sábado, 7 de junio de 2008

Sesión 1

La situación contemporánea de la misión

Entre el peligro y la oportunidad
El significado general de la palabra misión.
i. El envío de misionero a un determinado territorio
ii. Las actividades de los misioneros
iii. El área geográfica en donde trabajan los misioneros
iv. El mundo no cristiano, la tierra de misión
v. La agencia de envía misioneros
vi. El centro de operaciones de los misioneros
El significado teológico más común
i. La propagación de la fe
ii. La expansión del reino de Dios
iii. La conversión
iv. La fundación de nuevas iglesias
El significado contemporáneo
i. Parte de una crítica al modelo imperialista
ii. Parte de la necesidad de reflexionar y justificar la misión de la iglesia
iii. Identificar la crisis de la misión es encontrar la posibilidad de la misión, en el sentido de que toda crisis es un peligro, pero es también una oportunidad, un principio
La mayor crisis. No es sólo de la misión, de la iglesia y del mundo
El avance de la ciencia y la tecnología
La descristianización de la base del impulso misionero. Europa y Norteamérica, 53 mil personas abandonan la iglesia cada domingo
Un mundo pluralista. La coexistencia con otras religiones
Un sentido de culpabilidad al justificar prácticas racistas e imperialistas
La división ricos y pobre y el asociar al cristianismo con los ricos
El abandono de la dominación occidental de la misión y de la teología
Situación irreversible pero que también es una oportunidad. Un cambio de paradigma fundamental.
El reto es ser creativos en el cambio de paradigma
La crisis de la fundamentación, el objetivo y la naturaleza de la misión
La fundamentación de la misión
i. La Escritura, la gran comisión de Mateo
ii. El monoteísmo de la fe cristiana
iii. La naturaleza del cristianismo
1. la absoluta superioridad del cristianismo frente a otras religiones
2. la adaptabilidad del cristianismo acon las condiciones de otras personas
3. los logros superiores en las tierras de misión
4. la fuerza del cristianismo frente a otras religiones
Los motivos de la misión
i. La conversión
ii. El motivo escatológico
iii. La siembra de iglesias
iv. El motivo filantrópico, mostrar justicia en el mundo
Una inadecuada fundamentación y motivos de la misión, son realmente lso que provocan la crisis de la misión.. Al inicio delsiglo XX se consideraba que el cristianismo seguiría en expansión y las otras religiones morirían. Esto no fue así, de hecho hoy el cristianismo es una religión minoritaria

10 comentarios:

Francisco Naves dijo...

La misión cristiana hoy.
John R. W. Stott.
Cáp. 1. La misión.
Existe una polarización corriente.
Por un lado el punto de vista antiguo o tradicional considera equivalentes los términos misión y evangelización. (Ponía también el acento en la proclamación verbal.)
Y en polo opuesto a este concepto ecuménico corriente, esto después los 60as.
• Buena parte de este intento de reconstruir el concepto “misión” fue citada en las notas para las secciones, que se publicaron como parte de los preparativos para la asamblea de Upsala. Se considera a la misión como el proceso histórico de renovación de la sociedad, tomando como texto lema “he aquí, yo hago nuevas todas las cosas” (Apocalipsis 21.5).

Aparte de este empleo equivocado de la escritura, ¿qué diremos acerca de la identificación de la misión de Dios con la renovación social?
Según los apóstoles la paz que predica y ofrece Jesús es algo más profundo y más rico, es a saber, la reconciliación y la comunión con Dios y entre nosotros (efesios 2. 13-22).
Shalom es la bendición que el Mesías trae para su pueblo.
Por lo que toca a la Providencia y a la gracia común, no se puede dudar, que Dios está vivo en cada hombre y en todas las sociedades. Aunque ésta no es su misión, se refiere a su pueblo redimido, y con lo que les ha dado a ellos para que hagan en el mundo.

¿Una síntesis bíblica?
Tomando en cuenta el punto de vista tradicional, según el cual la misión cumple una función exclusivamente evangelizadora, y el punto de vista ecuménico con, según el cual consiste en establecer la shalom, nos preguntamos nosotros si hay un modo mejor, más equilibrado y más bíblico, de definir la misión de la Iglesia.

Esa vieja polarización continúa. La misión surge ante todo de la naturaleza de Dios mismo y no de la Iglesia.
Dios es amor, que con espíritu de sacrificado servicio se extiende innecesariamente para alcanzar a otros.
Dos concepciones parciales e incompletas de la misión, como evangelización y como acción social (shalom).
La gran Comisión.

¿Qué fue lo que el señor Jesús encomendó a su pueblo? .Id por todo el mundo y predicad el Evangelio a toda criatura. Haciendo énfasis en la predicación, el testimonio y la tarea de hacer discípulos, es decir predicar, convertir y enseñar.la Comisión misma incluye la responsable a social tanto como la evangelizadora, y no que aquélla sea simplemente una consecuencia de la Comisión. El modelo Cristológico “como me envió el padre, así también yo os envío”.

Se fusionó dos imágenes del altivo testamento que aparentan ser incompatibles-la del hijo del hombre Daniel vida del siervo sufriente de Isaías, y dijo: “el hijo del hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para su vida en rescate por muchos” (Marcos 10. 45). Jesucristo nos mostró que es imposible separar sus obras de sus palabras.

Enviado a servir: que es síntesis de evangelización y acción social.

La nuestra como la de él ha de ser una misión de servicio.

Él nos ofrece el modelo perfecto para el servicio, mal a su iglesia al mundo para que sea una Iglesia que sirva.

Es el papel de servidores donde podemos encontrar la síntesis equilibrada de la evangelización y la acción social.

Cristo tomó para sí nuestra humanidad nuestra cultura y se hizo de carne y hueso tal como nosotros. Y ahora nos envía al mundo a identificarnos con los demás, el sin perder los de identidad cristiana.

La relación entre evangelización y acción social.

Existen tres modelos principalmente.

Primero, la acción social constituye un medio para la evangelización.

Segundo. Se considera la acción social, no como un medio para la evangelización, sino como una manifestación de la evangelización.

El Evangelio consta de proclamación, testimonio y servicio es decir lo que se dice, lo que se es y lo que se hace.

Tercero la acción social está relacionada a la evangelización, es decir, es compañera de la evangelización y al ser compañeras se pertenecen la una a la otra, aún que son independientes.

El gran mandamiento.

Se ha mostrado su prójimo, inevitablemente tendremos que ocuparnos de su bienestar total.

En general tenemos que estar comprometidos con una búsqueda de estructuras sociales mejores sin dejar un lado, la paz, la dignidad, la libertad y la justicia.

El amor no se necesita explicar. No hace más que expresarse por medio del servicio a donde quiera que haya necesidad.

Consecuencias prácticas.

La vocacional, la local y la nacional.

La vocacional es la que el cristiano eligió para su vida. El señor Jesús llama a sus círculos al “ministerio” es decir, al servicio.

Si somos cristianos el poder dedicar nuestra vida al servicio de Dios y del hombre.

Cristo nos ha llevado el caso vida a su servicio.

Hay una segunda aplicación que se relaciona con la Iglesia local. Su misión de servicio tendrá que ser más amplia que la sola evangelización. Una vez que este principios aceptó, tendría que ser posible que por congregación haya grupos de cristianos conscientes de su responsabilidad formando una serie de grupos de estudio y acción.

Nuestro tercer ejemplo nos coloca frente al escenario nacional. Los cristianos podríamos, hacer un pacto mucho más grande en la sociedad, impacto que sumada a esa fuerza numérica y de radicales exigencias de la Comisión de Cristo.

eleazzar gonzalez garcia dijo...

SEMINARIO TEOLOGICO BAUTISTA CAMPUS HOREB

MATERIA: Naturaleza y Misión de la Iglesia
TAREA: Resumen del libro LA MISION CRISTIANA HOY
PROFESOR: Rafael Pola Baca
ALUMNO: Eleazar González García

I. LA MISION


El punto de vista antiguo o tradicional consiste en considerar equivalentes los términos misión y evangelización. La literatura ecuménica desde Ámsterdam ha empleado los vocablos misión, testimonio y evangelización en forma intercambiable.
Al misionero se le caracterizaba con frecuencia representándolo bajo una palmera, con sombrero de explorador, recitándole el evangelio a un grupo de aborígenes pobremente vestidos y respetuosamente sentados en el suelo a su alrededor.
La mayoría de los que se adhieren al punto de vista tradicional sobre la misión aceptarían que las tareas educacionales y médicas son perfectamente aceptables.
En el polo opuesto a este concepto anti bíblico de la misión como evangelización exclusivamente, está el concepto ecuménico corriente, por lo menos a partir de mediados de la década del 60.
¿Qué diremos acerca de la identificación de la misión de Dios con la renovación social? cabe hacer una cuádruple crítica. Primero, el Dios que es el Señor de la historia también el Juez de la historia.
Segundo, las categorías bíblicas de shalom, la nueva humanidad y el reino de Dios, no deben ser identificadas con la renovación social.
Tercero, la palabra misión no puede usarse con propiedad para abarcar todo lo que Dios está haciendo en el mundo.
La misión se relaciona con el pueblo redimido, y con lo que les ha dado a ellos para que hagan en el mundo.

