viernes, 15 de agosto de 2008

Capítulo 11. Misión en tiempos de prueba


Seminario Teológico Bautista Mexicano. Campus “Horeb”
Materia: Naturaleza y misión de la iglesia II
Profesor: Pastor Rafael Pola Baca
Alumno: Hno. César Roberto Ramos Gutiérrez


Reporte de lectura
Libro: “Misión en transformación”
Autor: David J. Bosch
Editorial: Libros de desafío

Resumen del Capítulo 11. “Misión en tiempos de prueba”

Los elementos teológicos que durante siglos habían estado ausentes de las iglesias o se habían instalado en los movimientos marginales de la cristiandad han vuelto a surgir en el cristianismo establecido y, en cierto sentido, han efectuado un retorno a una posición preconstantina. La Iglesia también ha perdido su posición de privilegio. En muchas partes del mundo, aun en regiones donde la Iglesia se había instalado como un factor de poder por más de un milenio, ser cristiano es más un impedimento que una ventaja. En los tradicionales campos misioneros la posición de las agencias misioneras del mundo occidental y sus misioneros ha sufrido una profunda revisión. Ya no salen los misioneros como embajadores o representantes del poderoso Occidente a territorios sujetos a naciones blancas y cristianas. Además, hay que tener en cuenta las relaciones incipientes con las iglesias jóvenes. Donde aún se les da la bienvenida (o se los tolera), los misioneros occidentales van como obreros fraternales al servicio de una Iglesia autónoma ya establecida. Los valientes héroes de la fe de la era pasada, que llevaron el evangelio a los confines de la tierra y edificaron nuevas comunidades de fe casi solos (o por lo menos así lo veían ellos), evolucionaron para convertirse en colaboradores, a veces considerados tan reemplazables como una llanta de repuesto. En el transcurso del siglo veinte la empresa misionera y la misma idea misionera han sufrido profundas modificaciones, en parte como respuesta al reconocimiento de que la Iglesia, en efecto, es recipiente no solamente de la misericordia de Dios sino también de su ira; que las buenas intenciones no son suficientes, y que cada uno de nosotros es, según el famoso dicho de Lutero, siempre simul justus et peccator (al mismo tiempo justificado y pecador). ¿Cómo puede la Iglesia arrepentirse de sus errores pasados? ¿Cómo puede redescubrir la esencia de su naturaleza y llamado? ¿Tiene que estar siempre a la defensiva? ¿Le toca rendirse ante las presiones de un mundo radicalmente distinto al que al principio fue enviada con su misión? ¿No podrá responder creativamente a los desafíos presentados actualmente? El arrepentimiento tiene que empezar por reconocer osadamente que la Iglesia-en-misión enfrenta actualmente un mundo fundamentalmente diferente de todos los anteriores. Durante los años formativos de la Iglesia primitiva la primera respuesta se manifestó, inter alia, en el movimiento conocido como el ebionismo, en el que se consideraba a Jesús solamente como un profeta más; la segunda respuesta se vio en el gnosticismo, una herejía que despreciaba el Antiguo Testamento juntamente con gran parte de la historia de Jesús. De igual modo, durante la era de la Reforma gran parte de la respuesta oficial por parte de la Iglesia Católica a los esfuerzos de Martín Lutero se expresó más en términos contrarreformistas que reformistas; por otro lado, algunas sectas radicales intentaron desechar quince siglos de historia cristiana, hacer borrón y cuenta nueva y reinaugurar el Reino de Dios sin más tardanza. En el caso de cada cambio paradigmático, siempre ha quedado una tensión creativa entre lo nuevo y lo viejo. las fuerzas centrífugas como las centrípetas en el paradigma emergente —diversidad versus unidad, divergencia versus integración, pluralismo versus holismo— tendrán que ser tomadas en cuenta en todo el proceso. Una noción crítica en ese sentido será la de tensión creativa: únicamente en el marco de este campo de fuerzas de aparentes opuestos empezaremos a aproximarnos a una manera de hacer teología que sea significativa para nuestra propia época.

The end

2 comentarios:

FERNANDO RODRIGUEZ dijo...

