jueves, 24 de julio de 2008

LA MISION A PARTIR DE LA ILUSTRACION


CAPÍTULO 9
LA MISIÓN A PARTIR DE LA ILUSTRACION

Idea principal del capítulo

La importancia de la Ilustración en el protestantismo.
La era “moderna” ola ilustración recién empezó en el siglo diecisiete, aunque hay indicaciones del comienzo de la desintegración del mundo medieval y su cosmovisión en fechas tempranas como el siglo catorce.
La cosmología medieval había sido estructurada más o menos según los siguientes lineamientos (cf. Nida 1968:48-57)

Perfil de la cosmovisión de la ilustración


Dios

La iglesia

El rey y la nobleza

El pueblo

Los animales, las plantas y los objetos

Se suponía que esta estructura jamás debía ser modificada por nadie.

La Ilustración y la fe cristiana
La característica predominante de la era moderna es su antropocentrismo radical. Antes de la Ilustración, la vida en todos sus estratos y ramificaciones estaba perneada de religión. La legislación, el orden social, la estructura privada y pública, el pensamiento filosófico y el arte llevaban de una u otra forma la marca de la religión. No estamos sugiriendo que la Edad Media como época histórica fue simplemente cristiana y la que la siguió fue, también inequívocamente, no cristiana. Hubo fe e incredulidad tanto antes como después de la Ilustración.

La misión vista en el espejo de la Ilustración
Iglesia y Estado
Fue inevitable que la Ilustración influyera tan profundamente en el pensamiento y en la práctica de la misión, aún más debido a que en un sentido muy real toda la empresa misionera moderna fue hija de la Ilustración. Después de todo, la nueva cosmovisión expansionista fue lo que amplió los horizontes de Europa más allá del mar Mediterráneo y el océano Atlántico, abriéndole paso a la expansión de un proyecto cristiano y misionero mundial.

Énfasis misioneros centrales en la época de la Ilustración
La gloria de Dios
En el pensamiento misionero clásico calvinista, desde Voetius hasta Edwards, el énfasis recaía en la soberanía de Dios sobre todas las cosas, y en la convicción de que Dios y solo Dios podría tomar la iniciativa en salvar a las personas. Esta creencia en un Dios que toma la iniciativa encontró expresión en la doctrina de la predestinación. Es Dios quien perdona y salva, no los seres humanos: es Dios quien revela la verdad y la vida, no la razón humana. Los creyentes se asombraban ante la majestad de Dios.

¿”El amor de Cristo nos constriñe”?
En la motivación, promoción y práctica misioneras reales, este tema resultó algo ambivalente. Se manifestó de maneras positivas y negativas. Analicemos primero su expresión positiva.
En el despertar misionero el amor llegó a ser un incentivo poderosos: el amor como gratitud por el amor de Dios en Cristo y como devoción al que “de tal manera amó al mundo que dio a su Hijo unigénito”. Este amor, junto con el deseo de promover el “beneficio espiritual de otros” se convirtió paulatinamente en la motivación predominante.

Evangelio y cultura
Las principales componendas de la misión cristiana a través de los siglos, afirma Eugene Smith (1968-72s.), “se dieron en el contexto de cuatro relaciones: la relación con el Estado, con la cultura, con la discordia dentro de la Iglesia y con el dinero.
La Ilustración, sin embargo, juntamente con los avances científicos y tecnológicos que lo siguieron, colocó a occidente en una posición de ventaja, sin paralelo alguno, sobre el resto del mundo.
De igual modo que la religión de Occidente estaba predestinada a extenderse por todo el mundo, la cultura occidental también debía ser victoriosa sobre todas las otras.
En el período inmediatamente después de la II Guerra Mundial uno de los textos más populares era Juan 10.10 con las palabras de Jesús: “He venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia” y, dice Newbigin (1978:103) “La vida abundante se interpretó en términos de la abundancia de las cosas buenas que la educación moderna, la sanidad y la agricultura proveerían a los pueblos desposeídos del mundo.
En este proceso, la “teología occidental” se transmitió sin alteración alguna a las flamantes iglesias cristianas en otras partes del mundo, con ciertas concesiones, por supuesto. Así se veía el evangelio primordialmente como un remedio para las enfermedades y miserias del mundo. Otros optaban por una estrategia distinta. Civilizar era un sine qua non para lograr resultados espirituales. Las fuerzas de la civilización, de hecho, no están ellas mismas evangelizando el mundo pero abren el camino para los que sí lo hacen.

9 comentarios:

carlos monjaras m dijo...

MATERIA: Naturaleza y Misión de la Iglesia II
TAREA: Resumen del libro La misión cristiana hoy
PROFESOR: Rafael Pola Baca
ALUMNO: Carlos Monjaras Mirón


NUEVE
LA MISION A PARTIR DE LA ILUSTRACIÓN

Este capítulo continúa resumiendo el paradigma misionero protestante. En contraste, en el caso del protestantismo casi todo lo que pasó desde el siglo dieciocho fue, de una u otra manera, afectado profundamente por la ilustración. Se sobreentiende que mucho de esto ejerció cierta influencia en la teología católica y en la Iglesia Católica, aunque entre las dos confesiones hay diferencias fundamentales al respecto. La Ilustración fue predominantemente la era de la razón. La razón humana era “natural”, es decir, se derivaba del orden de la naturaleza y por lo tanto era independiente de las normas de la tradición o de la presuposición. La razón representaba una herencia perteneciente no sólo a los “creyentes” sino a todo ser humano por igual

La Ilustración y la fe cristiana
La característica predominante de la era moderna en su antropocentrismo radical. Antes de la Ilustración, la vida en todos sus estratos y ramificaciones estaba perneada de religión. La legislación, el orden social, la estructura privada y pública, el pensamiento filosófico y el arte llevaban de una u otra forma la marca de la religión.
Primero la, razón se convirtió en algo supremamente importante en la teología cristiana. Esto no implica que en épocas anteriores la razón no haya desempeñado papel alguno. A partir de la Ilustración comenzó el predominio de un modo distinto de racionalidad. La razón suplantó a la fe como punto de partida. Ahora la única diferencia entre la teología y las otras disciplinas era su “objeto”; ya no era distinta ni en su método ni en su punto de partida.

La consecuencia lógica de todo esto, naturalmente, fue que el cristianismo se redujo a una sola provincia en el vasto imperio de la religión. Las diferentes religiones representaban meramente diferentes valores; cada una era una pieza en un gran mosaico. Dos “verdades” o “hechos” distintos, dos perspectivas distintas sobre la misma “realidad” no pueden coexistir; pero dos valores distintos, sí.
La reacción religiosa frente a esta dicotomía entre hechos y valores tomó diferentes formas que a veces, pero no siempre, resultaron mutuamente excluyentes. Una reacción fue la de apoyar el paradigma de la Ilustración poniéndolo al revés: se afirmaba que los elementos de la fe cristiana pertenecían a la categoría de “hechos” y no de “valores”.

La misión vista en el espejo de la Ilustración.
Iglesia y Estado
Fue inevitable que la Ilustración influyera tan profundamente en el pensamiento y en la práctica de la misión, aún más debido a que en un sentido muy real toda la empresa misionera moderna fue hija de la Ilustración. Después de todo, la nueva cosmovisión expansionista fue lo que amplió los horizontes de Europa más allá del mar Mediterráneo y el océano Atlántico, abriéndole paso a la expansión de un proyecto cristiano y misionero mundial.
Comenzaremos explorando la relación modificada entre la Iglesia y el Estado. Desde el tiempo de Constantino existía una relación simbiótica entre ambos, que se manifestó en la Edad Media en la interdependencia entre el papa y el soberano Sacro Imperio Romano.

Las fuerzas de renovación
El Gran Avivamiento se inició en las congregaciones de la Iglesia Reformada Holandesa (las cuales habían recibido influencia de la “segunda reforma” holandesa), en el Valle Raritan de Nueva Jersey. De allí alcanzó a otras denominaciones. Este primer Avivamiento, sin embargo, no dio como resultado directo actividades misioneras, aunque sí puso el fundamento para las mismas.

El segundo Avivamiento
Uno de los productos más significativos del Avivamiento evangélico, tanto en Gran Bretaña como en Norteamérica (y, de hecho, en Europa continental y las colonias británicas), fue el establecimiento de sociedades específicamente dedicadas a la misión foránea.

Al mismo tiempo no se puede negar que un cambio sutil había ocurrido entre el primer Avivamiento y el segundo. En general, la idea teocrática tan fundamental en el pensamiento de Edwards quedó fuera del horizonte de los evangélicos tocados por el segundo Avivamiento. Veían a las personas primordialmente como individuos capaces de tomar decisiones por sí solas.

El siglo veinte
Para la primera década del siglo veinte se había completado la transición del posmilenarismo reformado al evangelio social. Se identificaba el pecado con la ignorancia y se creía que el conocimiento y la compasión producirían un mejoramiento en la medida que las personas desarrollaran su potencial.

Énfasis misioneros centrales en la época de la Ilustración
La gloria de Dios
En el pensamiento misionero clásico calvinista, desde Voetius hasta Edwards, el énfasis recaía en la soberanía de Dios sobre todas las cosas, y en la convicción de que Dios y solo Dios podría tomar la iniciativa en salvar a las personas. Esta creencia en un Dios que toma la iniciativa encontró expresión en la doctrina de la predestinación. Es Dios quien perdona y salva, no los seres humanos: es Dios quien revela la verdad y la vida, no la razón humana. Los creyentes se asombraban ante la majestad de Dios.

¿”El amor de Cristo nos constriñe”?
En la motivación, promoción y práctica misioneras reales, este tema resultó algo ambivalente. Se manifestó de maneras positivas y negativas. Analicemos primero su expresión positiva.
En el despertar misionero el amor llegó a ser un incentivo poderosos: el amor como gratitud por el amor de Dios en Cristo y como devoción al que “de tal manera amó al mundo que dio a su Hijo unigénito”. Este amor, junto con el deseo de promover el “beneficio espiritual de otros” se convirtió paulatinamente en la motivación predominante.
La cuestión principal era, más bien, el hecho de que toda persona era, ante todo, objeto del amor de Dios y, por lo tanto, digna de la salvación.
No cabe duda de que los afectados por los avivamientos retuvieron el elemento soteriológico como primordial. Su amor se expresaba en el deseo de llevar la “felicidad eterna” a los inconversos: ganar almas tenía prioridad sobre el establecimiento de iglesias o la mejoría de sus condiciones temporales.


Evangelio y cultura
Las principales componendas de la misión cristiana a través de los siglos, afirma Eugene Smith (1968-72s.), “se dieron en el contexto de cuatro relaciones: la relación con el Estado, con la cultura, con la discordia dentro de la Iglesia y con el dinero.
La Ilustración, sin embargo, juntamente con los avances científicos y tecnológicos que lo siguieron, colocó a occidente en una posición de ventaja, sin paralelo alguno, sobre el resto del mundo.
De igual modo que la religión de Occidente estaba predestinada a extenderse por todo el mundo, la cultura occidental también debía ser victoriosa sobre todas las otras.
En el período inmediatamente después de la II Guerra Mundial uno de los textos más populares era Juan 10.10 con las palabras de Jesús: “He venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia” y, dice Newbigin (1978:103) “La vida abundante se interpretó en términos de la abundancia de las cosas buenas que la educación moderna, la sanidad y la agricultura proveerían a los pueblos desposeídos del mundo.
En este proceso, la “teología occidental” se transmitió sin alteración alguna a las flamantes iglesias cristianas en otras partes del mundo, con ciertas concesiones, por supuesto. Por un lado había personas, como John R. Mott, que enfatizaban la “evangelización personal” como primera prioridad, pero en realidad sólo como un “medio para lograr el objetivo poderosos e inspirador de entronizar a Cristo en la vida individual, la vida familiar, la vida social y la vida nacional
Así se veía el evangelio primordialmente como un remedio para las enfermedades y miserias del mundo. Otros optaban por una estrategia distinta. Civilizar era un sine qua non para lograr resultados espirituales. Las fuerzas de la civilización, de hecho, no están ellas mismas evangelizando el mundo pero abren el camino para los que sí lo hacen.

La misión y el “destino manifiesto”
La empresa misionera occidental del período bajo discusión procedía no sólo a partir del presupuesto de la superioridad de la cultura occidental sobre todas las demás culturas, sino también de la convicción de que Dios, en su divina providencia, había escogido a las naciones de Occidente como las abanderadas de su causa hasta los extremos de la tierra. Entre los anglosajones la idea del “destino manifiesto” surgió mucho más temprano que entre los protestantes del continente. En su caso, dicha noción estaba profundamente ligada a las expectativas milenarias. Cuando el siglo diecinueve cedió paso al veinte, la confianza y el optimismo que caracterizaban el ambiente en los Estados Unidos de la época se expresaban cada vez más en términos de una participación en la misión exterior.
El entusiasmo misionero llegó a un clímax con el congreso Misionero Ecuménico de Nueva Cork en 1900. Definitivamente fue “el congreso misionero más grande de la historia”, con la participación de doscientas sociedades misioneras y ¡casi doscientas mil personas en las diferentes sesiones!

Francisco Naves dijo...

Misión en transformación 9.

La misión a partir de la ilustración.

El perfil de la cosmovisión de la ilustración.

Esta tuvo una gran influencia sobre el protestantismo. La Iglesia católica tuvo dos cambios para informáticos. Respecto tanto a la ilustración como el periodo pos moderno. Tenía que permanecer en su lugar. La voluntad de Dios para el peor era que fuera peón y para el señor fuera señor. Durante la revolución (siglo XVIII). Empieza la democracia. Pienso luego existo. La ilustración fue, predominante, la era de la razón. La mente humana era el punto de partida indudable para todo conocimiento. La ilustración o pegaba dentro de un esquema sujeto-objeto. La naturaleza dejó de ser “creación” y servir como maestro a las personas, para convertirse en objeto de su investigación. Desde una variedad de perspectivas: como seres pensantes (filosofía), como seres sociales (sociología), como ser religiosos (estudios religiosos), como seres físicos (biología, fisiología, anatomía y otras similares), como seres culturales (antropología cultural) y así sucesivamente.

Una tercera característica de la ilustración: la eliminación del concepto de propósito. Crea en la causalidad animada y consideraba al prójimo como una categoría de explicación en la física. Cuarto elemento de la ilustración: su creencia en el progreso. Lo opuesto al modernismo se denominó retraso, una comisión que los pueblos “subdesarrollados”. Y esta es la quinta característica de la ilustración. El conocimiento científico es fáctico, sin valores y neutra. Bertrand Russell (1970: 75) “es un hecho, y este hecho…de ninguna manera involucra la mente de una persona que tiene la creencia”. Al otro extremo de los hechos están los valores, basados no del conocimiento sino en la opinión, en la creencia. La religión está involucrada en este contexto pronto en sexto lugar, el paradigma de la ilustración todo los problemas, en principio, podrían resolverse.”Paula era oscura de la especulación teológica, metafísica y filosófica para surgir en el triunfo de las ciencias positivas” “las invenciones en el pasado eran pocas, raras, eran excepcionales y maravillosas” hoy son “muchas, frecuentes planeadas y que además dadas por sentado”. Finalmente la ilustración consideró al ser humano como un incluido emancipado y autónomo. Martín Lutero y Agustín. Un primordialmente relación con Dios y con la Iglesia. Ahora los individuos llegaron a revestir importancia e interés por sí mismos y para ellos mismos. Tendencia hacia la libertad indiscriminada “no hay absolutos; la libertad es absoluta”. Proviene de la ilustración y que considera a los seres humanos como individuos autónomos, sin ninguna referencia sobrenatural.