¿Una síntesis Bíblica?
Teniendo el punto de vista tradicional, según el cual la misión cumple una función exclusivamente evangelizadora, y el punto de vista ecuménico actual, según el cual consiste en establecer la shalom, nos preguntamos nosotros si no hay un modo mejor, más equilibrado y más bíblico, de definir la misión de la iglesia, y de relacionar entre sí las responsabilidades evangelizadora y social del pueblo de Dios.
La misión primaria corresponde a Dios, por cuanto fue él quien mandó a los profetas, a su Hijo, a su Espíritu. De todas estas misiones la del Hijo resulta central, por cuanto era la culminación del ministerio de los profetas, y porque comprendía en sí misma como punto culminante el envío del Espíritu. Después de su muerte y resurrección, amplió los alcances de su misión a fin de incluir a todos los que reconocen como Señor y que se consideran sus discípulos.
Si no queremos ser culpables de distorsionar las palabras de Jesús, hemos de entender que la comisión misma incluye la responsabilidad social tanto como la evangelizadora.
“Como me envió el Padre, así también yo os envío” (Juan 20:21). En estas dos expresiones Jesús hizo más que trazar un paralelo entre su misión y la nuestra. En forma deliberada y precisa puso a su misión como modelo para la nuestra. Cristo vino a servir.
Jesús sabía que para ser servido antes debía servir él mismo, y que debía enfrentar el sufrimiento antes de que pudiera recibir dominio. “El Hijo del hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate de muchos” (Marcos 10:45). El sacrificio de rescate por el pecado es algo que sólo él pudo ofrecer, pero esto habría de ser la culminación de una vida de servicio.
Alimentó bocas hambrientas y lavó pies sucios; sanó enfermos, consoló a los tristes y hasta volvió muertos a la vida.
Ahora nos envía a nosotros, nos dice, así como el Padre lo había enviado a él. Por ello la nuestra, como la de él, ha de ser una misión de servicio.
Cristo no descendió como un visitante de otro planeta, ni llegó como un extraño trayendo consigo su propia cultura extraña. Fue verdaderamente hombre como nosotros y experimentó nuestras debilidades, nuestro sufrimiento y nuestras tentaciones. Incluso llevó sobre sí nuestro pecado y murió nuestra muerte. “Como nuestro Señor tomó nuestra carne, dice el informe de México de 1963, así llama a la Iglesia a tomar al mundo secular. Es fácil decir esto pero hacerlo es sacrificado”. Nos resulta más natural gritarle el evangelio a la gente desde cierta distancia que comprometernos profundamente en su vida, comprometernos en su cultura y sus problemas, y compartir sus sufrimientos.

La relación entre evangelización y acción social.
Primero, algunos consideran que la acción social constituye un medio para la evangelización. En este caso la evangelización y la obtención de conversos constituyen los objetivos principales, pero la acción social es un elemento preliminar útil, un medio efectivo para llegar a los objetivos propuestos.
La segunda forma de relacionar la evangelización y la acción social es algo más digna. Considera la acción social, no como un medio para la evangelización, sino como una manifestación de la evangelización.
La tercera forma de establecer la relación entre evangelización y la acción social, y la que a mi juicio constituye la forma verdaderamente cristiana; a saber, que la acción social está asociada a la evangelización, es decir, es compañera de la evangelización.
La evangelización y el servicio misericordioso van juntos en la misión de Dios.
Esto no significa que las palabras y las obras, la evangelización y la acción social, sean compañeras tan inseparables que todos tengamos que dedicarnos a ambas constantemente. Las situaciones varían, como varían también los llamamientos para el cristiano. No debemos olvidar que el hombre sin Cristo perece.
El hombre que cayó en manos de ladrones necesitaba sobre todas las cosas en ese momento aceite y vendas para sus heridas, y no tratados de evangelización en el bolsillo. Del mismo modo, para emplear las palabras de un misionero en Nairobi citado por el obispo John Taylor, “el hombre hambriento no tiene oídos”.
El médico no debe descuidar la práctica de la medicina en beneficio de la evangelización, como tampoco debe el evangelista distraer su atención del ministerio de la Palabra para dedicarse al ministerio de las mesas.
Tenemos dos mandatos de Jesús, un gran mandamiento a amar a mi prójimo, y una gran comisión a ir y hacer discípulos. ¿Qué relación hay entre los dos? Algunos obramos como si creyésemos que son idénticos, de tal manera que si compartimos el evangelio con alguno, creemos haber completado la obligación de amarlo. Pero no es así. La gran comisión ni explica, ni agota, ni reemplaza al Gran Mandamiento. Lo que hace es agregarle al requisito de amar al prójimo y servir al prójimo una nueva y urgente dimensión cristiana.
¿Cómo podemos afirmar que lo amamos, si conocemos el evangelio pero nos rehusamos a comunicárselo? Como el Señor Jesús, hemos sido enviados al mundo para servir. Porque ésta es la expresión natural de nuestro amor hacia el prójimo. Porque amamos vamos y servimos.
Sin embargo la razón que nos lleva a aceptar responsabilidad en lo social no se basa principalmente en el deseo de dar visibilidad o credibilidad al evangelio. El amor no necesita justificarse. No hace sino expresarse por medio del servicio donde quiera que ve que hay necesidad. Entonces con el vocablo misión no indicamos todo lo que hace la iglesia. La expresión la iglesia es la misión suena muy bien, pero es una exageración. Porque la iglesia es una comunidad que además de servir adora, y si bien la adoración y el servicio van juntos, no hemos de confundirlos.
El término misión describe todo lo que se le ha encomendado a la iglesia en Edmundo. Abarca la doble vocación de servicio de la iglesia de ser “la sal de la tierra” y “la luz del mundo”. Porque Cristo envía a su pueblo a la tierra para ser la sal de la misma.
Nos toca una responsabilidad social a la par de la evangelizadora. Pero, ¿qué significará esto en la práctica? Tres áreas:
La vocación, con lo cual se quiere significar la actividad que el cristiano ha elegido para la vida. Con frecuencia hemos tendido a dar la impresión de que si un muchacho creyente está realmente interesado en cumplir la voluntad de Cristo indudablemente se dedicará a la obra misionera; que si está algo menos entusiasmado que en el caso anterior se quedará donde está y se hará pastor.
Es urgente que obtengamos una perspectiva más equilibrada en esta cuestión de la vocación. El Señor Jesús llama a todos sus discípulos al ministerio, es decir al servicio por lo tanto, si somos cristianos hemos de dedicar nuestra vida al servicio de Dios y del hombre.
Cuando una comunidad se deteriora, la culpa tiene que recaer donde corresponde, no sobre la comunidad que va de mal en peor, sino sobre la iglesia que no cumple su función de sal para detener el deterioro. La sal solo resulta efectiva cuando impregna toda la sociedad.
Hay una segunda aplicación, que se relaciona con la iglesia local, si la iglesia local ha sido “enviada” a esa zona, así como el Padre envió al Hijo al mundo, su misión de servicio tendrá que ser más amplia que la sola evangelización. Desde el momento en que la iglesia local en general reconozca y acepte esta dimensión más plena de su responsabilidad estará lista para hacer suya una verdad adicional. No cabe duda de que algunos miembros de la iglesia local tienen el don de evangelización y que son llamados a ella.
El cuerpo de Cristo, son diversos miembros capacitados por el Espíritu para cumplir distintas funciones.
Una vez que este principio ha sido aceptado, tendría que ser posible que en toda congregación haya grupos de cristianos conscientes de su responsabilidad que se nucleen y formen una serie de grupos de estudio y acción.
Nuestro tercer ejemplo relacionado con la necesidad de tomar en serio una comprensión bíblica más amplia de la misión.

carlos monjaras m dijo...

MATERIA: Naturaleza y Misión de la Iglesia II
TAREA: Resumen del libro La misión en transformación
PROFESOR: Rafael Pola Baca
ALUMNO: Carlos Monjaras Mirón


INTRODUCCIÓN: LA CRISIS CONTEMPORÁNEA DE LA MISIÓN

Entre el peligro y la oportunidad
Desde la década de 1950 ha aumentado de manera notable el uso de la palabra “misión” entre los cristianos. Hasta la década del cincuenta, “misión”, aún si no se la usaba con un solo sentido se refería a: (a) mandar a misioneros a un territorio designado. (b) las actividades realizadas por los misioneros, (c) un área geográfica receptora de actividad misionera, (d) una agencia misionera, € el mundo no-cristiano 0 “campo misionero”, o (f) la sede desde la cual los misioneros operaban en su lugar de actividad. En un contexto ligeramente distinto, el término podía referirse también a (g) una congregación local sin pastor propio.
Todas estas connotaciones ligadas a la palabra “misión”, por familiares que sean, son de origen reciente. Hasta el siglo 16 el término se utilizaba exclusivamente con referencia a la doctrina de la trinidad, es decir, al envío del Hijo por parte del Padre, y al del Espíritu Santo por parte del Padre y el Hijo. El término
”misión” presupone alguien que envía, una persona o personas enviadas por él, otras a quienes ellas son enviadas y una labor.
En las misiones católicas romanas, en particular, la autoridad jurídica permaneció vigente durante largo tiempo. La misión llegó a ser vista en términos de un acercamiento global caracterizado por la expansión.
Lo que es nuevo en nuestra época, me parece, es que la misión cristiana –por lo menos como se la ha interpretado tradicionalmente-. La Crítica de la misión en sí no debe sorprendernos. Es, en cambio, normal para un cristiano vivir en medio de situaciones de crisis. Nunca debería haber sido distinto.