Once
Misión en tiempos de prueba



Nunca antes en la historia de la humanidad se han preocupado tanto los eruditos de todas las disciplinas (incluyendo la
teología), no sólo por el estudio de su respectiva disciplina sino por las «metapreguntas» respecto a ella (cf. Lübbe
1986:22). Este estado de cosas indica la presencia de una crisis de mayores proporciones o, para utilizar los términos de
Kuhn, del advenimiento de un «cambio paradigmático» significativo en todas las ramas de la ciencia. Y ya que todas las
disciplinas académicas modernas son, en esencia, fenómeno y producto de Occidente, es de esperar que Occidente se
encuentre en medio de una crisis de proporciones gigantescas. Llega a ser cada vez más evidente que los dioses modernos
de Occidente —la ciencia, la tecnología y la industrialización— han perdido su encanto (Kuschel 1984:235). Los eventos
de la historia mundial han sacudido la civilización occidental hasta la médula: dos guerras mundiales devastadoras; las
revoluciones de Rusia y la China; los horrores perpetrados por los gobiernos comprometidos con el socialismo nacional, el
fascismo, el comunismo y el capitalismo; el colapso de los grandes imperios coloniales; la rápida secularización no sólo del
mundo occidental sino también de gran parte del resto del mundo; la creciente brecha entre ricos y pobres, y el darnos
cuenta de que estamos rumbo a un desastre ecológico de escala cósmica, y de que el progreso resultó ser, en efecto, un
dios falso
Los adventistas rescataron la muy abandonada
expectativa de la parusía. Los grupos pentecostales y carismáticos protestaron la pérdida de los dones del Espíritu
Santo en el cristianismo establecido. Los hermanos libres desarrollaron un modelo de iglesia no institucionalizada y sin los
oficios jerárquicos. Los grupos bautistas rechazaron el bautismo de infantes porque implicaba la pertenencia automática a
la Iglesia como miembro y la ausencia de una decisión personal. Los menonitas y los cuáqueros se distanciaron del apoyo
de la Iglesia a la violencia y la guerra. El marxismo (en gran parte una «herejía» cristiana) desafió la sanción dada por la
Iglesia a las diferencias sociales y su tendencia a aliarse con los ricos y poderosos. Y hoy día muchos de estos elementos,
provocados por los movimientos de protesta en la periferia de la Iglesia «oficial», han sido abrazados por ella, incluso a
costa de la exclusión de otros elementos.
La Iglesia también ha perdido su posición de privilegio. En muchas partes del mundo, aun en regiones donde la Iglesia
se había instalado como un factor de poder por más de un milenio, ser cristiano es más un impedimento que una ventaja.

En los tradicionales «campos misioneros» la posición de las agencias misioneras del mundo occidental y sus misioneros
ha sufrido una profunda revisión. Ya no salen los misioneros como embajadores o representantes del poderoso Occidente
a territorios sujetos a naciones blancas y «cristianas». Ahora van a países con frecuencia hostiles a las misiones
cristianas. David Barrett calcula que un promedio de dos o tres países cada año se niegan a recibir personal misionero.
Las grandes religiones del mundo, una vez consideradas moribundas, se han vuelto más misioneras de lo que el cristianismo
ha sido en toda su historia. El Islam, en particular, es una fuerza temible en muchas partes del mundo y más resistente
que nunca a [página 447] influencias cristianas. Y dentro del marco del actual ambiente de diálogo con personas de
otras creencias, cada vez más los misioneros preguntan si tiene sentido ir hasta los extremos del mundo por causa del
evangelio cristiano. ¿Por qué, al fin y al cabo, uno tiene que «sufrir la pena de un exilio y las picadas de los zancudos»
(Power 1970:8) si las personas van a salvarse de todos modos? En efecto, es «bastante malo dedicarse a un trabajo difícil,
pero tanto peor cuando uno tiene que preguntarse si vale la pena realizar dicho trabajo difícil» (:4).