La ilustración y la fe cristiana.

La característica predominante de la era moderna en su autoprocentrismo radical. Su filosofía publicada es atea. La fe cristiana se le cuestiona severamente, será repudia con el desdén y se la ignora intencionalmente. Surgió una nueva disciplina teológica: la apologética cristiana. Debido a que la maldad no gozaba de ningún poder inherente sobre las personas, esas harían “naturalmente” el bien si se les permitía escoger pronto primero, la razón se convirtió en algo supermanente importante en la teología cristiana. Freud declaró que la religión no era nada más que una ilusión. Marx la abrió como algo malévolo, “el opio del pueblo”.otro sugirió que cada comunidad religiosa en realidad sólo se rendía culto asimismo. Los seres humanos han llegado a la madurez y no necesitan de Dios. Por eso la religión paulatinamente languidecía. La Iglesia y la teología respondieron a este desafío en diferentes maneras. La primera muestra fue divorciar la religión de la razón, sentimiento y experiencia humanos. Una segunda respuesta consideró la privatización de la religión. Una tercera respuesta fue la de declarar a la teología misma una ciencia. Una cuarta respuesta fue el esfuerzo de la religión por establecer su hegemonía creando una “sociedad cristiana”. Una última respuesta al desafío de supremacía de la razón fue abrazar a la sociedad secular.

Para la mayoría de los teólogos el interés en esto estaba subordinado a sus preocupaciones teológicas. La eliminación del propósito de la ciencia era reemplazada el propósito por la casualidad directa. La teología serbio igualmente influenciada por la distinción hecha por la ilustración entre hechos y valores. El cristianismo se redujo a una sola provincia en el vasto interno de la religión. Una reacción fue la de collar el paradigma de la ilustración poniéndolo al revés: la fe cristiana pertenecía a la categoría de “hechos” y no de “valores””si la ciencia natural se ocupa de los hechos y de la ley de la naturaleza, la teología se ocupa de los hechos y los principios de la Biblia”. “La Biblia…es un depósito de hechos”. Otra respuesta frente a la dicotomía entre hechos y valores estaba, en un sentido, exactamente en oposición a la anterior, pero también se basaba en suposiciones de la ilustración. En este caso, el creyente tenía que ver más con valores que con hechos. La idea de luxación de que todo el problema en principio tiene solución exención efecto igualmente importante sobre la teología y la Iglesia. Mesthene admite que la tecnología puede destruir “algunos valores” y que esto es “perturbador” porque “complica el mundo”.

El último precepto de la ilustración que hemos identificado era que todos son individuos hemos disipados y autónomos. Al explorar el impacto del paradigma de la ilustración sobre la vida humana en general, y no sólo sobre la vida religiosa, S. importa. Supuestamente la ilustración crearía un mundo donde recibía la igualdad entre las personas. No sucedió así.
La visión dista el espejo de la ilustración.

Iglesia y estado.

Fue inevitable que la ilustración influyera tan profundamente en el pensamiento y la práctica de la misión. Toda empresa misionera moderna fue hija de la ilustración. Intentaremos ahora a rastrear las maneras en que la idea misionera se ha desarrollado en el protestantismo a partir del siglo XVIII. Intentaremos identificar y delinear los eventos más importantes de este periodo que han afectado la evolución de la idea misionera. El paradigma de la ilustración dio cada vez menos viable la alianza entre la Iglesia y estado.

Las fuerzas de renovación.

En este acontecimiento convencieron tres factores para efectuar un cambio espiritual en el mundo angloparlante. Éstos fueron el gran avivamiento en las colonias de América del Norte, el nacimiento del metodismo y el despertar evangélico dentro del anglicanismo.

El segundo avivamiento.

Las iglesias del statu quo habían alcanzado su nariz al con la generación revolucionaria. El nuevo ambiente dio a la luz un espíritu misionero. El famoso lema de carey: “¡espera grandes cosas de Dios, intenta grandes cosas para Dios!”. “Cuán arrogante y escandalosamente las pobres razas negras fueron… Tratados durante siglos por personas que se consideraban cristianas”.

El siglo XIX.

Veían a las personas primordialmente como individuos, capaces de tomar decisiones por sí solas. Cada vez menos tensión entre trabajar para el reino de Dios y para el imperio al mismo tiempo. “No se ha podido descubrir ni un solo sermón o informe misionero que no subraye consideraciones escatológicas”.

Y para la cuarta década del siglo 19 el impacto del segundo gran avivamiento se estaban desvaneciendo. En los Estados Unidos del siglo XIX, el cristianismo de una religión del orden establecido.

El siglo XX.

Para la primera década del siglo XX se había completado la transición del posmilenarismore formado al en evangelio social. La guerra civil, sin embargo, en principio destruyó la creencia de que uno podía hacer evangelista y abolicionista a la vez.

Énfasis misioneros centrales en la época de la ilustración.

En este periodo operaban fuerzas centrífugas. Un esquema y en unificado y coherente de pensamiento y acción en esta época sería imposible y hasta sin sentido.

La gloria de Dios.

La soberanía de Dios sobre todas las cosas, y en la convicción de que Dios y sólo Dios podrían tomar la iniciativa en salvadas personas. Dios es quien perdona y salva, no los seres humanos.
¿”El amor de Cristo nos constriñen”?
En el despertar misionero el amor llegó a ser un incentivo poderoso: el amor con gratitud por el amor de Dios en Cristo. En conflicto con los conceptos dominantes de la época, los misioneros consideraban hermanos y hermanas a las personas a quienes se sentían enviados por Dios. El amor a Cristo y a la gente que se manifestó muchas veces en 1° amoroso de compromiso y dedicación. Inzendorf “donde quiera que allá la posteridad de hacer lo máximo para El Salvador ahí estaremos”. Aún así, se preside 1° mínimo de separación entre lo Soteriológico y lo humanitario durante el siglo XVIII y la primera parte del siglo XIX. La responsable del misionero de proclamar la salvación a individuos se convirtió en la marca de las misiones del siglo XIX. “Pasa a Macedonia y ayúdanos”. No nos sorprende que especialmente en el siglo XIX el adjetivo “pobre” se utilizaba de manera creciente como calificativo del sustantivo “pagano”. El amor se había deteriorado en la calidad condescendiente “el escenario de una guerra entre gratitud, cortesía y resentimientos”. Los cristianos del tercer mundo eran considerados menores de edad, bajo la tutela de los misioneros del mundo occidental.

El ángel y cultura.

“Se dieron el contexto de cuatro relaciones: la relación con el estado, con la cultura, con la discordia dentro de la Iglesia y con el dinero”. Durante los últimos siglos los cristianos en general no dura de lo más mínimo de la superioridad de su religión sobre todo las demás. La ilustración, sin embargo, juntamente con los avances científicos y tecnológicos que lo siguieron, colocó a occidente en la posición de ventaja, sin paralelo alguno, sobre el resto del mundo. “Chile Perú son estrechos territorios costeros, sin una cultura propia” “África se caracteriza por su sensualidad concentrada, lo inmediato de su voluntad, su flexibilidad absoluta y la incapacidad para el desarrollo”. “No es por accidente ciertamente que las naciones cristianas llegaron a ser portadoras de la cultura y liderazgos de la historia mundial”. “Suavizar sus costumbres, purificar sus relaciones interpersonales, adiestrando los rápidamente en los hábitos de la vida civilizada” “he venido para qué tengan vida, y para que la tienen en abundancia”.

El movimiento misionero contribuyó de manera determinante a la abolición de la esclavitud; difundió mejores métodos de agricultura; estableció mantuvo un sinnúmero de escuelas; proveyó cuidados médicos a millones; elevó el estatus de la mujer; creo vínculos entre las personas provenientes de países distintos, de ninguna guerra podía romper; eso no un segmento significativo del liderazgo de las naciones independizaras recientemente. La “teología occidental se trasmitió sin alteración alguna a las flamantes iglesias cristianas en otras partes del mundo, con ciertas concesiones, por supuesto. Las misiones protestantes buscaban establecer iglesias jóvenes “independientes”. La misión de Basilea fue excelente. Tanto liberales como conservadores compartían la convicción de que el cristianismo era la única base para una civilización sana. Así se veía el Evangelio primordialmente con un remedio para las enfermedades y miserias del mundo. No podemos ir al mundo no cristiano como si fuesen los diferentes de lo que somos, o con algo más de lo que tenemos. Aún cuando nos hemos esforzado al máximo para desenredar la verdad universal de su molde occidental… Sanos que no lo hemos logrado. En primer lugar, el ángel yo siempre llega a las personas con la vestimenta cultural. El segundo lugar, no tiene sentido negar que la cultura de los misioneros occidentales también ha contribuido de manera o si iba a otras sociedades. En tercer lugar, el Evangelio siempre llega a las personas y se percataron, a veces algo vagamente, de lo que algo andaba mal e hicieron todo lo posible para uno imponer esquemas occidentales sobre otros pueblos. Y otros persistieron en propagar la creación de comunidades cristianas autónomas en “el campo misionero”

La misión y él “destino manifiesto”.

La empresa misionera occidental del periodo bajo discusión procedía no sólo a partir del presupuesto de la superioridad de la cultura occidental sobre las demás culturas, sino también de la convicción de que Dios, en su divina Providencia, había escogido a la naciones de occidente, por sus cualidades singulares, como las abanderadas de su causa hasta los extremos de la tierra. El principio de la soberanía reside esencialmente en la nación: ningún cuerpo de hombres y ningún individuo pueden ejercer una autoridad que no emane expresamente de ella. Punto él AB, fundado en 1810, intentó reclutar para la causa misionera no sólo a “cristianos” sino también a personas calificadas como “patriotas”. En los primeros años del siglo XIX predominaba un sentido de “exclusividad estadounidense” “probablemente se trata del último pueblo peculiar que (Dios) pretende formar…antes de que los reinos de este mundo se asimilen al reino de Cristo”. Los cristianos que habitaban en la sobrepoblada costa oriental miraban hacia la región oeste más que hacia los países más allá de las fronteras. Estados Unidos no se unió a esta frenética carrera por conseguir colonias. Se volvieron demasiado orgullosos por haber evitado enredarse en el colonialismo”buen imperialismo espiritual proclamar el dominio de Cristo sobre las naciones “. El entusiasmo misionero llegó a un clima más con el Congreso misionero ecuménico de Nueva Cork en 1900 “el Congreso misionero más grande de la historia” 200 Sociedad misioneras y ¡casi 200,000 personas en las diferentes sesiones!. El presidente electo, William Mac Kinley, abrió el Congreso “tan maravillosos triunfos para la civilización”. Más en el siglo anterior los misioneros occidentales consideraron que las personas del tercer mundo eran inferiores a ellos y realmente indignas de que se les confiada el futuro de la Iglesia. Mirando hacia atrás a todo el fenómeno “destino manifiesto y la misión en Estados Unidos y otras partes, es necesario evitar deducciones simplistas. El impulso religioso y el nacionalista era fundamentalmente inseparables. Indudablemente sin embargo, el fenómeno analizado aquí debí a su misma existencia al espíritu de la ilustración.

Francisco Naves dijo...

Ser, hacer y decir 2.

La misión integral de los libros históricos del antiguo testamento.

Nos encontramos con algunos males el de neuróticos endémicos-como la lectura legalista de la Biblia-que tanto mal ha hecho a la interpretación en general.

El pueblo cristiano prefiere que las conclusiones surjan de la la misma, ya que considera que ella es la fuente de autoridad. Propondremos, básicamente, una lectura no legalista de los textos y una búsqueda de argumentos y contenidos que surjan de la misma escritura. Los libros históricos de que su contenido y buscaremos las enseñanzas sobre la visión integral pertinentes para hoy. Distribuiremos el contenido los libros históricos en tres secciones: el periodo la formación y establecimiento de la comunidad alternativa de Yavé, el período de la claudicación del proyecto de comunidad alternativa (la monarquía), y el periodo de los intentos de recuperación en restauración de la comunidad alternativa.

1. El periodo de formación y establecimiento de la comunidad alternativa de llave.

El contenido del libro de Deuteronomio, las palabras ha llevado el relato de los acontecimientos hasta las puertas de la tierra prometida. Los hechos fundamentales de la comunidad de Yavé ya han sucedido. Han sido liberados de Egipto. Han sido forjados en la experiencia del desierto. Moisés ha muerto. Josué es el sucesor. Recibieron instrucción (Torah). Ya recibieron los principios del servicio integral. Ha llegado el momento de introducirse en la tierra prometida y establecerse ahí. Falta llevar a cabo los objetivos, a través del liderazgo operativo. La cuestión es la interpretación teológica de la existencia de procedimientos violentos-de la muerte-para alcanzar la meta de establecer la comunidad alternativa en la tierra prometida. No es fácil encontrar una respuesta para resolver este tema. En el territorio, permanezca en comunión con el, y se rija por Torah. En éxodo de 23. 20-33se describe el procedimiento que el señor indica utilizar para tomar posesión de la tierra “los desalojaré poco a poco, hasta que Seas lo bastante fuerte para tomar posesión de la tierra”.

1. La centralidad de la torah en el establecimiento de la comunidad alternativa de Yavé en el libro de Josué.

El libro de Josué se simple vista sumisión. El establecimiento físico de la comunidad alternativa: ser el líder operativo de parte de Yavé para lograr este objetivo puntualmente. En éstas instrucciones se destacan: a. El coraje que se necesita para emprender semejante tarea. b. La estricta necesidad de depender del código de la alianza la torah, la instrucción que el siervo de Dios, Moisés, le mandó. c. El respaldo de Dios con su presencia.
Todos escucharon lo que estaba escrito en la torah. Finaliza dando preceptos y normas que registró en el libro de la ley de Dios (v.25). “La invisibilidad del señor para gobernar se transforma en visibilidad a través de su código de conducta y procedimientos, la torah).