La crisis en el sentido más amplio
La crisis a la cual hacemos referencia es, naturalmente, no solo una crisis respecto a la misión. Afecta a la Iglesia entera; de hecho, al mundo entero. En lo que concierne a la iglesia cristiana, la teología y la misión, la crisis se manifiesta, inter. alia, en los siguientes factores:
1. El avance de la ciencia y la tecnología
2. Relacionado con lo anterior está el hecho de que el mundo occidental
3. Más que nunca hoy estamos conscientes del hecho de vivir en un mundo dividido –algo aparentemente irreversible- entre ricos y pobres.
4. Durante siglos, la teología, las costumbres y las prácticas del Occidente eran normativas e indisputables aun “allá en los campos de misión”.

La misión: su base, su objetivo y su naturaleza
La crisis contemporánea en cuanto a la misión se manifiesta en tres áreas: su fundamento, su razón de ser y objetivo, y su naturaleza.
La empresa misionera, toca admitirlo, durante años operaba con una base demasiado frágil.
Respecto al fundamento sobrenatural, identificó dos elementos: la misión se fundamenta en las sagradas Escrituras (especialmente en la Gran comisión de Mt. 18:18-20) y en la naturaleza monoteísta de la fe cristiana.
Hay cuatro motivos misioneros mas adecuados teológicamente, pero todavía ambiguos en su manifestación.
Una base inadecuada para la misión y motivos misioneros ambiguos conllevan a una práctica misionera deficiente. Las iglesias jóvenes “plantadas” en los campos de misión” eran réplicas de las iglesias en “la tierra natal” de la agencia misionera.
Debido al fundamento inadecuado y los motivos ambiguos de la empresa misionera, pocos de sus defensores y apoyadores estaban en capacidad de apreciar los desafíos presentados por Schütz.
Por medio de esta lógica circular, el éxito de la misión cristiana llegó a ser su propio fundamento. Otras religiones se percibían como moribundas, a punto de desaparecer.
Obviamente, ¡los logros del cristianismo comprobaban que era superior! Hoy, en cambio, es obvio que tales pronósticos optimistas carecían de fundamento

De la confianza al malestar
Circunstancias como estas han llevado a algunos a reemplazar su confianza en una victoria inminente por el profundo malestar evidente en algunos círculos misioneros.
En algunos círculos el malestar ha llevado a una parálisis casi total y a una retirada completa de cualquier actividad tradicionalmente asociada con la misión
Mientras tanto, en otros círculos no hay evidencia de tal colapso nervioso. Al contrario, sigue adelante “a todo tren” el flujo misionero en una sola dirección.

Un “pluriverso” de misionología
Si es imposible ignorar la crisis actual en la misión, y no hay sentido en tratar de pasarla por alto, el único camino válido es el de enfrentarla con toda sinceridad sin dejarse llevar por una actitud de derrota.
Sugiero, por lo tanto que la solución al problema antes presentado por el colapso nervioso no reside en un simple retorno a la conciencia y la práctica misioneras de antaño. La solución tampoco se encuentra en adoptar los valores del mundo contemporáneo. Es imprescindible, por lo tanto, alcanzar una nueva visión para salir del presente hacia un nuevo tipo de participación en la misión.
Estamos llamados a la realización de una nueva “labor pionera, que será más exigente y menos romántica que las hazañas heroicas de la época anterior.
Lejos estamos de sugerir que cada modelo de misión vaya a ser coherente con cada uno de los demás. Frecuentemente los distintos conceptos de misión están en desacuerdo.

Misión: una definición provisional
1. Propongo que la fe cristiana es intrínsecamente misionera. No es la única creencia que es misionera. Antes bien, comparte esta característica con varias otras religiones.
2. La misionología, como una rama de la disciplina denominada teología cristiana, no es una empresa desinteresada o neutral: busca una cosmovisión que abarca un compromiso con la fe cristiana.
3. La misión cristiana expresa la relación dinámica entre Dios y el mundo, en primer lugar a través del relato del pueblo del pacto, Israel, y más tarde en forma plena a través del nacimiento, muerte, resurrección y exaltación de Jesús.
4. Por consiguiente la misión es el “si” de Dios al mundo
5. La misión incluye la evangelización como una de sus dimensiones esenciales. La evangelización es la proclamación de la salvación en Cristo.

CAPÍTULO UNO
REFLEXIONES EN TORNO AL NUEVO TESTAMENTO
COMO DOCUMENTO MISIONERO

La madre de la teología
No siempre se ha apreciado el carácter misionero del Nuevo Testamento. Durante muchos años la práctica consistió, en considerar al Nuevo Testamento primordialmente como una serie de documentos sobre un conflicto doctrinal en el corazón del cristianismo., y ver la historia primitiva de la Iglesia como una historia “confesional”. El cristianismo nunca se había encontrado más cerca de su verdadera identidad, ni había sido más coherente con Jesús, ni había estado más claramente encaminado hacia su propio futuro, que en el despegue de la misión al mundo. Al iniciar su misión, el cristianismo primitivo dio un “salto de vida” asombroso de un mundo a otro”

La misión en el Antiguo Testamento
Es legítimo preguntarse si es necesario considerar al Antiguo Testamento como punto de partida en la búsqueda de un entendimiento del concepto de misión. De hecho, para la Iglesia Cristiana y la teología cristiana no existe un Nuevo Testamento divorciado del Antiguo
En el Antiguo Testamento no hay indicación alguna de que los creyentes del antiguo pacto fueron enviados por Dios a cruzar fronteras geográficas, religiosas y sociales con el fin de ganar a otros a la fe en Yahvé. La diferencia decisiva entre el Nuevo y el Antiguo Testamento es la misión. El Nuevo Testamento es, en esencia, un libro sobre misión. Ni siquiera el libro de Jonas tiene relación alguna con la misión en el sentido normal de la palabra. El profeta es enviado a Nínive, pero no para predicar un mensaje de salvación a no creyentes, sino para anunciar su ruina.
Aún así, el Antiguo Testamento es fundamental para entender el concepto de misión en el Nuevo.
No así con la fe de Israel. La esencia de esta fe es la convicción firme de que Dios ha salvado a los antepasados de la esclavitud en Egipto. Para el pueblo de Israel (a menos que se deje seducir por aquellas religiones de magia, como de hecho ocurrió repetidas veces) la fe nunca puede reducirse a una religión del statu quo. La expectativa es ver cambios dinámicos porque Dios es un ser dinámico involucrado activamente en la dirección de la historia.
Este Dios de la historia es en segundo lugar también el Dios de la promesa
Así, en que la compasión de Yahvé se extiende a Israel y cruza sus fronteras gradualmente, queda claro que, en el análisis final. Dios está tan preocupado por las otras naciones como por Israel. Israel, sin embargo, no va a salir realmente a las naciones. Tampoco va a llamar expresamente a las naciones a la fe en Yahvé. Si vienen, es porque Dios las trae. Por lo tanto, si hay un misionero en el Antiguo Testamento, el misionero es Dios mismo.

Biblia y misión.
En este contexto y ambiente nació Jesús de Nazaret. Y comprendió claramente y sin ambages su misión en términos de la auténtica tradición del Antiguo Testamento.
Oír que Jesús, durante su vida terrenal, ministró, vivió y desarrolló su pensamiento casi exclusivamente dentro del marco de la fe y la vida religiosa del judaísmo del primer siglo. Se nos presenta, especialmente a través del Evangelio de Mateo, como el que había de venir en cumplimiento de la promesa hecha a los padres y a las madres de la fe. Para sus seguidores iniciales no debe haber resultado obvio que la puerta de la fe estaba por abrirse también a los gentiles.
Mientras tanto, la era de la Ç”crítica de las formas” ha pasado. La “crítica de la redacción” nos ha ayudado ano concentrarnos tanto en descubrir cuáles son los auténticos dichos de Jesús, sino en el testimonio de los evangelistas acerca de él. Hemos descubierto que no ha un “Jesús de la historia” divorciado de un “Cristo de la fe”, porque los evangelistas, al dar testimonio de él, no podrían haber visto a Jesús de Nazaret con otros ojos que no fueran los de la fe.
Jesús inspiró a las primeras comunidades cristianas a prolongar la lógica de su propia vida y ministerio en forma creativa en medio de circunstancias históricas que, de hecho, eran bastante nuevas y distintas de las anteriores.
Sin embargo, los cristianos no tenemos la libertad de hablar acerca de Jesús como nos dé la gana. El desafío es hablar acerca de Jesús desde dentro de la comunidad de creyentes, “el pueblo entero de Dios”, pasado y presente.
Esto implica, naturalmente, que no podemos reflexionar con integridad sobre el significado de la misión hoy sin fijarnos en el Jesús del Nuevo Testamento, precisamente porque nuestra misión encuentra “su ancla en la persona y ministerio de Jesús”
Naturalmente, si exploramos lo que hemos llamado la definición de los primeros cristianos, estamos forzados a plantear preguntas acerca de cómo Jesús se definió a sí mismo.