en palabras de Paton (:75), «un llamado al arrepentimiento no es un llamado a dejar de lado el
trabajo importante sino a hacerlo de otro modo. La misión de la Iglesia permanece.»
Escribiendo después de la revolución comunista en la China, Paton declara con valentía: «Cuando sucede un desastre,
no hay nada sabio en realidad, ni nada bondadoso, salvo el examen despiadado de las causas» (1953:34). A partir de
esta premisa algunos, incluyendo a muchos cristianos, han llegado a la conclusión que la misión cristiana y todo lo que
ésta conllevaba pertenecen a una época pasada.
actualmente?
Estas son algunas de las preguntas frente a las cuales tenemos que aventurar una respuesta.
El arrepentimiento tiene que empezar por reconocer osadamente que la Iglesia-en-misión enfrenta actualmente un
mundo fundamentalmente diferente de todos los anteriores. En sí, esto obliga a un nuevo entendimiento de la misión. Vivimos
en un período de transición, en el límite entre un paradigma que ya no satisface y otro que aún, en gran parte, es
amorfo y opaco. Un período de cambio paradigmático es, por naturaleza, un tiempo de crisis, y debemos recordar que la
crisis es el punto donde se encuentran el peligro y la oportunidad (Koyama). Es un tiempo en el que varias «respuestas»
nos acosan y muchas voces claman para ganar nuestra atención.
Esto significa que tanto las fuerzas centrífugas como las centrípetas en el paradigma emergente —diversidad versus
unidad, divergencia versus integración, pluralismo versus holismo— tendrán que ser tomadas en cuenta en todo el proceso.
Una noción crítica en ese sentido será la de tensión creativa: únicamente en el marco de este campo de fuerzas de
aparentes opuestos empezaremos a aproximarnos a una manera de hacer teología que sea significativa para nuestra
propia época.
En la parte que sigue nuestra intención es subrayar algunos de los elementos de un modelo emergente de la misión. A
lo largo de la argumentación nuestras reflexiones permanecerán en el nivel de lo tentativo, sugiriendo en vez de definiendo
el perfil de un nuevo modelo. ¿Proclama el emergente paradigma posmoderno una visón de unidad o de diversidad? ¿Enfatiza
la integración o la divergencia? ¿Es integral o pluralista? ¿Se caracteriza por un retorno al consenso religioso o por
una filosofía según la cual un supermercado de religiones exhibirá sus productos ante compradores de autoservicio (cf.
Daecke 1988)? Por supuesto, en un período de transición es peligroso utilizar un lenguaje absolutista. Lo máximo a que
podríamos aspirar es a delinear la dirección que debemos estar tomando e identificar el empuje general del paradigma
emergente.

Francisco Naves dijo...

12.

Elementos un nuevo paradigma misionero ecuménico.

Antes entra en tema el autor hace un análisis de los componentes o elementos que conforman este nuevo modelo, advirtiendo que éstos son inseparables y que interactúan unos con otros, y que sólo para efectos de estudio los separa.

Empieza con unas reflexiones sobre el papel de la Iglesia en la misión.

La misión como la Iglesia-con-otros.

Iglesia y misión.

Avery Dulles (1976) identifica cinco prototipos eclesiales: 1 la Iglesia como institución 2 como un cuerpo místico de Cristo 3 como sacramento 4 como heraldo y 5 como siervo. Cada uno tiene una interpretación distinta en la relación Iglesia y misión.

Los católicos destacan los dos primeros elementos, Neill (1968) desde la contrarreforma hasta la segunda mitad del siglo XIX hace énfasis en lo institucional, empezando a cambiar siglo XX como el cuerpo de Cristo.

Por otro lado los protestantes hablaban de la “verdadera Iglesia”. La ecclesiola y no la Iglesia oficial la consideraban como la verdadera portadora de la misión y se apoyaban en el “principio del voluntariado” como una sociedad misionera portadora de la misión. Paulatinamente se dio un cambio fundamental entre la relación de la Iglesia y sumisión, tanto en el catolicismo como él protestantismo. Moltmann (1977) habrá que hoy uno de los mayores en pulsos hacia la renovación proviene de la teología de la misión.

Cambios en el pensamiento misionero.

Los congresos mundiales han contribuido al cambio del pensamiento protestante entre la Iglesia y sumisión. Desde 1910 en Edimburgo hasta México en 1963, se señala la preocupación por la ausencia de entusiasmo en las iglesias de occidente. En el Congreso del concilio misionero internacional (IMC) en Jerusalén (1928) se prestó más atención entre las iglesias más antiguas y las más jóvenes, separando en 2 a geográficas el mundo, una cristiana y otra no cristiana. Tambaram (1938) discutió la relación entre Iglesia y su misión de manera más geológicas y consideró a Lauro par y norteamericanos como casos de misión. Todos somos “cristo paganos”. En un ahorro para traumatizadas por la Primera Guerra Mundial y desafiadas por el auge de las ideologías totalitarias (nacional socialismo, el fascismo y el marxismo, la teología antropocéntrica del protestantismo liberal) vuelven a tomar una porción primordial palabras como pecado, alineación y juicio, como conversión, perdón, regeneración y justicia, en círculos misioneros. Lo que causó un impacto profundo en la percepción de la Iglesia y su misión.

