de dedicar nuestra vida al servicio de Dios y del hombre. La única diferencia entre nosotros radica en la naturaleza del servicio que somos llamados a cumplir. En cualquier actividad es posible que el cristiano interprete cristianamente esa actividad, como la forma en que Cristo lo ha llamado a dedicar su vida de servicio. Ahí deberá mantener las normas de Cristo en lo que se refiere a la justicia, la honestidad, la dignidad y la compasión humanas en una sociedad que ya no las acepta. Sería muy adecuado que se pudiese establecer algún tipo de red nacional u organización nacional, con miras a un servicio cristiano en el mundo, que propiciaría un impacto mucho más grande en la sociedad, impacto en proporción con nuestra fuerza numérica y con las radicales exigencias de la comisión de Cristo.

THE END

Hno. César Ramos dijo...

Seminario Teológico Bautista Mexicano. Campus “Horeb”
Materia: Naturaleza y misión de la iglesia II
Profesor: Pastor Rafael Pola Baca
Alumno: Hno. César Roberto Ramos Gutiérrez

Reporte de lectura
Libro: “La misión cristiana hoy”
Autor: John R. W. Stott
Editorial: Certeza

Resumen del capítulo 4: “La Salvación”

El cristiano no sería sincero para consigo mismo, ni para con la otra persona que interviene en el diálogo, si ocultase su creencia en el señorío universal de Jesús o en su deseo de que esa persona adopte su misma posición de someterse a Jesús como su Señor. Dicha sumisión, con espíritu de penitencia y fe, es el camino de la “salvación”; y este último es el cuarto vocablo que tenemos que considerar.

La centralidad de la salvación

El cristianismo es religión de salvación. El Dios de la Biblia es un Dios que constantemente viene en busca de su pueblo para rescatarlo, que ha tomado la iniciativa para salvar. El Padre ha enviado al Hijo, el Salvador del mundo. La Biblia es un manual contemporáneo de salvación, además, las buenas nuevas constituyen el evangelio de vuestra salvación, y poder de Dios para salvación a todo aquel que cree. Esta preeminencia que se le acuerda al tema de la salvación en el cristianismo bíblico nos obliga a indagar qué es lo que Dios obra, lo que Cristo obtiene, lo que la Escritura revela y lo que el evangelio ofrece.

La salvación y la salud física

El poder salvador de la gracia de Dios es para el hombre total. Cristo vino no para preservar la vida sino para desarrollarla al máximo, para que el hombre sea completo en todo sentido. Evelyn Frost, en un libro anterior, Christian Healig (1940), se había referido concretamente a la salud física como un aspecto de la vida eterna ahora. Hablaba de que la curación cristiana para el cuerpo y la mente, igual que para el espíritu, constituye parte integrante del evangelio cristiano, dichos conceptos recibieron expresión más completa en el folleto The Healing Church publicado en Ginebra en 1965. Todos los cristianos deberían poder afirmar gozosamente con Pablo que la vida de Jesucristo puede manifestarse en nuestro cuerpo mortal y que el poder de Jesús se perfecciona en nuestra debilidad humana. La nueva vida en Cristo puede con frecuencia proporcionarnos un nuevo sentido de bienestar físico y emocional. Pero ninguna clase de curación –natural o sobrenatural- es o está incluida en lo que quiere decir la Biblia por esa salvación que ahora se ofrece a la humanidad por Cristo y mediante el evangelio. Un resultado de la confusión entre salvación y salud es que hay confusión también en cuanto a las funciones del médico y del pastor. El médico reemplaza al pastor, o el pastor se transforma en un psiquiatra aficionado. La salvación por fe en el Cristo crucificado y resucitado tiene sentido moral y no material; es un rescate del pecado y no de los males, y la razón por la cual Jesús dijo “tu fe te ha salvado”, en ambos casos, es la de que sus obras de rescate físico constituía señales intencionales de su salvación, y así fueron entendidas por la iglesia primitiva.

La salvación y la liberación política

La segunda reconstrucción importante que se ha intentado sobre la doctrina de la salvación , la reinterpreta, como la liberación de las gentes pobres y desamparadas que padecen hambre, pobreza y guerra, dominación colonial, tiranías políticas, discriminación racial, explotación económica, aislamiento en los ghettos, cárceles políticas y la desalmada tecnología del mundo moderno, por ello la salvación es justicia. Se ha dado preeminencia a palabras claves como “humanización”, “desarrollo”, “integridad”, “liberación”, y “justicia”, estas cosas, y la liberación de hombres de toda forma de opresión, no son solamente objetivos deseables, agradables a Dios el Creador, sino que los cristianos debieran estar activamente comprometidos en la prosecución de dichos fines juntamente con otros hombres caritativos y de buena voluntad. Porque Dios quiere que los seres humanos vivan juntos en paz, libertad, dignidad y justicia. El Dios de la Biblia es un Dios de justicia, así como de justificación, y detesta la injusticia y la tiranía.

La teologia de la liberación.

En 1971, apareció en Perú la edición original en castellano de la obra de Gustavo Gutiérrez Teología de la Liberación, con el subtítulo “perspectivas”, dicha obra constituye el intento más completo y serio aparecido hasta el presente de interpretar la salvación bíblica en función de la liberación de los oprimidos. Gustavo Gutiérrez le asigna a la “praxis” social un lugar prominente, y hace un llamado a la iglesia a un compromiso más evangélico, más auténtico, más concreto y mas eficaz para la liberación. Marx dice que “los filósofos se han limitado a interpretar el mundo... la cuestión está, sin embargo, e cambiarlo”. “la meta no es sólo mejores condiciones de vida, un cambio radical de las estructuras, una revolución social; es mucho más: la creación continuada, si fin, de una nueva forma de ser hombre, una revolución cultural permanente”. La liberación crea un nuevo pueblo elegido, que esta vez incluye a toda la humanidad, no existe justificativo bíblico alguno para tal aseveración.