Jesús e Israel
La fe judía era una más entre las que habían calado toda la región, pero hay `poca evidencia de iniciativas dirigidas hacia a los gentiles con el fin de ganarlos para la fe judía. Las conversiones sucedían así: los gentiles, individual y mayormente por iniciativa propia, se acercaban a los judíos, se sometían a la Torah y pedían la circuncisión. El ministerio de Juan el Bautista. En efecto, éste apareció en la escena como un predicador profético enviado por Dios para llamar a Israel al arrepentimiento y a la conversión. Según su punto de vista, ya no podía presuponerse la elección de todo el pueblo de Israel. Los Judíos de su época eran una “generación de víboras” (Mt. 3.7; Lc. 3.7), igual que los paganos. Únicamente se salvaría un remanente, y esto si se arrepentían y producían frutos dignos del arrepentimiento (Mt. 3.8; Lc. 3.8)
Este era el clima religioso en el cual nació Jesús; una época de sectarismo y fanatismo, de tráfico religioso entre occidente y oriente.
Roma consolidó su dominio sobre los judíos al organizar un censo (en el año 6 a. C) para luego poder recaudar impuestos. Para los judíos fue más que una irritación: constituía un ataque contra sus derechos ancestrales y su tierra santa.
Es imprescindible ver la vida y el ministerio de Jesús dentro de este contexto histórico concreto. De otra manera, no sería posible ni siquiera empezar a comprenderlo. Jesús sigue en la línea tradicional de los profetas.
Como… Judío se percibe a sí mismo como enviado a su propio pueblo. su llamado al arrepentimiento concierne a su pueblo. Como ocurre en nuestra época, la aflicción de muchos de los marginados es el resultado de la represión, la discriminación, la violencia y la explotación. La cuestión es simplemente que Jesús se acerca a toda persona marginada: a los enfermos aislados por razones cúlticas o rituales, a las prostitutas y los pecadores rechazados con base moral, y a los cobradores de impuestos excluidos por razones religiosas y políticas.
Sin embargo y definitivamente, la tradición (particularmente la del Evangelio de Lucas) describe a Jesús como “la esperanza de los pobres”

Una misión inclusiva
No deja de sorprender cuán inclusiva resulta ser la misión de Jesús. Abarca tanto al pobre como al rico, al oprimido como al opresor, al pecador como al devoto. Su misión se realiza disolviendo la alienación, derribando muros de hostilidad y cruzando barreras entre individuos y grupos.


¿Y los gentiles?
Los gentiles, por lo tanto, aparecen explícitamente en Q, pero su presencia se hace evidente en el marco de los dichos de juicios o donde se advierte a Israel sobre el peligro de perder su posición de privilegio.
En este contexto no resulta extraño leer que los gentiles son los individuos suplentes al banquete escatológico. Vendrá gente del este y oeste, del norte y del sur para sentarse a la mesa mientras los “hijos del Reino” serán echados fuera.
Los judíos son, según el lenguaje metafórico de la parábola, los agasajados que rechazan la invitación con unas excusas increíblemente débiles y terminan siendo espectadores frente a la llegada de los gentiles para tomar sus puestos, no por mérito propio, sino porque aceptaron la invitación.

Aspectos sobresalientes de la persona y el ministerio de Jesús
La proclamación del Reino de Dios por parte de Jesús. su actitud hacia la ley judía, el llamado y el envío de sus discípulos y el significado del evento de la Pascua.
El reino de Dios (basileia tou Theou) es, sin duda, la columna vertebral del ministerio de Jesús. Es la clave también para su comprensión de su propia misión.
La predicación de Jesús sobre el Reino de Dios abarca dos aspectos clave que nos permiten apreciar la dimensión misionera de la comprensión que Jesús tenía de sí mismo y de su ministerio.
La naturaleza misionera del ministerio de Jesús también se revela en una segunda característica fundamental de su ministerio del Reino: inaugura un ataque frontal contra la maldad y todas sus manifestaciones. El Reino de Dios arriba dondequiera que Jesús vence el poder maligno.

Jesús y la ley (la Torah)
Solamente podemos apreciar la actitud de Jesús hacia la Torah si la vemos como un componente integral de su conciencia de ser aquel que iba a inaugurar el Reino de Dios.
Aun así, según los Evangelios, especialmente Mateo. Jesús aparentemente percibe la Torah de la misma manera que sus contemporáneos, incluyendo los fariseos.
En segundo lugar e íntimamente relacionado con el punto anterior, en el ministerio de Jesús las personas son más importantes que las reglas y los ritos
El llamado de los discípulos es un llamado a seguir a Jesús a una consagración a la acción misionera. El llamado, el discipulado y la misión van juntos.
1. Bajo las normas del judaísmo de la época de Jesús, el talmid mismo escogía a su maestro y por voluntad propia se adhería a él.
2. La Ley, es decir la Torah, era el meollo de la fe en la época del judaísmo tardío. Los discípulos en potencia se acercaban a un determinado rabino basados en el conocimiento de la Torah.
3. Para el judaísmo, el discipulado era sólo un medio para alcanzar un fin
4. Los discípulos de los rabinos eran sus estudiantes, nada más. Los discípulos de Jesús también eran sus siervos.
5. Cabe la pregunta, entonces, ¿para que llegan a ser discípulos? Primeramente, como dice Marcos, son llamados sencillamente para estar con él.
Quiere decir que los discípulos caminan con él, comen y beben con él escuchan sus palabras, ven lo que hace, son invitados con el a casas y chozas o son rechazados juntamente con él.

La misión desde la perspectiva de la pascua de resurrección
Para los discípulos de Jesús la experiencia de la resurrección fue determinante. Interpretaron la cruz como el fin del viejo orden, y la resurrección de Jesús como la irrupción del nuevo. La resurrección se interpretó, en última instancia, como la vindicación de Jesús.
Es igualmente claro que la experiencia de la resurrección determinó la definición y la identidad de la primera comunidad cristiana. Ningún otro factor es suficiente para explicar su nacimiento.
En términos noetestamentarios, la exaltación de Jesús es la señal de la victoria que Jesús ya ha obtenido sobre el maligno. La misión significa la proclamación y la manifestación del Reino de Jesús. un reino que incluye todo, que todavía no ha sido reconocido ni aceptado por todos pero que ya es en realidad.

La misión cristiana en los primeros días
En los años inmediatamente posteriores a la primera pascua de resurrección, el compromiso misionero de la Iglesia primitiva siguió restringido a Israel, como en el caso del ministerio de Jesús.
La restauración del pueblo del pacto de Dios era la prioridad: en esta hora final era necesario reunirlo para Dios. Abandonar a Israel ahora sería traicionar la intención de Jesús. Los discípulos tenían “el deber sagrado de proclamar la última oportunidad de arrepentimiento a un Israel apóstata, antes de la venida del Hijo del hombre”. La situación cambió únicamente después de la guerra contra los judíos y la destrucción de Jerusalén en el año 70 d. C. La primera comunidad cristiana no estaba en contra de la conversión de los gentiles. El judaísmo de la época tampoco se oponía a la adopción de su religión por parte de prosélitos. Uno de los atractivos de la Iglesia Cristiana era el contraste con el judaísmo, que nunca integraba plenamente a los prosélitos.
Las primeras conversiones de gentiles tuvieron lugar como consecuencia indirecta de una misión dirigida a los judíos.
Los hebreos, inicialmente bajo el liderazgo de Pedro e incluyendo a todos los demás “apóstoles”, creían estar encarnando y anticipando la restauración de Israel.
La penetración del evangelio en Antioquia fue determinante. Antioquia era la tercera ciudad del mundo antiguo, después de Roma y Alejandría, y la capital de la doble provincia romana de Siria y Cilicia durante este período. Se constituyó en la primera ciudad grande donde el cristianismo ganó terreno.
La iglesia en Antioquia era, por donde se la mire, un cuerpo extraordinario de personas y fue asombrosamente innovadora.
Mientras tanto, en Jerusalén la situación era aparentemente distinta. La conversión de Cornelio no fue recibida con mucho regocijo, y la gente se horrorizó con ellos.
Aun así no debemos exagerar las diferencias entre los hebraioi y los hellenistai. El cristianismo primitivo era un organismo dinámico en continuo desarrollo; no se lo puede congelar con el fin de extraer dos posiciones mutuamente excluyentes.
Ambos grupos confesaban a Jesús como el Mesías resucitado y practicaban el bautismo como requisito para ser incorporado ala nueva comunidad: ambos estaban de acuerdo en compartir una identidad que a la vez era nueva, distinta y normativa.