La reunión de Willenger en 1952, que se convoca por las huellas de la Segunda Guerra Mundial y la gran crisis misionera en la China, se debatió el mismo tema. En 1948 se fundó el Consejo mundial de Iglesias donde se señaló la incongruencia de tener un Consejo de Iglesias al lado de un Consejo de misiones, no debiendo subordinar ninguna a la otra más bien, deben ser en la “missio Dei”. La asamblea del IMC, en Ghana en1958: “la misión cristiana mundial es de Cristo, no de nosotros”.se resumió en… esta asamblea: 1 “la Iglesia es la misión, 2 “la sede se encuentra en todas partes”, 3 “colaboradores en la misión”, esto último significa el final de toda tutela de una iglesia sobre otra. El Consejo mundial de Iglesias adopta la tarea misionera como el corazón mismo de su vida. Michiels (1989) sugiere que las Eclesiologías modernas (católica y protestante) emplean siete expresiones metafóricas principales: 1 la Iglesia como “sacramento Salvación” 2 “asamblea de Dios” 3 “pueblo de Dios” 4 “reino de Dios” 5 “cuerpo de Cristo” 6 “templo del Espíritu Santo” y 7 “comunidad de los fieles”.

“Misionera por naturaleza”
En la eclesiología naciente, se considera la Iglesia como esencialmente misionera.
Tanto la Iglesia sin misión como la misión sin Iglesia son contradictorias.
Barth desarrolla su Eclesiología en tres fases: 1 el Espíritu Santo y la (1 reunión, 2 es indicación, 3 envió) de la comunidad cristiana.

El pueblo peregrino de Dios.

La Iglesia se concibe como el pueblo de Dios, y a esta comuna Iglesia peregrina (carta a los hebreos). Ella es ek-klesia, “llamada fuera” del mundo enviada de nuevo al mundo. Ser extranjera es un elemento de su constitución. Es una paroikia, una residencia temporal. Está siempre en camino, hacia el fin del mundo y de los tiempos. Ella está llamada a encarnar ya, el aquí y el ahora, algo de las condiciones que ha de regir en el reino de Dios. Al proclamar su propia transitoriedad la Iglesia hace su peregrinaje hacia el futuro de Dios.

Sacramento, señal e instrumento.

Cuando la Iglesia en su misión se atreve a referirse sí misma como Sacramento, señalan un aumento de salvación, no está presentándose como un modelo a seguir. Sus miembros no están proclamando: “¡vengan a nosotros!”, sino “¡sigámoslo a él!”.

Pablo veía su propia misión como un servicio sacerdotal y desafiar a la comunidad cristiana a ofrecerse como “sacrificio vivo, santo y agradable a Dios” (romanos 12.1).

El término de Sacramento es muy usado por los católicos, ya retomado fuerza en los últimos días, en el concilio Vaticano II. La asamblea del CMI en uppsala citó: “la Iglesia es valiente al hablar de sí misma como el signo de la unidad venidera de la humanidad”. Bonhoeffer, escribió en 1944 desde su celda nazi: “la Iglesia es únicamente cuando existe para los demás…y ha de tomar parte en los problemas seculares de la vida cotidiana, no en forma dominante, sino ayudando y sirviendo”.

Ernst Kasemann (1974) criticó esta terminología. A la luz de la ausencia del de comunión entre cristianos encuentra “casi frívolo” llamar a la Iglesia un sacramento y teme que esta terminología pueda oscurecer la diferencia primaria entre Cristo y la Iglesia. Llamar a la Iglesia una señal también es problemático porque la única señal legítima de la Iglesia es la cruz de Cristo. Añade esta señal de unidad sé romper con las tensiones y divisiones que las iglesias están viviendo.

Iglesia y su mundo.

Karl Barth poco a poco fue efectuándose un cambio, lo veo como una restauración de la poca cabina del oficio profético de Cristo y la Iglesia. Vos quejó seis fases de este cambio en la historia del protestantismo. Del concepto de la Iglesia como conquistadora del mundo se en Iglesia solidaria con el mundo. Se revela una convergencia entre la perspectiva católica y la protesta, sobre la ineludible conexión entre la Iglesia y el mundo y también de la actividad de Dios en el mundo fuera de la Iglesia. Esta perspectiva nueva se entiende: 1.-La Iglesia no pues ser considerada como fundamento de la misión ni tampoco como la meta de la misión (cuando menos como la única meta) y no debe perder de vista su carácter provisional. “La palabra final de la Iglesia no es la-Iglesia-si no la gloria del padre y él dijo en el Espíritu de libertad”2.-La Iglesia “es en la tierra la semilla y la iniciación de ese reino”, “señal e instrumentos del reino de Dios que ha de venir”. Puede ser un sacramento increíble de salvación para el mundo, exhibiendo el brillo del reino inminente de Dios. 3.-existe una “convergencia” entre la liberación de individuos y pueblos en la historia y la proclamación de la avenida final del reino de Dios. 4.-La Iglesia ha de ser vista como “morada de Dios en el Espíritu” 5.-los oficios, órdenes e instrucciones de la Iglesia deben organizarse de modo que sirvan a la sociedad y no separen al creyente de lo histórico. El pueblo del reino busca primeramente el reino de Dios y su justicia. 6.-Debe operar como un soldado que trae buenas nuevas. Su vida-en misión-de cara al mundo, es un privilegio.