2 ¿violencia o no violencia en establecimiento de la comunidad alternativa de Yavé?
Organiza y realiza su estrategia operativa con gran éxito. Desde el capítulo seis en adelante se relata la, como van ganando territorio y estableciéndose en Palestina. En estas páginas bíblicas se encuentran aparentes contradicciones entre lo que parece indicar el señor en un lugar en la escritura-“no matarás”-y lo que en otros lugares presenta a Dios como indicando a Josué y al pueblo que vayan y maten. Podría el autor esclarecer el tema desde la arista de las cuestiones gramaticales del idioma hebreo. Por otro lado la hermenéutica, se interpretan todos los sucesos como atribuidos a Dios, sean o no voluntad de él “si sucede, es porque Dios lo permite”. Si leemos 6. 2-5 en ningún momento se menciona la indicación de realizar la matanza. En la renovación del pacto con el pueblo de Israel en Siquén se menciona: no por ustedes quienes, con sus espadas y arcos, derrotaron a los dos reyes amorreos; fui yo quien por causa de ustedes envíe tábaros, para que expulsaron de la tierra a sus enemigos (v.26. 12). En estas palabras se reconoce que el procedimiento no violento es el que agrada al señor.

3. La organización ministerial en el establecimiento de la comunidad alternativa de Yavé en el libro de Josué.

El término que se traduce como “jefes” es zaquen conocido comúnmente como “ancianos”. El segundo término que se utiliza para oficiales es shatary. El tercer término es shoptayu, y está asociado con el sentido de administrar justicia. En 22. 30, la palabra es nesyay, y tiene la connotación de una persona que es levantada por la comunidad para gobernar.
4. La organización ministerial en el establecimiento de la comunidad alternativa de llave en el libro de jueces.
El libro de los jueces abarca unos 200 años. Los pueblos cananeos se caracterizaban por seis ciudades-estado más o menos independientes unas de otras.
La tienda de reunión, el tabernáculo, que en el santuario, no permanecía en un solo sitio sino que era portátil itinerante. La organización estaba descentralizada. Éstos textos muestran una invitación pluralizada y distribuida.

5. La centralidad de la torah y la relación con Yavé en el establecimiento y la continuidad de la comunidad alternativa de Dios en el libro de jueces.

En 2. Siete, 10 “el pueblo sirvió al señor mientras vivieron Josué y los ancianos que le sobrevivieron, los cuales habían visto las grandes obras del que él señor había hecho por Israel” “también murió toda aquella generación, y surgió otra que no conocí al Sr. ni sabía lo que él había hecho por Israel”. El drama humano es no entender que existe “otra realidad posible”. Se necesita la creatividad que sólo el espíritu hace posible. Se necesita la confianza en Dios. La comunidad alternativa es posible en Dios.
6 la función de liderazgo operativo en el establecimiento de la comunidad alternativa de Dios en el libro de jueces.
Según jueces 2.18”cada vez que señor levantaba entre ellos un caudillo, estaba con él. Mientras el caudillo vivía, lo libraba del poder de sus enemigos, porque el señor se compadecía de ellos al oír gemir por causa de quienes los oprimía y afligían”. Dios desea la fidelidad a él, el cumplimiento del pacto y la sujeción a su palabra. La dinámica es igual sigue el mismo proceso:1 el pueblo se aparta de Dios. 2 aparecerá supresores y los problemas. 3 el pueblo clama de angustia o clama pidiendo ayuda al señor. 4. El señor hace surgir los libertadores. 5 se produce la liberación. No los seis en el transcurso del tiempo aparece el olvido. ¡A empezar de nuevo!. Otoniel le dio paz y tranquilidad al país por 40 años. El caudillo Aod, mediante su accionar, le dio tranquilidad al pueblo durante 80 años.

7. Responsabilidad virtual y comunitaria ante Dios y la común alternativa de Dios en el libro de jueces.

Jueces 17. 6 y 21. 25”en aquella época no había rey en Israel; cada uno hacía lo que le parecía mejor”. Se puede interpretar que la monarquía sería mejor, pero la monarquía nunca fue lo que quiso Dios. El paradigma de las tribus partía de las siguientes características: 1. Era una especie de federación nacional y religiosa que fue ganando en cohesión. 2 existían santuarios de Dios y, con ellos un sacerdocio de Dios. 3 hubo en ese tiempo figuras carismáticas salvadoras. 4 las tribus fueron cohesionadas en el plano religioso mediante la fe en Dios. 5 la fe en Dios constituyó la base para la comprensión de Israel como pueblo de Dios.

Dos el periodo de claudicación del proyecto de la comunidad alternativa de Dios.
Samuel es dedicado por su madre, Ana, y se incorpora al santuario que estaba en silo.

1 Samuel 7.6indica que comenzó a gobernar shapat, ( 1 Samuel 7. 15-17) dice que Samuel siguió gobernando a Israel de toda su vida. La crisis sobrevino en la aparición de la corrupción los avisadores de las cosas del señor y produjo la ruptura del paradigma.

1. La decisión de abandonar el paradigma de la comunidad alternativa de Dios y optar por el paradigma monárquico de los polos cananeos.

Los que administraban la casa del señor se permitieron: ninguno de sus hijos y yo el ejemplo de su padre, se dejamos guiar por la avaricia, aceptando sobornos y permitiendo la justicia (primera de Samuel 8. Tres) 1 Samuel 8. 4-5 “por esa reunión los ancianos de Israel y fueron la rama para hablar con Samuel. Le dijeron: tú has envejecido ya, sus hijos no siguen por ejemplo, mejor danos un rey que nos gobierne, como lo tienen todo naciones”. Parece que a esta instancia los ancianos de Israel lo espera la solución del señor y lo deciden por ellos mismos. Depositan su confianza en el ser humano y no en Dios. “El hombre renuncia al poder divino para poner su confianza en el humano, cayendo esta forma en la isla del día. Ha sustituido a Dios por otra realidad distinta, absolutizándola”. Es el señor el que se encuentra diciendo a Samuel: “en realidad, no te han rechazado aquí, sino a mi, pues no quieren que yo reine sobre ellos. Están tratando de no modo que me han tratado a mí desde el día en que los saqué de Egipto hasta hoy. Me han abandonado para servir a otros dioses” (primera de Samuel 8. 7b-8). Es aquí donde el pueblo de Israel fracasa como pueblo Dios. Los profetas combatieron, según Sicre, básicamente tres elementos: 1 el culto a la propia sabiduría política. 2. El culto al poderío militar. 3. El culto a los grandes imperios.

Claudicación de la comunidad alternativa de Dios en pro de un proyecto de poder, de una estructura social, política, económica y espiritual que no lo tienen como su centro. “Adviérteles claramente del poder que arriba a ejercer sobre ellos” (1S8.9) y ustedes mismos servirán como esclavos. La descripción de la formación de la monarquía se descree asciende por 1. La formación de la estructura bélica. 2. La utilización de las mujeres en la logística. 3. La confiscación de bienes inmuebles para mantener la corte.duro cuatro. La imposición de los impuestos para mantener esa corte unto 5 la confiscación de los mejores empleados y bienes muebles. 6 finalmente, la opresión esclavitud de todos.

En veces de ser esclavizados por países ajenos, van a pasar hacer esclavizados desde dentro.
2 abandonó del paradigma de la comunidad alternativa de dioses, el establecimiento del paradigma monárquico de los polos cananeos.

Su consolidación con David y Salomón su colapso definitivo que termina con el pueblo exiliado en Babilonia “paradigma davico (mateó 22. 42-45). Saúl, como muchos otros reyes, fue un fracaso. Saúl y todos los israelitas contentos. ¿Y el señor?.

David como los reyes de canaán: uno. Recibió entrenamiento Guerrero y aprende el arte de producir el y aro mediante su contacto con los filisteos. Dos. Formó su propio grupo de mercenarios. Duró tres buscó un lugar estratégico para establecer su ciudad estado. 4 centralizó la vida social, religioso y espiritual de Jerusalén al caer en la 5. Redujo la práctica de la religiosidad y la espiritualidad a lo único. Natán está tan comprometido en las intrigas palaciegas,, cuando tiene que reprender a David le cuenta un cuento.
Salomón. Se preocupó por su programa que incluye: 1 un harén. 2 un sistema tributario. 3 una complicada burocracia. 4 un ejército permanente. 5 una verdadera fascinación por la sabiduría. En el libro de los Reyes, se encuentra la descripción de la opulencia de Salomón.

Además de casarse con la hija del faraón él tuvo amoríos con muchas mujeres moabitas armónitas, etc. Todas ellas mujeres extranjeras. El señor había dicho: “no se unan a ellos, ni es a ustedes, porque de seguro les desviara el corazón para que sigan otros dioses”. Tuvo 700 esposas y 300 concubinas. Todas estas mujeres hicieron que se permitiera su corazón, siguió a otros dioses, y no siempre fue fiel al señor su Dios.
Duro tres fracturas y desaparición del paradigma monárquico.

El capítulo 12 de 1 Reyes se describe cómo se dividió el reino por falta de sabiduría que tuvo Roboán, al aumentar la opresión sobre el pueblo. Básicamente, la función de los profetas es “hervir” con pasión ante la deplorable situación del pueblo, y proclamar la palabra del señor en la fuerza del espíritu. En los dos reyes se destacan dos reyes primero Ezequías que por consejo del profeta Isaías llama al pueblo al arrepentimiento y Jerusalén cesaran. Josías efectúo el proceso de restauración de las de por parte de la reconstrucción del templo, se encontró libro de la ley: 1 la Tora2 la exterminación de cultos extraños y extranjeras. 3 quita el sincretismo, ni antes ni después de Josías hubo otro rey que se volviera al señor.finalmente el pueblo se apartó del señor y fue destruida Jerusalén. Fue exiliado a Babilonia.

13 el periodo de los intentos de recuperación está oración de la comunidad alternativa de Dios.

Existe un gran vacío, no parece los detalles de la vida del pueblo en el exilio babilónico. Este es un yodo muy duro para él pueblo de Israel. La conocida diáspora del pueblo de Israel comienza con la Aídaa de Babilonia, y desde entonces hasta ahora Israel vive la tensión entre patria y diáspora.
1 inclusión o exclusión de la comunidad alternativa de Dios, en el periodo de los intentos de recuperación y restauración.
Rock: inclusión.

El libro de Ruth. Establecimiento de la comunidad alternativa de Dios. Rock es moabita. Moab, como persona, es el hijo resultante de la relación sexual de los con su hija mayor(Génesis 19. 37). Es este pueblo quien quiere maldecir al pueblo de Israel a través de balaam.

Ruth1. 16-17sintetiza esa vivencia profundamente afectiva y emocional ( el gran amor que la unía a su suegra Noemí) su pueblo será mi pueblo, y tu Dios será mi Dios. En la comunidad alternativa de Dios debe haber espacio para todos.

Esdras y Nehemias: exclusión.
Cuando Esdras que su pueblo práctica las costumbres de los cananeos, se horroriza, cerrar las vestiduras, se arranca los pelos y se arroja al piso muy angustiado (Esdras 9. Tres). Deciden expulsar a toda las mujeres Cananea y a todos los hijos de matrimonios mixtos. Así culmina el libro de Esdras. En Nehemias encontramos expresiones similares.
2. La centralidad del templo y la torah en el periodo de los intentos de recuperación y restauración de la comunidad alternativa de Dios en el libro de esas.

El libro de esta nos introduce a la historia posexilica y la intención de las familias judías de reconstruir el templo. Esdras es considerado como el fundador del judaísmo primitivo. Esto devino en un paradigma tal legalista y cerrado como en los fariseos en el do testamento. De un extremo se fueron al otro.

3 el cepo de la conciencia-mentalidad esclava en el periodo los intentos de recuperación y restauración de la comunidad alternativa de Dios en el libro de Esdras. (8. 22) aunque somos esclavos, no los has abandonado. Reedificar tu templo y reparar sus ruinas, y los has brindado tu protección en Judá y Jerusalén (9. 9).

4 la defensa de los pobres en el pedido de los intentos de recuperación está oración de la comunidad alternativa de Dios en el libro de Nehemías.

Este comienza planteando la situación humillante y cada amistosa, se propone reconstruir las murallas de la ciudad santa. Su gran sabiduría como líder operativo para organizar el trabajo y la gente . Cuando escuche sus palabras de protesta, me enoje muchísimo (5. 1-6). Y lo que es peor: la opresión, la usura y la explotación de su pobreza realizadas por los mismos integrantes de la comunidad judía. Ordena devolver todo lo que han robado y estafado. Decrete una exención de impuestos y explica sus motivaciones.
5. La centralidad de la torah en el periodo de los intentos de recuperación restauración de la comunidad alternativa ya me en el libro de Nehemías. Durante tres horas leyeron el libro de la ley del señor su Dios, y las tres horas siguientes le confesaron sus pecados y lo adoraron (Neh9.1-3). Se buscó a cerrarse a su identidad nacional y no a su relación con Dios.
Conclusiones.

1. Dios quiere formar y establecer la comunidad alternativa.

¡Vaya misión integral! Nada más integral e inclusive hubo que la construcción de la comunidad alternativa del señor. La cuestión clave es construirla juntos, con el señor como compañero.

2. La palabra de Dios, el señor, de ocupar el lugar central en la formación establecimiento de la comunidad alternativa. Percibir esto no es fácil, pero es posible.

Duró tres la organización de las comunidades alternativas y la manera en que se ejerza el poder determina si verdaderamente es la comunidad del señor o no.

Un solo ser humano en lugar de Dios, y eso no es posible. ¡Pobre humano serrano nación ¡pobre comunidad! El único señor y amo, el único que debe dominar es Dios, Jesucristo en el caso de no testamento. Todos estamos para servir y no para ser servidos. En este sentido es claro el no testamento en Marcos 10. 35-45 y Mateo logró 20. 20-28.

3. La manera en que se construirá comunidad alternativa de Dios, el señor, es servir a los demás.

Tener la paciencia para esperar los tiempos correctos y, cuando lleguen las oportunidades, actuar con firmeza y coraje. La comunidad alternativa es posible sólo en Dios.

eleazzar gonzalez garcia dijo...

hay unos tubos de los colores en el tablero en diagonal vertical y horizontal de colores rojo, azul y amatillo bueno en la parte de atras del cuarto hay como unas claves pon primero las amarillas en orden en la linea de amarillo de arriba hacia abajo y deja el ciculo de tablero sin ningunapiesa y te apareseran unos muostros pequeños pero muy fuertes haz lo mismo con los demas colores de arriba para abjo y se abrira la puerta del lado y el cofre

eleazzar gonzalez garcia dijo...

SEMINARIO TEOLOGICO BAUTISTA CAMPUS HOREB

MATERIA: Naturaleza y Misión de la Iglesia
TAREA: Resumen del libro MISIÓN EN TRANSFOMACIÓN
PROFESOR: Rafael Pola Baca
ALUMNO: Eleazar González García

LECCION NUEVE.
LA MISION A PARTIR DE LA ILUSTRACIÓN.