La práctica misionera de Jesús y la iglesia primitiva
Intentaremos ahora reunir algunos de los ingredientes principales del ministerio misionero de Jesús y la Iglesia primitiva.
1. Primero y primordialmente, la misión cristiana primitiva involucraba a la persona misma de Jesús.
2. La misión cristiana primitiva era política; en efecto, revolucionaria. La iglesia primitiva presentaba tales alternativas. Al rechazar todos los dioses, demolió los fundamentos metafísicos de las teorías políticas corrientes. De maneras variadas y múltiples, todas fácilmente entendibles para el contexto político religioso de la época, los cristianos confesaban a Jesús como Señor de todos los señores.
3. La naturaleza revolucionaria de la misión cristiana primitiva se manifestó, Inter. alia, en las nuevas relaciones que se formaron en la comunidad. Judío y romano, griego y bárbaro, esclavo y libre, rico y pobre, mujer y hombre aceptaban al otro como hermano y hermana. Fue un movimiento sin analogía, una verdadera “imposibilidad sociológica”.
Los actos y la manera de pensar de los cristianos simplemente no cabían en el marco de referencia de muchos de los filósofos del período. Al mismo tiempo, recordemos que durante el primer siglo los cristianos recibieron más críticas por razones sociales que políticas.
Su manera de preservar el mundo consistía fundamentalmente en su práctica de amor y servicio hacia todos.

En que falló la Iglesia primitiva
De ninguna manera sugerimos que todo marchaba sobre ruedas en la Iglesia Primitiva. ¿Por cierto no era así! Sólo basta leer la primera carta de Pablo a la iglesia en Corinto y las cartas a las siete iglesias de Asia Menor, para darse cuenta de que las primeras
Iglesias cristianas estaban tan lejos de la perfección como las nuestras. El libro de Hechos a pesar de presentar un cuadro general bastante ideal de la Iglesia primitiva, tampoco esconde algunas de las tensiones, fracasos y los pecados de los primeros cristianos, incluyendo los del liderazgo.
1. Hemos sugerido que Jesús carecía de toda intención de fundar una nueva religión. Sus seguidores no recibieron ningún nombre que los distinguiera de los demás. Desde muy temprano los cristianos tendieron a ser más conscientes de lo que los distinguía de los demás de que su llamado y responsabilidad para con ellos. Su supervivencia como grupo separado empezó a ser una preocupación mayor que su compromiso con el Reino de Dios.
2. Íntimamente relacionado con este primer fracaso de la Iglesia primitiva está el segundo: dejó de ser un movimiento para convertirse en una institución.
3. Ya tocamos tangencialmente la tercera falla de la iglesia primitiva: a largo plazo no logró dar un sentido de pertenencia a los judíos. Al principio trabajó como movimiento religioso exclusivamente entre judíos; cambió en la cuarta década del primer siglo, para convertirse en un movimiento abarcador de judíos y gentiles; y finalmente terminó proclamando su mensaje sólo a los gentiles.

CAPÍTULO DOS
MATEO: LA MISIÓN ES HACIER DISCÍPULOS

El evangelio de Mateo maneja un subparadigma bastante singular e importante respecto a la interpretación y la experiencia de la misión por parte de la Iglesia primitiva. Sin embargo, en los círculos misioneros la gran prioridad dada al significado y la interpretación de la llamada “Gran Comisión” que aparece al final del Evangelio ha opacado lamentablemente una buena parte de la discusión sobre el aporte misionológico de Mateo.
Todo ello implica la necesidad de cuestionar, o por lo menos modificar, la manera en que se ha utilizado la “Gran Comisión” como una base bíblica para la misión. Esta metodología ha logrado reducir la “Gran Comisión” meramente a un lema, o utilizarla como un pretexto para afirmar lo que de mano ya hemos decidido que significa.

Mateo e Israel
Desde el principio hasta el fin de su Evangelio, Mateo fustiga duramente a los judíos. Esto parece reflejar, en parte, las confrontaciones de la época en la cual Mateo escribió, protagonizadas por su comunidad y el fariseísmo de Jamnia; pero este fue también un tema reiterativo en la tradición que el evangelista utilizó.
La parábola de los viñadores sigue inmediatamente y descubre el tema central de la parábola de los dos hijos. Una vez más el auditorio es la jerarquía religiosa de los judíos. De hecho, al terminar la parábola “entendieron que hablaba de ellos”. Es aquí donde Mateo aborda el tema de la sustitución de Israel por el nuevo pueblo del pacto.

Mateo y “las naciones”
Los judíos si están incluidos dentro de “todas la naciones”, pero ya no como un pueblo privilegiado. “Israel”, como un ente teológico, pertenece al pasado. Israel ya no es la “Iglesia”. Con lo acontecido en Jesús, el concepto antiguo de “Israel” se desbarató dando lugar a la irrupción de la comunidad escatológica de Dios en el escenario de la historia. Todas las restricciones se han levantado.

“Enseñándoles que guarden todas las cosas…”
La parte final de la “Gran Comisión” dice así: …”enseñándoles a obedecer todo lo que les he mandado a ustedes” Mt. 28:20. Superficialmente, este “enseñándoles”, juntamente con su antecedente “Bautizándolos”, constituye en apariencia el contenido real del proceso de hacer discípulos y, por consiguiente, de hacer misión.
Hay tres términos en la “Gran Comisión” que resumen la esencia de la misión para Mateo: hacer discípulos, bautizar y enseñar.

El Sermón del Monte
El Evangelio de Mateo contiene cinco sermones o discursos principales
1) el discipulado
2) La misión de los apóstoles
3) como viene el Reino de Dios
4) la disciplina eclesial
5) los maestros falsos y el final de la historia
En realidad, este Sermón expresa, como ningún otro pasaje del N. T. la esencia de la ética de Jesús.

“Haced discípulos…”
El tema del discipulado es central para el Evangelio de Mateo y para su comprensión de la iglesia y su misión. “Los discípulos es el concepto eclesiástico especifico del evangelista”
El discípulo ocupa un lugar mucho más destacado en Mateo que en los otros Evangelios sinópticos.
El eslabón entre la época de Jesús y la de la comunidad de Mateo, en realidad es el mandamiento “Hagan discípulos”. En otras palabras, los seguidores del Jesús terrenal han de convertir a otros en lo que ellos mismos han sido: discípulos. No existe, entonces, para Mateo falta de continuidad entre la historia de Jesús y la era de la iglesia.
Los discípulos de la época de Mateo, entonces, están unidos no sólo a los primeros discípulos sino también entre ellos mismos. Cada discípulo sigue al Maestro, pero nunca sólo; cada discípulo es miembro de la comunidad de discípulos, miembro del cuerpo, o no es discípulo.

Jesús es el modelo, pero…
Los discípulos de la época de Mateo, por lo tanto, siguieron el modelo de los primeros discípulos de Jesús, así como aquellos primeros discípulos siguieron el modelo de Jesús mismo.
Aunque los discípulos toman a Jesús como modelo de una manera cuidadosa y coherente, la diferencia esencial entre él y ellos nunca se diluye.
Jesús, muy claramente para Mateo, es mucho más que alguien a quien se debe emular. Es, en el sentido más completo de la palabra, el Señor.
La presencia permanente de Jesús, sin embargo, está relacionada íntimamente con el involucramiento de sus seguidores en la misión. En el proceso de hacer discípulos, bautizarlos y enseñarles, Jesús permanece con aquellos seguidores.

El paradigma de Mateo: el discípulado misionero
1. Al intentar la articulación de una nueva identidad para esta comunidad, Mateo apela a la tradición sobre Jesús de Nazaret. Da forma a la identidad de su comunidad en términos de una identidad-en-misión escribiendo un Evangelio perneado, desde el principio hasta el fin.
2. El segundo énfasis le permite a Mateo subrayar el hecho de que Jesús no es un líder como lo fue Moisés, sino el Señor de los discípulos y a quien le ha sido dada toda autoridad le ha sido dada en el cielo y en la tierra.
3. Para Mateo, entonces ser discípulos quiere decir vivir las enseñanzas de Jesús, que el evangelista ha registrado con abundancia de detalles en su Evangelio. Sería inconcebible divorciar la vida cristiana de amor y justicia de la de ser discípulo. El discipulado requiere un compromiso con el Reino de Dios.
4. La tendencia de Mateo a optar por la tensión creativa, a combinar lo pastoral y lo profético, se hace evidente en la manera en que presenta el llamado a una misión hacia judíos y gentiles.
5. Ser discípulo no es igual a ser miembro de una “iglesia” local, y “Hacer discípulos”, no implica una expansión meramente numérica de la Iglesia.

Mateo, entonces, quiere ver un discipulado que cuesta. Si esta actitud ahuyenta a algunos convertidos en potencia, que así sea. En el concepto “Mateano”, la Iglesia se encuentra únicamente donde los discípulos viven en comunidad los unos con los otros y con su Señor, y donde buscan vivir según “la voluntad del Padre”. La iglesia, además se percibe en un contexto de expectativa escatológica. El Reino de Dios es una entidad escatológica y la Iglesia también lo es.

FERNANDO RODRIGUEZ dijo...

LA MISION CRISTIANA HOY POR
John R. W. Stott.
CAPITULO 1. La misión.
El punto de vista antiguo o tradicional considera equivalentes los términos Misión y Evangelización. Después De los años sesentas surge una nueva ideología.
• Se considera a la misión como el proceso histórico de renovación de la sociedad, tomando como texto lema “he aquí, yo hago nuevas todas las cosas” (Apocalipsis 21.5).