Él redescubrimiento de la Iglesia local.

Primeramente la Iglesia-en-misión es, la Iglesia local. Ninguna Iglesia debe estar en oposición de autoridades frente a otra iglesia local (hechos 13. 1-3).

En el catolicismo las dos llegaron a ser cada vez más “papá céntricas”. En el protestantismo las iglesias más jóvenes eran despreciables y vistas como inmaduras y totalmente pendientes de las iglesias mayores. No se dio el principio de las tres autos (autogobierno, auto sostén y auto propagación). Ronald Allen (1912-1956) fue la primera persona en advertir las diferencias “abismales” entre los métodos misioneros de Pablo y los de las agencias misioneras contemporáneas. El primero fundó Iglesias mientras que los últimos fueron misiones dependientes. En el catolicismo en el mejor de los casos había iglesias filiales de la Iglesia universal. Tenían que ser una réplica de la Iglesia romana. Sin embargo la actualidad los católicos tienen apreciar más a los protestantes en su interrelación entre Iglesia universal e iglesia local. Así la misión de la Iglesia se realiza en comunión con la Iglesia universal. PabloVI dijo a los cristianos en Campala, Uganda” ustedes son misioneros a ustedes mismos”. En 1985 con Pablo II en Camerún y Cerdeña dijo: “como la Iglesia entera, usted están en estado de misión”. En la actualidad el mundo entero es un campo de visión y las iglesias en todas partes necesitan las unas de las otras.

Aún hay necesidad y espacio para misioneros como individuos, y esto son embajadores de una iglesia local a otra iglesia local, como testigos en solidaridad, como socios y como expresión de encuentro, intercambio y enriquecimiento mutuo.

Tensión creativa.

Ahí la tención permanente entre los dos conceptos de Iglesia aparentemente contradictorios. En un extremo se percibe la Iglesia como el único portador del mensaje de salvación sobre el que ejerce un monopolio (como una realización parcial del reino de Dios en la tierra, y la misión actividad a través de la cual los individuos convertidos son transferidos de la muerte eterna a la vida eterna). Al otro extremo será sí misma como una ilustración del compromiso de Dios con el mundo, y percibe la misión como una contribución a la humanización de la sociedad (concienciación). Cuando no se puede integrar las dos visiones se crea una tensión, que por ser creativa en lugar de destructiva. El primer modelo quita al Evangelio su poder ético; el segundo lo destruye de su profundidad soteriológica (se presenta de dos maneras) se identifica completamente la Iglesia con el mundo y su agenda o desvirtuando totalmente a la Iglesia. En nueva Delhi (-61) se logró la relación entre Iglesia antiguas y las iglesias jóvenes. Concilio Vaticano dos (1962-1965), anunciaron “el nuevo Pentecostés”. La iglesia era una especie de estación de servicio donde todo mundo pudiera reabastecer su combustible. En las reuniones de Upsala y Bangkok (1968 y 1973) Hoekendijk calificó el sistema de barro que has como inerte, egoísta e introvertido, “una invención de la edad media”. Después del concilio Vaticano las personas perdieron credibilidad en Iglesia, la Iglesia Católica experimentó la deserción de sacerdotes. Pablo empezaba sus cartas diciendo gracias a Dios por su existencia, se y lealtad.

Se puede percibir a la Iglesia como una elipsis con dos focos. En el primero y alrededor del mismo, admite y disfruta del puente de su vida; el énfasis está en la adoración y la oración. Desde el segundo foco la Iglesia atrae y desafía al mundo. Sus energías las invierte en servicio, misión y evangelización. Ambos focos deben ser independientes. La Iglesia se reúne palabra Dios, para disfrutar de la comunión mutua y recibir sustento espiritual, y sale para servir a Dios donde quiera que estén sus miembros. Está llamado para mantener en “tensión redentora” su doble orientación. Una Iglesia cierre testigo “sólo puede existir cuando está impulsada intensamente por el espíritu. “La Iglesias un medio en manos de Dios para establecer shalom en el mundo”. La Iglesia empírica será siempre imperfecta. Existe una tensión permanente entre la comunidad cristiana anhelada y la comunidad cristiana real. Banhoeffer: “el que ama el sueño de la comunidad cristiana más que a la comunidad misma, por lo general lastiman grandemente a dicha comunidad, no importa cuán buena sean sus intenciones” 1982. Se debe evitar afirmaciones tales como: “¡esto ha dicho el señor!”. “La gracia es gracia, y la historia no es la fuente de la salvación” . En la asamblea a de Nairobi del CMI (1975) se criticó a la Iglesia “el juicio comience por la casa de Dios”. La Iglesia tenía que purgarse para poder servir al mundo de una manera más relevante. En Nairobi (1976) se reafirmó la validez permanente de la Iglesia; fue esta quien proporcionó la agenda de la asamblea, y no el mundo. “Todo la Iglesia de Dios, en cada lugar y época, es un sacramento del reino que vino en la persona de Jesucristo y vendrá otra vez en su plenitud cuando él regrese en gloria” CMI (1980).