El perfil de la cosmovisión de la Ilustración.
Este capítulo continúa resumiendo el paradigma misionero protestante. La Iglesia Católica ha tenido que efectuar simultáneamente dos cambios paradigmáticos en el siglo veinte.
En contraste, en el caso del protestantismo casi todo lo que pasó desde el siglo dieciocho fue, de una u otra manera, afectado profundamente por la Ilustración
La era “moderna” o la Ilustración recién empezó en el siglo diecisiete, aunque hay indicaciones del comienzo de la desintegración del mundo medieval y su cosmovisión en fechas tan tempranas como el siglo catorce. La iglesia fue eliminada paulatinamente de la escena como factor para validar la estructura de la sociedad. Estos fueron los comienzos de la democracia. Una vez más, en la era de la ciencia Dios fue eliminado en gran parte de la estructura de validación de la sociedad.
La ciencia moderna tiende a ser completamente determinista, debido a sus leyes matemáticamente estables e inmutables que garantizan el resultado deseado. Lo único necesario es un conocimiento completo de aquellas leyes de causa y efecto.
La concepción, el nacimiento, la enfermedad y la muerte perdieron su calidad de misterio; se convirtieron en meros procesos sociobiológicos.
La gente ahora expresaba gozo y emoción frente a la posibilidad de atravesar el mundo entero y descubrir nuevos territorios, de ver amanecer un nuevo día sobre un mundo oscuro. En este paradigma lo opuesto al modernismo se denominó retraso, una condición que los pueblos subdesarrollados deberían superar, dejándola atrás.
En aquél entonces por lo menos las personas tenían mala conciencia. Ahora, con auténtico estilo maquiavélico, la conveniencia llegó a ser más importante que la moralidad y cualquiera podía explotar al prójimo con impunidad.
Al otro extremo de los hechos están los valores, basados no en el conocimiento sino en la opinión, en la creencia. En el paradigma de la Ilustración todos los problemas, en principio, podían resolverse. Por supuesto que muchos problemas quedaron sin resolución, pero se atribuyó esto al hecho de no haber dominado todavía todos los datos pertinentes.
En Agustín y Lutero nunca se consideró al individuo como emancipado y autónomo; más bien, se lo vio primordialmente en relación con Dios y con la Iglesia.
Su progreso estaba asegurado por la libre competencia del conjunto de individuos persiguiendo su propia felicidad. El apetito insaciable de libertad de vivir como a uno le da la gana se convirtió en un derecho virtualmente inviolable en las democracias occidentales.
Según esta filosofía el verdadero creyente es el verdadero peligro; no hay otro enemigo sino el hombre que no está abierto a cualquier cosa. En principio, ya no había ni personas ni clases privilegiadas. Todos habían nacido iguales y gozaban de iguales derechos; estos sin embargo, no se derivaban en la religión sino en la naturaleza.
No estamos sugiriendo que la Edad Media como época histórica fue simplemente cristiana y la que siguió fue, también inequívocamente, no cristiana. Hubo fe e incredulidad tanto antes como después de la Ilustración.
La certidumbre firme, masiva y colectiva del medioevo se ha desvanecido por completo. A la fe cristiana se la cuestiona severamente, se la repudia con desdén y se la ignora intencionalmente. La revelación, antes matriz y fuente de la existencia humana, ahora tiene que comprobar su pretensión de verdad y validez.
En el siglo diecisiete la religión llegó a significar un sistema de creencias y prácticas. La palabra podía también usarse en plural y la fe cristiana llegó a ser más entre varias religiones. A partir de la Ilustración comenzó el predominio de un modo distinto de racionalidad. La razón suplantó a la fe como punto de partida.
Con el transcurso del tiempo los científicos encontraban cada vez más dificultad en dar espacio a Dios dentro de sus sistemas. Anteriormente se creía que los seres humanos derivaban su existencia de Dios. Ahora se proclamaba lo contrario: Dios debía su existencia a los seres humanos. Otros fueron un poco más bondadosos, admitiendo que sí había una época en la que creer en Dios tenía sentido. Ahora, sin embargo, los seres humanos han llegado a la madurez y no necesita de Dios.
En un mundo verdaderamente antropocéntrico ya no había lugar para Dios. La política, la ciencia, el orden social, la economía, el arte, la filosofía, la educación, etc., tendrían que evolucionar según sus propios criterios inherentes. Los seres humanos todavía tenían fe en ellos mismos y en la razón. Ya no necesitaban de un Dios fuerte para salvarlos de su debilidad.
La Iglesia y la teología respondieron a este desafío de diferentes maneras muchas veces sobrepuestas. La primera respuesta fue divorciar la religión de la razón, ubicarla al nivel del sentimiento y experiencia humanos. Una segunda respuesta consistió en la privatización de la religión. Esta delimitaría para sí misma un pequeño territorio en medio de la vida pública.
Una tercera respuesta fue la de declarar a la teología misma una ciencia. En el siglo diecinueve, la teología era la ciencia de Dios, la más grande de las ciencias, superior, precisamente en su calidad de ciencia, a cualquier otra ciencia.
Una cuarta respuesta fue el esfuerzo de la religión por establecer su hegemonía creando una sociedad cristiana en la que el cristianismo sería una religión oficial.
Una última respuesta al desafío de supremacía de la razón fue abrazar a la sociedad secular. El ser humano había alcanzado plena madurez y debía comportarse como si Dios no existiera.
Harvey Cox afirmaba que Dios dio al mundo su ímpetu inicial para luego dejarlo correr por sí solo.
La fe y todo lo relacionado con ella se convirtieron en algo totalmente desconectado del mundo de aquí y ahora. El reino de Dios en el ministerio de Jesús era puramente religioso, superracional, orientado hacia el futuro.
La Iglesia y el Estado, desde el tiempo de Constantino existía una relación simbólica entre ambos, que se manifestó en la Edad Media en la interdependencia entre el papa y el soberano del Sacro Imperio Romano. Aún allí donde el papa y el emperador estaban en desacuerdo, ambos continuaban operando dentro del marco de la interdependencia y de la fe cristiana. La reforma le asestó un duro golpe a esta simbiosis, debido a que la Iglesia occidental ya no era una sola.
En cada país europeo la Iglesia se estableció como la Iglesia oficial: la Anglicana en Inglaterra, la Presbiteriana en Escocia, la Reformada en Holanda, la Luterana en Escandinavia y algunos territorios alemanes, la Católica Romana en la mayor parte del sur de Europa.
Este acontecimiento les permitió a los primeros poderes colonizadores europeos, Portugal y España, dar por sentado que, por ser monarquías cristianas, les asistía el derecho divino de subyugar a los pueblos paganos.
Los habitantes originales de América del Norte, por ser paganos, no gozaban de derechos y fueron considerados sin vueltas ni rodeos como súbditos de la corona británica. Fue sólo cuestión de tiempo para que la religión y el Estado tomaran rumbos separados.
La monarquía fue restaurada en 1660 pero permaneció bajo cierta presión. La separación final entre la Iglesia y el Estado llegó un siglo más tarde que en Gran Bretaña, y sus consecuencias fueron más profundas.
En los países bajos, la proclamación de la República Bátava en 1795 también puso fin a una unión de siglos. Esto significó también el fin de la cooperación entre la Iglesia y el Estado en la misión en los territorios coloniales respectivos.
La separación entre lo secular y lo religioso fue notable especialmente en el caso del pietismo. El pietismo logró sobrevivir encerrándose en un crisol espiritual, dejando al mundo fuera de su visión ministerial.
Los metodistas no pudieron percibir una diferencia real entre cristianos nominales y paganos y, por ende, tampoco pudieron distinguir entre misión local y misión foránea.
Las iglesias metodistas, bautista y presbiteriana en Estados Unidos empezaron a experimentar un crecimiento marcado a partir de la Revolución.
Para el año 1800 el porcentaje de miembros de las iglesias era casi el doble. Desde entonces siguió creciendo hasta llegar a un tope de aproximadamente un sesenta por ciento en 1970.
No se puede negar que un cambio sutil había ocurrido entre el primer Avivamiento y el segundo. En Gran Bretaña la nueva teocracia era más secular y estaba más íntimamente ligada al patriotismo. Ingenuamente se percibía la victoria de una Gran Bretaña protestante sobre una Francia católica como el inicio de la caída del Anticristo.
La posición teológica predominante en casi todas las denominaciones protestantes era un posmilenarismo. Los eventos de la época convirtieron la posibilidad remota del milenio en una realidad provocadoramente cercana.
Ya era para la cuarta década del siglo diecinueve el impacto del segundo gran Avivamiento se estaba desvaneciendo.
Se perdió la singularidad de la experiencia de renovación tan palpable en los dos primeros avivamientos. Estas renovaciones o avivamientos, como solían llamarse cada vez más se volvieron rutinarias.
La unidad entre evangélicos forjada por los avivamientos, un evangelicalismo en el que el compromiso con la reforma social era un corolario del heredado entusiasmo por el avivamiento.
Para la primera década del siglo veinte se había completado la transición del posmilenarismo reformado al evangelio social. Se identificaba el pecado con la ignorancia y se creía que el conocimiento y la compasión producirían un mejoramiento en la medida que las personas desarrollaran su potencia.
La devastación de la Guerra Civil y los problemas colaterales no resueltos provocaron desilusión en muchos círculos.
En el protestantismo norteamericano había ocurrido un cambio profundo y duradero.
Un remanente poderoso de la plenitud de la vida manifestada en el puritanismo anterior a la Ilustración sobrevivió en el protestantismo norteamenricano hasta bien entrado el siglo diecinueve. Un ala optó por el premilenarismo, que se convirtió en el fundamentalismo. La otra ala permaneció posmilenarista en el nivel formal, pero su milenio gradualmente se centró en este mundo presente y material.
A finales del siglo dieciocho e inicios del diecinueve, el énfasis cambió al amor de Cristo; más tarde recayó en la salvación de los paganos perdidos y, en el siglo veinte, en el evangelio social.
En el despertar misionero el amor llegó a ser un incentivo poderoso: el amor como gratitud por el amor de Dios en Cristo y como devoción. Este amor, junto con el deseo de promover el beneficio espiritual de otros se convirtió paulatinamente en la motivación predominante.
Los promotores de los avivamientos se sintieron personalmente responsables de la salvación de los perdidos.
Evidentemente, había ocurrido un cambio no tan sutil en la motivación original de amor. La gloria de Dios como motivación misionera había cedido primero ante el énfasis en el amor.
Las principales componendas de la misión cristiana a través de los siglos, se dieron en el contexto de cuatro relaciones: la relación con el Estado, con la cultura, con la discordia dentro de la Iglesia y con el dinero.
La visión de los misioneros consistía en mejorar el nivel de bienestar de pueblos privados de los privilegios que ellos mismos disfrutaban. De esta manera, los pueblos culturalmente empobrecidos escalarían hasta ubicarse en un nivel más alto. El efecto del evangelio sobre una nación era suavizar sus costumbres, purificar sus relaciones interpersonales, adiestrándolos rápidamente en los hábitos de la vida civilizada.
La unidad entre vivir y aprender; la interdependencia entre individuo, comunidad, cultura e industria; la profundidad de la sabiduría popular.
En las misiones católicas romanas, el término que se utilizaba a menudo para referirse a esto era acomodamiento, mientras que los protestantes preferían hablar de indigenización. Aún así la indigenización era la política misionera oficial de prácticamente cada organización misionera protestante, aunque se daba por sentado que eran los misioneros y no los miembros de las iglesias.
Durante el siglo dieciocho e inicios del siglo diecinueve la pregunta no tuvo una articulación clara. Las fuerzas de la civilización de hecho no están ellas mismas evangelizando en mundo pero abren el camino para los que sí lo hacen.
Mientras algunos insistían en que el gran objetivo de la misión no era llevar a los paganos a una sociedad ordenada y aculturada sino traerlos a Cristo y a la salvación eterna, otros estaban más preocupados por la creación de una civilización centrada en el evangelio y por los beneficios que esto podría acarrear a todas las naciones.
Los puritanos crían que la raza anglosajona gozaba del mandato divino para guiar a la historia hacia su final y provocar así el milenio.
En los Estados Unidos el legado puritano perduró mucho más que en la madre patria.
Durante la mayor parte de los siguientes treinta años el foco de interés permaneció en los mismos Estados Unidos, no en todo el mundo.
La Sociedad Misionera de la Iglesia Metodista Episcopal del Norte sostenía unos tres mil misioneros dentro del país, mientras apoyaba únicamente a ciento cuarenta y cinco misioneros en el exterior.
Cuando el siglo diecinueve cedió paso al veinte, la confianza y el optimismo que caracterizaban el ambiente en los Estados Unidos de la época se expresaban cada vez más en términos de una participación en la misión al exterior.
El entusiasmo misionero llegó a un clímax con el Congreso Misionero Ecuménico de Nueva Cork en 1900. Fue el congreso misionero más grande de la historia.
Un expresidente de Estados Unidos, Benjamín Harrison, ocupó el lugar de presidente honorario del evento y actuó como moderador de varias sesiones.
Todos los presidentes norteamericanos de la primera parte del siglo veinte, desde McKinley a Wilson, elogiaban las misiones foráneas a las que consideraban como una manifestación del altruismo nacional.
Hay continuidad y a la vez discontinuidad entre la benevolencia interesada de Samuel Hopkins y la perspectiva sobre las misiones foráneas, característica del siglo, como expresión del altruismo nacional estadounidense. Ambas revelan el elemento del destino manifiesto.
Es indudable que el fenómeno analizado aquí debía su misma existencia al espíritu de la Ilustración.

FERNANDO RODRIGUEZ dijo...

Nueve
La misión a partir
de la Ilustración
El perfil de la cosmovisión de la Ilustración


La cosmología medieval había sido estructurada más o menos según los siguientes lineamientos (cf. Nida 1968:48–
57):
Dios

La Iglesia

El rey y la nobleza

El pueblo

Los animales, las plantas y los objetos
Se suponía que esta estructura jamás debía ser modificada por nadie. Dentro del orden divino de las cosas, cada ser
humano y cada comunidad tenía que permanecer en su lugar respecto a Dios, la Iglesia y la realeza. La voluntad de Dios
para el peón era que fuera peón y para el señor que fuera señor. Sin embargo, por toda una serie de eventos —el Renacimiento,
la Reforma protestante (que destruyó la unidad milenaria y, por tanto, el poder de la Iglesia occidental) y otros
acontecimientos similares— la Iglesia fue eliminada paulatinamente de la escena como factor para validar la estructura de
la sociedad. El poder para validar había pasado ahora directamente de Dios al rey y de allí al pueblo. Durante la época de
revolución (principalmente en el siglo dieciocho) también fue destruido el poder verdadero de reyes y nobles. Las personas


el mundo occidental empezó a identificarse con una nueva manera de pensar introducida por Nicolás Copérnico
(1473–1543), Francis Bacon (1561–1626), Galileo Galilei (1564–1642), René Descartes (1596–1650) y otros. Una
generación o dos más tarde, cuando John Locke (1632–1704), Baruch Spinoza (1632–1677), Gottfried Wilhelm Leibnitz
(1646–1716) e Isaac Newton (1642–1717) aparecieron en el escenario, la cosmovisión de la Ilustración ya estaba establecida
firmemente. Dos acercamientos científicos caracterizaron la tradición de la Ilustración: el empirismo de Bacon (expuesto,
inter alia, en su Novum Organon) y el racionalismo de Descartes (quien publicó su Discurso del método en 1637 y
propuso su famoso precepto «Cogito, ergo sum»; [Pienso, luego existo]). Ambos acercamientos operaban sobre la premisa
de que la razón humana tenía cierto grado de autonomía. Sin embargo, ni Bacon ni Descartes vieron sus teorías de
progreso científico en términos de amenaza a la fe cristiana. Bacon, en particular, operaba completamente dentro del paradigma
puritano y presumía una armonía completa entre la ciencia y la fe cristiana (cf. Mouton 1983:101–122; 1987:43–
50). Sin embargo, en el período subsecuente, sus trabajos científicos pioneros comenzaron a ser considerados cada vez
más como opuestos a la fe.