La escritura ha sido empleada incorrectamente por lo que , ¿qué diremos acerca de la identificación de la misión de Dios con la renovación social.
Según los apóstoles la paz que predica y ofrece Jesús es algo más profundo y más rico, es a saber, la reconciliación y la comunión con Dios y entre nosotros (efesios 2. 13-22). Shalom
la Providencia y a la gracia común, hacen a nuestro Dios Todo poderoso un Dios vivo en acción en toda la humanidad.
Sin embargo es necesario predicarlo y hacerlo presente a aquellos que no lo pueden palpar.

“el hijo del hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para su vida en rescate por muchos” (Marcos 10. 45). Jesucristo nos mostró que es imposible separar sus obras de sus palabras.

Enviado a servir: que es síntesis de evangelización y acción social.

Este es el gran ejemplo de Misión que nos lego el verbo encarnado
Él nos ofrece el modelo perfecto para el servicio, mal a su iglesia al mundo para que sea una Iglesia que sirva.

La relación entre evangelización y acción social.


El Evangelio consta de proclamación, testimonio y servicio es decir lo que se dice, lo que se es y lo que se hace.

El gran mandamiento.

Enlasa al hombre con Dios y el hombre con el hombre buscando la armonía en el Amor.

omar martinez dijo...

INTRODUCCIÓN

El término “misión” presupone alguien que envía, una persona o personas enviadas por él, otras a quienes ellas son enviadas y una labor.
La misión llegó a ser vista en términos de un acercamiento global caracterizado por la expansión, la ocupación de campos, la conquista de otras religiones y cosas semejantes.
La crítica de la misión en sí no debe sorprendernos. Es, en cambio, normal para un cristiano vivir en medio de situaciones de crisis. Tantos siglos libres de crisis para la iglesia constituyen una situación de hecho normal. Démonos cuenta de que encontrarnos en crisis implica la posibilidad de llegar a ser verdaderamente la iglesia. La crisis por lo tanto, no es el fin de la oportunidad sino en realidad su inicio, el punto donde el peligro y la oportunidad se encuentran, donde el futuro se pone en la balanza y los eventos pueden inclinarse en cualquier dirección.
La crisis a la cual hacemos referencia es, naturalmente, no sólo una crisis respecto a la misión.
En épocas anteriores la iglesia ha respondido creativamente frente a cambios paradigmáticos; el desafío es hacer lo mismo para nuestra época y nuestro contexto.
La crisis contemporánea en cuanto a la misión se manifiesta en tres áreas: su fundamento, su razón de ser y objetivo, y su naturaleza.
Una base inadecuada para la misión y motivos misioneros ambiguos conllevan a una práctica misionera deficiente.
Mientras el celo de la misión y la dedicación sacrificial evidentes en estos círculos son loables, uno no puede dejar de preguntar si realmente ofrecen una solución válida y duradera.
Si es imposible ignorar la crisis actual en la misión, y no hay sentido en tratar de pasarla por alto, el único camino válido es el de enfrentarla con toda sinceridad sin dejarse llevar por una actitud de derrota.
Misión: una definición provisional:
La fe cristiana es intrínsecamente misionera.
La misionología, como una rama de la disciplina denominada teología cristiana, no es una empresa desinteresada o neutral: busca una cosmovisión que abarca un compromiso con la fe cristiana.
Delinear con precisión o exceso de confianza el concepto de misión.
La misión cristiana expresa la relación dinámica entre Dios y el mundo.
No podemos utilizar la Biblia como una cuenta bancaria de verdades sobre la cual podemos girar al azar.
La totalidad de la existencia cristiana debe caracterizarse como existencia misionera.
Teológicamente, la “misión foránea” no existe como ente separado.
Misión, la autorevelación de Dios como el que ama al mundo. Misiones son los proyectos misioneros de la iglesia.
La tarea misionera es tan amplia, profunda y coherente con las necesidades y exigencias de la vida humana.
Por consiguiente, la misión es el “sí” de Dios al mundo.
La misión incluye la evangelización como una de sus dimensiones esenciales.
La misión es también el “no” de Dios al mundo.

FERNANDO RODRIGUEZ dijo...

INTRODUCCION: LA CRISIS CONTEMPORÁNEA DE LA MISIÓN.

Desde la década de 1950 ha aumentado de manera notable el uso de la palabra misión.
Los misioneros operaban en su lugar de actividad, en una congregación local sin pastor propio.
El término misión presupone alguien que envía, una persona o personas enviadas por él.
La aceptabilidad y adaptabilidad del cristianismo a todas las culturas y a cualquier condición.
Cuatro motivos misioneros:
La conversión, enfatiza el valor de una decisión personal y un compromiso.

Escatológico, el cual dirige los ojos de los pueblos hacia el reino de Dios
Plantar iglesias, que enfatiza la necesidad de formar una comunidad de los comprometidos.

Filantrópico, a través del cual la Iglesia recibe el desafío de buscar justicia en el mundo.
De la confianza al malestar

Mientras la misión y la dedicación y sacrificios evidentes en estos círculos realmente ofrecen una solución válida y duradera.

La evangelización es la proclamación de la salvación en Cristo a los que no creen en él, que los llama al arrepentimiento y la conversión.

La iglesia no es idéntica al Reino de Dios, pero tampoco es ajena a él.

FERNANDO RODRIGUEZ dijo...

CAPITULO UNO

REFLEXIONES EN TORNO AL NUEVO TESTAMENTO COMO DOCUMETO MISIONERO.

La madre de la teología
En sus primeras etapas, la misión era mucho más que una mera función: era la expresión fundamental de la vida de la iglesia
En el Nuevo Testamento encontramos una variedad de teologías de la misión.

La misión en el Antiguo Testamento.
Para la iglesia cristiana y la teología cristiana no existe un Nuevo Testamento divorciado del Antiguo.
El Nuevo Testamento es, en esencia, un libro sobre misión.

Ni siquiera el libro de Jonás tiene relación alguna con la misión en el sentido normal de la palabra. El profeta es enviado a Nínive, para anunciar su ruina. Anhela verla destrozada, contrariamente a lo que han sostenido algunos eruditos.

El Antiguo Testamento es fundamental para entender el concepto de misión en el Nuevo.


Jesús e Israel
En su libro clásico sobre la conversión, A. D. Nock ha demostrado que la época que va desde Alejandro Magno hasta Agustín se caracterizó por cambios religiosos, económicos y sociales sin precedentes.
La fe judía había alcanzado a toda la religión, pero hay poca evidencia de iniciativas dirigidas hacia a los gentiles con el fin de ganarlos para la fe judía.
La actitud de Jesús hacia los fariseos parece ser un caso especial. La tradición más antigua no los presenta como los enemigos implacables de Jesús. Todavía no eran los líderes del judaísmo.
Ver a Jesús entablando relaciones con los cobradores de impuestos, Invita a Leví (Mateo) a dejar su pueblo y seguirle. El llamado es un acto de gracia, una restauración de la comunicación, el inicio de una nueva vida, aun para cobradores de impuestos.

Una misión inclusiva
El mandato a amar a los enemigos es considerado correctamente como el dicho más típico de Jesús. Un judío ortodoxo, afirma que fue una innovación introducida por Jesús.

¿Y los gentiles?
Los gentiles, por lo tanto, aparecen en el escenario como algo inexplicable para el elegido pueblo de Dios
La misión cristiana en los primeros días.
La primera comunidad cristiana no estaba en contra de la conversión de gentiles. El judaísmo de la época tampoco se oponía a la adopción de su religión por parte de prosélitos y habría sido bastante extraño que los judíos cristianos no fueran igualmente abiertos en este sentido
Las primeras conversiones de gentiles tuvieron lugar como consecuencia indirecta de una misión dirigida a los judíos.
Los judíos se alarmaron únicamente al percatarse del crecimiento sin precedentes de la comunidad cristiana gentil.
La Misión de la Iglesia tiene sus raíces en la revelación de Dios en Jesucristo del cual somos testigos y discípulos dando como resultado nuestra salvación.

Hno. César Ramos dijo...