La Iglesia, que por la gracia de Dios puede arrepentirse y ser renovada y equipada para el servicio misionero, obtuvo su lugar merecido, no como la expresión última del reinado de Dios sino como su siervo y heraldo Scherer 1987. Importancia crucial de la Iglesia en la misión CMI (1983).

Ahora reconocemos que la Iglesia es una entidad teológica y sociológica, una unión inseparable de lo divino y el polvo. Mirando se a sí misma a través de los ojos de los creyentes se percibe en términos de un ministerio, del cuerpo incorruptible de Cristo en la tierra. Esta Iglesia, al igual extremo, es “misionera por su misma naturaleza”, y el pueblo peregrino de Dios, “en la naturaleza de” Sacramento, señal e instrumento y “la más segura semilla de unidad, esperanza y salvación para la totalidad de la raza humana”.

La misión como missio Dei.

En los últimos 50 años en cambio sutil de la misión, como misión de Dios. Después de la Primera Guerra Mundial se empezaron a cifra de los acontecimientos recientes en la teología sistemática y la bíblica. Karl Barth (1932) fue el primero en articular la misión en términos de una actividad de Dios mismo. Pocos años después en Tambaram IMC (1938) se desarrolló o un nuevo entendimiento de la misión: “a través una objetivo de tiros sea consumado su reino en el establecimiento final de un nuevo cielo y una nueva tierra”. En la conferencia de Willingen del IMC (1952) fue aquí donde la idea de missio Dei salió a flote por primera vez y se entendió la misión como algo derivado de la misma naturaleza de Dios. Esto la colocó en el contexto de la doctrina de la Trinidad. El padre, el hijo y el Espíritu Santo enviando a la Iglesia al mundo. Aagaard 1973 “no es que la Iglesia tiene una misión de salvación que cumplir en el mundo; es que la misión del hijo de Dios y el espíritu por medio del padre incluye a la Iglesia”. Existe la Iglesia porque existe la misión, y no al revés. Concilio Vaticano II (19362- 1965) se declaró que la Iglesia es misionera por su misma naturaleza “tiene su origen en la misma misión del hijo y del espíritu Santo” dado que la preocupación de Dios es el mundo entero, éste debe ser también el alcance de la missio Dei. Esta es la actividad de Dios que abarca tanto la Iglesia como el mundo, y en la cual la Iglesia puede tener el privilegio de participar. El reino de Dios está avanzando por medio de la obra del Espíritu. “Tenemos que distinguir cuidadosamente el progreso terrenal y los beneficios del reino de Dios” “al progreso previsto de vital importancia para reino de Dios en la medida en que puede contribuir a un mejor ordenamiento de la sociedad humana”. La misión nace del corazón de Dios. Dios es una fuente de amor que envía. Este es el sentido más profundo de la misión. Es posible penetrar más allá; existe la misión sencillamente porque Dios ama a las personas.

La misión como mediadora de la salvación.

Interpretación tradicional de la salvación.

La salvación es una preocupación central de todas las religiones. Para los cristianos es mediante Jesucristo y por medio de El.en la conferencia de la CMME en Bangkok,(1973) y cuyo tema fue “la salvación”.

Lucas utiliza un lenguaje de salvación, ésta es sobretodo algo que se realiza en esta vida, hoy. Pablo en cambio subrayó otro aspecto, pues se pone más énfasis en la naturaleza incipiente de la salvación: apenas inicia en esta vida, es un proceso por el encuentro de uno con el Cristo vivo; la salvación total aún está por completarse “porque si siendo enemigos, fuimos reconciliados con Dios…mucho más, estando reconciliados, seremos salvos por su vida” (romanos 5. 10).