La Ilustración fue, predominantemente, la era de la razón. El cogito ergo sum de Descartes con el transcurso del tiempo
llegó a significar que la mente humana era el punto de partida indudable para todo conocimiento

En segundo lugar, la Ilustración operaba dentro de un esquema sujeto-objeto. Esto implicaba la separación entre el
ser humano y el medio ambiente, la cual permitía la posibilidad de examinar el mundo animal y mineral desde el punto de
vista de la objetividad científica.

tercera característica de la Ilustración: la eliminación del concepto de propósito en
las ciencias y la introducción de la causalidad directa como la clave para entender la realidad. La antigua reflexión científica
griega y medieval creía en una causalidad animada y consideraba al propósito como una categoría de explicación en la
física. Esta dimensión de la teleología era vital para los antiguos. A partir del siglo diecisiete, sin embargo, la ciencia se
considera definitivamente no teleológica. No es capaz de contestar la pregunta por quién ni con qué propósito llegó a existir
el universo (cf. Newbigin 1986:14); ni [página 331] siquiera le interesa la pregunta. Más bien, opera sobre la suposición
de una causalidad simple de tipo mecanicista, como de bolas de billar. La causa determina el efecto. El efecto, por lo tanto,
llega a ser explicable, si no predecible.

Esto se manifiesta especialmente en un cuarto elemento de la Ilustración: su creencia en el progreso. Para Dante
Alighieri (1265–1321), el plan de Ulises de navegar más allá de las Columnas de Hércules (Estrecho de Gibraltar) mar
adentro era una blasfemia (referencia en Guardini 1950:42); para la generación de la Ilustración la idea era seductora y
provocativa. La gente ahora expresaba gozo y emoción frente a la posibilidad de atravesar el mundo entero y «descubrir»
nuevos territorios, de ver amanecer un nuevo día sobre un mundo oscuro. Con osadía las naciones occidentales tomaron
posesión de la tierra e introdujeron el sistema colonial. En el proceso de prepararse para su porvenir se llenaron de una
confianza absoluta. Eran los dueños de su destino: una creencia que había sido infundida desde la niñez por la historia
que estudiaban (cf. West 1971;52; Hegel 1975). Estaban convencidos tanto de su capacidad como de su voluntad para
recrear el mundo a su propia imagen.

la quinta característica de la Ilustración— se argumentaba que el conocimiento
científico es fáctico, sin valores y neutral. Lo que da veracidad a una creencia, dice Bertrand Russell (1970:75) «es un
hecho, y este hecho … de ninguna manera involucra la mente de la persona que tiene la creencia» (:75). Una creencia es
verídica cuando existe un hecho correspondiente, y falsa, cuando no hay tal hecho correspondiente (:78s.). Los hechos
tienen vida propia independiente del observador. Son «objetivamente» verídicos. Por eso Karl Popper (1979:109) define
«el conocimiento o pensamiento en el sentido objetivo» de la siguiente manera (bastardilla suya):
179
…es totalmente independiente de cualquier pretensión de conocer de cualquier persona; además es independiente de la
creencia de cualquier persona … El conocimiento en el sentido de objetividad es conocimiento libre de cualquier persona;
es conocimiento sin un sujeto conocedor.

En sexto lugar, en el paradigma de la Ilustración todos los problemas, en principio, podían resolverse. Por supuesto,
muchos problemas quedaron sin resolución, pero se atribuyó esto al hecho de no haber dominado todavía todos los datos
pertinentes. Todo se podía explicar o, por lo menos, hacerse explicable.

Finalmente, la Ilustración consideró al ser humano como un individuo emancipado y autónomo. En el medioevo la comunidad
tenía precedencia sobre el individuo aunque, como hemos argumentado anteriormente, el énfasis en el individuo
era discernible en la teología occidental por lo menos desde el tiempo de Agustín. En Agustín y Lutero nunca se consideró
al individuo como emancipado y autónomo; más bien, se lo vio primordialmente en relación con Dios y con la Iglesia. Ahora
los individuos llegaron a revestir importancia e interés por sí mismos y para ellos mismos (cf. Guardini 1950:42, 47, 64–
79).

El apetito insaciable de libertad de vivir como a uno
le da la gana se convirtió en un derecho virtualmente inviolable en las «democracias» occidentales. La autosuficiencia del
individuo a costa de las responsabilidades sociales fue exaltada al rango de credo sagrado. «No hay absolutos; la libertad
es absoluta» (Bloom 1987:28).

El individuo se experimentó a sí mismo en términos de ser libre de la tutela de Dios y de la Iglesia, los cuales ya no
eran necesarios para legitimar títulos específicos, clases y prerrogativas. En principio, ya no había ni personas ni clases
privilegiadas. Todos habían nacido iguales y gozaban de iguales derechos; éstos, sin embargo, no se derivaban de la religión
sino de la «naturaleza». Por tanto los seres humanos eran, por un lado, más importantes que Dios; por el otro lado,
sin embargo, no eran fundamentalmente diferentes de los animales y las plantas (cf. Guardini 1950:53s.). Los individuos
podían entonces ser rebajados a máquinas, [página 334] manipulados y explotados por los que buscaban utilizarlos para
sus propios fines. Tanto el capitalismo como el marxismo, dice Newbigin (1986:118), encuentran sus raíces en esta visión
que proviene de la Ilustración y que considera a los seres humanos como individuos autónomos, sin ninguna referencia
sobrenatural.

La Ilustración y la fe cristiana

La característica predominante de la era moderna es su antropocentrismo radical.

Como lo afirmaremos más adelante, la Ilustración en general no negó a la religión un lugar bajo el sol. Lo que sí hizo,
sin embargo, fue relativizar radicalmente las pretensiones exclusivistas del cristianismo. Durante siglos la palabra «religión
» se utilizó en el sentido de «devoción» o «piedad». Durante la edad media las religiones no cristianas nunca eran
citadas como «religiones». En el siglo diecisiete, sin embargo, «religión» llegó a significar «un sistema de creencias y prácticas
».

Anteriormente se creía que los seres humanos derivaban su existencia de Dios. Ahora
se proclamaba lo contrario: Dios debía su existencia a los seres humanos. Freud declaró que la religión no era nada más
que una ilusión. Marx la vio como algo malévolo, el «opio del pueblo».

En un mundo verdaderamente antropocéntrico ya no había lugar para Dios. En efecto, era de hecho evidente que la
política, la ciencia, el orden social, la economía, el arte, la filosofía, la educación, etc., tendrían que evolucionar según sus
propios criterios inherentes. Los seres humanos todavía tenían fe … en ellos mismos y en la razón. Ya no necesitaban de
un Dios fuerte para salvarlos de su debilidad. La consecuencia inevitable era que la religión paulatinamente languidecería.

La Iglesia y la teología respondieron a este desafío de diferentes maneras muchas veces sobrepuestas. La primera
respuesta (difundida o practicada por Schleiermacher, el pietismo y los avivamientos) fue divorciar la religión de la razón,
ubicarla al nivel del sentimiento y experiencia humanos,

Una segunda respuesta consistió en la privatización de la religión. Esta delimitaría para sí misma un pequeño territorio
en medio de la vida pública;

Una tercera respuesta fue la de declarar a la teología misma una ciencia, según el sentido de la Ilustración. Así, para
algunos teólogos del Seminario de Princeton en el siglo diecinueve, la teología era «la ciencia de Dios», «la más grande
de las ciencias», «la ciencia de ciencias», superior, precisamente en su calidad de ciencia, a cualquier otra ciencia (para
referencias cf. Hiebert 1985a:5).

Una cuarta respuesta fue el esfuerzo de la religión por establecer su hegemonía creando una «sociedad cristiana» en
la que el cristianismo sería la religión oficial y tanto los funcionarios públicos como el gobierno tendrían que obedecer principios
y preceptos religiosos.
Una última respuesta al desafío de supremacía de la razón fue abrazar a la sociedad secular. El ser humano había alcanzado
plena madurez y debía, en las palabras de Dietrich Bonhoeffer, comportarse «como si Dios no existiera» (etsi
Deus non daretur).

La misión vista en el espejo de la Ilustración
Iglesia y Estado

La Reforma le asestó un duro golpe a esta simbiosis, debido a que la Iglesia occidental ya no era
una sola. Mientras tanto, el Sacro Imperio Romano también había entrado en un proceso de desintegración formando varias
naciones-estado. La idea de un territorio cristiano permaneció intacta, sin embargo. En cada país europeo la Iglesia se
«estableció» como la Iglesia oficial: la Anglicana en Inglaterra, la Presbiteriana en Escocia, la Reformada en Holanda, la
Luterana en Escandinavia y algunos territorios alemanes, la Católica Romana en la mayor parte del sur de Europa, etc.

La separación entre lo «secular» y lo «religioso» fue notable especialmente en el caso del pietismo.

En Gran Bretaña las influencias de Francke y Leibnitz arribaron al escenario más o menos simultáneamente, lo cual
llevó a una especie de matrimonio entre el racionalismo y el pietismo

Las fuerzas de renovación

En este acontecimiento convergieron tres factores para efectuar un cambio espiritual en el mundo angloparlante, un
cambio que ha tenido una influencia profunda sobre el desarrollo misionero hasta hoy. Tales factores fueron el gran Avivamiento
[página 345] en las colonias de América del Norte, el nacimiento del metodismo y el despertar evangélico dentro
del anglicanismo (cf. van den Berg 1956:73–78), ninguno de los cuales fue interpretado como implacablemente opuesto a
la era científica emergente. Analizaré a continuación esas fuerzas de renovación y su impacto sobre el pensamiento y la
práctica misioneros.

El segundo Avivamiento

Ha llegado a ser costumbre identificar a Guillermo Carey —el bautista de Hampshire del Norte (Inglaterra) que salió
para Serampore en la India en 1793 como el primer misionero de la nueva «Sociedad Bautista Particular para la Propagación
del Evangelio entre los Paganos»— como el arquitecto de la misión moderna. Aunque hay algo de validez en destacarlo
como individuo, hay que recordar que él es sólo una de muchas figuras similares de este período y que, además de
ser un formador del espíritu de su época, también fue un producto de ella. El espíritu de renovación y de misión simplemente
permeaba todo el ambiente de la Iglesia. Cabe notar también que el tratado de Jonathan Edwards titulado An Humble
Attempt to Promote an Explicit Agreement and Visible Union of God’s People, in Extraordinary Prayer for the Revival of
Religión, and the Advancement of Christ’s Kingdom in the Earth («Un humilde esfuerzo por promover un acuerdo explícito
y una unión visible del pueblo de Dios en oración extraordinaria por el avivamiento de la religión y la expansión del Reino
de Cristo en la tierra») fue tomado en cuenta sólo [página 349] cuatro décadas después de publicarse en 1748, cuando
llegó a ser un catalizador para las misiones en una variedad de denominaciones tanto en Europa como en Estados Unidos.
Mientras tanto, en el continente europeo el espíritu de la Ilustración logró estorbar cualquier renovación de la Iglesia en
escala comparable al Avivamiento ocurrido en Estados Unidos y Gran Bretaña. Las circunstancias políticas también actuaron
en contra de la posibilidad de una renovación. Cabe recordar que ésta fue la era de la Revolución francesa, seguida
por las guerras napoleónicas que devastaron gran parte del continente. A pesar de esto, la influencia de la renovación sí
logró desbordarse de Inglaterra a Holanda, donde J. Th. van der Kemp se destacó como el catalizador de la causa tanto
de la renovación como de la misión


El siglo diecinueve

Al mismo tiempo no se puede negar que un cambio sutil había ocurrido entre el primer Avivamiento y el segundo. En
general, la idea teocrática tan fundamental en el pensamiento de Edwards quedó fuera del horizonte de los evangélicos
tocados por el segundo Avivamiento. Veían a las personas primordialmente como individuos, capaces de tomar decisiones
por sí solas

Detrás de los dos movimientos había dos escatologías distintas. Antes de la Guerra Civil la mayoría de las iglesias en
los Estados Unidos eran posmilenaristas. Para ser más exactos, el premilenarismo y el posmilenarismo no se distinguían
fundamentalmente el uno del otro; los proponentes de los dos puntos de vista estaban en desacuerdo primordialmente
190
respecto a si Cristo regresaría antes o después del milenio. Ambos grupos percibían la historia en términos de una lucha
cósmica y ambos esperaban una parusía literal y visible de Cristo (Marsden 1980:51).

El siglo veinte

Para la primera década del siglo veinte se había completado la transición del posmilenarismo reformado al evangelio
social. Se identificaba el pecado con la ignorancia y se creía que el conocimiento y la compasión producirían un mejoramiento
en la medida que las personas desarrollaran su potencial.


Énfasis misioneros centrales en la época de la Ilustración

La gloria de Dios

En el pensamiento misionero clásico calvinista, desde Voetius hasta Edwards, el énfasis recaía en la soberanía de
Dios sobre todas las cosas, y en la convicción de que Dios y solo Dios podría tomar la iniciativa en salvar a las personas.
Esta creencia en un Dios que toma la iniciativa encontró expresión en la doctrina de la [página 355] predestinación. Es
Dios quien perdona y salva, no los seres humanos; es Dios quien revela la verdad y la vida, no la razón humana. Los creyentes
se asombraban ante la majestad de Dios, el verdaderamente Otro. En la ortodoxia protestante, sin embargo, el
énfasis en la iniciativa de Dios se volvió tieso y rígido; la enseñanza produjo personas dispuestas a confiar, en medio de
una pasividad total, en que Dios haría su obra salvífica en sus almas (cf. van den Berg 1956:73).

¿«El amor de Cristo nos constriñe»?

En el despertar misionero el amor llegó a ser un incentivo poderoso: el amor como gratitud por el amor de Dios en
Cristo y como devoción al que «de tal manera amó al mundo que dio a su Hijo unigénito». Este amor, junto con el deseo
de [página 356] promover el «beneficio espiritual de otros» se convirtió paulatinamente en la motivación predominante (cf.
van den Berg 1956:98–102, 156–159, 172–176; Warren 1965:52s.). Entre los cristianos tocados por el Avivamiento había
un tremendo sentido de gratitud por lo que habían recibido y un deseo urgente de compartir con otros, tanto en su país
como en otros países, las bendiciones tan generosamente derramadas sobre ellos.