Seminario Teológico Bautista Mexicano. Campus “Horeb”
Materia: Naturaleza y misión de la iglesia II
Profesor: Pastor Rafael Pola Baca
Alumno: Hno. César Roberto Ramos Gutiérrez

Reporte de lectura
Libro: “Misión en transformación (Cambios de paradigma en la teología de la misión)”
Autor: David J. Bosh
Editorial: Libros de desafío

Resumen de la Introducción. “La crisis contemporánea de la misión”

La misión llegó a ser vista en términos de un acercamiento global caracterizado por la expansión, la ocupación de campos, la conquista de otras religiones y cosas semejantes. La crítica de la misión no nos sorprende, pues es, en cambio, normal para un cristiano vivir en medio de situaciones de crisis. Démonos cuenta de que encontrarnos en crisis implica la posibilidad de llegar a ser verdaderamente la iglesia. La crisis no es entonces el fin de la oportunidad sino en realidad su inicio, el punto donde el peligro y la oportunidad se encuentran, donde el futuro se pone en la balanza y los eventos pueden inclinarse en cualquier dirección. En épocas anteriores la iglesia ha respondido creativamente frente a cambios paradigmáticos; el desafío es hacer lo mismo para nuestra época y nuestro contexto.
La crisis contemporánea en cuanto a la misión se manifiesta en tres áreas: su fundamento, su razón de ser y objetivo, y su naturaleza. Una base inadecuada para la misión y motivos misioneros ambiguos conllevan a una práctica misionera deficiente. Si es imposible ignorar la crisis actual en la misión, y no hay sentido en tratar de pasarla por alto, el único camino válido es el de enfrentarla con toda sinceridad sin dejarse llevar por una actitud de derrota. La misionología, como una rama de la disciplina denominada teología cristiana, no es una empresa desinteresada o neutral: busca una cosmovisión que abarca un compromiso con la fe cristiana. La misión cristiana expresa la relación dinámica entre Dios y el mundo. La totalidad de la existencia cristiana debe caracterizarse como existencia misionera.
Teológicamente, la “misión foránea” no existe como ente separado. La tarea misionera es tan amplia, profunda y coherente con las necesidades y exigencias de la vida humana. Por consiguiente, la misión es el “sí” de Dios al mundo. La misión incluye la evangelización como una de sus dimensiones esenciales.

THE END

SOFIA dijo...

Fecha: 13 de junio de 2008.
Materia: NATURALEZA Y MISIÓN DE LA IGLESIA II

Maestro: Pastor Rafael Pola Baca
Alumno: Agustín Alberto Ceballos Hernández

La Misión Cristiana Hoy. John R. W. Stott
Capítulo I. La Misión.

DOS PUNTOS DE VISTA EXTREMOS
El punto de vista antiguo o tradicional consiste en considerar equivalentes los términos misión y evangelización, misioneros y evangelistas, misiones y programas de evangelización. Como lo expresó Philip Potter ante el Consejo Mundial de Iglesias reunido en Creta en 1967, “la literatura ecuménica desde Ámsterdam ha empleado los vocablos ‘misión’, ‘testimonio’ y ‘evangelización’ en forma intercambiable”.
Se pone acento en la proclamación verbal. La imagen tradicional del misionero era la del predicador paternalista. Al hacer este énfasis en la predicación evangelizadora, se dejaba poco lugar hasta para la creación de escuelas cristianas. De cualquier manera, la mayoría de los que se adhieren al punto de vista tradicional sobre la misión aceptarían que las tareas educacionales y médicas son perfectamente aceptables, sobre todo considerando que son complementos valiosos de la obra evangelizadora.
Este concepto tradicional no está muerto. En algunos lugares ha fomentado la formación de comunidades cristianas aisladas del mundo que las rodea, que se asemejan a establecimientos monásticos. El único contacto que tienen con el mundo, que ellos consideran malo, es el de sus incursiones evangelísticas. Para ellos, debido a que Jesús viene en cualquier momento, no tiene sentido ocuparse de las estructuras de la sociedad, pues ésta está condenada y a punto de ser destruída. Los hombres no regenerados no pueden edificar un mundo nuevo.
Este pesimismo de esta naturaleza, que niega al mundo, es un fenómeno extraño en quienes afirman que creen en Dios. Para ellos Dios no es ni “el Creador ni el Juez de todos los hombres”, al que concierne “la justicia y la reconciliación en toda la sociedad humana”.
En el otro polo está el concepto ecuménico corriente, por lo menos a partir de mediados de la década del 60. La tesis que se sostiene es la de que Dios obra en el proceso histórico, que el propósito de su misión, de la missio Dei, es el establecimiento de la shalom (“paz” en hebreo) en el sentido de armonía social, y que esta shalom (que sería idéntica al reino de Dios) se ejemplifica en la emancipación de las razas de color, la preocupación por la humanización de las relaciones industriales, diversos intentos de desarrollo rural, la búsqueda de una ética comercial y profesional, la preocupación por la honestidad y la integridad intelectuales.
Más todavía, para cumplir este objetivo Dios se vale de “hombres y mujeres tanto dentro como fuera de las iglesias”, y el papel peculiar de la iglesia en relación con la misión divina es el de “indicar que Dios está obrando en la historia del mundo”, descubrir lo que está haciendo, compenetrarnos de su sentido y comprometernos en la tarea, porque la relación primaria de Dios es hacia el mundo: “Dios-mundo-iglesia”. Siendo así, “es el mundo el que tiene que proporcionar la agenda para las iglesias”, por lo que la iglesia debe procurar servir de conformidad con las necesidades sociológicas contemporáneas.
Se considera a la misión como el proceso histórico de renovación de la sociedad, siendo su texto lema “He aquí, yo hago nuevas todas las cosas” (Apocalipsis 21:5). Se olvidan que esta palabra de Dios constituye una afirmación escatológica, y no una realidad presente. Usan esta afirmación como base de “la aceleración del cambio social y político”.
Cabe hacer cuatro críticas al respecto:
Primero, el Dios que es el Señor de la historia es también el Juez de la historia, y no todos los movimientos revolucionarios son señales de renovación divina.
Segundo, las categorías bíblicas de shalom, la nueva humanidad y el reino de Dios, no deben ser identificadas con la renovación social. Esta paz no se otorga a todos los hombres sino a aquellos que le pertenecen, a la comunidad redimida por él. El reino se mantiene incólume, diferenciándose de la sociedad incrédula, y el ingreso al mismo depende de un nuevo nacimiento espiritual.
Tercero, la palabra “misión” no puede usarse con propiedad para abarcar todo lo que Dios está haciendo en el mundo. La providencia y la gracia común es indudable que Dios está activo en todos los hombres y en todas las sociedades, sea que lo reconozcan o no. Pero esta no es su “misión”. Su “misión “ se relaciona con el pueblo redimido.
Cuarto, la preocupación por lo relativo al cambio social deja poco tiempo para tratar lo relativo a la evangelización. No existe una preocupación real en cuanto al hambre espiritual de los hombres, que, al no tener a Cristo, se pierden.


¿UNA SÍNTESIS BÍBLICA?
¿No existirá un modo mejor , más equilibrado y más bíblico, de definir la misión de la iglesia, y de relacionar entre sí las responsabilidades evangelizadora y social del pueblo de Dios?
Tendríamos que convenir en que la misión surge ante todo de la naturaleza de Dios mismo y no de la iglesia. El Dios vivo de la Biblia es un Dios que envía. Dios es amor, y con espíritu de sacrificado servicio se extiende incesantemente para alcanzar a otros. “Cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo”; y finalmente el Padre y el Hijo enviaron al Espíritu en el día de Pentecostés.
La misión primaria corresponde a Dios, por cuanto fue él quien mandó a los profetas, a su Hijo, a su Espíritu. Todo esto constituye el trasfondo bíblico esencial para comprender lo que significa la misión. Y de todas estas misiones, la del Hijo resulta central, por cuanto fue la culminación del ministerio de los profetas, y porque comprendía en sí misma como punto culminante el envío del Espíritu. Y ahora el Hijo envía, así como él mismo fue enviado. Envío a los apóstoles, y luego a los sesenta, como una especie de extensión de s ministerio de predicación, enseñanza y curación. Y después de su muerte y resurrección, amplió los alcances de su misión a fin de incluir a todos los que lo reconocen como Señor y que se consideran sus discípulos.

LA GRAN COMISIÓN
¿Qué fue lo que el Señor Jesús encomendó a su pueblo? La mayoría de las versiones de la Gran Comisión realzan la evangelización. “Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura” (Marcos 16:15); “Id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos... y enseñándoles...” (Mateo 29:19, 20); “Que se predicase en su nombre el arrepentimiento y el perdón de pecados a todas las naciones” (Lucas 24:27), etc. El énfasis resulta claro, y se coloca en la predicación, el testimonio y la tarea de hacer discípulos. Por eso muchas personas deducen que la misión de la iglesia consiste en predicar, convertir y enseñar.
Pero la comisión es más que eso: incluye la responsabilidad social tanto como la evangelizadora, y no es aquélla simplemente una consecuencia de la comisión.
Jesús dijo: “Como tu me enviaste al mundo, así yo los he enviado al mundo” (Juan 17:18). Después de su muerte y resurrección transformó la expresión afirmativa de su oración en un mandamiento o comisión al decir: “Como me envió el Padre, así también yo os envío” (Juan 20:21). En forma deliberada y precisa puso a su misión como modelo para la nuestra.
Nuestra comprensión de la misión de la iglesia hemos de deducirla de nuestra comprensión de la misión del Hijo.
El Padre mandó al Hijo a ser Salvador del mundo, pero también a servir. Jesús fusionó dos imágenes veterotestamentarias y aparentemente incompatibles: la del Hijo de Hombre de Daniel y la del siervo sufriente de Isaías, y dijo: “el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos” (Marcos 10:45).
Nosotros también podemos servir, como Jesús lo hizo durante toda su vida, “Yo estoy entre vosotros como el que sirve” (Lucas 22:27). Se entregó a sí mismo en servicio a los demás, y su servicio se manifestaba en una gran variedad de formas, según las necesidades de los hombres. Resultaría imposible separar en el ministerio de Jesús sus obras de sus palabras.
Ahora nos envía a nosotros así como el Padre lo había enviado a él. Por ello, la nuestra, como la de él, ha de ser una misión de servicio. Es en el papel de servidores donde podemos encontrar la síntesis equilibrada de la evangelización y la acción social.
Así como Cristo fue enviado al mundo a servir, así lo es la iglesia. Cristo tomó para sí nuestra humanidad, nuestra cultura; se hizo hombre de carne y hueso como nosotros. Incluso llevó sobre sí nuestro pecado y murió nuestra muerte. Ahora nos envía al mundo a identificarnos con los demás (sin perder nuestra identidad cristiana), a volvernos vulnerables como lo hizo él. Debemos comprometernos profundamente en la vida de la gente, en su cultura y sus problemas, y compartir sus sufrimientos.