En la Iglesia bizantina se entendía la salvación como una progresión “pedagógica”, el occidente (católico y protestante) marca el efecto devastador del pecado y la resurrección del individuo por medio de una experiencia de crisis medida por la Iglesia. La “persona” y la “obra” de Cristo se separan cada vez más una de la otra. Finalmente la cristología terminó ocupando un segundo lugar frente a la soteriología.
A través de todos los siglos de la historia de la misión cristiana se ha prestado atención al cuidado de los enfermos, los pobres, los huérfanos y otras víctimas de la sociedad, como también a la educación, la instrucción en agricultura y cosas así, estos misterios casi siempre eran considerados como “servicios auxiliares” y no como una tarea misionera con derecho propio. Su propósito consistía en predisponer a las personas favorablemente hacia el Evangelio, y así preparar el camino para el trabajo misionero “verdadero”, es decir, el que proclama la palabra de Dios acerca de la salvación. En el sentido de atraer las personas hacia la iglesia donde podrían lograr acceso a la salvación verdadera.

La salvación en el paradigma moderno.

Bajo la ilustración la interpretación cayó en un fuerte estrés. La soteriología fue directamente desafiar. Ya se puso en problemas la idea de que la salvación venía de fuera, de Dios, totalmente fuera del alcance de la capacidad humana, presentó problemas graves. Surgió sin embargo una soteriología alternativa, en donde la actividad de del hombre era fundamental. La salvación permaneció como fuerza motivadora. La primera reacción tanto católica, protestante fue que las personas siguieron adelante definiendo la salvación en los términos tradicionales, sin dar importancia a la ilustración, como si nada hubiera cambiado. También tomó los conceptos de la salvación como un desafío, el cristianismo que rechaza la perspectiva según la cual Jesús murió como sustituto de la humanidad propiciando así a Dios. Es decir esto hizo que, la culpa y la salvación ya no separan o unen a Dios y los seres humanos, sino éstos entre sí. La salvación o viene a través de cambios en el individuo sino en la abolición de estructuras pervertidas en justas. Surge un optimismo evolucionista en contra del pesimismo apocalíptico del fundamentalismo. Shalom era una noción más comprensiva que Salvación. Las ideas modernas surgieron “la salvación significa liberación, la cual se logra únicamente tirando abajo el orden actual. La asamblea del CMI en uppsala (1968) intentó en un sentido reconciliar estas dos posiciones: uno la justicia económica dos la dignidad humana tres la solidaridad. El concilio Vaticano II , en 1959 prestó atención especial a la teología de la liberación católico-romana surgió una interpretación más amplia de la salvación. En el mundo donde las personas dependemos las unas de las otras, es totalmente inadecuado limita la salvación al individuo y la relación que éste tiene con Dios. Los cristianos oramos para que el reino de Dios venga y la voluntad de Dios sea hecha en la tierra así como en los cielos (Mateo 6.10).

Clases en el entendimiento moderno de la salvación.

En los setentas, tanto los secularista como los liberacionistas, fueron objeto de ataques. No obstante nuestro/grado pensar que nosotros mismos y con las acciones podemos alcanzar la salvación. En Bangkok, se habló de “límites de crecimiento”. El desarrollo tecnológico sin fronteras no tiene ningún sentido, con los recursos no renovables de la tierra, mientras los ricos se vuelven más ricos y los pobres se vuelven más pobres. Los conocimientos sean lógicos y científicos pueden llevarnos a la destrucción irreversible de nuestro ecosistema. Con esto los sueños de “el paraíso del futuro” desaparecen en medio del humo de las guerras interminables y de los vientos radiactivos de explosiones nucleares que amenazan con destruir toda la vida del planeta. La Iglesia está llamada en su misión a testificar, de una vez por todas, lo que Dios ha hecho por causa de la salvación del mundo. “La salvación es una relación vertical… Que se manifiesta en relaciones horizontales. Lo vertical no debe desplazar al horizontal. Lo importa cuán deseables sean las mejoras sociales, trabajar a favor de ellas nunca debe reemplazar los requerimientos bíblicos de y para la salvación.

Hacia una salvación integral.

La circunstancia nos obliga a una reflexión nueva sobre todo el asunto. Sería bueno leer la reflexión nueva sobre todo el asunto. La misión patriótica griega, se orientaba hacia el origen y el comienzo de la vida de Jesús. La orientación de la misión occidental fue hacia el final de la vida de Jesús. Y el tercer modelo, la interpretación ética de la salvación, se orientaba más hacia la vida y misterio terrenales de Jesús.