Evidentemente, había ocurrido un cambio no tan sutil en la motivación original de amor: la compasión y la solidaridad
habían sido reemplazadas por la lástima y la condescendencia. En la mayoría de los himnos, revistas y libros de la primera
parte del siglo diecinueve, se describía la vida pagana con los colores más sombríos, como una vida de intranquilidad y
tristeza permanentes, como una vida enredada en unas cadenas de terribles pecados. Al África se la denominaba el continente
«oscuro»; allí sólo vivían, igual que en la India, las islas del Pacífico y otros lugares, salvajes privados cultural y espiritualmente,
la escoria de la humanidad, personas totalmente depravadas y que carecían de los beneficios de un mundo
«cristiano», «almas lastimosamente perdidas, esclavas del demonio y sus sistemas ingeniosos» (Hutchison 1987:48),
sumergidas en la miseria corporal y espiritual.

Evangelio y cultura

en el contexto de cuatro relaciones: la relación con el Estado, con la cultura, con la discordia dentro de la Iglesia y con
el dinero». El tema de esta sección será la componenda con la cultura. Esta componenda fue menos pronunciada en el siglo dieciocho que en el siglo diecinueve. Sólo después de la II Guerra Mundial surgió una incomodidad en gran escala en
este aspecto.

El movimiento misionero contribuyó de manera determinante a la abolición de la esclavitud; difundió mejores métodos de
agricultura; estableció y mantuvo un sinnúmero de escuelas; proveyó cuidados médicos a millones; elevó el status de la
mujer; creó vínculos entre personas provenientes de países distintos, que ninguna guerra podría romper; entrenó un segmento
significativo del liderazgo de las naciones independizadas recientemente (1968:71).

En primer lugar, el evangelio siempre llega a las personas con una vestimenta cultural. No existe tal cosa como un
evangelio «puro», aislado de la cultura. Era inevitable, por lo tanto, que los misioneros occidentales introdujeran en el África
y Asia no sólo a «Cristo» sino también una «civilización». Robert Speer lo expresó de manera sucinta en 1910:
No podemos ir al mundo no cristiano como si fuésemos diferentes de lo que somos, o con algo más de lo que tenemos.
Aun cuando nos hemos esforzado al máximo para desenredar la verdad universal de su molde occidental … sabemos que
no lo hemos logrado (citado en Hutchison 1987:121).
En segundo lugar, no tiene sentido negar que la cultura de los misioneros occidentales también ha contribuido de manera
positiva a otras sociedades.
En tercer lugar, siempre ha habido personas que se percataron, a veces algo vagamente, de que algo andaba mal e
hicieron todo lo posible para no imponer [página 369] esquemas occidentales sobre otros pueblos.


La misión y el «destino manifiesto»

El principio de la soberanía reside esencialmente en la Nación: ningún cuerpo de hombres y ningún individuo pueden ejercer
una autoridad que no emane expresamente de ella.

La misión y el colonialismo

Ya en el siglo diecisiete comenzó a percibirse un cambio. El ideal teocrático empezó a ceder espacio paulatina y, al
principio, inconscientemente. Cuando los daneses fundaron su primera colonia en Tranquebar, en la costa sudeste de la
India, sus consideraciones fueron ante todo mercantiles (Nørgaard 1988:11). Lo mismo sucedió en el caso de los holandeses
al fundar en el Cabo de Buena Esperanza en 1652, su «estación a mitad del camino» hacia el Lejano Oriente, a pesar
de aparentar lealtad a su obligación calvinista de evangelizar también este territorio. Las múltiples expediciones inglesas al
continente norteamericano, al Asia y a otras partes surgieron por intereses similares. El hecho que en la mayoría de estos
casos fueron las compañías mercantiles y no los gobiernos de los respectivos países europeos las que tomaron la iniciativa
en adquirir posesiones en el exterior revela una diferencia respecto de las anteriores expediciones portuguesas y espa203
ñolas. La diferencia entre las dos empresas se esclarece más a la luz del hecho de que, contrariamente a lo visto en las
colonias católicas, al principio por lo menos, las compañías holandesas, inglesas y danesas por lo general rehusaban
permitir la entrada de misioneros en los territorios bajo su jurisdicción, viendo en ellos una amenaza a sus intereses comerciales
(cf. Blanke 1966:109


Aun cuando los blancos subyugan y esclavizan a otros pueblos, todavía les están ofreciendo tanto en comparación que
aun la suerte más dura que los esclavos tienen que aguantar podría denominarse con frecuencia un acontecimiento afortunado
» (citado en Sundermeier 1962:111).

El Imperio colonial alemán estaba formado por África Alemana del Sudoeste (Namibia), Togo, Camerún, África Alemana
del Este, algunas islas en el Océano Pacífico y Kiao-Chao en la China (Gründer 1985:111–211). En cada una de estas
áreas las misiones alemanas, tanto católicas como protestantes, desempeñaron un papel prominente, muchas veces bajo
el lema: «¡Sólo misioneros alemanes para las colonias alemanas!»

El «destino manifiesto» y la dominación colonial
activaron el racismo latente en los [página 384] misioneros, produciendo una actitud escéptica respecto a las aptitudes de
los negros. A los misioneros que llegaron a Sudáfrica después de 1884 «se los había criado con una conciencia de la superioridad
de la raza blanca en general y del pueblo alemán en particular» (Hasselhorn 1988:139). Debido a que los negros
eran «los descendientes del maldito Cam» (Gn. 9:22–25), la igualdad con ellos sería inconcebible.7

La misión y el milenio

Hasta principios del siglo diecinueve había un espíritu de cooperación entre las denominaciones protestantes, sin una
línea divisoria entre premilenaristas y posmilenaristas. El énfasis recaía más bien en la responsabilidad de todos los creyentes
en el presente y en la acción unida. Después de 1830, sin embargo, se desvaneció el frente evangélico unido. Surgió
un espíritu de competencia feroz entre las varias denominaciones del protestantismo en los Estados Unidos. Durante
toda esta «nueva era de controversia» se enfatizaban más las diferencias que los puntos de unidad. En la medida en que
se hacía cada vez más imprescindible aclarar explícitamente en qué se creía, salieron a relucir las divergencias latentes
entre premilenaristas y posmilenaristas (en realidad, los términos no se acuñaron hasta la década de 1840).

muy típico de la teología de Moody: el pragmatismo. Con frecuencia
Moody probaba una determinada doctrina en términos de si era apropiada para la evangelización o no, juzgando sus propios
sermones para ver si «servían para convertir a los pecadores». Este autoexamen aseguraba un mensaje sencillo y
positivo. Las «tres erres» resumían adecuadamente sus doctrinas centrales: «la ruina por el pecado, la redención por Cristo
y la regeneración por el Espíritu Santo» (para la referencias, cf. Marsden 1980:35). Su pragmatismo lo hacía adverso a
cualquier controversia doctrinal. Como un ejemplo de ello sugirió, un poco antes de su muerte: «¿No podrían ellos [los
críticos] pactar un cese de fuego sin sacar a la luz, durante diez años, ningún punto de vista nuevo para que podamos
seguir adelante con la labor práctica del Reino?» (:33).

Dios me ha concedido un bote salvavidas y me ha dicho: ‘Moody, salva a todos los
que puedas’» (:38). La salvación significa salvarse del mundo. Esto constituye, sin duda, una desviación significativa respecto
a la tradición predominante en el movimiento evangélico estadounidense, que presentaba una perspectiva mucho
más positiva de la posibilidad de reformar la sociedad (cf. Marsden 1980:38).



Primero, el extravagante enfoque apocalíptico de algunos grupos premilenaristas tales como los shakers y los millerites
considerados como locos o payasos en círculos «respetables», hizo que cualquier expresión de visión apocalíptica
estuviera bajo sospecha.
Segundo, la Guerra Civil, contrariamente a lo esperado, fue seguida por un período de malestar. En las décadas antes
de la guerra los problemas eran bien claros; la mayoría de los cristianos en las iglesias establecidas (en gran parte evangélicos)
estaban de acuerdo en que la esclavitud era un flagelo y tenía que erradicarse. Muchos estaban convencidos de
que, una vez abolida la esclavitud, el orden del día sería la justicia y la equidad. La guerra resultó ser mucho más larga y
brutal que lo anticipado por cualquiera de los dos bandos. Y, más grave aún, el fin de la guerra no trajo consigo ninguna
utopía. El pueblo se dio cuenta de que los problemas sociales habían aumentado en vez de disminuir.

Tercero, estaban ocurriendo avances tecnológicos sin precedentes —¡del tipo predicho por Edwards y Hopkins un siglo
antes!—, que cautivaban la imaginación de los individuos. Aparecieron fábricas en toda la nación y decenas de miles
de inmigrantes de las áreas rurales y de Europa invadieron las ciudades para suplir la necesidad de mano de obra en las
fábricas.

En cuarto lugar, por primera vez las instituciones teológicas en los Estados Unidos se expusieron en
gran escala al método histórico-crítico en las ciencias bíblicas, predominante en círculos teológicos de Alemania desde
hacía por lo menos un siglo.

El voluntarismo
Uno de los fenómenos más marcados de la Ilustración fue el surgimiento de las sociedades misioneras: algunas denominacionales,
algunas interdenominacionales, algunas no denominacionales y otras antidenominacionales. Al principio
aparecieron en el escenario tímidamente, como pidiendo excusas por su existencia e inseguras en cuanto a su naturaleza
y futuro. Para finales del siglo dieciocho, sin embargo, la situación había cambiado drásticamente. Nuevas sociedades
misioneras irrumpieron en la escena en todos los países protestantes tradicionales: Gran Bretaña, Alemania, los Países
Bajos, Suiza y los países escandinavos y los Estados Unidos. En la década de 1880, con el advenimiento de la alta era
imperial, apareció una segunda ola de nuevas sociedades misioneras; una vez más estaba involucrada la totalidad del
mundo protestante, pero ahora claramente los Estados Unidos tomaban la delantera no sólo en el número de misioneros
enviados a otros países sino en el número de sociedades fundadas.

Durante el apogeo de las sociedades misioneras no denominacionales se entendía la misión predominantemente en
términos de conversio gentilium: la conversión de individuos. Era natural que, como parte de las reacción posterior del
denominacionalismo frente a las tendencias relativizantes de la Ilustración, la misión fuera definida una vez más como
plantatio ecclesiae, plantar iglesias, como había ocurrido bajo el paradigma medieval católico-romano. Las sociedades no
[página 409] denominacionales, muy influenciadas por el fenómeno de los avivamientos evangélicos, había estado predicando
«un evangelio sin iglesia» (C. C. Carpenter, citado en van den Berg 1956:159; cf. Scherer 1987:75); esto ya no se
consideraba adecuado y requería enmiendas. El remedio era plantar iglesias netamente confesionales en el «campo misionero
». El nuevo lema era establecer iglesias jóvenes con «autogobierno», «autosostén» y «autopropagación» (o «autoextendimiento
»). Las dos personalidades más destacadas en ese sentido fueron los secretarios generales de las dos
sociedades misioneras protestantes más grandes de la mitad del siglo diecinueve: Rufus Anderson, del AB, y Henry Venn,
de la CMS

Algunos de los elementos en la lista anterior, tanto positivos como negativos, se convirtieron en la herencia común del
movimiento misionero evangélico de la era moderna. Aún existe entre muchos cristianos una impaciencia con la maquinaria
burocrática de la Iglesia institucional, la cual tiende a inhibir iniciativas nuevas. Muchos jóvenes están saliendo de las
iglesias «establecidas» para ofrecer sus servicios a cualquiera de la increíble variedad de agencias misioneras evangélicas.
El mundo evangélico de hoy está lleno de evangelistas itinerantes, revistas, institutos bíblicos y asociaciones de iglesias.
Pero aquí también notamos la misma curiosa ambigüedad identificada anteriormente respecto al fenómeno del denominacionalismo.
Por un lado, los grupos evangélicos revelan una asombrosa tolerancia mutua y rechazan cualquier
rigidez doctrinal o inflexibilidad, optando por la aventura libre y creativa de servir a Dios juntos. Por otro lado, algunas veces
está a la orden del día una intolerancia igualmente asombrosa, juntamente con la exclusividad de un determinado
grupo, precisamente a raíz de sus doctrinas distintivas. El «principio del voluntariado» parece tener una predisposición
inherente tanto a la tolerancia de los demás como a la absolutización del propio punto de vista

Fervor misionero, optimismo y pragmatismo
223
A pesar de que los círculos misioneros de Occidente, en general, reaccionaron más bien negativamente al fenómeno
de la Ilustración, no hay duda de que dicho movimiento desató cantidades enormes de energía cristiana que en parte se
canalizó en esfuerzos misioneros en ultramar. Más que en cualquier época anterior, los cristianos de esta época creían
que el futuro del mundo y de la causa de Dios dependía de ellos.

El tema bíblico clave
Hemos indicado que en cada período, desde la Iglesia primitiva en adelante, ha habido la tendencia a tomar un versículo
en particular como el texto misionero. No necesariamente se lo citaba con frecuencia. Sin embargo, aunque apenas
se lo citara, de algún modo llegó a encarnar el paradigma misionero de su época.
Hemos sugerido también que Juan 3:16 puede ser considerado el versículo clave para dar expresión al concepto patrístico
de la misión. Durante el período católico- romano del medioevo, Lucas 14:23 desempeñó un papel similar. A su
vez, el texto misionero de la Reforma protestante fue Romanos 1:16s.

Motivaciones y modelos de la empresa misionera moderna: un perfil

La dicotomía entre sujeto y objeto significaba que, de hecho y de maneras muy opuestas, la Biblia y la fe cristiana como
tal se convirtieron en objetos. Los liberales se colocaban soberanamente por encima del texto bíblico, extrayendo de él
códigos éticos, en tanto que los fundamentalistas tendían a convertir la Biblia en un fetiche, aplicándola mecánicamente a
cualquier contexto, en particular respecto a la «Gran Comisión». Cada grupo a su manera celebraba el precepto de que
cada persona podía entender la Biblia sin la ayuda de otros. También los representantes de ambos grupos, debido a su
obstinada creencia en su propio «destino manifiesto», [página 422] muchas veces revelaban su tendencia a tratar a las
personas de otras culturas como objetos y no como hermanos y hermanas.

Pocos cristianos sinceros estarían preparados para abandonar totalmente la idea misionera y sus ideales como tales.
Creen que la fe cristiana es intrínsecamente misionera, pero puede que acepten una revisión de la teología y la práctica
misioneras, y un cambio del paradigma misionológico. En un artículo publicado por primera vez en 1959 Kraemer
(1970:73) sugirió la necesidad de una revisión de esta índole (cf. la introducción del presente libro). Unos pocos años después
Keith Bridston también reflexionó sobre el futuro y sus implicaciones para la naturaleza de la misión. Puede que la
segunda mitad del siglo veinte, según Bridston, «resulte tan radical en sus consecuencias para la perspectiva misionera de
230
la Iglesia cristiana como lo fue la revolución copernicana para la cosmología científica de su época» (1965:12s.). Se requirió
una transformación total, añadió, cuyas implicaciones apenas estamos empezando a percibir (:16). Las formas tradicionales
de la misión encarnaron una respuesta frente a un mundo que ya no existe y, aunque no tenemos porqué repudiar la
respuesta misionera tradicional como tal, el desafío es responder hoy de un modo bien distinto (:17). En última instancia, la
única solución efectiva para el general malestar misionero contemporáneo, a veces oculto a nuestros ojos por la luz de
nuestros aparentes «éxitos» misioneros, es «una transformación radical de la totalidad de la vida de la Iglesia» (:19).