La cuestion hermeneutica.

Llamar “salvación” a la liberación socio-política, y evangelización al activismo social, ya es hacernos culpables de una torpe confusión teológica. Es mezclar lo que las Escrituras mantienen separado –Dios Creador y Dios Redentor, el Dios del cosmos y el Dios del pacto, el mundo y la iglesia, la gracia común y la gracia salvadora, la justicia y la justificación, la reforma de la sociedad y la regeneración de los hombres. La salvación que se ofrece en el evangelio de Cristo tiene que ver con las personas más bien que con las estructuras. Es liberación de otro tipo de yugo que la opresión política y económica. La primera bienaventuranza no puede de ningún modo entenderse en el sentido de que la pobreza material sea una condición para recibir el reino de Dios, a menos que estemos dispuestos a volver completamente al revés el evangelio. La “salvación” por la cual Cristo murió una vez, y que ahora ofrece a los hombres, no es curación psicofísica ni liberación sociopolítica. A las aseveraciones negativas se deben oponer tres afirmaciones positivas. Primero, Dios se interesa grandemente en ambas áreas, es decir en nuestros cuerpos y en nuestra sociedad. En segundo lugar, algún día tanto el cuerpo como la sociedad serán redimidos. Tendremos nuevos cuerpos y viviremos en una sociedad nueva. Tercero, el amor nos impulsa mientras tanto a trabajar en ambas esferas, procurando promover la salud física (por medios terapéuticos y preventivos) y procurando crear un orden social radicalmente diferente, que ofrezca al hombre libertad, dignidad, justicia y paz.

La salvación y la libertad individual.

El verbo más común para expresar el concepto de salvación en el Antiguo Testamento tiene la idea básica de amplitud, por oposición a la estrechez de alguna opresión. De este modo indicaba liberación de alguna prisión o confinamiento mediante la intervención salvadora de un tercero a favor del oprimido y en oposición al opresor.
Cuando Dios salva a su pueblo, no sólo los rescata del opresor sino que los salva para sí, “salvación “ y “pacto” son conceptos que se corresponden.

Liberación del juicio para adquirir la calidad de hijo.

La razón de que el evangelio sea “el poder de Dios para salvación” es la de que en ella “la justicia de Dios se revela”, y la razón de esta revelación de la justicia de Dios en el evangelio es la revelación de “la ira de Dios... desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres que detienen con injusticia la verdad”. Pablo destaca el hecho de que somos salvados de la ira y para ser hechos hijos. Dios mandó a su Hijo no sólo para redimiros sino también para adoptarnos como miembros de su familia. El que nos juzga se transforma en nuestro Padre, y el propio Espíritu Santo nos habilita para exclamar “¡Abba, Padre¡”, ya no somos esclavos, sino hijos.

Liberación de si mismo para el servicio.

Los cristianos son oi sozomenoi (“los que están siendo salvados”). Esto es en parte porque se reconoce que nuestra salvación aún no ha sido consumada. Oi sozomenoi (“los que está siendo salvados”) aparece contrastado con oi apollumenoi (“los que están pereciendo”). En esta salvación presente, también, debemos dar realce al aspecto positivo. Estamos siendo librados de la esclavitud a nosotros mismos para entrar en la libertad del servicio. Lutero describió al hombre caído con la expresión “homo in se icurvatus”, “el hombre curvado o inclinado hacia dentro de sí mismo”. De esta prisión nos libera Cristo Jesús. Sólo si estamos preparados para perdernos a nosotros mismos dándonos enteramente al servicio a él y a los demás, nos podremos encontrar realmente a nosotros mismos (Marcos 8:35). Cuado morimos es cuando recién vivimos; cuando servimos, recién entonces somos libres.

Liberación de la corrupción para la gloria venidera.

En tercer término, la salvación de Dios, de recibido y proceso continuo, es también el objeto de nuestra esperanza cristiana. Fuimos salvados con la esperanza de ser salvos, y la “esperanza de salvación” es el casco o el yelmo que lleva el soldado cristiano. Seremos librados de la ira que ha de venir. Más que eso, estará incluida la “redención de nuestros cuerpos”. Anhelamos morar en nuestros nuevos cuerpos que estarán libres de las debilidades físicas, y vivir en el nuevo universo. La salvación nos da libertad para vivir con Dios como nuestro Padre, libertad para entregarnos al servicio de los demás, y finalmente “libertad gloriosa” cuando, eliminadas todas las limitaciones de nuestra existencia en carne y hueso, estaremos libres para dedicarnos si reserva a Dios y unos a otros. En el mundo de hoy todavía hay hambre de salvación, las buenas nuevas siguen siendo poder de Dios para salvación a los que creen, pero todavía es inevitable que nuestro mensaje de salvación caiga en oídos sordos si no ofrecemos evidencia alguna de que somos salvos, mediante una vida transformada y un nuevo estilo de vida. Es la gente la que comunica principalmente, no las palabras o las ideas. En última instancia la autenticidad personal cristiana es una auténtica experiencia de salvación.

THE END