Es importante en círculos misioneros hoy, a pelar cada vez más a la mediación de palabras como “comprensiva”, “integral”, total o universal, aplicadas a la salvación para definir el propósito de la misión. Superando así el dualismo inherente en los modelos tradicionales y aun en los más modernos. Nunca antes en la historia se había llegado al grado de atención social que estamos experimentando siglo XX, pareciera que nunca antes estuvieron los cristianos en la mejor posición que hoy para hacer algo acerca de estas necesidades. La pobreza, la miseria, la enfermedad, el crimen, y el caos social han alcanzado proporciones jamás imaginadas. Las personas son víctimas de las demás personas; el hombres lobo del hombre. Pero no debemos sentirnos prisioneros en un de nosotros mismos por el contrario queremos ver con optimismo la misión de nuestra iglesia y luchar con cualquier fatalismo o incredulidad. El carácter integral de la salvación exige que la alcance la misión de la Iglesia sea más comprensivo de lo que ha sido tradicionalmente. Y cualquiera que sea el enemigo de Dios y del ser humano está ya aplastado se opondrá a él ahora y a todos sus maquinaciones en la familia y en la sociedad. Todo esto tiene que ver con la salvación.

La misión como la búsqueda de la justicia.

El legado de la historia.

La relación entre las dimensiones evangelizadoras y las sociales constituye una de las áreas más espinosas en la teología y la práctica de la misión. Durante el reino de Constantino el cristianismo no sólo llegó a ser una religio lícita sido muy pronto se convirtió en la única religión legítima de todo el imperio. Con la llegada de demostración y su diferenciación marcada entre el mundo público de los hechos y el mundo privado de las ideas, fueron asignados al primero la política y el estado, y al último la religión y laboral. La “interferencia” de los obispos en la política constituyó una de las primeras manifestaciones de que la Iglesia “establecida” quería romper el molde de armonía y división clara de funciones entre Iglesia y estado.

La tensión entre justicia y el amor.

Una ética racional, sugiere Niebuhren, apunta hacia la justicia, mientras que una ética religiosa hace del amor el ideal “desde una perspectiva absoluta y trascendente”. Tanto en el catolicismo como en el protestantismo, el asunto profético parece ser el predominante. Aquí la “reserva escatológica” desaparece casi por completo. Sin embargo, Bonhoeffer se refiere también al otro extremo donde, dentro del brillo piadoso de las realidades etéreas, la tierra se desvanece hasta volverse insignificante y al final crecer de sentido alguno.

Los dos mandatos.

Un espiritual y otro social. El primero hace referencia a la Comisión de anunciar las buenas nuevas de la salvación por medio de Jesucristo; el segundo llama al cristiano a participar responsablemente dentro de la sociedad humana, incluyendo el trabajar a favor de los del bienestar humano y la justicia. Henry dice: “no hay espacio para, un evangelio que sea indiferente al anunciar el hombre integral y a la del hombre global”. El Congreso de Berlín convocado en 1966 reafirmó: “determinación inmutable”. La relación entre la evangelización y la responsabilidad social es la misma que entre la semilla y el fruto. Estas sólo podrían caer bajo una presión tremenda. Para 1974, el Congreso internacional sobre evangelización mundial se reunió en Lausana, muchos evangélicos, en particular del tercer mundo, estaban listos para un nuevo avance. Los compromisos evangelizador y sociopolítico, son pártenos su deber cristiano. Rara vez que alguna vez, tenemos que escoger entre satisfacer el hambre físico o el hambre espiritual, o entre San a cuerpos o salvar almas, ya que el amor auténtico para con el prójimo no lleva a servirle como una persona integra. Sin embargo tenemos que escoger y es la gracia sádica de Jesucristo.

WEF convocó dos reuniones, cerca de Londres, una sobre el desarrollo y la otra sobre estilo de vida. Se tocó la opción preferencial de Dios o los pobres, el juicio divino contra los opresores, el modelo de la identificación de Cristo mismo con los pobres, el riesgo sufrí por causa de Cristo y el apoyo cristiano a los cambios en las estructuras políticas.
En 1980 se emitió un documento “testimonio evangélico en Sudáfrica” lo elaboraron dada la discriminación, la represión y la brutalidad policial durante el estado de emergencia. Esto representó un cambio significativo en los evangélicos y no simplemente un retorno a la posición anterior al siglo XIX.

Una convergencia de convicciones.

El documento misión y evangelización de 1982 afirma: no hay y no puede haber evangelización sin solidaridad. Y ésta no puede existir sin el compartimiento del conocimiento del reino que la promesa de Dios a los pobres de la tierra.

Ahí muchas ambigüedades y mucha tarea por hacer para aclarar la verdadera naturaleza del involucramiento de la Iglesia en la sociedad. El evangelista y dual y el Evangelio material eran en Jesús un solo ángel yo. Un evangelio que ha perdido su dimensión vertical ha perdido su sal y no sólo se ha vuelto municipios en si sino inútil al mundo.