FERNANDO RODRIGUEZ dijo...

CAPITULO 3
SALMOS, SABIDURIA, Y MISIÓN INTEGRAL

En nuestra lectura de los Salmos podemos utilizar el yo en una variedad de sentidos:
1.- el yo como yo mismo, mi situación
2.- El yo como Cristo.- me provee la oportunidad de entrar en la vindicación del hijo del hombre
3.- El yo como mi vecino.- me provee una oportunidad para intercesión
4.- El yo como mi enemigo.- podemos ver al mundo con los ojos de nuestros enemigos

ACCIONES DE GRACIAS
La celebración al salir de una situación difícil
SALMOS
SUPLICAS
Reflejan una situación real yo estoy en peligro y mis enemigos están exaltándose.
HIMNOS
SON UNA ALABANZA A NUESTRO DIOS
LITURGICOS
Israel tenía servicios como la coronación de un rey la vida de la comunidad, las cosechas y sus fiestas.
MEDITACION
Profundizar en la ley de Dios y su Justicia
PROVERVIOS
Salomón después de su entronización recibió esta oferta del Señor pídeme lo que quieras que yo te de. La sabiduría es un Don de Dios y Proverbios es una guía para vivir exitosamente.
Para la vida del pueblo de Dios la sabiduría era tan importante como la Ley y los profetas.
Los temas clave son:
La necesidad de sabiduría
Justicia y Juicio y Equidad
El temor de Jehová como principio y origen de la sabiduría.
Proverbios nos ofrece dos retratos del mundo, los mundos según su naturaleza y el mundo en contra de su naturaleza.

JOB
La historia de un hombre Justo y Rico que es tocado por Satanás y el sale victorioso y Bendecido en gran manera.
ECLESIASTES
Se piensa que fue escrito por Salomón y se le considera un libro raro toca temas como la Humildad, y que los placeres comió las relaciones intimas la satisfacción en el trabajo deben recibirse como regalos de la mano de Dios.
CANTARES
El Autor propone leer a Cantares como una relación de Dios como el Esposo y a la Iglesia como la amada, toca puntos sobre la sexualidad la relación hombre mujer, La humanidad y la creación y la Humanidad y Dios.
Coloca a Dios como el amante misericordioso nos muestra que Dios puede mirar al mundo, a Israel, a la Iglesia, a nosotros mismos y sorprenderse nuevamente con la Belleza de la Novia.
Capitulo 4
LOS PROFETAS Y LA MISION INTEGRAL
Los roles en el Liderazgo de la vida de Israel son:
Los sacerdotes y la realeza
Los sacerdotes tenían como funciones la de ser intermediarios entre Dios y el Pueblo de Israel, Guardianes del Santuario, como facilitadores de los sacrificios, como interpretes de los oráculos, y la mas importante la de Maestros. El tenia que enseñar la Torha.
Los reyes .- Como resultado de las vicisitudes de el pueblo de Israel al ver que otros pueblos tenían Reyes y dado la constante amenaza militar a que eran sometidos el pueblo solicito que tuvieran un Rey. Los cuales nunca cumplieron con las expectativas de Israel.

LOS PROFETAS COMO INSTITUCION EN ISRAEL
Joseh
Esta designación significa vidente
Navi
Percepción auditiva junto con la emisión por parte del profeta
Ish ha elohim
Hombre de Dios
El contenido del mensaje profético
El profeta tenía un compromiso de mantener al pueblo con nuestro Dios.
El principal problema que denuncian los profetas es la corr5upción

omar martinez dijo...

NUEVE
LA MISIÓN A PARTIR DE LA ILUSTRACIÓN

El perfil de la cosmovisión de la Ilustración
El catolicismo, en efecto, postergó su respuesta a la Ilustración hasta el Concilio Vaticano II. La cosmología medieval había sido estructurada más o menos según los siguientes lineamientos: Dios, La Iglesia, El rey y la nobleza, El pueblo, Los animales, las plantas y los objetos. Se suponía que esta estructura jamás debía ser modificada por nadie.

Dos acercamientos científicos caracterizaron la tradición de la Ilustración: el empirismo de Bacon y el racionalismo de Descartes. Ambos acercamientos operaban sobre la premisa de que la razón humana tenía cierto grado de autonomía.
En segundo lugar, la Ilustración operaba dentro de un esquema sujeto-objeto. Tercera característica de la Ilustración: la eliminación del concepto de propósito en
Las ciencias y la introducción.
Cuarto elemento de la Ilustración: su creencia en el progreso.
La quinta característica de la Ilustración— se argumentaba que el conocimiento
Científico es fáctico, sin valores y neutral.
En sexto lugar, en el paradigma de la Ilustración todos los problemas, en principio, podían resolverse.
Finalmente, la Ilustración consideró al ser humano como un individuo emancipado y autónomo. Un credo central de la Ilustración fue entonces la fe en la raza humana.

La Ilustración y la fe cristiana
La característica predominante de la era moderna es su antropocentrismo radical. Antes de la Ilustración, la vida en todos sus estratos y ramificaciones estaba permeada de religión. Podría ser de ayuda trazar su influencia sobre el cristianismo y la teología cristiana refiriéndonos a las siete características de la Ilustración enunciadas arriba:

Primero, la razón se convirtió en algo supremamente importante en la teología cristiana. La primera respuesta fue divorciar la religión de la razón, ubicarla al nivel del sentimiento y experiencia humanos.
Una segunda respuesta consistió en la privatización de la religión.
Una tercera respuesta fue la de declarar a la teología misma una ciencia, según el sentido de la Ilustración.
Una cuarta respuesta fue el esfuerzo de la religión por establecer su hegemonía creando una sociedad cristiana en la que el cristianismo sería la religión oficial.
Una última respuesta al desafío de supremacía de la razón fue abrazar a la sociedad secular.

En segundo lugar, la estricta separación que la Ilustración hizo entre sujeto y objeto en las ciencias naturales se aplicó también a la teología. La idea de la Ilustración de que todos los problemas en principio tienen solución ejerció un efecto igualmente importante sobre la teología y la Iglesia. El último precepto de la Ilustración que hemos identificado era que todos son individuos emancipados y autónomos.

La misión vista en el espejo de la Ilustración
Iglesia y Estado

El paradigma de la Ilustración, sin embargo, vio cada vez menos viable la alianza entre la Iglesia y el Estado: a largo plazo no hubo otra alternativa que declararla inaceptable.
Las fuerzas de renovación Este primer Avivamiento, sin embargo, no dio como resultado directo actividades misioneras, aunque sí puso el fundamento para las mismas.

El segundo Avivamiento
Las iglesias metodista, bautista y presbiteriana en Estados Unidos empezaron a experimentar un crecimiento marcado a partir de la Revolución (Chaney 1977:20–24).
Hacia 1797 el Avivamiento había llegado a su clímax en Estados Unidos.

El siglo diecinueve
El pensamiento de la Ilustración había acortado gradualmente, pero sin piedad, el amplio espectro de intereses que la Iglesia había tenido en la totalidad de la vida y en la sociedad anteriormente.

El siglo veinte
Para la primera década del siglo veinte se había completado la transición del posmilenarismo reformado al evangelio social.

Énfasis misioneros centrales en la época de la Ilustración
La gloria de Dios
En la secuela del gran Avivamiento el énfasis en la gloria de Dios se fusionó, entonces, con otros énfasis, en particular con el de la compasión.

¿El amor de Cristo nos constriñe?
El amor a Cristo y a la gente se manifestó muchas veces en un grado asombroso de compromiso y dedicación.

Evangelio y cultura
Las principales componendas de la misión cristiana a través de los siglos, afirma Eugene Smith, se dieron en el contexto de cuatro relaciones: la relación con el Estado, con la cultura, con la discordia dentro de la Iglesia y con el dinero. El tema de esta sección será la componenda con la cultura.
La Ilustración, sin embargo, juntamente con los avances científicos y tecnológicos que lo siguieron, colocó a Occidente en una posición de ventaja, sin paralelo alguno, sobre el resto del mundo. De repente, un puñado de naciones tuvo a su disposición unas herramientas y un banco de conocimientos demasiado superiores a los demás.
En círculos misioneros las presuposiciones no eran muy diferentes tampoco. La famosa Laymen’s Foreign Missions Enquiry, publicaba en 1932 bajo el título Rethinking Missions (Repensar las misiones), dudaba poco no sólo de que cada nación se encontraba en camino hacia una sola cultura y que tal cultura sería en esencia occidental, sino que se trataba de un acontecimiento loable. Como todo occidental en el Tercer Mundo, los misioneros debían ser propagandistas conscientes de esta cultura.
El evangelio había hecho grandes y fuertes a las naciones occidentales; haría lo mismo para las otras naciones. De esta manera, los pueblos culturalmente empobrecidos escalarían hasta ubicarse en un nivel más alto. En el período inmediatamente después de la II Guerra Mundial uno de los textos más populares era Juan 10:10.
El movimiento misionero contribuyó de manera determinante a la abolición de la esclavitud; difundió mejores métodos de agricultura; estableció y mantuvo un sinnúmero de escuelas; proveyó cuidados médicos a millones; elevó el status de la mujer; creó vínculos entre personas provenientes de países distintos, que ninguna guerra podría romper; entrenó un segmento significativo del liderazgo de las naciones independizadas recientemente.
El problema era que los defensores de la misión eran ciegos respecto a su propio etnocentrismo. Confundían sus ideales y valores de clase media con los principios del cristianismo.
En este proceso, la teología occidental se transmitió sin alteración alguna a las flamantes iglesias cristianas en otras partes del mundo, con ciertas concesiones, por supuesto. En las misiones católicas romanas, el término que se utilizaba a menudo para referirse a esto era acomodamiento, mientras que los protestantes preferían hablar de indigenización.
Las iglesias jóvenes, casi imperceptiblemente, habían bajado del nivel de iglesias con identidad propia a meros agentes de sus sociedades misioneras.
La segunda dificultad radicaba en el hecho de que las iglesias en el «campo de misión» se estructuraban del mismo modo que las iglesias en el país de origen del misionero, donde regía un sistema socioeconómico completamente diferente.
Con la influencia de la Ilustración, la cultura llegó a predominar y la religión fue considerada una de sus expresiones.
Civilizar era un sine qua non para lograr resultados espirituales. Las fuerzas de la civilización, de hecho, no están ellas mismas evangelizando el mundo pero abren el camino para los que sí lo hacen. La evangelización presuponía un cierto grado de cultivo de la mente y los buenos modales. Sin esto, prácticamente no hay punto de contacto para el evangelio.
En primer lugar, el evangelio siempre llega a las personas con una vestimenta cultural. No existe tal cosa como un evangelio puro, aislado de la cultura.
En segundo lugar, no tiene sentido negar que la cultura de los misioneros occidentales también ha contribuido de manera positiva a otras sociedades.
En tercer lugar, siempre ha habido personas que se percataron, a veces algo vagamente, de que algo andaba mal e hicieron todo lo posible para no imponer esquemas occidentales sobre otros pueblos.
Los defensores de la misión generalmente desconocían las fallas paganas de su propia cultura. Adolecían también de una capacidad de autocrítica.