LA RELACIÓN ENTRE EVANGELIZACIÓN Y ACCIÓN SOCIAL
Se a intentado definir esta relación de tres modos.
Primero, algunos consideran que la acción social constituye un medio para la evangelización. Una atmósfera de hipocresía rodea nuestro sentido filantrópico, y esto produce “cristianos” interesados en las limosnas que puedan obtener.
Segundo, considera la acción social, no como un medio para la evangelización sino como una manifestación de la evangelización, o por lo menos del evangelio que se proclama. Existe un poderoso precedente de ello en el ministerio de Jesús; sus palabras interpretaban los hechos y los hechos encarnaban las palabras. Los cristianos hemos sido llamados a articular el evangelio mediante lo que dicen (proclamación), lo que son (testimonio), y lo que hacen (servicio). Pero si las buenas obras constituyen predicación visible, en ese caso se espera que ocurra algo como resultado; en cambio, si las buenas obras constituyen manifestaciones visibles del amor, en ese caso no se espera de ello “nada” (Lucas 6:35).
Tercero, que parece constituir el modo verdaderamente cristiano. La acción social asociada a la evangelización, es decir, es compañera de la evangelización. Se pertenecen una a la otra, aunque sigan siendo independientes al mismo tiempo. Ninguna es un medio para llegar a la otra, ni tampoco una manifestación de la otra. Cada una constituye un fin en sí misma, y ambas son expresión de un amor no fingido.
El amor en acción surge de una situación doble: el ver al hermano que tiene necesidad, y el tener lo necesario para resolver la necesidad. Si no relaciono lo que tengo con lo que veo, no puedo sostener que el amor de Dios mora en mí. La necesidad puede ser material o espiritual, no importa.

EL GRAN MANDAMIENTO
Jesús nos dejó varias instrucciones. Entre ellas citó Levítico19:18, “amarás a tu prójimo como a ti mismo”, llamándolo “el segundo” mandamiento y agregando que “no hay otro mayor” que éste y el primero, y elaborándolo más en el Sermón del Monte. Allí dijo que nuestro prójimo incluye a nuestro enemigo, y que amar significa “hacer el bien”, es decir, darnos en forma activa y constructiva para contribuir al bienestar de nuestro prójimo.
La Gran Comisión ni explica, ni agota, ni reemplaza al Gran Mandamiento. Lo que hace es agregarle al requisito de amar al prójimo y servir al prójimo una nueva y urgente dimensión cristiana. Si realmente amamos a nuestro prójimo no cabe duda de que compartiremos con él las buenas nuevas del Señor Jesús. Igualmente, si realmente amamos a nuestro prójimo no nos limitaremos a evangelizarlo. Dios creo al hombre como un cuerpo con alma, integrado en una comunidad. Si amamos a nuestro prójimo, inevitablemente tendremos que ocuparnos de su bienestar total.
La actividad humanitaria se ocupa de las víctimas de una sociedad enferma. Nosotros tendríamos que ocuparnos de la medicina preventiva o de la salud comunitaria también, lo cual significa la búsqueda de estructuras sociales mejores en las que la paz, la dignidad, la libertad y la justicia estén aseguradas para todo hombre.
En síntesis, como el Señor Jesús, hemos sido enviados al mundo para servir. Porque esta es la expresión natural de nuestro amor hacia el prójimo.
Luego entonces el término “misión” describe todo lo que se le ha encomendado a la iglesia en el mundo. Abarca la doble vocación de servicio de la iglesia de ser “la sal de la tierra” y “la luz del mundo”.

CONSECUENCIAS PRACTICAS
El Señor Jesús llama a todos sus discípulos al “ministerio”, es decir, al servicio. Por lo tanto, si somos cristianos hemos de dedicar nuestra vida al servicio de Dios y del hombre. La única diferencia entre nosotros radica en la naturaleza del servicio que somos llamados a cumplir. En cualquier actividad es posible que el cristiano interprete cristianamente esa actividad, como la forma en que Cristo lo ha llamado a dedicar su vida de servicio. Ahí deberá mantener las normas de Cristo en lo que se refiere a la justicia, la honestidad, la dignidad y la compasión humanas en una sociedad que ya no las acepta.
Si la iglesia local ha sido “enviada “ a determinada zona, su misión de servicio tendrá que ser más amplia que la sola evangelización. Tiene que haber una especialización de conformidad con los dones y el llamado de Cristo y que se formen grupos de estudio y acción.
Sería muy adecuado que se pudiese establecer algún tipo de red nacional u organización nacional, con miras a un servicio cristiano en el mundo, que propiciaría un impacto mucho más grande en la sociedad, impacto en proporción con nuestra fuerza numérica y con las radicales exigencias de la comisión de Cristo.

Rafael Pola dijo...

Misión en transformación introducción.
Introducción: la crisis contemporánea de la misión.

A partir de 1950 el uso la palabra aumentado en forma escandalosa; reservamos que será expresado como (a) la propagación de la fe (b)la extensión del reino de Dios, (c) la conversión de los paganos, y (d) la iniciación de nuevas iglesias.

La crisis en el sentido más amplio.

Esta afectada Iglesia entera; de hecho, al mundo entero conseguido la crisis se manifiesta en los 100 factores: 1. El avance de la ciencia y la tecnología ¿para qué tomar en cuenta la religión sedosos serosos propios medios para manejar la vida moderna?.2. El mundo occidental está llegando un punto de descristianización.3. Hoy vivimos en un mundo pluralista donde musulmanes, budistas y gente de muchas otras carencias están en contacto diariamente. 4. Por razones obvias la raza de color tienen a sufrir un sentido agudo de sentimiento de culpa.5. Los ricos son cada vez más ricos y los pobres cadáveres más pobres, lo que crea y de frustración claro de lado los pobres.6. La teología, es desplazada en muchas partes por teologías del tercer mundo: la deliberación, negra, contextualizada, minjung, africana, asiática, etc. Lo que contribuye a crear profundo sentido de incertidumbre.

La misión: su base, objetivo y su naturaleza.

La cris contemporánea se manifiesta en 3 a: su función, su razón de ser y objetivo, y su naturaleza.

De igual importancia a las bases naturales para misión: (a) el carácter absoluto y la superioridad de la religión cristiana frente a las demás; (b) la aceptabilidad y adaptabilidad del cristianismo. (c) logros realizados por las misiones cristianas; (d) el cristianismo se ha mostrado más fuerte a través de la historia que las demás religiones.

Hay cuatro motivos misioneros más adecuados yo lógicamente: a)el de la conversión (b) el motivo escatológico.(c) el motivo eclesiástico.(d) el motivo filantrópico.

Se parte de una inadecuada base para la misión y los motivos misionero son ambiguos esto llevará una práctica misionera deficiente. La fe cristiana sigue siendo una religión minoritaria, que lucha incansablemente para retener el terreno ganado.

De la confianza al malestar.

Circunstancias como esta han llevado algunos a remplazar su confianza en el profundo malestar evidente de algunos círculos misioneros. La única preocupación del predicador parece ser la de salvar almas de la condenación eterna.

Un “pluriverso” de la misiononogía.

No hay que dejarse llevar por la actitud de derrota ante la evidente crisis de la misión. Tampoco retornar a las costumbres de antaño. Se debe tratar la casa ganó a visión. Pero se corre el peligro ya que frecuentemente los diferentes distintos conceptos de misión están en desacuerdo.

Misión: una definición provisional.

La fe cristiana es intrínsecamente misionera.

La misionología. Busca una cosmovisión que abarca un compromiso con la fe cristiana.
No debemos delinear con precisión por esa confianza el concepto de misión.

La visión cristiana expresa la relación dinámica entre Dios y el mundo.

No hay una continuidad ininterrumpida entre nuestra práctica misionera y el testimonio de las escrituras.

La Iglesia empieza ser misionera, por la universalidad del Evangelio proclama.

Lógicamente, la misión foránea no existe como ente separado. Esta se fundamenta en el ángel.

Es esencial distinguir entre misión y misiones. La primera se refiere a la misión de Dios. El término misiones está relacionado con períodos, lugares y necesidades específicos.

La tarea misionera estará amplia, profunda y coherente como las necesidades y exigencias de la vida humana.

Por consiguiente, la misión es él sí de Dios al mundo.

La misión incluye evangelización como una de sus dimensiones esenciales.

La misión es también el no de Dios al mundo.

Como argumentos más detalladamente luego, podemos escribir a la Iglesia en misión haciendo uso de los conceptos de Sacramento y señal.