La misión y el destino manifiesto
La empresa misionera occidental del período bajo discusión procedía de la convicción de que Dios, en su divina providencia, había escogido a las naciones de Occidente, por sus cualidades singulares, como las abanderadas de su causa hasta los extremos de la tierra.
Con el transcurso del tiempo esta idea se fusionó con el concepto veterotestamentario del pueblo elegido. El resultado fue que, en algún momento de la historia reciente, virtualmente cada nación de raza blanca llegó a considerarse como elegida para un destino especial, con un carisma singular.
La frase clave, repetida un sinfín de veces, era divina providencia, la cual ordenó que entre todos los pueblos se eligiera a los puritanos ingleses para enviarlos a cultivar un jardín en el desierto.
Únicamente en los últimos años de la década de 1870 y especialmente luego de 1885 las iglesias protestantes adoptarían la idea de las misiones como parte integral de su agenda.
La misión y el colonialismo
A partir del siglo dieciséis, al hablar de misión se hablaba también de colonialismo. Las misiones modernas nacieron en el contexto del colonialismo moderno del mundo occidental.
Desde el siglo quince hasta el diecisiete tanto los católico-romanos como los protestantes, aunque de maneras distintas, admitían el ideal teocrático de la unidad entre la Iglesia y el Estado. Quisiéramos o no, los misioneros se convirtieron en los pioneros de la expansión imperialista de los poderes occidentales.
En casi todas las instancias en que los misioneros abogaban por la causa de la expansión colonial, creían sinceramente que el régimen gubernamental de su propio país resultaría más beneficioso que la alternativa, a saber, mantener el statu quo o caer bajo otra forma de poder europeo.
En 1813 el Parlamento inglés abrió la puerta para la introducción del conocimiento útil y el mejoramiento religioso y moral en la India (más tarde hizo lo mismo para otras de sus colonias). El nacionalismo alemán tuvo su fundamento en el concepto de Volk de J. G. Herder, para luego ser fecundado por dos movimientos en particular: la Ilustración y el prusianismo.
A todo el período de las misiones protestantes provenientes de Alemania hasta un poco antes de la década de 1880 se podría denominarlo, en cuanto al tema de misión y colonialismo, un período de inocencia. La misión, impregnada de la tradición pietista, era el pasatiempo de una generación de personas sencillas y no muy rebuscadas, en la periferia de las iglesias establecidas.
Las misiones alemanas, tanto católicas como protestantes, desempeñaron un papel prominente, muchas veces bajo el lema: ¡Sólo misioneros alemanes para las colonias alemanas! El destino manifiesto y la dominación colonial activaron el racismo latente en los misioneros, produciendo una actitud escéptica respecto a las aptitudes de los negros. Debido a que los negros eran los descendientes del maldito Cam (Gn. 9:22–25), la igualdad con ellos sería inconcebible.
Individuos como estos y las agencias a las cuales servían eran muchas veces los únicos en intervenir a favor del pueblo indígena en una determinada situación colonial. Los misioneros lograron esto de diversas maneras. Se hacían amigos de los nacionales, los visitaban en sus hogares. Quisiéranlo o no, las misiones se convirtieron en portadores y defensores del imperialismo occidental; los lebreles del imperialismo» proseguían o respondían tal y como le agradaba al César. Esta relación misión-colonialismo es apenas una parte integral del proyecto mucho más amplio y serio del avance de la civilización tecnológica de Occidente. Con la Ilustración, irrumpió un elemento nuevo y determinante a nivel de las relaciones interpersonales.
La misión y el milenio
Durante los últimos tres siglos, y quizás más, las misiones protestantes siempre han revelado fuertes elementos milenaristas. El lenguaje de Apocalipsis 20, simultáneamente canónico y oscuro, permite una gran variedad de interpretaciones. El movimiento premilenarista surgió de raíces complejas y enredadas en las tradiciones del siglo diecinueve en cuanto a avivamientos, evangelicalismo. Dio a luz una variedad de subgéneros: adventismo, movimiento de santidad, pentecostalismo, fundamentalismo y evangelicalismo conservador. Los premilenaristas tendían a demostrar una perspectiva aún más lúgubre de los inconversos que la que predominaba entre sus predecesores.
Posmilenarismo y amilenarismo.
A mediados del siglo diecinueve, sólo es posible encontrar una posición premilenarista a ultranza entre grupos estadounidenses marginados tanto religiosa como socialmente.
Muchos líderes cristianos, en particular los posmilenaristas, también esbozaron lo que podría llamarse una ortodoxia progresista.
Las debilidades del premilenarismo, posmilenarismo y el amilenarismo. Inexorablemente, o así parece, la tendencia en aquellos círculos que han apoyado tradicionalmente el proyecto misionero en el extranjero era la de apartarse del movimiento evangélico y acercarse a un liberalismo más secular y más enfocado en este mundo.
El voluntarismo
Uno de los fenómenos más marcados de la Ilustración fue el surgimiento de las sociedades misioneras: algunas denominacionales, algunas interdenominacionales, algunas no denominacionales y otras antidenominacionales. Se reavivó el principio de la Reforma en cuanto al derecho de juicio privado en la interpretación de la Escritura. La ideología que estaba detrás de ellas fue la del igualitarismo social y político de las democracias emergentes.
Las debilidades del movimiento de misiones de fe son obvias: una noción romántica de la libertad del individuo de escoger por sí mismo, una preocupación casi compulsiva por salvar almas antes del día del juicio, un conocimiento limitado de las culturas y religiones de los pueblos a los cuales eran enviados los misioneros, prácticamente ningún interés en la dimensión social del evangelio cristiano, una dependencia casi exclusiva de la personalidad carismática del fundador, una apreciación muy baja por la Iglesia, etc. El mundo evangélico de hoy está lleno de evangelistas itinerantes, revistas, institutos bíblicos y asociaciones de iglesias.
Fervor misionero, optimismo y pragmatismo
A pesar de que los círculos misioneros de Occidente, en general, reaccionaron más bien negativamente al fenómeno de la Ilustración, no hay duda de que dicho movimiento desató cantidades enormes de energía cristiana que en parte se canalizó en esfuerzos misioneros en ultramar.
La mano de Dios, al abrir puerta tras puerta entre las naciones humanas, al descubrir los secretos de la naturaleza y al traer a la luz invento tras invento, invita a la Iglesia de nuestro tiempo a logros cada vez más grandes. Los ecuménicos y los evangélicos, nutriéndose respectivamente de las ideas del capitalismo progresista y del socialismo igualitario, estaban convencidos por igual de poder recrear el mundo a su respectiva imagen y semejanza.
El tema bíblico clave
Primero, la visión de Pablo del hombre de Macedonia rogándole: Pasa a Macedonia y ayúdanos (Hch. 16:9) predominó en el período cuando los cristianos occidentales consideraban que los pueblos de otras razas y religiones vivían en tinieblas y profunda angustia, implorando a los de Occidente que les brindaran ayuda. Segundo, los premilenaristas eran, y aún lo son, aficionados a Mateo 24:14, porque abarca claramente su comprensión de la misión. Tercero, en aquellos círculos que deben su existencia al legado del evangelio social, uno de los textos misioneros más populares era las palabras de Jesús en Juan 10:10.
El espíritu del racionalismo, secularismo, humanismo y relativismo invadió a la Iglesia de manera creciente y empezaron a socavar sutilmente la misma idea de predicar un mensaje de salvación eterna a personas que de otra manera serían condenadas.

Motivaciones y modelos de la empresa misionera moderna: un perfil
Dado que todo ser humano es una criatura de razón, una antropología muy optimista reemplazó a la perspectiva sombría de la humanidad, la perspectiva que había predominado en la era del catolicismo medieval y de la Reforma protestante. La eliminación de propósito significó que mientras se lograba crear las condiciones correctas, el éxito de la empresa misionera estaba garantizado. La creencia fundamental de la Ilustración en la victoria segura del progreso era reconocida quizás más explícitamente en la empresa misionera cristiana que cualquier otro elemento de la época.
Si los primeros misioneros no hubieran sido gigantes espirituales no habrían podido correr los riesgos que corrieron, pero eran hombres santos, con una valentía inmensa y una personalidad de igual dimensión.

Hno. César Ramos dijo...

Seminario Teológico Bautista Mexicano. Campus “Horeb”
Materia: Naturaleza y misión de la iglesia II
Profesor: Pastor Rafael Pola Baca
Alumno: Hno. César Roberto Ramos Gutiérrez

Reporte de lectura
Libro: “Misión en transformación”
Autor: David J. Bosch
Editorial: Libros de desafío

Resumen del Capítulo 09 Completo. “La misión a partir de la ilustración”

El perfil de la cosmovisión de la Ilustración

El catolicismo, en efecto, postergó su respuesta a la Ilustración hasta el Concilio Vaticano II. La cosmología medieval había sido estructurada más o menos según los siguientes lineamientos: Dios, La Iglesia, El rey y la nobleza, El pueblo, Los animales, las plantas y los objetos. Se suponía que esta estructura jamás debía ser modificada por nadie.
Dos acercamientos científicos caracterizaron la tradición de la Ilustración: el empirismo de Bacon y el racionalismo de Descartes. Ambos acercamientos operaban sobre la premisa de que la razón humana tenía cierto grado de autonomía. En segundo lugar, la Ilustración operaba dentro de un esquema sujeto-objeto. Tercera característica de la Ilustración: la eliminación del concepto de propósito en Las ciencias y la introducción. Cuarto elemento de la Ilustración: su creencia en el progreso. La quinta característica de la Ilustración— se argumentaba que el conocimiento Científico es fáctico, sin valores y neutral. En sexto lugar, en el paradigma de la Ilustración todos los problemas, en principio, podían resolverse. Finalmente, la Ilustración consideró al ser humano como un individuo emancipado y autónomo. Un credo central de la Ilustración fue entonces la fe en la raza humana.

La Ilustración y la fe cristiana

Primero, la razón se convirtió en algo supremamente importante en la teología cristiana. La primera respuesta fue divorciar la religión de la razón, ubicarla al nivel del sentimiento y experiencia humanos. Una segunda respuesta consistió en la privatización de la religión. Una tercera respuesta fue la de declarar a la teología misma una ciencia, según el sentido de la Ilustración. Una cuarta respuesta fue el esfuerzo de la religión por establecer su hegemonía creando una sociedad cristiana en la que el cristianismo sería la religión oficial. Una última respuesta al desafío de supremacía de la razón fue abrazar a la sociedad secular.
En segundo lugar, la estricta separación que la Ilustración hizo entre sujeto y objeto en las ciencias naturales se aplicó también a la teología. La idea de la Ilustración de que todos los problemas en principio tienen solución ejerció un efecto igualmente importante sobre la teología y la Iglesia.

La misión vista en el espejo de la Ilustración

Iglesia y Estado. El paradigma de la Ilustración, sin embargo, vio cada vez menos viable la alianza entre la Iglesia y el Estado: a largo plazo no hubo otra alternativa que declararla inaceptable.
El segundo Avivamiento. Las iglesias metodista, bautista y presbiteriana en Estados Unidos empezaron a experimentar un crecimiento marcado a partir de la Revolución hacia 1797 el Avivamiento había llegado a su clímax en Estados Unidos.
El siglo diecinueve. El pensamiento de la Ilustración había acortado gradualmente, pero sin piedad, el amplio espectro de intereses que la Iglesia había tenido en la totalidad de la vida.
El siglo veinte. Para la primera década del siglo veinte se había completado la transición del posmilenarismo reformado al evangelio social.

Énfasis misioneros centrales en la época de la Ilustración

La gloria de Dios. En la secuela del gran Avivamiento el énfasis en la gloria de Dios se fusionó.
¿El amor de Cristo nos constriñe? El amor a Cristo y a la gente se manifestó muchas veces en un grado asombroso de compromiso y dedicación.
Evangelio y cultura. Las principales componendas de la misión cristiana a través de los siglos, afirma Eugene Smith, se dieron en el contexto de cuatro relaciones: la relación con el Estado, con la cultura, con la discordia dentro de la Iglesia y con el dinero. El tema de esta sección será la componenda con la cultura. La Ilustración, sin embargo, juntamente con los avances científicos y tecnológicos que lo siguieron, colocó a Occidente en una posición de ventaja, sin paralelo alguno, sobre el resto del mundo. De repente, un puñado de naciones tuvo a su disposición unas herramientas y un banco de conocimientos demasiado superiores a los demás.
El evangelio había hecho grandes y fuertes a las naciones occidentales; haría lo mismo para las otras naciones. De esta manera, los pueblos culturalmente empobrecidos escalarían hasta ubicarse en un nivel más alto. En el período inmediatamente después de la II Guerra Mundial uno de los textos más populares era Juan 10:10.
El problema era que los defensores de la misión eran ciegos respecto a su propio etnocentrismo. Confundían sus ideales y valores de clase media con los principios del cristianismo.
Las iglesias jóvenes, casi imperceptiblemente, habían bajado del nivel de iglesias con identidad propia a meros agentes de sus sociedades misioneras.
La segunda dificultad radicaba en el hecho de que las iglesias en el «campo de misión» se estructuraban del mismo modo que las iglesias en el país de origen del misionero, donde regía un sistema socioeconómico completamente diferente.
Con la influencia de la Ilustración, la cultura llegó a predominar y la religión fue considerada una de sus expresiones.
En primer lugar, el evangelio siempre llega a las personas con una vestimenta cultural. No existe tal cosa como un evangelio puro, aislado de la cultura. En segundo lugar, no tiene sentido negar que la cultura de los misioneros occidentales también ha contribuido de manera positiva a otras sociedades. En tercer lugar, siempre ha habido personas que se percataron, a veces algo vagamente, de que algo andaba mal e hicieron todo lo posible para no imponer esquemas occidentales sobre otros pueblos. Los defensores de la misión generalmente desconocían las fallas paganas de su propia cultura. Adolecían también de una capacidad de autocrítica.
La misión y el destino manifiesto. La empresa misionera occidental del período bajo discusión procedía de la convicción de que Dios, en su divina providencia, había escogido a las naciones de Occidente, por sus cualidades singulares, como las abanderadas de su causa hasta los extremos de la tierra.
La misión y el colonialismo. A partir del siglo dieciséis, al hablar de misión se hablaba también de colonialismo. Las misiones modernas nacieron en el contexto del colonialismo moderno del mundo occidental.
Desde el siglo quince hasta el diecisiete tanto los católico-romanos como los protestantes, aunque de maneras distintas, admitían el ideal teocrático de la unidad entre la Iglesia y el Estado. Quisiéramos o no, los misioneros se convirtieron en los pioneros de la expansión imperialista de los poderes occidentales.
En casi todas las instancias en que los misioneros abogaban por la causa de la expansión colonial, creían sinceramente que el régimen gubernamental de su propio país resultaría más beneficioso que la alternativa, a saber, mantener el statu quo o caer bajo otra forma de poder europeo.
En 1813 el Parlamento inglés abrió la puerta para la introducción del conocimiento útil y el mejoramiento religioso y moral en la India. El nacionalismo alemán tuvo su fundamento en el concepto de Volk de J. G. Herder, para luego ser fecundado por dos movimientos en particular: la Ilustración y el prusianismo.
La misión y el milenio. El movimiento premilenarista surgió de raíces complejas y enredadas en las tradiciones del siglo diecinueve en cuanto a avivamientos, evangelicalismo. Dio a luz una variedad de subgéneros: adventismo, movimiento de santidad, pentecostalismo, fundamentalismo y evangelicalismo conservador. Los premilenaristas tendían a demostrar una perspectiva aún más lúgubre de los inconversos que la que predominaba entre sus predecesores.
Posmilenarismo y amilenarismo. A mediados del siglo diecinueve, sólo es posible encontrar una posición premilenarista a ultranza entre grupos estadounidenses marginados tanto religiosa como socialmente.
Muchos líderes cristianos, en particular los posmilenaristas, también esbozaron lo que podría llamarse una ortodoxia progresista.
El voluntarismo. Uno de los fenómenos más marcados de la Ilustración fue el surgimiento de las sociedades misioneras: algunas denominacionales, algunas interdenominacionales, algunas no denominacionales y otras antidenominacionales. Se reavivó el principio de la Reforma en cuanto al derecho de juicio privado en la interpretación de la Escritura. La ideología que estaba detrás de ellas fue la del igualitarismo social y político de las democracias emergentes.
Fervor misionero, optimismo y pragmatismo. A pesar de que los círculos misioneros de Occidente, en general, reaccionaron más bien negativamente al fenómeno de la Ilustración, no hay duda de que dicho movimiento desató cantidades enormes de energía cristiana que en parte se canalizó en esfuerzos misioneros en ultramar.
El tema bíblico clave. Primero, la visión de Pablo del hombre de Macedonia rogándole: Pasa a Macedonia y ayúdanos (Hch. 16:9) predominó en el período cuando los cristianos occidentales consideraban que los pueblos de otras razas y religiones vivían en tinieblas y profunda angustia, implorando a los de Occidente que les brindaran ayuda. Segundo, los premilenaristas eran, y aún lo son, aficionados a Mateo 24:14, porque abarca claramente su comprensión de la misión. Tercero, en aquellos círculos que deben su existencia al legado del evangelio social, uno de los textos misioneros más populares era las palabras de Jesús en Juan 10:10. El espíritu del racionalismo, secularismo, humanismo y relativismo invadió a la Iglesia de manera creciente y empezaron a socavar sutilmente la misma idea de predicar un mensaje de salvación eterna a personas que de otra manera serían condenadas.

Motivaciones y modelos de la empresa misionera moderna: un perfil

Dado que todo ser humano es una criatura de razón, una antropología muy optimista reemplazó a la perspectiva sombría de la humanidad, la perspectiva que había predominado en la era del catolicismo medieval y de la Reforma protestante. La eliminación de propósito significó que mientras se lograba crear las condiciones correctas, el éxito de la empresa misionera estaba garantizado. La creencia fundamental de la Ilustración en la victoria segura del progreso era reconocida quizás más explícitamente en la empresa misionera cristiana que cualquier otro elemento de la época.
Si los primeros misioneros no hubieran sido gigantes espirituales no habrían podido correr los riesgos que corrieron, pero eran hombres santos, con una valentía inmensa y una personalidad de igual dimensión.

THE END